Partida Rol por web

El muchacho llevaba consigo cuatro tazas de café, tres en una mano, y una en la otra, de la cual dio un sorbo al verla mientras dejaba las otras tres encima de la mesa. Al parecer el muchacho no le importaba manchar o dañar alguno de esos documentos. Eso era lo de menos en estos momentos.

-¿Quieres café?. -Preguntó sin demasiados miramientos- Te ofrezco café a cambio de que me digas quién eres y qué estas haciendo aquí. O mejor aún, qué es ese oso. Que parecía que lo conocías.

Ah, pues sí que me vendría bien un café, sí... pero por desgracia estaba demasiado paranoica como para poder aceptar bebidas de desconocidos aficionados a drogarse en medio de la enfermería como excusa para poder espiar nuestra conversación. Aquí todo el mundo pedía información a cambio de nada. O quizá debía de ser que estaba yo completamente oxidada con eso de socializar. Una de las ventajas de estar muerta mientras que en la isla todo el mundo se conocía es que para cuando revives todo el mundo ha pasado esa fase de 'socializar, conocerse' y te es más fácil pasar del tema. Así es más fácil no ser un pez que muere por la boca. En fin, en ocasiones como esta sí que me gustaría tener a Akira Kimura a mi lado como portavoz, pero estaba clarísimo que hasta ella también se había cansado de mí, y no la culpaba. En fin, aunque no fuera a bebérmelo, no fuera a ser que tuviera somníferos con los que matarme, mejor aceptar ese café y dar algo de información a estos parásitos, a ver si ayudan en algo. Particularmente en que venía de visita me recordaba a Akemi Eiji aunque tuviera dos manos y fuera más bajo, lo que hacía este proceso de socialización aún más jodidamente difícil.

"Gracias." me acerqué una de las tazas de café. "Me llamo Tsumiko Komachi. ¿Y tú? Estoy buscando información sobre Akemi Eiji, sobre el edificio de la Hope's Peak Academy en el que estamos, sobre los rechazados de la Hope's y sobre el borrado de memoria." y también sobre la virtualización y los mundos virtuales, aunque eso último no se lo dije. "Este no es mi primer rodeo, y hay cosas que todavía no pude averiguar allá donde vengo. Sí, lo conozco. Es una especie de robot. Se llama Monokuma. Su objetivo es tentarnos a que nos matemos los unos a los otros, en un juego macabro grabado por todas esas cámaras." señalé a la de esta habitación. "Un espectáculo de mal gusto en el que poco a poco van volviéndonos a todos locos encerrados aquí, intentando que nos matemos bajo la promesa de poder salir... o bueno, en este caso, un estúpido coche al parecer. Que no sé dónde va a caber en los pasillos de la Academia, sinceramente."

El muchacho asintió con la cabeza mientras buscaba un sitio donde sentarse, tras dar un sorbo de su café, este decidió continuar con la charla a fin de cuentas, de todos los presentes, Tsumiko Komachi parecía ser la más interesante de todas, y no por el hecho de usar una escoba como muletas.

-Así que es eso... -Comentó mientras daba otro sorbo más- Yo me llamo Yoru Nori y soy el Ultimate Poker Player. Y sinceramente, aunque tengo en mi cabeza muchas estrategias de este juego, en lo demás soy más bien normalillo... Pero hay algo en lo que resalto, y eso es en reconocer a las personas y tu, eres una muy buena mano si quiero salir de aquí. Así que lo que necesites, te ayudaré si tu me ayudas a mi.

Tras dar otro sorbo de café, decidí continuar hablando, a fin de cuentas quizás mi investigación pudiera ayudar a revelar algo que hasta ese momento permaneciera oculto.

-Aún no conozco del todo bien a los otros dos que estaban en la enfermería. Pero sobre los otros dos que sí vi, no sé... ninguno me da buena espina. -Tras esto señalé su café- ¿No bebes?. Se te va a enfriar, si no bebes porque desconfías de mi, puedes tomar otra taza. Yo me voy a ir en breves para darle las otras dos tazas a esos dos que salieron corriendo de la cafetería.

Algo curioso. ¿Sabéis cómo se sentía? Como estar de vuelta en la Academia, de verdad y no virtualmente. Creo que empezaba a entender el modus operandi de estas gentes... porque era el que yo misma tuve allá en la Academia. Esta gente eran Ultimates auténticos (no rechazados), élite, y se comportaban como tal. Lo cual era bueno... pero también malo. Sus egos desmesurados les impedirían colaborar. Así que que el Ultimate Poker Player estuviera tratando de asociarse con nosotras era un logro que en realidad sí, había que reconocerle. Algo de lo que podría aprender O'Hara. Ahora sólo faltaba, eso si, que fuera verdad que quería sobrevivir y colaborar y no una estratagema para matarnos a todos y salirse de rositas.

Sonreí cuando se dio cuenta que no bebía. "Ah, pillada in fraganti, sí. Llévate la taza de vuelta si la necesitas. Con el gesto de buena voluntad me vale. Escúchame..." di un suspiro, no se me daba bien esto de socializar, pero quería dejarle claro que sí, que le ayudaría. "...Puede que parezca y sea más bien una cascarrabias, y que no sea tan afable y amigable como mi compañera Akira Kimura. Y que no sea buena socializando. Pero eso no significa que no la apoye, que no esté en el mismo bando. Estamos aquí para ayudar. Igual que ella, yo lo que quiero es que colaboremos juntos para escapar. Igual que ella, yo no quiero mataros, y ciertamente no quiero caer en la trampa de Monokuma. A no ser que seas Akemi Eiji, el tipo que me apuñaló." le guiñé un ojo.

El muchacho miró a Tsumiko Komachi y echó un largo suspiro, a fin de cuentas, que esta decidiera no confiar en el era lo evidente y aquella confirmación por parte de la muchacha no mejoraba la situación, aunque por fortuna tampoco la empeoraba, por lo que este acercó todas las tazas a la muchacha.

-Una cosa que aprendí es que no se puede sobrevivir sin descansar o sin drogarse. Luego terminas debilitada o durmiendo mientras el evento principal ocurre. -Comentó dándose la vuelta, dando la espalda a Tsumiko Komachi y a aquellas tres tazas virtualmente idénticas- Barájalas, yo beberé dos y tu la que escojas. Así no crees que está envenenada o algo así...

Pero ¿por qué tanta insistencia con las malditas tazas? ¿Qué más daba que bebiera o no bebiera si le había dicho ya que estaba de buenas? ¿Es que no había escuchado nada en absoluto de lo que le había dicho? ¿Es que acaso nada de lo que dijera iba a entrarle en esa cabeza dura que tenía hasta que bebiera su maldito café? Malditos fueran los rituales de la socialización y todas las tonterías de las interacciones humanas. Di un fuerte suspiro.

"Mira... no sé por qué es tan importante para ti que beba o no beba..." bordeé la mesa mientras negaba con la cabeza. Me había acercado tres tazas, y la cuarta (la suya, de la que sí que había bebido) todavía estaba sobre la mesa. Cogí esa misma y dejé en su lugar una de las otras tres. "Hala, ya está. Me quedo esta. Me beberé esta. ¿Tengo también que beberla delante de ti o qué?" le di un sorbo. "Ya está. Envenenada. ¿Feliz?"

El muchacho se giró para tomar su taza y dar un fuerte sorbo a ella, mostrando una sonrisa de satisfacción cuando vio a Tsumiko Komachi haber bebido de aquella taza. Realmente esta había caído en su trampa, o al menos eso era algo que parecía querer indicar con su media sonrisa.

-¡Has picado!. -Exclamó dando otro sorbo- En verdad envenené todas las tazas. -Entonces miró a la taza que había estado bebiendo... durante unos buenos segundos- Incluso la mía... -Para luego mirar a Tsumiko Komachi, dejando la taza sobre la mesa- Oh... mierda....

Tras esto, calló al suelo desplomado.

Y acto seguido se levantó. Esto no iba a ser una "La Princesa Prometida", sino un pequeño gag de comedia, por lo que de momento no parecía que hubiera nada que temer, aunque era más que probable que alguien intentara envenenar a la muchacha tarde o temprano.

-¡Es broma!. -Dijo echándole la lengua y guiñándole un ojo- Sí que eres desconfiada, eso me gusta. Así que estáis buscando a Akemi Eiji... ¿Y como es él?. ¿Apuesto?. ¿Inteligente?. Al menos sé que tiene cuchillos, si te apuñaló por ahí... Hablame más sobre él. Quizás lo podamos localizar entre los dos.

Pero... ¿¡qué!?... ....¿En serio?... "¿Así que por eso insistías tanto? ¿Para poder gastarme la broma y romper el hielo? ...Idiota..." negué con la cabeza pero no oculté mi sonrisa, porque sí, vale, lo admito: me hizo gracia. "Sí, es taimadamente inteligente. Akemi Eiji, Ultimate Puppeteer, con la capacidad de manejar los hilos de una persona como marionetas. Su pelo es largo, color naranja. Se pinta un poco la cara, más o menos del mismo estilo que tú. Pero a él le falta una mano. Le encanta que los focos estén sobre él, como una diva que todos deben adorar y obedecer. Y es uno de los principales responsables de este juego de asesinato mutuo. Planeaba asesinatos y manipulaba a otros para que los hicieran por él sin saberlo, para luego resolver el caso y quedar como el héroe que salvó al resto."

"El problema es que un manco no pasa precisamente desapercibido ¿sabes? A pesar de eso, Monokuma dijo que ya estábamos todos, y esquivó las preguntas de Akemi Eiji. Casi pareciera que la advertencia de 'por la boca muere el pez' fuera más hacia Monokuma que a mí..."

El joven levantó una mano... y luego levantó la otra... Tras hacer esto este se giró y echó los brazos hacia atrás en dirección a donde Tsumiko Komachi se encontraba. Este acto podría ser extraño pero claramente tenía un objetivo en mente bastante claro, uno en el que, el joven iba a demostrar su perspicacia.

-Tal y como puedes ver, tengo dos manos. -Explicó sin mayores miramientos- Así no puedo ver lo que haces, así que toca mis manos y yo avisaré cuando sienta que me tocas y qué mano me tocas. Así sabrás que no soy Akemi Eiji con una mano falsa.

Arqueé una ceja después de darle otro sorbo al café. "...¿Otra vez? Espero que no hayas venido aquí solo para hacerme perder el tiempo con tus juegos. En fin..." suspiré. "Vale, pero que sea el último." Palpé la taza de café que tenía en la mano para ver si estaba demasiado caliente o a una temperatura que se pudiera agarrar con la mano. Al ver que era lo último, presioné la pared de la taza contra una de las manos, y la otra la presioné con el bastón. Me sentía un poco ridícula siguiéndole el rollo pero bueno, era la última vez. Eso sí, antes me fijé por si tenía algún espejo que le ayudara a ver. "¿Qué mano está tocando la taza y qué mano el palo de la escoba?"

De todas formas esta era una prueba muy tonta. Estabamos en un mundo virtual. Seguro que si Akemi Eiji quería podia generarse una mano nueva, otra voz, otro cuerpo y espero que, eso no, otro talento también.

Al parecer por mucho que lo intentara, Tsumiko Komachi no parecía dar su brazo a torcer y confiar en el joven Yoru Nori, pese a ello, este siguió intentándolo una vez más. Advirtiendo que este no tenía ningún modo posible de ver o hacer trampas de ningún modo a la hora de este juego.

-Esta ha tocado la taza. - Alejando la mano de la taza, levantaría la mano, indicando sin mirar, para luego hacer lo mismo con la mano del bastón- Y esta ha tocado el bastón improvisado.

Tras esto, el muchacho se giró hacia aquella joven.

-Pues creo que esto es suficiente para demostrarlo. Aunque si tienes alguna otra idea, soy todo oídos.

"No por favor, no más juegos." levanté y agité los brazos en gesto de negación. "Estoy investigando ¿recuerdas?" le di un par de toques a los libros sobre la mesa. Bebí un poco más de café, lo que me recordó las otras tazas. "...Además ¿tú no tenías que llevarle esos otros café a los demás? Se te habrán enfriado ya." me preguntaba si realmente le iba a llevar más a la gente o si simplemente era para hacer el juego de los cambiazos.

El muchacho no parecía tener demasiadas ganas de marcharse de los Archivos Clasificados de la Biblioteca. Por lo que, se quedó un rato más, tratando de tantear el terreno, o lo que en esta situación parecía ser lo más evidente, molestar levemente a Tsumiko Komachi.

-No sé que decirte... -Comentó en voz alta llevando ambas manos a su nuca- ¿Cómo puedo saber que cuando me vaya de repente no seas brutalmente asesinada por alguien?. El tipo rosa, la tipa rosa, el tipo alto... o la que queda.

¡Aaah! ¡Ahora quería protección! O una coartada por si pasaba lo peor. Bueno, eso sí que podía darle, aún a pesar de tener que andar por ahí con un bastón escoba, seguía teniendo mi katana. O a lo mejor me había plantado somníferos en el café a los que él era inmune por estar continuamente drogado, y quería robarme la katana para ir a matar a alguien y echarme el muerto. En aras de la filosofía de Akira Kimura de esperar lo mejor de las personas en vez de lo peor, elegí pensar que era lo primero (protección) más que lo demás.

"Entonces quédate aquí si quieres." me encogí de hombros. "De hecho, ¿por qué no me hablas de esos tipos? Cuéntame lo que sepas de tus demás compañeros. Nombres, talentos, personalidad..."

En esta ocasión el "quid pro quo" no se pudo llegar a realizar, puesto que pese a que lo que Tsumiko Komachi deseaba obtener, esto era algo que Yoru Nori no podía dar, no porque este no quisiera, probablemente, sino porque este no podía darle, principalmente porque no sabía.

-Ni idea. -Comentó encogiéndose de hombros- A los primeros que vi fueron al grande, a la otra chica y a ti, en la enfermería. Y luego de eso fui directamente a la Cafetería como dijo el oso donde estaban los otros dos. Sé menos que tu sobre el resto. Pero apuesto que ese tal Akemi es el tipo de pelo rosa o el alto.

"Sí, podría ser cualquiera de esos... yo apostaría por esos dos también..." o por él mismo delante mio. Me llevé la mano a la barbilla pensativa, nada sorprendida ya de que, una vez más, estos Ultimates vinieran prácticamente exigiendo la información y luego no dando nada. "Ayúdame entonces a buscar en los archivos, ¿quieres?" ya le había dicho lo que andaba buscando. Quizá entre dos terminaramos antes... eso si que sería una gran ayuda.

Encogiéndose de hombros, Yoru Nori también se dispuso a ayudar a Tsumiko Komachi en aquella búsqueda, aunque desde un primer momento no parecía saber qué era exactamente lo que estaban buscando. A fin de cuentas, no iba a estar escrito en ningún lado nada que aún no hubiera ocurrido.

-¿Y que buscamos?. -Preguntó- ¿Algún paraíso fiscal en las Malvinas?. ¿Montenegro?. ¿Suiza?.