Partida Rol por web

Observó como, sin pudor ni vergüenza alguna, River se quitó la camiseta y se dejó en manos del escritor. Se puso detrás de su amiga, calentó sus manos frotándolas entre si y recorrió un par de veces con sus manos desnudas la espalda de River, con calma y suavidad, haciendo que la espalda de la chica se calentara un poco también. Puso sus manos en los lumbares de esta, apoyando los pulgares en su columna y ejerciendo algo de presión, apretando y moviendo los dedos hacia fuera desde el centro de la columna.

Cuando terminó con eso, subió dando ligeros golpecitos con las palmas de sus manos hasta que finalmente, llegó a los hombros y la nuca de Ainam, pero antes se seguir masajeando, tuvo una ocurrencia. - Mmm... - separó sus manos de los hombros de su "cliente". Cogió la bola ocho y la miró, para acto seguido preguntarle. - ¿Debería usar algo que sirva de lubricante para reducir la fricción entre nuestra pieles?

Ya veo, ya veo, si a la bola no le importa, supongo que a mi tampoco. - con un par de lametones, creó algo de lubricación entre las manos del escritor y los hombros de River, facilitando así el masaje. Procedió después a ejercer algo de presión sobre los hombros de esta, usando todos los dedos de sus manos. Finalmente, procedió a hacer el mismo masaje que había hecho en los lumbares, pero ahora en el cuello de su amiga, esta vez con algo más de suavidad. Acabó con un abrazo y un beso en la mejilla. - Listo River-chan.

Dirigió su mirada a Anata ahora. - Tu turno Miss Tés.

 Algo que marcaba a Kizoku, si bien intentaba no mostrarlo tanto, era su personalidad "chapada a la antigua". Su mirada era más conservadora sobre ciertos asuntos estudiantiles, ya sea desde dormir hombres y mujeres en una misma habitación hasta darle masajes a compañeras descamisadas. Sin embargo, la gracia y la destreza con la que Katsumoto parecía realizar sus movimientos solo le hacían pensar en el relajante masaje que se perdería si mantuviera cerrada a la experiencia.

- E-esta bien. Ahí voy... me quitaré la c-camisa si se te hace más fácil... pero evitemos mencionar ese detalle si esto se comenta, ¿o-ok?

 Quitándose la camisa y recostándose en el sillón, la sommelier espera el masaje del escritor. Ya se podía notar que su rostro estaba rojo como el de un tomate.

Tranquila Anata-chan, después del juicio me han quedado claras tus preferencias, así que estate tranquila e intenta pensarlo como lo que es ¡una apuesta que debo cumplir! Además, esto quedará entre nosotros tres ¡no creo que nadie asesine a nadie aprovechando el hecho de que te has quitado la camiseta! - aún así Obinata no estaba conforme con aquello, por lo que, con una risa malvada cogió la camiseta de River y se la ató a los ojos para que no viera a Anata en paños menores. - Buenas noches, mi princesa tecnológica. - decía tras tocarle la nariz con el dedo y alejarse de ella para dirigirse hacia Anata.

Cogió las toallitas y empezó a pasarlas lentamente por la gran espalda de la sommelier, dando así un efecto frío y estimulante, además de aprovechar la humedad que estas dejaban para más adelante, masajear con fuerza de arriba a abajo con toda su mano la espalda de Anata. Cuando realizó un par de repeticiones, procedió a dar algunos golpes con la parte inferior de su puño, con la suficiente fuerza como para que los músculos de Anata sintieran algo de presión y se destensaran. Ya algo cansado, dedicó sus últimos, cogiendo un hombro y el brazo que estaba pegado a este, estirar en sentidos opuestos, una vez más, con la fuerza justa para destensar los músculos. Una vez lo hizo en cada brazo y hombro, le giró cuello suavemente de un lado a otro, dando así por finalizados el masaje relajante de River y el masaje descontracturante de Anata.

Se pasó el brazo por la frente, estaba sudando un poco. - Pues esto ya está, señoritas. - le quitó la venda a River y se echó agotado en el sofá. - Pues apuesta cumplida ¡no pensé que me ganaríais tan de paliza al billar! - se le notó un leve cambio en la cara ahora, no quería que acabara aquél momento tan divertido y tranquilo, que perfectamente se podría haber dado fuera de aquí. - Chicas... ¿Cómo nos vamos a comunicar ahora? No tenemos las MonoPads y bueno, renunciamos a muchísima información al entregárselas a Monokuma, pero tampoco había otra opción... Me gustaría saber como están los demás. - apoyando la cabeza en el espaldero del sofá, miró hacia la puerta que conducía al exterior.

Después del té y del masaje parecįa que me encontraba en una nube. Aun encima a Obinata-cha  se le ocurrió taparme los ojos, por pudor de Anata-chan, y casi me quedo dormida... Pero pienso en la bola y en el líquido...estaba dándole vueltas cuando me sacan la camiseta de la cara y me visto. Déjame que mire la bola porfavor. Cojo la bola y le doy vueltas, no parece más que un juguete que dice lo mismo todo el rato. Pertenecería a algún estudiante de las fichas que hemos encontrado? Quizá Yamada-san sepa algo...aunque no sé si su memoria ha mejorado o aún sigue olvidando...o tiene memoria selectiva,no tengo muy claro si fiarme de él. Digo mientras también observo mi ropa manchada Ahora también tenemos acceso al laboratorio, veríais descabellado si tratáramos de analizar este líquido?.

Agito la bola una vez más mientras le pregunto A quién le perteneces?

River-chan ¿nunca has visto una bola 8 mágica? - preguntó sorprendido al ver la pregunta que le hizo ella a la pequeña bola. - Estas bolas solo son capaces de responder a preguntas binarias, es decir, de "Si" o "No" y las bolas responden tras agitarla con una variedad de "Si", de "No" o de "No lo sé". Aunque viendo la respuesta que nos da siempre, se puede deducir que esta bola ha sido modificada, ya sea por la propia empresa que la fabricó para que sea más graciosa dando un "No me importa una mierda" en vez de un "No lo sé" o por algún alumno anterior. - la vio intrigada también con el líquido que había dejado por la mesa. - Eso estoy seguro de que es la tinta, no tiene más función que darle ese color azul a la respuesta.

Respecto a lo de ir al laboratorio a examinarla... No me parece mala idea si la crees necesaria, después de todo tu eres la experta, River-chan ¿pero qué hora es? Quizá no tarde mucho en sonar el aviso de ir a dormir de Monokuma y debamos dejarlo para mañana. - miró la bola ocho con expectación, no sabía por que pero se sentía atraída hacia ella cual Hobbit a un anillo. - La puedo guardar yo durante la noche y ya la investigamos mañana, aunque no creo que tenga nada útil, nunca está de más asegurarse. Pero si prefieres quedártela tu, adelante River-chan, no hay problema alguno.

No, no, quédatela digo mientras se la vuelvo a dar. Sé como son esas bolas, pero como bien has dicho, parece que ha sido modificada, alomejor haciendo la pregunta correcta da otro tipo de respuesta...Dudo mucho que se hayan tomado la molestia de modificarla y de "ocultarla" en el billar sin un buen motivo. Vuelvo a mirar la tinta de mi ropa Si que puede ser parte del líquido de la bola pero aquí ya no sé qué pensar, parece haber muchas cosas "ocultas" en este lugar...

 El masaje había sido más que placentero para la sommelier, que sintió que cada espacio de su gran cuerpo se encontraba sumido en una gran relajación gracias a las habilidosas manos del escritor. Mientras se levantaba y se ponía nuevamente su camisa, se percató del comentario que Katsumoto había realizado justo antes de empezar la sesión:

Tranquila Anata-chan, después del juicio me han quedado claras tus preferencias...

 En vez de mostrarse ruborizada o pudorosa como veces anteriores en las que se había tocado aquel tema, esta vez Kizoku mostró una expresión de enfado. Sin embargo, el tartamudeo de su voz indicaba que la chica estaba a la defensiva.

- ¡E-espera un momento! N-no es tan así como lo h-has dicho... ehm, yo... a mí me gustan l-los chicos, como a toda mujer del clan Kizoku que se precie. Aquella vez... q-que se mencionó en el juicio... f-fue un pequeño momento de... curiosidad. Fue en un viaje a Japón en el cual conocí a esta... intrigante muchacha... una camarera geisha de un local muy fino. Era a-algo desconocido... y misterioso... una experiencia que me hizo plantearme un par de cosas... ¡pero no paso a mayores! ¡D-doy mi palabra!

 Si bien el relato era algo confuso sobre lo que Anata intentaba dejar en claro sobre su experiencia, lo que era evidente era que esa parte de su vida la comprometía en muchos sentidos. La sommelier desvió la mirada de la bola mágica y de sus compañeros y empezó a caminar hacía la salida.

- Ehm, yo... yo me voy a ir a mi habitación, si me disculpan. Estoy un poco cansada...

Otro sonido inundó la estancia, unas campanadas hizo que se girara hacia una de las pantallas de la estancia; en la imagen podía ver el logo de la academia y tras este a aquel oso que os torturaba en vuestro encierro, al parecer quería dar un anuncio importante.

Diiiing - Dooong - Diiiing - Dooong

-Ahem, ¿Puedo tener vuestra atención, por favor?. Ahora mismo son las 10:00 P.M.  Entramos en el "Tiempo de Noche". La Cafetería está fuera de los límites y la puerta se cerrará momentaneamente. Y con eso os deseo buenas noches, que tengáis dulces sueños...

Después del comunicado del oso nos disponemos a ir a nuestros cuartos, mientras caminamos y antes de salir de la sala digo Anata-chan no deberías de avergonzarte de nada de lo que hicieras o lo que quieras hacer, lo único que importa es que quieras y seas feliz con lo que haces. A mi me gustan los chicos, pero si me llega a gustar una chica tampoco le veo el problema, prefiero una chica inteligente y buena que un musculitos sin cerebro ni corazón. Sonrío con cariño a Anata-chan, no me gustaba que se sintiera mal por algo así, yo al menos no lo veía nada malo ni nada por el estilo. Por cierto, si prefería pasar la noche acompañados por temor a lo que pueda suceder podéis venir a mi habitación. El temor también lo tenía yo, y pensar que quizá pueda haber dos asesinos en vez de uno compinchados me daba más miedo todavía.

Quería aportar algo más, pero lo que dijo River le pareció más que suficiente. Hay que aceptarse a uno mismo como es, sin avergonzarse de nada. - Lo siento, pero debo rechazar la invitación River-chan, habiendo dos posibles asesinos puede haber hasta un máximo de cuatro víctimas... Creo que mientras más separados estemos mejor, si no podría entrar cualquier loco con un cuchillo y matarnos a todos en la misma habitación. - dio un fuerte abrazo a ambas. - Espero que nos veamos mañana. - entonces decidió partir a algún lugar donde pasar la noche.

- Es... es más complicado que eso. Pero gracias por tus palabras, River-chan... eres una gran compañera.

 Más allá del enojo y la frustración que le provocaban su pasado y que ahora el resto de sus compañeros lo conociera, Kizoku comprendía que la situación era mucho más tensa y era de vital importancia enfocarse en mantener la mente calmada. Les ofreció una cálida sonrisa a sus compañeros y compartió un abrazo reconfortante, para luego finalmente abandonar la sala.

- Dormiré sola yo también. Si un posible asesino tuviera que matar a dos personas, no le daremos el lujo de facilitarle el trabajo... Hasta mañana. Y espero... espero que todo salga bien...

Todos se marcharon de aquella habitación.

Sala de Juegos

Una pantalla se encendió mostrando a Monokuma con sendas baquetas golpeando un pequeño tambor.

¡Pim Pom Pam Pum!

¡Un cadáver ha sido descubierto!

¡Después de un tiempo de investigación, el juicio escolar comenzará!

................................

"No..." Empecé a caminar lentamente hacia ella. "No, por favor..." Quería correr, con la esperanza vacua de aun poder salvarla, de que aún estuviera a tiempo de reanimarla, de que quizás todo esto era un buen susto. Pero mi cuerpo no reaccionaba, solo caminaba lentamente hacia ella, casi arrastrando los pies, mientras mis ojos se empañaban en lágrimas, mi garganta se resecaba y mi voz se convertía en apenas un hilo inaudible. _{"No... ¡no...! No..."}

Saqué un cutter de mi cinturón de herramientas. Era pequeño, insuficiente como para realizar heridas graves. Intenté con él cortar la cuerda de la que colgaba la Ultimate Technology Expert, pero parecía que era un cable y lo unico que estaba haciendo era pelarlo. Saqué unas tenazas pequeñas del cinturón y corté la arandela del cable, bajándola de ahí, agarrándola al caer, sosteniéndola en brazos, me quedaban tan pocas fuerzas que el cuerpo me arrastró al suelo, quedando yo medio de rodillas, pero aún sujetándola. ¿Estaba ya frío su cuerpo? ¿Llevaba desde anoche ahi colgando...? Y... y la puerta bloqueaba el acceso a la sala de juegos. River-chan... ¿se había suicidado? En mi mente, no paraba de sonar aquella cancioncilla macabra, una y otra vez...

Cuatro soldaditos se fueron al mar... Una pista falsa se tragó a uno y quedaron tres.

Tres soldaditos andando por el zoo. Un Oso abrazó a otro y lo devoró.

Dos soldaditos sentados al sol. Uno acabó frito, y solo quedó el otro.

_{"...Un soldadito quedó en soledad..."} murmuré, empezando a sollozar. _{"Y-y... sniff... se ahorcó y se mató..."}

...Y no quedó ninguno.

Tafuna comprendía los sentimientos que Tsumiko estaría padeciendo en estos momentos; ella incluso se sentía mal por aquella terrible visión de su compañera, de su amiga, muerta, colgada de aquella lámpara central y con el tacón de su zapato aún enganchado en la mesa de Billar. Una terrible forma de morir que, por algún motivo, se asemejaba al de Dean Lifegod.

-Tafuna lo siente... -Dijo con los ojos vidriosos mientras ponía su mano en el hombro de su amiga- Tafuna va a llamar a los demás...

Con esto dicho, y secando las lágrimas furtivas que se habían suicidado por las mejillas; Tafuna abandona la estancia, mientras Tsumiko Komachi aún estaba peleando con el cable para bajarla de aquella posición.

Sala de Juegos