Partida Rol por web

No tardé demasiado en empaquetar mis cosas, al contar ahora con un lugar fijo en el que almacenar mis pertenencias podía dejar atrás algunas cosas que pensaba que no necesitaría en la misión. No era apropiado llevar demasiado peso y supuse que si necesitaba algo en mitad de la misión podría intentar conseguirlo por el camino: improvisación, una cualidad que no parecía abundar en nuestro nuevo líder.

Con todo listo pasé por la cocina a rellenar mi saco de provisiones hasta tener de nuevo diez raciones de nutrigachas (¡mis amadas nutrigachas!) y otras diez de aquella sopita soluble que tan bien entraba en los días fríos. Lo demás tendría que entrar en el campo de la improvisación.

Tras la breve incursión a la cocina me apresuré a montar en el aerodeslizador, donde el Adepto Asclates, Itsua y Vladymir esperaban pacientemente al resto del grupo.

- ¡Oh, vaya! Veo que nuestro amado líder aún no ha hecho acto de presencia - dije en todo jocoso mientras me apretujaba cerca de Vladymir.- Me pregunto si estaré lo suficientemente limpio como para que se digne a compartir el mismo espacio vital que yo - solté una carcajada pensando en lo nervioso que se iba a poner durante el viaje.

- Una vez los seis suben, el aerodeslizador conducido por el Adepto Asclates se pone en marcha, en un viaje de unas seis horas hasta el aeropuerto, seguido por un vuelo de cerca de doce horas hasta el espacio puerto en la colmena Tarsus.

TRANSCURREN VARIOS DIAS:

352.810M41.

- La vida transcurre con normalidad en la Finca Specula Maris.

- El Inquisidor permanece en su habitación la mayor parte del tiempo, enfrascado en sus informes y en la revisión de las pruebas de sus últimas investigaciones en el Subsector Malfiano.

- Varnias y Rais se encargan respectivamente de las comunicaciones y la seguridad, el Adepto Asclates les releva a ambos para que puedan descansar.

- Cerberus se encarga metódicamente de la reparación de los dos vehículos terrestres asignados a la finca.

- Valerius vive enfrascado en sus rezos en la capilla.

- Titus hace frecuentes prácticas de tiro y otros entrenamientos. A veces se encarga de vigilar en la sala de control de seguridad.

- Un día, el Inquisidor se despide de vosotros. Tiene asuntos que atender en el Palacio del Tricorne que le mantendrán ocupado un tiempo.

Los días en la finca son un poco monótonos para mi gusto, pero tengo claro que no es más que la calma antes de la tormenta. La vida como acólito de la Inquisición es peligrosa e intensa, tendiendo a terminar antes de lo que la edad lo haría, por lo que tengo completamente sabido que esto no es más que un descanso antes de salir en una misión cuasi suicida que ningún otro mortal podría afrontar sin caer como una mosca moribunda.

Es por eso que me mantengo ocupado, para no relajarme ni acostumbrarme al descanso y sedentarismo. Me encargo de arreglar parte de la finca para dejar algo útil de mi tiempo plasmado en nuestro refugio y me mantengo en intenso entrenamiento el resto de las horas, tanto de tiro como acrobático. A veces hago otras prácticas de aspectos que como asesino que soy, sé que debo mantener al día, pero solo lo hago pues sé que pronto deberé salir a hacer una misión y cada entrenamiento me será útil cuando mi vida pueda ser arrancada de mis manos en el momento menos esperado.

Habían pasado semanas desde su llegada a la mansión. No le pusieron ningún problema cuando comunicó su deseo de no continuar al frente del grupo en la siguiente misión, enseguida volvieron a organizarlo de nuevo y salieron al siguiente aviso. Intius debía aclarar su mente y sobre todo su propósito para el Emperador. Le había llamado a servirle pero no había estado a la altura y había puesto en peligro a todo el grupo que tenía bajo su mando. Sus mejores años habían pasado perdidos en una prisión y ahora no se encontraba ni con el físico ni con el ánimo suficiente.
Intentó encontrar su lugar y cumplió con todas las tareas que su superior le había asignado desde su llegada, cosas sencillas y normalmente aburridas como atender a la radio por si había alguna llamada a la mansión o si interceptaba alguna comunicación interesante. Pero a pesar de estar oxidado y de su edad Intius seguía siendo un hombre de acción, no podía estar mucho tiempo parado y ocupado en tareas de oficina. Entrenó todo lo que pudo y charló varias veces con el resto de ocupantes de la casa, todos miembros como él de la Inquisición y muchos veteranos que habían participado en anteriores misiones, como la arbitradora que había estado al mando del grupo anterior a su llegada y que había resultado, por lo que parecía, tan decepcionante como él mismo.

Quizá los arbitradores no estamos hechos para esto.

A pesar de todo estaba empeñado en cumplir su deber con el Emperador y por eso cumplía con los entrenamientos y tareas con entusiasmo, aunque algunas cosas no fueran del todo de su agrado. Quizá con un buen entrenamiento o probando nuevas cosas podría encontrar su lugar allí.
Cuando sus compañeros salieron a la siguiente misión no pudo reprimir cierto sentimiento de culpa al dejarlos partir sin él, pero era lo mejor, tampoco es que les hubiera aportado mucho en la anterior, más bien lo contrario. Pero permaneció atento a cualquier comunicación de la radio esperando tener noticias del avance de su misión, no quería que les pasara nada malo, se sentiría culpable si eso sucedía.
Ansioso por la falta de información aprovechó cuando se encontró con el resto de ocupantes de la mansión para preguntar por si alguno sabía algo.

-¿Alguien tiene noticias de los muchachos? ¿Se ha sabido algo?

La inquisición no era, como había comprobado, famosa por ser demasiado comunicativa y solía hacer las cosas con suma discreción., pero quizá alguno de ellos se había enterado o le habían comunicado algo.

- "No hemos recibido comunicación alguna, señor Varnias. Pero eso es completamente normal. Los mensajes astropáticos pueden ser interceptados.

Espero que la nave haya llegado a tiempo. Creo que deben de estar en el lugar de la misión en menos de cinco días.

A propósito, señor Varnias. Debo hacerle saber que el Adeptus Arbites, en su delegación de la Colmena Sibellus, ha decidido ascenderle a usted al rango de Agente. Por fin deja de ser un simple Cadete.

Debe saber que el Inquisidor Varaak espera que en algún momento se convierta usted en el Director de Operaciones de su Séquito y que coordine las actividades e investigaciones a realizar.

Para que empiece a practicar le voy a dejar al mando. He sido requerido en el Bastión Serpentis, y no tengo la certeza de cuándo podré regresar." -

El Adepto Asclates le tiende a Intius Varnias un sobre con la carta de su nombramiento y una insignia de Agente del Adeptus Arbites.

La unidad Cerberus se mantuvo inmóvil y en silencio mientras Intius Varnias recibía su insignia. Su único movimiento perceptible fue algún que otro parpadeo ocasional y el gesto de su rostro no cambió ni un ápice. Decidió permanecer allí por si el nuevo líder tenía alguna orden que debiera cumplir, pero por lo demás su presencia resultaba innecesario puesto que la pregunta de Intius Varnias ya había sido contestada.

El Adepto Asclates informó de la situación, aunque como Intius imaginaba no había mucho que decir, hasta que no regresaran probablemente no sabrían más de ellos. Al menos en su anterior misión tampoco habían entrado en contacto con nadie hasta que no habían terminado. Su ascenso a Agente fue una sorpresa, aunque no sabía muy bien que diferencia habría entre su anterior situación y la actual.

-Gracias Adepto Asclates, espero que sea para la gloria del Emperador.

Parecía que realmente el Emperador, a través del Inquisidor Varaak, tenía algún plan para él finalmente, lo aceptaría de buen grado aunque tampoco supiera muy bien que debería hacer para cumplir su cometido.

-Espero no decepcionar al Inquisidor Varaak y estar a la altura de las expectativas. ¿Que desea que hagamos en su ausencia?

Sabía muy poco de lo que hacían allí. Él se había dedicado a meditar y a entrenar, tras quince años en prisión se había acostumbrado a no moverse de su celda y apenas había salido de ella salvo para las comidas y las reuniones obligatorias. Tampoco sabía las costumbres o funciones del resto de personas que lo acompañaban. A Titus lo conocía de la anterior misión pero no parecía que tuviera una función en la casa, probablemente también se había dedicado a entrenar como él. Esperó a que el Adepto Asclates le respondiera para saber a que debía enfrentarse tras su marcha.

- "Su misión es sencilla, mantengan segura esta base del Inquisidor Varaak. La mansión debe seguir operativa y no ha de ser descubierto como enclave seguro de la célula.

Mantengan al mínimo la comunicación con el exterior. La central de comunicaciones está automatizada para recibir transmisiones seguras procedentes del Palacio del Tricorne y de algunos Adeptus, pero no responda a ningún mensaje a menos que sea imprescindible, pues otros podrían localizarle si lo hace.

La finca tiene energía autosuficiente y hay suministros suficientes para aguantar meses.

El tecnosacerdote Cerberus se ocupará del mantenimiento mecánico de las instalaciones y vehículos.

La Agente Rais sigue al cargo de la seguridad. El Novicio Valerius se ocupará de su salud espiritual.

El señor Nihilius contribuirá a vigilar el lugar y en los entrenamientos de combate.

Usted se queda al mando del equipo. Manténganse en forma y alerta. Mantengan este lugar seguro y operativo. Y recen al Dios Emperador por el éxito de la misión de sus compañeros.

La suya no es una misión emocionante y arriesgada, lo sé. Buena parte del trabajo que realizamos para los Sagrados Ordos es así, totalmente rutinario y aburrido. Personalmente, me ocupo por lo general de revisar paquetes interminables de datos, en busca de algún detalle significativo que pudiera indicar alguna actividad sospechosa. Casi nunca hay nada relevante. Pero es el deber, y sólo en la muerte acaba el deber." -

Intius asintió ante las palabras del Adepto Asclates, su explicación había sido bastante clara al respecto de lo que cada uno debía hacer, ahora solo faltaba organizarse un poco.

-Gracias Adepto Asclates, cumpliremos con nuestro cometido aquí para la gloria del Emperador.

Después se giró hacia sus compañeros.

-Ya habéis oído vuestras funciones así que espero no tener que andar detrás de nadie. Para los que no me conozcáis bien todavía me llamo Intius Varnias, Agente del Adeptus Arbitres y siempre leal al Emperador. Me gustaría conoceros también a vosotros un poco más, ya que vamos a tener que trabajar juntos.

Tras despedirse, el Adepto Asclates se retira a pie. Viajará algunos kilómetros andando hasta unas coordenadas en mitad de la nada, donde le recogerá un vehículo.

Una fina capa de sudor hacía que la piel del rostro de Valerius brillara levemente bajo las luces del comedor. A pesar de su efusiva declaración de intenciones al dar la bienvenida a los acólitos, desde el regreso de su primera misión el novicio apenas se había dejado ver fuera de las comidas.

Preparar la capilla de acuerdo a los edictos imperiales y, especialmente, a los de su orden, había sido un trabajo cansado y tedioso, pero lo había terminado rápidamente, con dedicación proporcional a la ilusión que la tarea suscitaba en él. Lo que le había mantenido ocupado era una tarea terrible, que pesaba profundamente en su espíritu y suy cuerpo.

—Agente Intius, sí —dijo Valerius mirando al hombre por el resquicio entre las inflamaciones de sus párpados y frente—. Creo que me presenté ya, pero soy Valerius. Lamento mucho no haber estado más a mano estos últimos días. Aunque mi obligación principal es el cuidado de la capilla y la higiene espiritual del séquito, participar en una misión puso de relieve mis numerosos defectos, y he tratado de subsanar alguno de ellos para ser de utilidad en el caso de que se requiriera mi presencia en otra misión de campo.

El novicio parecía un escombro humano. Encorvado en su asiento sobre el plato, se estremecía cada vez que su espalda entraba en contacto con el respaldo de la silla. Su frente y pómulos estaban morados y anormalmente abultados, su labio inferior parecía un enorme pescado colorado, y la nariz se había empezado a soldar tras una fractura en algún momento de los últimos días.

Los días en la Finca Specula Maris suceden unos tras otros sin mayor variedad. Finalmente el Adepto Asclates nos reúne para contarnos que se va de la Finca de vuelta al Bastión Serpentis. Deja a Intius a cargo, al cual el Adeptus Arbites asciende al cargo de Agente.

Durante la misión anterior demostró una evolución sumamente positiva, pasando de un tipo normal a un verdadero líder. Finalmente demostró ser hábil en el combate, no mucho, pero lo suficiente como para ser un aporte:

"No todos en este mundo entienden la belleza en un asesinato y en el arte de cometerlo. El acto de entrenarse para hacer de manera más efectiva el quitar la vida de un oponente es un deber de quienes se aprecian como asesinos, aunque entiendo que para un Arbitrador es mucho más importante repartir golpes con su porra que acabar con una vida. Aun así, fue muy útil en los combates sucedidos."

Escucho que se me pone en funciones de seguridad y entrenamiento de combate para los acólitos. Son cosas que puedo hacer perfectamente, aunque la docencia nunca ha sido practicada por mí. Prefiero mantener en buen estado las salas de entrenamientos para que cada uno se preocupe de mejorar con el uso de los implementos y los servidores designados para esa tarea.

La unidad Cerberus comprobó que no había nuevas órdenes, de modo que, sin decir una palabra más, se retiró para continuar con las labores de mantenimiento de la maquinaria de la mansión.

En su fuero interno agradeció que su informe fuese tomado en cuenta, y aunque había un difícil camino que recorrer estaba agradecida de andar por él con un peso menos en sus hombros. Reconocer sus puntos débiles había sido un acto de valentía, no iba a permitir que su orgullo interfiriera en la eficacia de la célula.

- Felicitaciones por su ascenso, Agente Varnias -dijo con sinceridad- Tal y como ha indicado el Adeptos Asclates, estar al mando de la finca será una buena práctica para cuando tome el mando como Director de Operaciones. Sobra decir que asumiré mi trabajo con la mayor eficacia posible.

El Tecnógrafo Cerberus había salido de la habitación dejando, a su parecer, la sensación de no tener el más mínimo respeto hacia la persona al mando del lugar. <<¿Falta de interés o de dotes sociales? Ya veremos...>>

- Opino que el día a día, y un mayor trato entre nosotros como sugiere, será de gran ayuda para nuestra célula. Fui la primera en llegar a la finca y me temo que la soledad forma parte de una rutina que espero cambiar -”Sí, es momento de un pequeño cambio”- Aunque seguiré al cargo de la seguridad me gustaría tratar un horario aceptable junto al Señor Nihilius.

Esperó unos segundos antes de proseguir, quería captar las primeras impresiones del futuro Director de Operaciones.

- Es cierto que he optado en ocasiones por una vigilancia automática, pero aunque el Tecnógrafo Cerberus posiblemente defendiera la eficacia de las máquinas... -”Y no puede hacerlo porque se ha retirado”- creo que el factor humano es decisivo. Me temo que la vigilancia es algo aburrida, es un paraje tan... desértico -terminó con un deje más informal.

Casi se le pone la piel de gallina ante la idea. Ella era toda una urbanita totalmente espantada de un lugar tan deshabitado. Echaba de menos una buena colmena, el gentío, la sensación de peligro como un aguijón perpetuo sobre ella dispuesto a atacar si bajaba un segundo la guardia.

INTIUS VARNIAS:

- Las palabras de la Agente Rais te hacen pensar que recientemente estabas echando un vistazo a un informe del Administratum que revela crecientes avistamientos de mutantes en vuestra zona.

- Esta región no está muy poblada y está un poco desatendida. Sospechas que en un radio de veinte o treinta kilómetros puedan haber mansiones nobiliarias abandonadas o semiabandonadas que podrían albergar criaturas que ya no son humanas.