Partida Rol por web

COLMENA SIBELLUS: ESPIRA SUPERIOR: CASA STROPHES:

080.816M41.

HORA LOCAL: 19:45.

Tras prepararse, Annius, Julia, Arao, Günther, Nataly, Verius, Titus y Vasily salieron hacia la Corte de Alabastro.

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HORA LOCAL: 19:45.

—Bien, ahora que los señoritos se han ido a reuniones pomposas y de alto copete, nosotros tenemos que ponernos a lo nuestro —dijo a Varius, antiguamente conocido como Valerius—. No creo que el patas robóticas aparezca aquí como si nada, no tenía pinta de imprudente, pero quizás haya otros de su bando que si lo sean. Voy a estar echando un vistazo al perímetro, tratando de mantener un perfil bajo. Haz lo mismo tú por aquí y si la cosa se pone fea canta y vendré a echarte una mano.

Sonrió de medio lado, pues la imagen que su cabeza había proyectado era como poco simpática. Estiró los brazos para destensar los músculos y movió el cuello eliminando la tensión acumulada que le había dejado el tiroteo mañanero, hizo lo mismo con la cadera para liberar la tensión que le había dejado Renata.

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HORA LOCAL: 19:45.

- Corres más peligro en el perímetro... Ten cuidado y usa el comunicador si ves algo sospechoso. - Advirtió a Kurt. - Por cómo era el asesino y sus amigos... dudo que se infiltren entre la servidumbre, y no darían el pego como nobles... Pero estaré atento. - Le confirmó antes de despedirse con la cabeza.

- Que la luz del Emperador guíe tus pasos. -

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HORA LOCAL: 22:23.

El equipo inquisitorial regresa junto con Julia a la Casa Strophes. Todos parecen bastante alterados aunque no hay ningún herido.

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HORA LOCAL: 22:23.

Un nuevo fracaso. Al menos aparentemente. Aquella misión no fluía con la deseada facilidad que hubiera sido deseable. No obstante, de los pequeños restos de información, de las escasas y desperdigadas piezas de un puzzle quizás muy vasto, podrían sacar un hilo que les permitiera programar sus siguientes pasos.

-Van un paso por delante. Cuando menos -iba diciendo mientras entraban en la casa-. Y nada de todo esto es tan baladí como la superficialidad de estas gentes da a entender. Un lugar de acceso restringido a la flor y nata con protecciones contra poderes psíquicos impropias de un lugar como ese. Un asesinato recreado bajo una representación teatral que muestra un absoluto desprecio a la vida de un habitante de la subcolmena. Y el golpe final, el asesinato de Caros Shoal -los detalles de dicha muerte ya habían sido explicados en el trayecto a la casa e Itsua le había estado dando algunas vueltas-. Annius, decías que crees que quien ha matado a Caros es el mismo que mató al cazarecompensas. Eso pone rostro y nombre al asesino. Theodosia, el monje enorme aquel que tan nervioso puso a Caros. Ambos entraron y ninguno salió. La única vía de salida, la claraboya de la que nos ha hablado Nataly. Y tras su marcha, pruebas destruidas y un cadáver. Aunque contamos con un nombre, Ambulón, el lugar al que supuestamente regresará el monje o desde donde procedía. Tengo claras las palabras que Caros le dirigió al monje a ese respecto. ¿A alguien le suena ese nombre de algo?

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HORA LOCAL: 22:23.

Niego con la cabeza.

- Ambulón no me suena de nada. - Si es que eso es un sitio en realidad. Las palabras del monje no dejaron entrever nada a las claras. Pero Arlan tiene razón.

- Preguntaremos a los Strophes. Seguro que ellos pueden orientarnos sobre qué es Ambulón, o dónde está. Quizá allí tengamos más suerte... Pero hay que andarse con ojo con ese maldito monje... Quiero capturarlo vivo, pero no sé si eso será posible. - Y no es que vaya a ser difícil precisamente por las mejoras cibernéticas y mecánicas de ese tipo... Sino que, como bien ha dicho nuestro compañero, el enemigo va siempre unos pasos por delante nuestro.

Y eso no me gusta un pelo.

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HORA LOCAL: 22:23.

- ¿Theodosia? - Varius repitió el nombre del supuesto asesino. No recordaba que en el encuentro con el cazarrecompensas nadie hubiera mencionado un nombre... Así que bien podía ser la misma persona, o bien no.

- El monje del que habláis... ¿tenía las piernas mejoradas? Titus comentó que eran mejores que las que se podían conseguir en Marte... así que es extremadamente raro que dos personas posean unos implantes similares así que... Sí, supongo que el tal Theodosia es el mismo asesino con que nos topamos nosotros. O si no, trabaja para la misma organización. -Admitió el sacerdote algo frustrado.

Su estancia en la mansión junto a Kurt había sido de lo más tranquila y aburrida, y para colmo de males no había sacado nada de información útil a los Strophes.

Miró un momento a Tercio y a Titus...

- ¿Visteis al monje? ¿Era nuestro asesino? - Preguntó. Ellos habían estado en el Ajetreo, así que podrían reconocerle. Pero quizá también a la inversa. - ¿Y él a vosotros? ¿Os vio? -

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HORA LOCAL: 22:26.

Repentinamente se escucha una enorme explosión en el extremo Sur, la entrada principal a la Casa Strophes. Suena una alarma que rápidamente es silenciada abruptamente y después se escuchan andanadas de disparos de Láser y el sonido de los servidores de la noble Casa cayendo uno tras otro.

Julia intenta contactar con el Magistratum, pero parece que todas las comunicaciones han sido interrumpidas. En un barrio tan selecto como éste, deberían de acudir de todos modos en pocos minutos... A menos que hayan sido comprados, lo que requiere unos bolsillos muy hondos. ¿Tal vez como los del Coro del Júbilo o cualesquiera que sea la tenebrosa organización que se esconde detrás de éste?

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HORA LOCAL: 22:26.

Maldita sea... ¡Por el Emperador! En cuanto suenan los disparos frunzo el ceño y agarro la escopeta que llevo a mi espalda.

- Proteged a Strophes. - Ordeno para que todos me escuchen. Aunque no es la prioridad de nuestra misión, dudo que quien sea que esté atacando esté aquí por el noble. Vienen a por nosotros... Me apostaría la mano.

Trato de pensar con rapidez. El Inquisidor debe recibir toda la información que hemos recopilado... Si caemos todos se perderá... Sin conocer el número y fuerzas del enemigo no puedo arriesgarme a desprenderme de uno de los acólitos para que trate de huir y enviar la información... Pero tampoco me la puedo jugar a que se quede aquí y nos maten a todos.

Tras unas milésimas de segundo sopesándolo, finalmente me decido.

- Vamos a acabar con esos atacantes, sean quienes sean. - Ladro mientras miro en dirección a otras posibles entradas o salidas de esta habitación, aparte de la puerta principal.

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HORA LOCAL: 22:26.

El estruendo no dejó lugar a dudas, y cuando Intius empezó a lanzar órdenes Renata ya había preparado sus armas. No había habido tiempo de nada, casi ni de explicarse, ni de saludarse siquiera. 

La mujer cruzó miradas con Kurt, su osito debería posponer la bienvenida que le hubiera preparado. 

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HORA LOCAL: 22:26.

La explosión, los disparos, la alarma rápidamente silenciada. Y órdenes.

-¿Tengo permiso para usar mis poderes psíquicos?

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HORA LOCAL: 22:26.

El tiempo en el perímetro había sido rutinario y por ende tedioso, por ese motivo celebró la vuelta del grupo que significaba la vuelta al trabajo de verdad. Deseoso de novedades y deseoso de Renata, prestó sus sentidos a sus dos deseos con igual intensidad. Pero allí en la casa de los Strophes los deseos de los humildes soldados no eran respetados y un estruendo terminó con el minucioso repaso que estaba haciendo al cuerpo de su ama.

La mandíbula de Kurt se tensó, sus brazos se apretaron y su cabeza coordinó un único pensamiento, "por el Emperador". Al fin y al cabo esa era la respuesta fácil, ¿no lo hacían todo por él?

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HORA LOCAL: 22:26.

El sacerdote se dispuso a cumplir con las órdenes del líder de los acólitos y desenfundó su revólver todo lo rápido que pudo.

El estruendo de las armas debía haber causado conmoción en toda la mansión. Y en el exterior. Le preocupaba cómo alguien podía atreverse a lanzar un ataque a esa escala contra una mansión noble. O arrasaban con todo y luego plantaban pruebas de que había sido otra cosa... y fingían muy bien... O tapar un ataque así iba a ser complicado de cojones.

Bueno, que vinieran. Les enseñarían que no se jugaba con la herejía ni se actuaba contra devotos siervos del Emperador.

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HORA LOCAL: 22:26.

Ante la pregunta de Arlan no puedo menos que asentir, aunque antes miro brevemente a Xerxes. Después de todo él es el encargado de vigilar al psíquico y sus poderes.

- Por mi parte sí. No parece que les preocupe mucho tapar su ataque así que... usemos todas las armas de que disponemos. Y si podemos atrapar a uno con vida, mejor. - Aunque dudo que los atacantes sepan demasiado. Probablemente sean mercenarios contratados, y muy bien pagados. 

Quizá el Emperador nos sorprenda y el monje esté por aquí también. Me encantará tener una charla con ese tipo en cuanto le reduzcamos.

- Si Xerxes no se opone, tienes vía libre para usar tus habilidades. - Digo finalmente a Arlan. No es hora de esconderse, es hora de neutralizar a los atacantes. Y ya nos ocuparemos luego de tapar toda posible conexión con la Inquisición.

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HORA LOCAL: 22:26.

Desde la representación teatral en La Corte de Alabastro, la muerte y la violencia se habían extendido como el fuego. Pero aquel incendio, más allá del caos que iba dejando a su paso, estaba lejos de ser un evento fortuito y desarrollo desordenado. Les llamas les seguía allá adonde iban con una precisión e impunidad solo alcanzable por parte de un experimentado pirómano.  

El cuestor miró a Arlan poco antes de que su mirada se hubiera cruzado con la de Intius Varnias. El psíquico necesitaba un consentimiento explícito para el uso de sus habilidades, y para que no cupiera duda alguna de si se lo daba, Xerxes optaría por recurrir a las inequívocas palabras.

- Puedes.

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HORA LOCAL: 22:26.

El vostroyano había estado inusitadamente callado desde hacía un tiempo, pues estaban pasando demasiadas cosas que se escapaban totalmente de su control... Y lo de aquel tecnosacerdote fue la guinda del pastel, pues casi parecía tener tatuadas las palabras "peligro, asesino" en su cuerpo. Quizás ahora, con aquella explosión, pagaban los frutos de su inacción. De cualquier modo, era irrelevante. Se las había visto con toda clase de enemigos, y maldito fuera si iba a dejarse amilanar ahora. Tras unos segundos de duda, decidió que la puerta era el mejor sitio y se acercó hacia la misma con su rifle láser. 

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HORA LOCAL: 22:26.

Mierda, nada de ráfagas...

Pensó mientras comprobaba su rifle, corriendo como el resto hacia una de las puertas. Pero menos era nada, su arma sabía hablar alto y claro cuando era necesario. Y ahora lo era.

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HORA LOCAL: 22:26.

Volver a la Casa Strophes fue algo más o menos intempestivo pero ya estamos todos reunidos y eso es algo bueno pues no tenemos pérdidas que lamentar todavía. Comienzan entonces a hablar del asesinato de Caros Shoal y de un sospechoso que es probableemnte el mismo que asesinó al mercenario informante de Lord Strophes. Su nombre probablemente sea Theodosia, un monje que procede de un lugar llamado Ambulón.

"¿Ambulón? ¿Theodosia? ¿Que significarán esos nombres?"

Entonces, una fuerte explosión indica el inicio de un ataque a la casa, lo que nos moviliza de inmediato para defendernos. Con el escándalo que están haciendo, estoy seguro de que no planean tomar prisioneros ni dejar testigos, así que solo nos queda luchar o morir.

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HORA LOCAL: 22:26.

Una verdadera horda de mercenarios es lo que entra por a la casa de los Strophes, un jodido ejército es lo que los malditos del Coro del Júbilo contrataron para acabar con nosotros. Es perturbador aunque me brinda cierto halago, pues si hubiesen mandado menos de ocho hombres a por nosotros, bueno, habría sido una ofensa.

"No me gusta que me subestimen."

Veo que los enemigos comienzan a acercarse, por el pasillo, por lo que lanzo una ráfaga con una de mis pistolas en su dirección, mas ninguna de las municiones da en el objetivo, como si yo fuera un maldito novato.

"Bueno, a veces merezco que me subestimen."

Pienso con cierta amargura, aunque una sonrisa de medio lado se instala en mi rostro pues me encantan los desafíos y un ejército es una excelente oportunidad para poner mis habilidades a prueba.

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HORA LOCAL: 22:26.

Los acontecimientos habían ocurrido demasiado rápido como para que Verius pudiera haber podido hacer algo en condiciones. Primero el encuentro fortuito con el monje asesino del que no tuvieron ni tiempo ni para pensar que hacer. Ahora la explosión y la entrada de aquellos mercenarios con no muy buenas intenciones.

Verius sacó su rifle y colocándose en posición de cobertura lanzó una ráfaga de proyectiles a uno de aquellos mercenarios, fallando por bastante. Sabedor que tenían que moverse, esperó pacientemente que se acercaran hacia ellos, apuntando cuidadosamente contra uno de ellos y disparando su arma... para fallar de nuevo el tiro. Maldita sea su mala suerte.