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[D&D 3.5] El Destino de Lucarrion

Capítulo 1. Reunión de la Sala Azul.

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25/05/2018, 20:09
Narrador

Aventria se hallaba en las llamadas Tierras de la Hierba Afilada. Siendo una enorme y moderna ciudad situada en el cauce del río Bras.  Una vasta llanura cubierta por hierba en la ribera del Bras, sólo interrumpida por algunas colinas cubiertas por coloridas amapolas y pequeñas arboladas de coníferas.

La ciudad estaba construida en varios niveles. El primero de éstos se encontraba al nivel del rio, el cual era navegable. De hecho, muchas de las calles de dicho nivel estaban conformadas por canales. Sus canales componían un gran entramado a modo de calles por donde discurrían multitud de embarcaciones, algunas grandes de transporte colectivo y otras más pequeñas, para el transporte privado.

Éste nivel estaba surcado por multitud de puentes en forma de arco que unían los diversos islotes. Las viviendas de este distrito, sufrían a menudo de problemas de inundaciones o estructurales, debido principalmente a los canales que bañaban sus cimientos a diario. Aunque había otros motivos, como la falta de mantenimiento o la antigüedad de dichas viviendas, dado que esa zona era la más antigua de toda Anventria. Era además la más desfavorecida, siendo el hogar de las clases más bajas de la sociedad, con las excepciones de ciertas familias aristócratas que vivían en sus vetustos palacios bytheños.

Un segundo nivel se situaba al oeste del río Bras, ya en tierra firme. Se trataba de una zona de la ciudad más comercial, en la que vivía principalmente la clase media. Allí se concentran la mayor parte de los distritos artesanos e industriales, siendo sin duda la zona de la ciudad menos impresionante arquitectónicamente. Toscos edificios de piedra y madera se apelotonaban sin demasiado sentido urbanístico. Sin embargo, si alguien necesitaba algo muy concreto, por inverosímil que pudiera parecer, difícilmente lo hallaría en otro lugar de Gante que no fuera aquel.

Por último, sobre la colina del Bras se hallaba la parte más moderna y espectacular de la ciudad. Se trataba de un distrito que se había ido conformando alrededor de la colina. Impresionantes edificios de hasta siete pisos se podían ver desde kilómetros a la redonda. Dichos edificios estaban construidos con materiales nobles como el mármol. Muchos de ellos decorados con arcos, preciosos ventanales, cúpulas y todo tipo de adornos en ocasiones sobrecargados.

Una zona de amplias calles adoquinadas y adornadas con espléndidos árboles y zonas verdes, donde el tiempo parecía discurrir de forma diferente a la de los niveles más bajos de la ciudad. Los moradores de dicho distrito eran normalmente ajenos a lo que pasaba en el resto de la ciudad y casi del planeta. Gente adinerada que no debía preocuparse demasiado por el día a día y a la que tampoco le importaban demasiado los problemas de sus vecinos más desfavorecidos.

El distrito de Altozano estaba totalmente amurallado y separado así del resto de la ciudad. En éste tan solo vivían dirigentes, comerciantes adinerados, nobleza, sacerdocio y soldados, muchos soldados que velaban por la seguridad de los que allí moraban. Sin duda alguna, la presencia de Capas Blancas era mucho mayor en aquella zona que en todo el resto de la ciudad.

Altozano era la sede del palacio real de Bythuador, el templo de Lux y el templo de Tenebris, así como de la torre que servía como sede de la Cofradía de Magia y Hechicería de Bythudor. No obstante, decenas de palacios y casas señoriales se encontraban alrededor del centro del distrito. En las zonas más periféricas, se podían hallar ciertos negocios de los cuales se valían los sirvientes de las diferentes casas, para no tener que descender a los niveles más bajos de Aventria por tal de conseguir los suministros necesarios para el día a día.

Era en Altozano, donde Gambrinus, Niren y Sir Hadir habían sido citados. Concretamente en el Palacio Real de Bythuador, en la llamada sala Azul. Les habían reunido junto a otras personalidades de muy distinta clase el un amplio recibidor, a la espera de que sus contratistas estuvieran dispuestos a recibirles.

El palacio era de plana circular y tenía adosados cuatro torreones también redondos. El palacio real de Bythuador era una construcción situada en el centro del distrito, en la parte más elevada y tendría unos quinientos años de antigüedad. Se emcontraban en la zona oeste, habiendo sido escoltados en todo momento por Capas Blancas. Los soldados les habían indicado que debían esperar en un amplio recibidor decorado con los pendones del reino, la corona y la bandera nacional

Sentado en una de las sillas se hallaba un caballero con larga cabellera castaña a juego con su recortada perilla. De mirada astuta y sonrisa simpática, el cual vestía una túnica color marfil con los bordes de un color naranja apagado. Junto a éste se hallaba un hombre algo más mayor, de barba canosa y cabellos descuidados.

La única mujer era de ascendencia demoníaca a tenor de los prominentes cuernos que sobresalían de su pelirrojo cabello y la cola que asomaba de su espalda. Sus ojos ambarinos miraban curiosos aquí y allá con una chispa especial.

Un enano de cabellos rojos, pequeños ojos y nariz ancha se encontraba sentado mirándose la punta de las botas con cara de pocos amigos y junto a éste se encontraba una elfa de cabellos rubios y mirada altiva, cruzada de brazos y apoyada contra la pared a la espera de novedades.

En la otra punta de la sala se encontraba un mediano de grandes ojos azules, caballera rubia y pendientes en las orejas, vestido con una gabardina granate y el cual no se separaba de un característico barril de cerveza. De todos parecía el más cómodo en aquel lugar, pues parecía conocerlo mejor que la mayoría.

No estaban solos, pues varios soldados de capa blanca y coraza dorada custodiaban las entradas. Al fin  al cabo se trataba de un numeroso grupos de extraños en el palacio de su majestad real el rey Téfanos III de Bythuador.

 

Notas de juego

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25/05/2018, 20:15
Sir Alois

- ¡Esto parece un velatorio! – Dijo finalmente el anciano que se sentaba junto al caballero de la túnica color marfil. – Mi nombre es Sir Alois. – Habló con una sonrisa para todos mientras caminaba hacia el centro de la sala con tanta confianza que parecía que aquel palacio era de su propiedad. – Llevo sirviendo para Bythuador innumerables años… - Bajó la mirada. Parecía que evocaba algo que no le traía muy buenos recuerdos. – No he escalado muy alto, pero… - Chasqueó la lengua. - ¡Pero qué diablos, he hecho buenos amigos y he vivido muchas…!

Dejó de hablar de golpe. Parecía o al menos tenía la impresión de que nadie le estaba prestando demasiada atención. No era algo nuevo para Sir Alois. Solía pasar desapercibido y por mucho que se esforzara, no siempre recibía la recompensa merecida. No es que ansiara grandes cosas, pero de vez en cuando una palmada en la espalda no estaba de más. Sir Alois regresó a su asiento miró de reojo al caballero de la perilla y la melena castaña y entonces bajo la mirada comenzando a juguetear entrelazando sus pulgares.

Notas de juego

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26/05/2018, 23:03
Sir Haldir
Sólo para el director
- Tiradas (2)
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27/05/2018, 18:58
Niren

Desde que había llegado, Niren se había dedicado a jugar con una moneda de madera, haciéndola viajar entre los dedos y los nudillos, por delante y por detrás, una y otra vez. Algún entendido podría asegurar que se trataba de un método para mantener la agilidad en las manos... aunque lo cierto es que se simplemente se entretenía con aquella tontería y ya está.

Y en ocasiones como la presente le servía. Porque estaba acostumbrada a trabajar sola pero en aquella sala había mucha gente. Con la moneda aprovechaba para tener un motivo por el que no estar todos mirándose con cara de póker. La gente que la miraba con cara de póker siempre hacía que le entrase la risa. ¡Si ya sólo entre la elfa y el enano parecía haber un duelo silencioso por ver quien era más serio!

Fue entonces cuando uno de aquellos tipos se puso a hablar sólo. No por voluntad propia, pero básicamente fue el resultado obtenido. La tiefling levantó la vista de la moneda y arqueó una ceja.

«El bufón de la corte supongo»

Tan sólo esperaba que todos esos innumerables años no fueran haciendo aquello. Pero la ausencia de sentido del ridículo era algo que de algún modo se le hacía gracioso. Aunque fuese una ausencia... involuntaria.

¿ ...situaciones incómodas?—terminó la frase del tal Alois. Le dio un capirotazo a la moneda con el pulgar para lanzarla al aire y esbozó una sonrisa pícara—. Descuida, es el ambiente; faltan una o dos aves tropicales por la sala para que se escuche algo de fondo. En donde vengo funciona bastante bien.

Volvió a recoger la moneda cuando cayó y siguió jugando con ella. No terminaba de pillarle el sentido a aquello de citarlos sólo para hacerlos esperar, debía de ser una de esas leyes no escritas de la gente super importante; cuanto más hagas esperar a quien citas, más importante eres. Eso sí, como esa gente llegue tarde, que se prepare para sufrir tu pomposa indignación.

¡Y para colmo no habían puesto nada para picar!

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28/05/2018, 17:28
Gambrinus

El pequeño barril que tenía en el cinto comenzó a temblar y Gambrinus puso enérgicamente su mano en él sujetándolo con fuerzas. Lo último que necesitaba en ese momento es que Oripell montase un espectáculo. Fue entonces cuando Sir Alois decidió romper el hielo. Al escucharle algo saltó en la mente del mediano y le evocó al día del Evento Verde. Sí, no había duda, ese hombre fue uno de los primeros hombres que entró interrumpiendo el ritual. ¿Cómo era posible que él hubiera sobrevivido? Necesitaba rápidas respuestas, así que se zambulló en los recuerdos de su rival para rescatar toda la información posible del hombre. Si, ese hombre formaba parte del Despacho de Integridad Mágica aunque nunca había escalado mucho. Era una de esas personas sencillas que a algunos le gustaba escuchar de vez en cuando. O al menos eso había pensado siempre Gambrinus.

Un lastre. Eso es lo que es.

Pero ahora tenía que fingir y mantener las formas. Eran colegas del despacho y como tal tenía que comportarse. Así que el mago sonrió y dios unos pasos hacia Alois tendiéndole la mano.

¡Sir Alois!—exclamó—¡Qué alegría verte! ¡No esperaba verte aquí!

Ni yo ni nadie. 

El mediano le estrechó la mano con fuerza, como era costumbre que Gambrinus hiciera. Aunque siempre había mantenido las apariencias, tener que fingir esa efusividad le daba ardor estómago. No era Alois alguien que mereciera su respeto.

No nos veíamos desde... el Evento Verde, ¿no? Esos bastardos itecos...—se quejó haciendo énfasis en esa última frase como si quisiera que todos la oyeran—Pero veo que a ti te fue bastante bien. ¡Estás como siempre!

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28/05/2018, 18:43
Director

Notas de juego

Gambrinus:

Alnim Anoia un se convertiría de su tutor a su llegada a Bythuador y fue quien le introdujo en la cofradía.

Acabó uniéndose a la Cuadrilla del Águila, una compañía mercenaria y con ella luchó en la Guerra de los Tres Años entre Bythuador e Itea.

Tras la guerra se marchó y no sabes nada de esa época. A su regreso, Whilermina Magnussen, jefa del Despacho de la Integridad Mágica, le ofreció un puesto en él.

Años después tuvo lugar lo que llamaron el Evento Verde una luz verde bañó toda la capital del reino. Consisitó en que grupo de Itecos, resentidos con Bythuador por la derrota de la guerra, habían intentado destruir la Cofradía pero que fueron detenidos a tiempo y consiguieron minimizar los daños. Gambrinus estuvo allí y sobrevivió y Sir Alois también por desgracia...

Niren:

De Niren sabes poco. Pero has oído hablar de ella. Crees que viene de las Du-Haib y es una buscadora de tesoreos que ha cogido cierta fama.

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28/05/2018, 21:38
Sir Haldir

El caballero de la cabellera castaña torció el gesto como si hubiera presenciado como alguien recibía una patada en sus partes nobles. Su maestro encajaba otro golpe más a su dignidad con aquel silencio incómodo. Le daba lástima, pero había que concederle que era inasequible al desaliento, y una y otra vez lo volvía a intentar. 

Él mismo había pensado en romper en hielo, plantándose delante de Gambrinus y tendiéndole una mano para presentarse. Pero después del ridículo que había hecho Sir Alois decidió que era mejor quedarse quietecito.

—Un público difícil, ¿eh? —le murmuró cuando volvió a su asiento.

Aunque la cazatesoros y el mago del gremio pronto evidenciaron que estaban tan incómodos con el silencio como los demás. Dado que Gambrinus había interpelado a su maestro, decidió recoger el guante de la conversación de Niren. Se levantó de su asiento y se acercó a ella dedicándole una sonrisa encantadora.

—Y tal vez un fuentecilla —sugirió, para darle algo más de ruido de fondo—. No protestaría si fuera de vino.

Ensanchó su sonrisa. Tenía claro que no debía saludar a la cazatesoros como una dama. Por su gesto, lo más probable es que se riera de él. De modo que decidió ofrecerle la mano para que se la estrechara. Sí. Aquello era más neutral.

—Me llamo Haldir. Tengo entendido que eres una reputada cazadora de tesoros allá en Du-Haib. ¿Cuál es el tesoro más extraño que has encontrado?

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29/05/2018, 15:33
Sir Alois

Las palabras de Niren hundieron un poco más a Sir Alois de lo que ya estaba. Acababa de conocerle y aquella mujer ya le había calado. Se miró de arriba abajo y se sacudió el polvo que no llevaba sobre su túnica y se recolocó su cabello. Fue una acción instintiva, como tratando de esa manera de parecer más presentable de lo que ya estaba, aunque lo cierto es que estaba impoluto.

Cuando regresó a su asiento, Sir Haldir le susurró una frase, “Un público difícil, ¿eh? “. De primeras se sintió reconfortado. Parecía que su compañero, su antiguo discípulo y su amigo, trataba de levantarle el ánimo. Pero cuando lo pensó un poco más se percató de que le había llamado bufón o algo parecido. Que tuviera público implicaba que acababa de llevar a cabo una interpretación y dados sus precedentes…

Fue a replicarle algo a Sir Haldir. Se puso en pie y encaró a su compañero alzó el dedo índice de la mano derecha, frunció el ceño y abrió la boca para decir algo mientras apuntaba con su dedo a su compañero.

- ¡Eso ha…! – De pronto se quedó callado y volvió a sentarse con los brazos cruzados.

No le gustaba discutir. No iba a discutir por una tontería. Al fin y al cabo sólo había sido una pequeña broma. Podía ser incluso que ni tan siquiera fuera con mala intención. Sir Haldir era un buen amigo. Que le hubiera dejado en ridículo una hora atrás frente a su asistencia era agua pasada. Al fin y al cabo, era él quien le permitía a aquella mediana todo aquel abuso.

Mientras todas aquellas ideas rondaban por su cabeza fue otro mediano el que se acercó a Sir Alois. Gambrinus siempre le había caído simpático. Desde lo que sucedió el trágico día del Evento Verde, poco o nada había coincidido con él, aunque desde luego lo que no era cierto era que no se hubieran visto desde entonces.

- Bueno de hecho… - Replicó Sir Alois. – Desde aquel suceso, nos hemos visto cada dos semanas más o menos. Durante las juntas de la Cofra… - Para que dar explicaciones. ¿Se las daban a él? ¡Claro que no! ¡Sir Alois, el invisible! ¡Ese tipo servicial al que nadie cuenta nada! ¡Nunca! – Si es que no se para que… - Gruñó algo ininteligible.

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29/05/2018, 15:49
Liadrel Rethrir

La elfa al ver a aquel hombre sintió cierta lástima por él. ¿Por qué diablos no podía acabar ninguna de sus frases? ¿Era algún defecto mental o simple inseguridad? Fuera como fuera, la impresión que Sir Alois causó en ella no fue para nada la de alguien digno de formar parte de la Cofradía de Magia y Hechicería. De hecho no le parecía alguien digno de pertenecer a ninguna asociación, gremio u organización de relevancia como aquella en la que decía encontrarse.

- ¿Realmente pertenece a la Cofradía? – Le preguntó la elfa al enano que tenía a su lado sin molestarse en bajar el tono de voz. De esa forma Sir Alois fue consciente de dicha pregunta, pero no giró la cabeza ni dijo nada, simplemente hizo como si no hubiera escuchado nada. El enano se encogió de hombros, pues también parecía dudarlo. – Supongo que sí… - Sentenció la elfa. – De no ser así… ¿Qué pintaría aquí?

La mujer dio una palmada y separó su espalda de la pared acercándose al centro de la sala. Miró de arriba abajo a todos y cada uno de los presentes, denotando bastante seguridad en sí misma. Tanta que de ser posible le podría dejar la sobrante a Sir Alois para hacer un hombre de él.

- Mi nombre es Liadrel Rethrir. – Dijo al fin la elfa de cabellos dorados. – Creo que todos estamos aquí para lo mismo… - Afirmó rotunda. – No me gusta que me hagan esperar, pero no veo otra opción. La realeza es así…

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29/05/2018, 16:03
Innos Tharan

Llegó entonces el turno del enano. Había permanecido en silencio durante todo el tiempo que llevaban allí, pero parecía que, habiéndose presentado ya todos los presentes, alguno con mejor suerte que otros, era el momento de desvelar su nombre. Se puso en pie y al igual que la elfa se acercó al centro de la sala.

- Yo soy Innos. – Dijo de forma escueta. – Innos Tharan.  – Añadió.

No dio nada más y regresó a su asiento. Una vez allí empezó a paladear. Tenía la boca seca. No se habían dignado a poner una sola galleta salada y ni agua para calmar la sed de los invitados. La elfa tenía razón. Trataban con la realeza y la realeza trataba a su pueblo con muy poco decoro. Buscó entonces con la mirada a Sir Alois.

- Tú pareces moverte bien por aquí dentro. – Le dijo de pronto elevando la moral de Sir Alois. Por fin alguien que parecía tenerle en consideración. – Pese a todo es seguro que conoces el palacio. ¿Sabes de donde sacar una buena jarra de cerveza? – Sir Alois fue a responder, pero el enano no le dejó. - ¡Claro que lo sabes! ¡Anda, se bueno y tráeme una! – Y rió de forma cavernosa.

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29/05/2018, 19:31
Niren

A Niren le extrañó que alguien se dignara a acercarse a ella, normalmente sus rasgos inspiraban miedo o como mínimo recelo entre la gente. Aunque tampoco es que se fuera a quejar.

Veo que entiendes de buenas sugerencias—comentó deteniendo la moneda y señalando a Haldir con esa misma mano como quien resalta un buen detalle. Luego la guardó en el bolsillo para estrechar la que le ofrecían por el antebrazo y esbozó media sonrisa—. Niren.

La retiró para cruzar el brazo con el otro.

Eso depende de lo que consideres valioso; si la maza que construyó las legendarias escaleras que no llevaban a ninguna parte o el brazalete de oro que perteneció a la reina de alguna civilización extinta—respondió soltando una risita—. Aunque si me preguntas a mí diría que el sentido común. Por desgracia es tan poco común que vuelve a desaparecer antes de que te des cuenta y tienes que ponerte a buscarlo otra vez.

En ese momento escuchó una palmada y se dio cuenta de que había gente hablando de fondo. Al mirar vio a la elfa desfilar, cosa que la hizo arquear una ceja cómicamente.

«¿Y es necesario que vayas hasta el centro de la sala para presentarte?» pensó. Justo después el enano hizo lo mismo solo que sin pompa. Niren saludó con la mano, miró a Haldir y se encogió de hombros «Luego los raros son los de la realeza... »

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30/05/2018, 16:17
Gambrinus

Al oír la mención de la cerveza el barrilete que Gambrinus llevaba al cinto volvió a vibrar esta vez con más fuerza y el mediano tuvo que sujetarlo de nuevo. Algo le decía que eso no iba acabar bien. Tendría que haber dejado a Oripell en casa.

Ya, y seguro que me hubiera seguido por su cuenta—pensó agriamente.

¡Eh tú!—exclamó entonces señalando con el dedo índice al enano de forma acusadora— ¡Muestra un poco de respeto! ¡Sir Alois es miembro del Despacho de Integridad Mágica! ¡No es un criado que han puesto a tu servicio!

Gambrinus, o mejor dicho Borgrim, se quedó estupefacto. ¿Qué acababa de pasar? ¿Se había expuesto él para defender al inútil de Sir Alois? ¿Cómo podía ser eso? La verdad es que había sido un acto reflejo, como cuando colocas tus brazos para protegerte de un golpe. ¿Por qué había hecho algo así? El mediano miró a un lado y al otro. Había ocurrido precisamente lo que no quería, llamar la atención. Bueno, ya no podía echarse atrás.

Sir Alois salvó muchas vidas cuando esos terroristas itecos intentaron destruir la sede de la cofradía—dijo con el dedo aún extendido—. Así que lo primero que deberías hacer es darle la gracias. ¡Y tú también elfa!

El mediano se cruzo de brazos levantando levemente la barbilla. Si fuera tan alto como un humano, estaría mirando a los demás por encima del hombro. Pero eso era físicamente imposible. Seguía consternado pero en su cabeza las piezas empezaban a encajar. Una cosa es que Alois fuera alguien mediocre y otra cosa es que lo despreciaran de forma gratuita. No le gustaban ese tipo de comportamientos. ¿Pero por qué había actuado así? Eso no le gustaba y lo peor era que no se trataba de la primera vez que se sorprendía haciendo algo que no quería.

Por cierto, yo soy Gambrinus. Encantado.

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30/05/2018, 22:41
Sir Haldir

A Haldir le sorprendió la marcialidad del saludo que había escogido Niren, pero se lo devolvió de todas formas.

—Te he preguntado por el tesoro más raro, no por el más valioso —le corrigió Haldir a Niren—, así que me quedo con la maza de las escaleras a ninguna parte.

Haldir ensayó una sonrisa que duró poco en su rostro. Se puso serio al ver como la elfa y el enano la tomaban con su maestro. Aquellos dos debían ser los acompañantes "irrelevantes" de los que le habían hablado. Se preguntaba si seguirían tan jocosos y ufanos de sí mismos si descubrían qué papel jugaban realmente en todo aquello.

Haldir era demasiado cortés para revelárselo. Por suerte, Gambrinus fue el encargado de ponerles en su sitio. La sonrisa volvió a acudir, presta, al rostro del caballero. Dedicó un asentimiento de aprobación al gnomo antes de devolver su atención a su interlocutora. 

—Continúa. ¿Por qué alguien construyó unas escaleras que llevan a ninguna parte... con una maza? 

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31/05/2018, 16:16
Narrador

Un soldado apareció de pronto ante los extraños hombres y mujeres allí reunidas. Al parecer por fin por fin se habían dignado a comparecer los anfitriones de todos ellos. Sin más dilación aquel veterano guardia les hizo pasar a la sala contigua a través de unas enormes puertas doradas de metal, decoradas con motivos geométricos en relieve. La historia de las famosas escaleras que no van a ninguna parte y que fueron construidas con una maza tendría que esperar a otra ocasión para ser contada.

La estancia a la que accedieron se trataba de una sala diáfana decorada con todo lujo. Unas enormes columnas de granito ascendían hasta el techo abovedado, que alzaba no menos de doce metros desde el suelo. Dichas columnas estaban dispuestas en paralelo a un pasillo que conducía hacia una tarima de roca sobre la cual reposaban tres tronos ocupados tan solo dos de ellos.

El techo era azul, las columnas eran azules, las baldosas eran azules. Todo en aquella estancia era de un azul añil que provocaban cierto desconcierto para aquellos que no estaban acostumbrados a encontrarse en un lugar como aquel. Tan solo los objetos de decoración, como las estatuas, bustos y jarrones que se hallaban en los laterales de aquel pasillo, así como los telares o retratos que colgaban de las paredes, daban un tono de color a la llamada Sala Azul.

Al acercase hacia a la tarima donde estaban ubicados los tronos, detectaron varios rostros conocidos, aunque no para todos los allí presentes. Sentados en un banco junto a la base de la tarima se hallaban Wilhermina Magnusen, Directora del Despacho de Integridad Mágica y el Mago Real Rargzorg, líder indiscutible de la Cofradía de Magía y Hechicería de Bythuador. A medida que se acercaban a dicha zona, sus anfitriones se fueron levantando. La primera en hacerlo fue Wilhermina, quien saludó en primer lugar a Sir Alois y Gambrinus, acto seguido lo hizo Rargzorg y finamente la princesa Mena, la cual se sentaba en el trono situado a la izquierda del central, donde permanecía sentado el rey Téfanos III.

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31/05/2018, 16:24
Whilermina Magnussen

- Bienvenido a la presente reunión. – Dijo entonces Wilhermina con un tono conciliador. Hizo una leve reverencia con el rostro a todos los presentes y continuó hablando. – Tengo entendido que habéis sido informados del porqué de vuestra presencia hoy aquí frente al Rey, la Princesa, el Mago Real y una servidora. – Sonrió. – Aunque sé que han evitado daros bastantes detalles. Tal omisión era necesaria sin duda, pues el asunto que tenemos entre manos es de alto secreto. – Hizo una breve pausa. – Si bien podría seguir informándoos de más detalle, le cederé la palabra a nuestro querido Mago Real. – Miró entonces a Rargzorg y éste asintió con la cabeza.

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31/05/2018, 16:38
Rargzorg

El mago real se acercó a los recién llegados. Estrechó la mano de todos y cada uno de ellos, empezando por el enano pelirrojo y acabando por el miembro más conocido de todos ellos, el mediano Gambrinus. Era un hombre de expresión severa. Sus ojos miraban con determinación y seguridad a cada uno de los miembros de aquel extraño grupo en el momento de estrechar con firmeza sus manos.

Se trataba de un hombre que rondaba el metro noventa y de espaldas anchas. Aunque parecía aparentar unos cuarenta años de edad, todo el mundo sabía que no tendría menos de setenta. Su apariencia era imponente, casi intimidante. De cabello oscuro, aunque veteado por las canas, portaba una perilla bien recortada y vestía enteramente de negro. Aunque en el exterior solía ocultar su cabeza bajo una capucha, en ese momento llevaba la cabeza al descubierto.

- Gambrinus… - Mencionó el nombre del mediano. – Veo que te has recuperado de la conmoción que supuso el Evento Verde. – Se recreó en el apretón de mando que le dedicó al mediano. – Itecos… - Sonrió a la vez que le guiñaba un ojo a aquel pequeño arcano. – Nunca sabes lo que estarán tramando… - Añadió. – Antes de continuar, quiero cederle le palabra a su majestad real, el rey Téfanos III o a su bella hija la Princesa Mena. Por si así lo desean.

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31/05/2018, 17:08
Téfanos III

El Rey se puso por fin en pie y extendió los brazos hacia los lados de forma ceremoniosa mientras caminaba hacia sus invitados y bajaba lentamente las escaleras, como si pudiera presumir de tener todo el tiempo del mundo. Lucía una sonrisa de oreja a oreja y se mostraba feliz de tener bajo sus muros a tan renombrados personajes.

- Estoy feliz de que todos vosotros hayáis aceptado involucraros en tan importante… - Buscó la palabra correcta, pues parecía que no tenía muy claro que decir. - …tarea… - Dijo finalmente. – La nación necesita gente válida. Gente con las aptitudes adecuadas y por eso os han seleccionado a vosotros. – Hizo una breve pausa en la que se detuvo a mirar a todos y cada uno de los presentes. – Ante una encrucijada como ésta, se necesitan agentes como vosotros. Espero que deis la talla y seréis ampliamente recompensados. – Miró entonces a su hija. – Hija mía… - Y con la mano hizo un gesto cediéndole la palabra.

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31/05/2018, 17:20
Mena

- Gracias padre… - Respondió entonces la Princesa. – Como bien ha dicho el rey, necesitamos gente válida para llevar a cabo una investigación y posiblemente una búsqueda. – Aquella joven mujer parecía que era de todos, la primera que iba al grano, la única que dejaba atrás las parafernalias políticas y los formalismos innecesarios. – Fuimos informados hace unas cuantas semanas por el Mago Real aquí presente, de la preocupación del Despacho de Integridad Mágica acerca de un hecho que podría complicar en demasía la paz en Lucarrion. – La Princesa Mena tragó saliva, pues parecía que la historia que iba a contar no sería corta. – Todos debéis conocer a Rataxes, a excepción quizás de nuestra invitada extranjera, la señorita Niren. – La señaló con la mirada. – Rataxes, por si alguno no lo sabe, fue uno de los principales generales bytheños que luchó en las pretéritas guerras en el sur. Es un poderoso mago y héroe de guerra que pertenecía a la Cofradía y que estaba subordinado al poder real y al del director de la Cofradía, el Mago Real aquí presente. Hace cerca de un mes desapareció de Aventria y hemos sabido que ha viajado al sur. Durante las campañas den Du-Haib encontró en unos archivos, documentos y mapas que sitúan un poderosos artefacto en dicho territorio. Un artefacto que sin duda puede causar el caos y destruir el orden establecido así como lo conocemos. – Cogió aire apesadumbrada. – Es por ello que os necesitamos. Necesitamos a gente válida para localizar al traidor y a sus secuaces y traerlos de vuelta a Bythuador para ser juzgados, con o sin el artefacto al que he hecho mención. ¿Alguna duda hasta aquí?

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31/05/2018, 23:00
Sir Haldir

Tal vez en otra ocasión —pensó Haldir cuando vio aparecer a la guardia real.

Dedicó un encogimiento de hombros a Niren y la invitó con un ademán caballeroso a caminar delante de él. Siguió a la escolta hasta la Sala Azul. Alguien se había tomado muy enserio lo de la temática azul, aunque al menos había elegido un color con tino. Haldir no quería pensar demasiado en qué le hubieran pasado a sus córneas si el decorador hubiera optado por la Sala Rosa, o la Sala Verde Pistacho.

El caballero de la Orden Rubí estrechó manos e intercambió saludos y sonrisa con los dignatarios según se fueron presentando por, supuso, riguroso orden de protocolo. Cuando la princesa Mena (como no podía ser de otro modo) expuso los preliminares del asunto por el que habían sido convocados allí, fue Haldir (como tampoco podía ser de otra forma) el primero en exponer sus dudas. Sir Alois era, tal vez, la única persona presente consciente de lo inquisitivo que podía ser el Caballero de la Orden Rubí.

—¿Que han revelado las adivinaciones arcanas y divinas sobre el paradero e intenciones de Rataxes? ¿Cuál es la naturaleza del artefacto que busca? ¿Por qué no se ha protegido todavía si es tan peligroso en manos enemigas? ¿Y por qué es indiferente, entonces, que el artefacto sea puesto a buen recaudo si un enemigo diferente a Rataxes puede encontrarlo y utilizarlo en contra de Aventria? 

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01/06/2018, 20:44
Niren

Niren había ladeado la cabeza cuando Haldir le respondió.

—Bueno, en este trabajo "raro" suele ser sinónimo de "valioso".

Iba a contestarle a la pregunta sobre las escaleras cuando finalmente alguien se dignó a aparecer así que lo que hizo fue devolverle el encogimiento de hombros. Al menos al fín podrían hacer algo más que estar allí parados como espantapájaros.

Cuatro personas se encontraban en la siguiente sala. Y no había visto salir a nadie. Así que o habían estado mirándose incómodamente mientras dejaban pasar el tiempo estipulado de espera de invitados o no tenía ni idea de por qué habían tardado tanto en llamarlos. Aunque hubo otra cosa aparte de eso y del omnipresente azul que hizo que su fuero interno se llenara de hilaridad.

«¡Los cuatro!» exclamó en el susodicho «¡Se las han apañado para cederse la palabra y explicar algo a trozos para poder hablar los cuatro!»

Le encantaban aquellas extravagancias de la nobleza.

Tras todos los estrechamientos de manos, miradas y explicaciones iniciales, se cruzó de brazos y cambió el peso del cuerpo de pierna en ademán pensativo. Allí estaba el silencioso "pero" en que había pensado en un principio: A Bythaudir se le había escapado un chalado que todavía tenía más ganas de guerra contra el sur.

Ya no es que Niren fuese malakina y aquello no le hiciera ninguna gracia, que también, sino que las guerras y el caos solían ser malas para el negocio de la caza de tesoros.

Al menos las cabezas de Bythaudor parecían querer seguir en paz con las Du-Haib. Eso estaba bien. Pero si el artefacto se encontraba en dicho territorio... entonces le pertenecía al mismo y había algo que le extrañaba. Fue abrir la boca para preguntar pero Haldir se adelantó con una batería de interrogantes que englobaban el suyo así que no añadió más por el momento.

—Especialmente lo último—apostilló en su lugar.