Partida Rol por web

[D&D 3.5] En Busca de Feyrya.

Capítulo 3. Un Embajador y una Sacerdotisa al Rescate de la Thogsi.

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20/03/2019, 12:55
Narrador

Tanto Tarkahn como Belbara, habían recogido todas sus pertenencias y enseres personales para aquel viaje hacia lo desconocido con bastantes probabilidades de no retorno. El anzano como la enana confiaban en poder sobrevivir, encontrar a Feyrya y regresar victoriosos a Karak-Belgarosh, pues de lo contrario no hubieran aceptado la misión, al menos en el caso de la enana barbuda, pues el embajador no tenía mucha más elección. Pero tenían claro que la aventura que tenían frente a ellos no iba a ser un paseo por el campo. Se encontraron a medio camino entre sus dependencias y la puerta de Karak-Belgarosh, dominios de Dabrand, Maestro de la Puerta.

Nadie fue a despedirles a las puertas de la ciudadela. Ni el Kark, ni la Thogsi, ni Dodana se dejaron ver por allí. Por no ir no fue ni tan siquiera Rovanan, algo que extrañó al embajador, aunque posiblemente, Tordwa y Belgarosh le habían prohibido acudir a despedirse de su amado, algo que sin duda, no iba a ayudar a que les viera con mejores ojos y su rebeldía iba a continuar en aumento hasta que finalmente acabara por madurar del todo o... puede que no, puede que siguiera siendo una enana cabezota y rebelde toda su vida.

El que si estaba allí era Thain. El capitán de mineros era un enano no demasiado alto, aunque si bastante ancho. Era pelirrojo, como la mayor parte de los enanos de la ciudadela, aunque su color de pelo era muy intenso, casi como las ascuas del fuego. Lucía una barba bien recortada en la zona de la perilla, pero le carcaterizaban dos enormes trenzas pelirrojas que caían a ambos lados de su cara naciendo en sus bigotes. Por lo demás, era un enano como cualquier otro. Fornido, de nariz gruesa y de mirada intensa. Quizás destacaba por su olor y la mugre que lucía encima, pues Thain no era de los que se bañaban mucho.

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20/03/2019, 12:58
Thain

Buenas tardes, señor embajador. - Le dijo al anzano. - Lo mismo digo sacerdotisa... - Le habló entonces a Belbara haciendo una leve reverencia con la cabeza.

La voz de aquel enano era gruesa y profunda como un túnel excavado en la roca a gran profundidad. Su aliento era fétido como el aroma defensivo de una mofeta. Algo les decía a Belbara y a Tarkhan, que el viaje al lado de aquel particular enano iba a hacérseles muy largo. Por suerte, al menos era un enano competente en cuanto a lo que a ingeniería se refería, combate y dirección de unidades militares. Al menos así rezaba en su hoja de servicio.

No he logrado reunir a los veinte enanos que el Kark me había reclamado. - Dijo algo preocupado. - Pero si tengo diecisiete... - Desveló. - No hay tantos locos como se podía suponer en esta ciudadela afirmó con rotundidad. - Entonces empezó a enumerar uno a uno los nombres de todos y cada uno de los enanos que tendría a su cargo. -  Thali, Kernie, Estiardo, Thunk, Troin, Marlas, Ruiko, Hutun, Dodrun, Funthar, Himontruk, Gumbto, Grantz, Zordûm, Baro, Vargol y Sartho...

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21/03/2019, 10:06
Belbara

Belbara avanzaba con gran solemnidad dirección a la puerta. Tarkhan la encontraría seria, pero sosegada. Saludó al anzano con un movimiento de cabeza. Iba bien aseada y recién peinada. La mitad izquierda de su melena estaba trenzada de modo que le quedaba bien pegada al cráneo. Su barba sedosa también estaba adornada con sus características trenzas, y todo ello con adornos dorados. Esto junto a sus tatuajes y su indumentaria para el viaje le otorgaba un aspecto más de guerrera que de santa. Arrugó la nariz cuando Thain comenzó a hablar, ofendiendo su olfato con su fétido aliento. ¡Por Brook! ¿Habrá desayunado mierda de troll? No era, en realidad, una gran sorpresa. Todos los enanos de la ciudadela habían bromeado alguna vez a cerca de este tema. Se decía que aquel enano podía lograr poner al enemigo en huida tan solo con su aliento, y de ahí había salido un mote para él : "el hechicero" -Bien, bien. Seremos suficientes, buenos enanos todos ellos.- No pensaba dejarse llevar por el derrotismo fácilmente, tres hombres menos de los que había pretendido el Kark no era tan diferente. Ella había imaginado muchos menos.

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25/03/2019, 08:14
Tarkhan

¿Locos?

Thain tenía problemas de liderazgo mucho más importantes que padecer de halitosis, pero no sería él quien se los señalase.

—Bien. Si ya están hechos todos los preparativos, podemos ponernos en marcha.

Perdonad por la brevedad del post, pero no tengo mucho tiempo y la semana pinta peor aún que la anterior. No quería tener la partida parada por más tiempo.

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25/03/2019, 17:45
Narrador

Dicho aquello, todos los enanos y los anzanos se pusieron en marcha. El grupo era bastante ruidoso. Al menos ahora que empezaba el viaje lo era, pues, con todos los cacharros que portaban encima, armas y armaduras, parecía que se trataba de una cacharrería andante. Pero eso no era lo más ruidoso de todo, pues aquellos buenos enanos iban conversando entre ellos a viva voz. Buenos amigos los unos de los otros, aun sin estar borrachos, tenía mucas anécdotas que contar, bromas que narrar y risotadas que soltar.

Quedó desde ese primer momento bien claro, que el arma de aquella expedición, a no ser que cambiaran las cosas una vez en terreno exterior, no iba a ser el sigilo. Tarkhan, Belbara y quizás Thain, tendrían que tener en cuenta aquello y lidiar con ello para que su expedición no acabara demasiado pronto en manos de un grupo de emboscadores. La fuerza bruta era de agradecer en algunos momentos, pero quizás en una misión de aquellas características, no iba a ser su mejor arma, no al menos de buenas a primeras.

Avanzaron armando alboroto hasta las puertas de la ciudadela. Allí se encontraban dos guardias que les abrieron paso y del otro lado les esperaba el reconocido Maestro de la Puerta. Acababan de llegar a los dominios de Dabrand y en aquel lugar, él era la máxima autoridad, encontrándose en muchos asuntos a la misma altura que el mismísimo Kark y en otras justo por debajo. Sí, el poder de Dabrand era grande, pues su responsabilidad también lo era. Él era el máximo encargado de la seguridad del ciudadela. La primera y la última defensa de la misa y quien permitía o denegaba el paso del interior al exterior y viceversa.

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25/03/2019, 17:55
Dabrand

¡Oh Belbarba! - Dijo aquel enano con los brazos abiertos hacia la enana barbuda. - ¿Cuánto tiempo hacía que no venías por aquí? - Le preguntó. - ¡Ven a mis brazos! ¡Ven con tu tío Dabrand!

Pues sí, Dabrand era el hermano de Kodramd, padre de Belbara y sí, hacía por lo menos cuatro meses que no le visitaba. Los preparativos de las festividades en última estancia, el adiestramiento de los novicios, las labores diarias y los caprichos de la canonesa, no le dejaban demasiado tiempo libre a la sacerdotisa para hacer visitas.

¡Esa mala víbora! - Dijo entonces el Maestro de la Puerta. - ¡No te deja ni un momento para respirar! 

Belbara sabía muy bien a quien se refería con aquella expresión. Dabrand no se llevaba demasiado bien con Brook, pero peor se llevaba con Dodana, a quien pertenecía aquel cariñoso apelativo. El resto de los presentes no sabían como Dabrand se refería a la canonesa, pero enseguida todos ellos deducieron a quien iba dirigido aquel "mote".

- Tengo entendido que os marcháis en busca de Feyrya... - Dijo entonces mucho más serio. - ¡Pero vamos, vamos! ¡Dale un abrazo a tu viejo tío!

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26/03/2019, 09:58
Belbara

Belbara no parecía darle importancia al comportamiento del resto del grupo de enanos. Era lógico a sus ojos que hablasen, bromeasen entre ellos, fanfarroneasen o incluso cantasen viejas canciones de tiempos menos pacíficos que habían quedado ya atrás. Marchaban quien sabía por cuánto tiempo dejando atrás a mujeres, hijos, padres, madres, esposas ... Mejor este ambiente distendido que no la marcha fúnebre causada por la pena. Belbara veía en aquellos enanos el ímpetu y el coraje, la emoción por la aventura y las ganas de superarse para regresar con historias que contar. Estas serían explicadas y escuchadas durante generaciones, no iba a ser un viaje fácil, no había que ser ingenuo, quizás no todos regresase. La enana caminaba con decisión, limpia, respandecientes sus joyas y su hacha. El arma estaba decorada con una intrincada cenefa enana en el mango y distintas runas en la parte plana del metal. El símbolo de Brook destacaba sobre todas las otras. Su larga melena y trenzas desprendían destellos que arrancaban las antorchas con su luz. Bien pertrechada y aseada, quien sabía cuándo podría volver a darse un baño. Llegaron a la puerta y una sonrisa afloró a sus labios al encontrarse con Dabrand. Por su puesto no se hizo rogar demasiado para dar un emotivo abrazo a su tío. ¡Cuántas veces había jugado con ella en la infancia! ¡Cuántas veces la había lanzados los aires para recogerla antes de que en su descenso tocase el suelo! Desde que Belbara tenía memoria su tío había sido alguien muy importante para ella. -Ya sabes cómo son las obligaciones- le respondió, pues él también tenía las suyas, y no es que su tarea fuese de poco peso para toda la ciudadela -Así es. Quizás regresemos con buenas noticias para todos.- sonrió levemente a su tío, era muy consciente de que sin duda lo más probable era que encontrasen algún problema, ¿Por qué si no iría armados? -¿Algún consejo para nosotros?-

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26/03/2019, 16:08
Dabrand

Sólo uno... - Dijo con solemnindad mientras miraba fijamente a los ojos de su sobrina. - Eres mi sobrina favorita... - Desveló. - Y ahora va mi consejo... ¡No dejes que te maten! - Y soltó una carcajada que retumbó en toda la sala.

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27/03/2019, 08:15
Tarkhan

¿Belbarba? pensó para sus adentros Tarkhan ¿Ha llamado a su sobrina Belbarba?

Aquello hubiera sido un insulto para cualquier anzana, o al menos una mofa hacia su feminidad. Claro que la sacerdotisa parecía enorgullecerse de su barba, por la forma en la que había aseado, cepillado y trenzado. Lo femenina que pudiera ser una enana no parecía estar reñido con la longitud de su barba. O tal vez Belbara fuera una enana que había decidido vivir como un enano. 

Tarkhan respetaba cualquiera de las dos opciones, aunque los dioses sabían que él prefería las enanas -y las mujeres en general- bien rasuradas, como Rovanan. 

—Ya veo que el motivo de nuestra misión es un secreto a voces —suspiró el Gato Sonriente—. Gracias por vuestro consejo, Dabrand, seguro que Belbara lo tendrá en cuenta cuando estemos rodeados de enemigos.

Reprimió el impulso de llamarla Belbarba. Tal fuera un apelativo familiar y él no tuviera aún suficiente confianza con ella para utilizarlo.

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27/03/2019, 19:07
Narrador

Tras los saludos, los consejos, los comentarios mordaces y las despedidas, los ventiún participantes de aquella aventura que estaba por comenzar, pasaron el puente que les conducía hasta la puerta de la ciudadela. Ante ellos tenían una impresionante obra de ingeniería. La puerta de Karak-Belgarosh era una torre defensiva de siete pisos. Para acceder a ella, un ejército invasor debía atravesar un foro y dos rastrillos antes de poder siquiera tratar de tumbar la puerta metálica del krakado enano.

Para alcanzar el nivel del suelo, los enanos se fueron turnando para utilizar un elevador con capacidad para hasta ocho personas. No es que no hubiera escaleras, pero todos los miembros de la expedición, al menos los varones de raza enana les hizo ilusión probar aquel ingenio, por el cual, mediante cuerdas y poleas podían descender desde lo alto de la torre hasta el nivel del suelo sin tener que utilizar las escaleras.

Una vez abajo, varios enanos empezaron a hacer rodar unos engranajes y la puerta de hierro que pesaba casi una tonelada empezó poco a poco a moverse para abrirse al mundo exterior. Una vez atravesaron la primera puerta, el primer rastrillo, el segundo rastrillo y finalmente el puente levadizo que atravesaba el foso, se encontraron al fin ante una inmensa llanura. Para algunos de los allí presentes, esa era la primera vez que visitaban el mundo exterior aunque no para la mayoría.

Se encontraban en una tundra helada en la que los pocos árboles que se divisaban estaban cubiertos de nieve. Muy a lo lejos se intuía una zona cubierta de agua y un bosque. Al este dejaban el Escudo del Norte, que era así como se denominaba la cadena montañosa donde se encontraba la ciudadela que abandonaban, así como también la ciudadela de Karak-Berbagar en la zona noroeste de la misma cordillera.

Y ahora era el momento de comenzar su andadura. Cargados como mulos, los enanos de Thain comenzaron a caminar en dirección oeste, aunque no sabían realmente a dónde se dirigían. Quizás alguien tuviera que poner orden o quizás no, porque al fin y al cabo, ninguno sabía exactamente por dónde debían empezar a buscar, aunque lo cierto era que quizás dirigirse al norte era la mejor idea, pues era hacia el norte donde se suponía que estaba las ruinas de la ciudadela que Brook construyera siglos atrás.

Notas de juego

Turno libre... podéis decidir dirección hablar entre vosotros o lo que os de la gana. Si queréis incluso podéis ayudarme describiendo el viaje y describir incluso algunos días enteros de viaje... Como queráis!

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28/03/2019, 09:13
Belbara

La despedida de su tío fue con un nuevo y fuerte abrazo, junto a la promesa de que regresaría. Todos sabían, tío y sobrina incluidos, que esa promesa era más fácil de hacer que de cumplir. Pero de algún modo parecía que el honor de los enanos, quienes se comprometían muy en serio con las promesas que hacían, podría hacer que Belbara lograse sacar fuerzas de flaqueza en momentos críticos al recordarla. Ninguno había visto a la sacerdotisa en un momento tan personal, su tío era el último familiar al que vería antes de partir, seguramente también sería el primero a su regreso, pero cabía la posibilidad de que fuese simplemente el último, porque Belbara no era inmortal aunque a veces le gustase parecerlo. No hubo lágrimas, eso jamás y menos ahora, pero sí miradas cómplices y muy significativas con Dabrand.

Aprovechó el entusiasmo de los varones por descender por ese elevador. Sinceramente ella también deseaba bajar por ahí, pero fingió ser condescendiente y hacerlo por sus compañeros de viaje. Una vez en la plataforma y bajando el brillo en sus ojos no mentía, estaba disfrutando como una niña de aquello, por más que intentase mantenerse muy digna cuando la miraban. En cuanto salieron el Sol le deslumbró y el aire fresco golpeó en su rostro. Cuando al fin sus ojos se adaptaron contempló el paisaje. Hacía muchos años que no salía, y solo lo había hecho una vez, pero el paisaje estaba muy cambiado. Recordaba que en la otra ocasión las hojas de los árboles estaban rojas y las ramas de éstos se desnudaban. Ahora en cambio no habían tantos colores, el blanco predominaba y el frío se colaba hasta los huesos. Belbara se acomodó y cerró la capa para mantener mejor su calor corporal.

Miró al grupo, a los enanos que la acompañaban y a los anzanos. El semblante de Belbara ahora era serio, el de alguien que evalúa la situación y se mentaliza de lo que está por llegar. 

La aventura comenzaba y tal vez no regresasen todos.

 

Notas de juego

Perdón, me despisté y no terminé el post. Se me desmarcó como pendiente, y con el ajetreo y demás de las últimas semanas se me pasó.

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05/04/2019, 12:12
Tarkhan

Acamparon al amparo de un afloramiento rocoso que los resguardaba del viento. A sus pies rebrillaba un riachuelo, retorciéndose en meandros entre pra­dos y grupillos de árboles. Al otro lado del río, al norte, podían ver los grandes bos­ques junto al Lago Negro. Tarkhan se acercó al riachuelo para beber algo de agua fresca y descansar. No estaba acostumbrado a viajar largas distancias, pero sí estaba acostumbrado a trabajar duro, de modo que ninguna queja salió de sus labios.

—Rayo de Luna, coge pergamino y una pluma —le pidió a su aprendiz y ayudante—. Y toma nota de todo lo que digamos Belbara y yo.

Se sentó en una piedra, junto a la sacerdotisa. No le ofreció agua porque lo más probable es que se riera de él. Era una mujer de pelo en pecho, quizá incluso de forma literal. Lo más probable es que no bebería nada más suave que una cerveza.

—Háblame de Brook —le pidió—. Empieza por el principio. Todo lo que sepas de él como mortal.

Perdón por el retraso.
 

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08/04/2019, 23:36
Belbara

Se le hacía extraño aquello de dormir bajo las estrellas, llevaba toda una vida dentro de la montaña, y aunque el firmamento podía resultar hechizante a Belbara le inquietaba un poco, eso de no tener un techo, de estar en un lugar tan abierto... no estaba segura de que llegada la noche cerrada fuese capaz de conciliar el sueño.

Dejó caer se su trasero sobre una piedra redondeada. Habían hecho un tímido fuego, no era plan de llamar demasiado la atención pero tampoco de morir congelados. Arrebujada en su capa sacó un trozo de pan y empezó a comerlo lentamente, como si quisiese hacerlo durar un poco más de lo necesario. 

Al menos hay algo de roca... eso le tranquilizaba, aunque seguramente no lo suficiente.

Tarkhan se acercó a ella junto con aquella jovencita anzana, Belbara les miró por un instante como si se preguntase qué demonios hacían, pero siguió a lo suyo hasta que el hombre habló. ¿Realmente aquella niña se llamaba Rayo de Luna? A la sacerdotisa le parecía un nombre demasiado largo, poco práctico si había que alertarle de algo o darle alguna orden.

Si fuese corriendo directa a un precipicio ya se habría despeñado para cuando terminase de pronunciar su nombre.

Pensó para sus adentros. Después miró a ambos con curiosidad ¿Realmente iba a anotar todo lo que ellos dijesen? A Belbara le gustaba leer y escribir, pero aquello le parecía exagerado. Sus ojos pasaron de Tarkhan a Rayo de Luna, y de Rayo de Luna a Tarkhan después. Concluyó mentalmente que era posible que el anzano tuviese mala memoria.

-¿Ha cazado alguien un poco de carne?- preguntó justo antes de dar otro mordisquito al pan. Lo hizo porque realmente esperaba que así fuese, pero también para ver si la muchacha lo escribía, si algo tan absurdo como eso quedaría plasmado para la posteridad.

-¿Quieres saber de Brook? ¿Pero solo como mortal?- No estaba segura de si aquello le hacía gracia del todo. Claro que su dios había emprendido su ascensión desde una posición similar a la de ella, pero si a Tarkhan no le interesaba el Brook dios ... ¿Significaba que no pensaba seguirle en la fe? ¿Para qué querría un anzano saber de Brook si no iba a formar parte de sus seguidores? Belbara desconfió y clavó sus ojos del color del ámbar en los del hombre, una mirada dura, fría, como si tratase de ver más allá de la carne y la piel. 

-Brook era un enano, un guerrero, desde siempre- comenzó a hablar -La nobleza y el honor movían cada uno de sus actos, y así sigue siendo, para siempre- dio otro mordisquito al pan - amigo de sus amigos, una pesadilla para los enemigos. Así es un buen enano, así debe ser quien quiera tener su bendición - hizo una pausa, una pausa demasiado larga como para no hacerse incómoda para quienes hubiesen esperado que hablase por los codos, dejándose llevar por el entusiasmo - Pero no todo el mundo es noble, y a Brook le engañaron una vez, engañaron a todos los enanos. Los enanos ya no quieren que les engañen más - Y terminó de un bocado lo que le quedaba de pan, guardando de nuevo silencio mientras masticaba pausadamente y buscaba su odre con la mano. 

 

Notas de juego

No te preocupes, yo tampoco he podido estar mucho por umbria estos días, así que al menos hemos coincidido ;)

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09/04/2019, 10:38
Narrador

Aquella noche, la conversación acabó allí. Belbara no estaba muy proclive a contar demasiado acerca de su dios patrón y lo cierto era que estaban cansados. Demasiado tiempo bajo el amparo de los muros de la fortaleza, les había convertido a todos ellos en un grupo de sedentarios. Todo el día viajando les había derrotado y cuando Seyran desapareció por el horizonte dando paso al reinado de Maahan, lo que menos querían aquellos enanos, por mucho que Tarkhan estuviera interesado, era mantener una conversación filosófica, Belbara incluida aunque sus motivos principales fueran otros más que el mero agotamiento físico.

Y lo cierto fue que al amanecer del segundo día de viaje reemprendieron la marcha hacia el norte. Fueron pasando los días sin demasiados cambio, ni demasiados avances. Aquellas tierras eran realmente un territorio bastante despoblado. Cuanto más al norte se internaban, más bajas eran las temperaturas y más pantanosas se presentaban las tierras. Sumar las malas condiciones climatológicas y la escasa calidad de la tierra para los cultivos, a que aquella región estaba atestada de trasgos, provocaba que fuera muy difícil encontrar asentamientos estables en la zona.

Aunque lo cierto era que pocos signos de actividad habían visto durante su viaje. Ya no actividad enana o de aquellos nuevos llegados, a los que se les conocía como vovits, terribles humanos fuertes como toros, altos como osos y furiosos como jabalíes, que se decía procedían del norte de Arthanis y que empezaban a establecerse en el norte de Harvaka y rivalizaban con los clanes trasgos. Eran humanos sí, pero muy diferentes a los anzanos, quienes eran un pueblo mucho más civilizado y desde luego más pacífico dentro de su marcado belicismo.

Entre los pocos signos de actividad con los que se toparon, se contaban una hoguera alrededor de un campamento que debió ser desmontado tres o cuatro días atrás antes de la llegada del grupo a la zona. Era evidente, al menos para Marlas, el explorador del grupo, que se trataba de un campamento trasgoide. Sin embargo, no aportó ninguna prueba de ello, más que su férrea creencia. Poco después ese mismo día, encontraron a unos escasos diez kilómetros de distancia, el cuerpo desollado de un alce, el cual para Marlas, era también evidente que había sido descuartizado por trasgoides. Y finalmente dos días después se toparon con un cadáver.

Y en ese punto era donde se encontraba en ese momento el grupo. Marlas de nuevo se adelantó y se apresuró a inspeccionar el cuerpo.

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09/04/2019, 10:39
Marlas

El enano corrió hasta el cuerpo y casi se lanzó encima del mismo para examinarlo. Se tragaba de un trasgo, el cual estaba boca abajo Lo cierto era que estaba bien tieso y que olía a podredumbre. Sin duda llevaba allí más de dos o tres días. Lucía una armadura de cuero y portaba una vaina vacía en su cinturón. Marlas le dio la vuelta y pudo comprobar que estaba siendo devorado por los gusanos. De hecho, de sus cuencas oculares vacías cayeron algunas larvas al suelo.

¡Puaaaaj! - Exclamó el enano. - ¡Qué pudo asco! - Dijo al sobrevenirle una arcada y entonces vomitó a un costado del cuerpo sin vida.

Momentos después, ya algo recuperado de su idisposición, regresó a su minucioso estudio del cadáver. Se puso un trapo anudado alrededor de la nariz, como si de esa forma aislara el pestilente olor de su olfato y comenzó a investigar acerca de la procedencia de aquel cuerpo. 

Parece que le hayan degollado... - Dijo. - Lleva un tatuaje de una cadena que va desde la base del codo hasta casi el hombro. - Observó. - Creo que es un tatuaje tribal... - Afirmó con rotundidad. Entonces comenzó a cachearle. - No parece que lleve nada encima. 

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09/04/2019, 10:45
Thain

Si... - Dijo entonces el Capitán de Mineros. - Cada uno de los clanes de la zona. De los clanes trasgos, suelen portar un estandarte y tienen en éste su símbolo tribal. - Desveló el enano. - Cada símbolo suele representar al líder actual de la tribu o clan, a menos que sea una tribu antigua en la que el símbolo haya transcendido a un antiguo líder. Esas suelen ser las tribus más poderosas. - Se encogió de hombros. - No reconozco ese símbolo, así que creo que no debe de ser un clan demasiado numeroso. Aunque con estos seres nunca se sabe. Sus líderes cambian a menudo y sus centros de poder suelen subir y bajar tan rápido como el día y la noche...

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09/04/2019, 11:56
Tarkhan

Tarkhan no había entendido el recelo de Durbara. Los dioses, elevados por encima de los mortales, tenían motivaciones que podían resultar indescifrables e insondables. Entender cómo habían sido como hombres podía ayudar, en opinión del anzano, a comprenderlos como inmortales. Quizá la enana estaba demasiado cansada del viaje como hablar. O tal vez, simplemente, no estuviera tan versada en la historia de su dios como presumía. Cualquiera de las dos opciones decepcionó profundamente a Tarkhan.

Los nervios estaban a flor de piel cuando reanudaron el viaje, al día siguiente. Marlas se ocupaba de ello, diciendo la palabra 'trasgo' dos o tres veces cada hora. Era como si hablara del hombre del saco. Los trasgos eran carne de bola de fuego, y ellos presumían de ser guerreros enanos, con todo lo que ello implicaba. 

—Avancemos al siguiente claro —sugirió Tarkhan con tono desenfadado—. Seguro que encontramos más información sobre el asunto. O quizá traten de emboscarnos y podamos sacársela a hachazos. Eso os gustaría, ¿no?

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09/04/2019, 21:47
Belbara

Belbara observaba el paisaje, sabía a dónde se dirigían y tal vez hubiese alguna pista o señal, aunque  estaba casi segura de que no habría nada hasta que llegasen a la mismísima y antiquísima ciudadela de Brook. Eso era lo que le interesaba a ella, y temía que también lo que interesaba al anzano, ¿por qué si no desearía saber todo sobre Brook en su etapa mortal? ¿Para qué si no lo querría anotar? No, ella sabía lo que había que saber, o eso esperaba, al menos lo suficiente como para encontrarla y comprender sus secretos y misterios.  Sabía lo que podían encontrar ahí dentro, y por sus barbas que no permitíra que cayese en manos equivocadas.

Parecía lógico que hubiese rastros de trasgos por allí. El campamento, el alce, el muerto, cualquier cosa...  pues aquella era tierra de trasgos según sabían. 

-¿Un ajuste de cuentas?- Lo curioso para la sacerdotisa era que hubiese un único cadáver. -En todo caso debemos ir con cuidado y recordar cual es nuestra misión. No hemos venido a limpiar el valle de trasgos, si se matan entre ellos eso que nos ahorramos- Avanzar hasta el siguiente claro no le parecía una mala idea, no mientras avanzasen hacia su destino. Lo de buscar información a cerca de lo que allí había pasado y de qué hacía ese trasgo muerto, bueno, le parecía algo que no les debía importar demasiado, o nada.

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10/04/2019, 16:34
Narrador

La expedición continuó sin perder mucho más tiempo. Al fin y al cabo un cadáver de un trasgo no era algo de lo que pudieran sacar demasiada información. En un territorio lleno de esas alimañas, encontrar algo así era sin duda algo si no habitual, si bastante normal. Como bien había dicho Belbara, posiblemente la causa de la muerte fuera un ajuste de cuentas entre varios de miembros de aquella condenada raza o una mera pelea que se les fue de las manos. 

Fuera como fuera siguieron las directrices de Tarkhan de seguir avanzando. Podían ser emboscados por los supervivientes de aquella figurada pelea que habían acabado con aquel hallazgo en medio del camino, aunque por el estado de descomposición del cuerpo, lo más probable es que llevara tiempo allí y sus asesinos se hubieran marchado ya muy lejos de aquella zona de las inmensas llanuras que trataban de cruzar en dirección norte.

Lo cierto fue que no tardaron demasiado en dar con algo nuevo. El paisaje que tenían frente a ellos se abría ante una pequeña loma sobre la cual se podía avistar una fortificación y a los pies de dicha loma se encontraba un pequeño bosque de robles rodeándola. La fortificación parecía tener una única entrada desde la cara sur. La muralla estaba enteramente construida con madera y debía alzar no menos de seis metros desde el suelo. En el interior de dicha fortificación debían hallarse no más de cuarenta o cincuenta viviendas, lo que daba una población no superior a doscientos o trescientos habitantes.

Ninguno de los enanos pudo identificar la construcción como enana, pero tampoco parecía ser una obra realizada por trasgos. La naturaleza de la gente que vivía en el interior de aquel fuerte, era por tanto un enorme misterio para la expedición, aunque Tarkhan sospechaba que se trataba de un asentamiento humano. No serían anzanos, pero si posiblemente se trataría de vovits o incluso de jasones. La pregunta era... ¿Valía la pena acercarse y comprobarlo?

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11/04/2019, 09:26
Tarkhan

Tarkhan se sumió en un silencio meditabundo mientras se tironeaba de los bigotes.

—Quizá podamos pasar la noche en ese asentamiento, si son amigables —pensó en voz alta el anzano—. Estaría bien no dormir al raso, por comodidad y por seguridad. 

Miró en derredor.

—La edificación no parece anzana. Lo más probable es que sean jasones o vovits. Humanos, en cualquier caso —explicó el Gato Sonriente—. Podría acercarme a hablar con ellos...

Al fin y al cabo, era embajador.

—... pero no creo que sea conveniente que entremos todos juntos. Vamos armados hasta los dientes, podrían tomarlo como un movimiento hostil. Si estáis de acuerdo me llevaré a un par de acompañantes y el resto esperaréis fuera a que os dejen pasar. Y si no salimos... bueno, ya sabéis lo que tenéis que hacer.

Notas de juego