Partida Rol por web

El combate habia comenzado y por ello poco podia pretar atencion a mi alrededor. Mi amiga pronto estaria alli partiendo porrazos como ella sabia y aunque estaba nerviosa, sabia que daria lo mejor de si y era lo unico que esperaba. Aunque tambien habia apostado 15 monedas de oro que era lo que me quedaba. Si no ganaba tendriamos que comer gachas o salir de caceria.

- VAMOS APLASTALO!!!!! Grite como una endemoniada cuando la vi entrar en la segunda ronda.

Mis manos se juntaron en una señal de plegaria aunque realmente no creia que ningun dios nos fuera a ayudar.

.. Que no te maten estupida....

Entonces Alex me abordo por detras. Me gire sorprendida solo para encontrarme de nuevo ante el y con sus labios. Estaba muy cerca, y tal vez demasiado con tanta gente alrededor.

- Yo no.... gritare...

Dije sumisa mientras le miraba intensamente. Estaba nerviosa y me sentia como una tonta lo cual me daba mucha rabia pero tampoco queria que se fuera. No podia dejarme engañar otra vez pero sus ojos me miraban fijamente y tuve que hacer un esfuerzo para mantenerle la mirada.

No lo logre. Baje la mirada y acomode mi cabello detras de mi oreja en el mas estupido gesto femenino de sumision y nerviosismo.

- Ya no me dices Aeny.... pregunte entre dientes.

Antes le gustaba decirme asi, era mas tierno, mas dulce y mas amable cuando lo hacia aunque usualmente estabamos desnudos y sedientos de mas o habiamos sucumbidos entre jadeos y arañazos y restregar nuestros cuerpo contra la piel del otro entre la penumbra de alguna fogata.

- Que es lo que quieres de mi Alex...

Tenia que alejarme de el, tenia que correr, sabia que no era bueno, que me iba a engañar de nuevo, pero mis piernas no me obedecieron y mis ojos volvieron a ver los suyos y sus labios.

Me odie por no estar pendiente del combate de mi amiga.

El guerrero estaba prácticamente en las últimas. Mi último golpe no había acabado con él, pero si que le había dejado lo suficientemente aturdido como para que agotara todas sus fuerzas con su siguiente acción.

No obstante, tenía que reconocer que luchaba hasta el final, con honor y habilidad. Entendía ahora que hubiese llegado hasta el final un día, aunque fuese hacía mucho. Era diestro y feroz.

Pero ahora... solo alguien como yo, inexperta, podía salir derrotada por él.

 ¡Acaba con ésto! 

Moví mi brazo para agitar el hacha y descargué toda mi fuerza sobre él.

No fue un golpe excesivamente fuerte, pero esperaba que sí que fuese el definitivo. Bajo mi hacha, cayó al suelo, derrotado más que por mi fuerza, por la falta de ellas.

Era un guerrero con honor, de eso no había duda.

Entonces hice un esfuerzo para ver a mi amiga y sonrei al ver que su victoria era proxima.

Ver el combate tambien me habian traido a la realidad aunque sabia quien estaba detras de mi, y casi podia sentir su respiracion.

- SIIIII!!!!!! Grite de emocion.

Aunque sabia que era solo el principio, asi como que no debia darle la espalda al hombre tras de mi, pero no me importo.

- Oye... - Dijo Alex. Se notaba que le faltaban las palabras y se sentía incómodo. - Sé que aquello estuvo mal. Nunca fue mi intención que... Resopló. - Te he echado de menos Aeny...

Alex se quedó unos segundos en blanco, sin saber que decir y entonces Aenifer gritó de júbilo al ver que su amiga, pese a estar recibiendo una buena paliza, también estaba pegando unos golpes impresionantes. Fue entonces cuando Alex se puso en pie con la clara intención de marcharse. ¿Eso era todo lo que quería? No, desde luego que no. Aquel joven perteneciente al pasado de Aenifer volvió a sentarse y posó una mano sobre el hombro de la chica reclamando su atención.

- Tengo algo. - Dijo y no prosiguió hasta que Aenifer le lanzó una mirada. - Es algo bueno Aeny. Un tesoro que de encontrarlo no tendrás que preocuparte nunca más.... - Dijo aquello último en un susurro.

Entonces escuche su voz en mi oido como tantas otras veces habia sentido... una voz dulce y melodiosa que entre jadeos habia manifestado amor, deseo y que eramos el centro del mundo haciendo que todo lo demas perdiera importancia y validez.

Y era asi. Tenerlo tan cerca hizo que mi piel se erizara y me quede congelada sabiendo que aun lo amaba.

 Me habia pedido disculpas. Que mas podia pedir yo. En su orgullo sabia que era un esfuerzo para el pedir perdon.

- Esta bien Alex, yo tambien te he extrañado.... gemi.

Tal vez hubiese alguna forma de limpiar mi nombre en la ciudad. De momento no era importante, solo su rostro que estaba tan cerca del mio tenia ahora toda mi atencion.

- Un tesoro?..... pregunte asustada.

Le tome por la mano para apartarnos a donde nadie pueda escucharnos, nadie prestaba atencion en nosotros pero la discrecion siempre habia sido importante en nuestro negocio. Por eso seguiamos vivos. Una vez apartados ya no veia a mi amiga, pero sabia que estaria bien. Confiaba en ella.

- A ver, cuentame que tienes en mente?

Solo esperaba que no hubiese que matar a nadie. El sabia que no toleraba las muertes innecesarias.

Aquel golpe ni de lejos fue tan duro como los dos anteriores, sin embargo bastó para hacer caer al Anjo.

El hacha de Valyëvan impactó contra la mano izquierda de Eliferum cercenandola por completo. Aquel hombre dejó caer su arma e instintivamente trató de taponar la hemorragia de su muñón con su diestra.

Miró a Valyëvan con respeto y casi se podían intuir notás de agradecimiento en su mirada. Fue a decir algo, pero entonces sus ojos se pusieron en blanco y se desplomó contra la arena cayendo de boca contra esta.

El público gritaba de júbilo feliz con el espectáculo del que estaba siendo testigo. No era por ella, no al menos en exclusividad, pero lo cierto era que hasta que no había dado por finalizado su combate sus sentidos no pudieron percatarse de lo que sucedía más allá de la arena de combate.

La pelirroja miró a su alrededor. No había sido la primera en vencer, pero tampoco la última. Aún quedaban más de la mitad de combates por finalizar, pero eso sí ella ahora ya no le importaba. Su participación ese día había concluido y había tenido éxito. Había derrotado a su rival.

Había matado a muchos enemigos, cortado muchos miembros y maltratado muchos cuerpos, pero aquella victoria... no sabía exactamente como si lo fuera.

Sabía que mi oponente había luchado con honor y que se había sentido feliz por morir en combate, pero eso no consiguió hacerme sentir mejor. En todo caso, mucho peor.

A mi alrededor, los gritos y las salvas por haber vencido se sucedían, pero no podía apartar mis ojos del cuerpo de Anjo, mientras se lo llevaban a rastras de la arena. Hubiera preferido no matarlo. Hubiera preferido poder tomarme una cerveza tras otra con él.

Pero el cuerpo me dolía a rabiar. Puede que aquella fuese mi última victoria aquel año, o puede que no, pero ahora necesitaba dos cosas. Curar mis heridas... y curar mi espíritu.

Miré a Aenifer una vez más y forcé una sonrisa para ella, aunque fuese únicamente para indicarle que me encontraba bien. Después, me retiré con sentimientos contrapuestos.

Había ganado.

Pero no tenía ganas de celebrarlo.

- Tengo en mente un viaje. - Desveló Alex. - Debemos cruzar el océano de Hielo y viajar al noroeste. - Se sentó junto a Aenifer tras darse cuenta de que había despertado su curiosidad. - Se trata de un enorme tesoro. Tengo un mapa y una localización. Me costó mucho conseguirlo, pero... - Sonrió mientras daba unos toquecitos contra su chaqueta. Se notaba que portaba algo alargado oculto. ¿Un portamapas? - Esperaba encontrarte aquí. Creo que eres imprescindible para este trabajo Aeny. - Le miró a los ojos. - Te mentiría si te dijera que de no haberte encontrado te hubiera seguido buscando. Supongo que hubiera buscado a otra persona... pero el destino, los dioses... han querido que diera contigo. Esperaba que vinieras y estoy contento por ello. ¿Qué me dices?

Y cuando Valyëvan miró hacia el graderío, donde debía encontrarse su inseparable compañera, no la encontró. ¿Debía preocuparse? Era extraña no verla allí, pero si algo sabía hacer Aenyfer era cuida de si misma. No obstante, que se marchara en medio de su combate. Desde luego no era algo normal. Habían cruzado media Vovitania para ese momento y su amiga se estaba perdiendo el momento  culmianante de ese viaje.

Momentos después de la victoria de Valyëvan sobre el Anjo, terminaron el resto de combates. Algunos habían sido tan brutales como el que ella misma había protagonizado y otros habían acabado con una rendición a tiempo. La sangre manchaba la arena y algunos miembros amputados habían quedado olvidados en la zona de combate, pero eso ahora no era lo más importante  para la  bárbara.

Por suerte, su participación en el día de hoy había concluido y podría ir en busca de Aen de inmediato. Una vez abandonaron la arena, un sinfín de curanderos acudió rápido a tratar las heridas de los combatientes. Dos hombres con vendas y material de curación acudieron presto junto a la pelirroja. Pero ésta los espantó como a moscas. Tenía mejores cosas que hacer en ese momento y tampoco eran tan críticas sus heridas. 

Antes de abandonar la enfermería camino de las gradas, vio por el rabillo del ojo, como un sacerdote se encontraba junto al que creía el cadáver de su rival. Le estaban vendando el muñón amputado y le mientras un par de asistentes limpiaba sus heridas. Valyëvan vio como aquel hombre se movía. No había muerto después de todo. Era sin duda un hombre más fuerte de lo que a priori parecía.

Finalmente salió de aquel lugar lleno de moribundos y curanderos y se encaminó a las gradas.  Sería difícil localizar a su amiga entre todo aquel gentío, pero trataría de conseguirlo. Por suerte gozaba de buena orientación. Tras subir las escaleras de los vomitorios, llegó al pasillo que rodeaba las gradas en el piso superior y allí los vio. Su amiga se encontraba de pie junto a un hombre. Los dos estaban hablando de algo de forma aparentemente amistosa. Aquel hombre no era otro que el joven con el que Aenyfer se cruzó el día anterior. Aquel joven que le traía malos recuerdos...

No sabía a dónde había ido Aen, pero me resultó extraño. La última vez que había mirado hacia las gradas, estaba allí sentada, sufriendo y animándome. No es que la quisiera únicamente para que me animase, pero era mi amiga y me reconfortaba verla a mi lado. 

Pero se había ido.

No sabía por qué ni para qué, pero se había ido.

Mientras tanto, mientras me preguntaba sobre qué habría sido de ella, vi el resto de combates, que fueron tanto o más duros que el mío. Sin duda, tendría problemas al día siguiente con uno de ellos. Eran muy buenos guerreros y bien podía ocurrir que perdiese mi vida en la arena.

Quizás por eso no me preocupé por mis heridas. Estaba viva, ¿no? Pues ya está. Eso era lo único importante. Cuando salía, comprobé para mi sorpresa que el guerrero contra el que había luchado no estaba muerto todavía. Reconozco que eso me llenó de orgullo. Era un gran guerrero, y su grandeza... también aumentaba la mía.

Pero al dirigirme hacia la salida y explorar los pasillos, descubrí por qué Aen no estaba donde yo esperaba. Estaba hablando con el joven que habíamos encontrado el día anterior. Apreté los dientes, conteniendo mi rabia. Sin duda, ella había querido hablar con él, y eso era algo que yo no comprendía.

En muchos aspectos, en casi todos en realidad, yo era una mujer de blanco y negro. Una persona, o me gustaba y confiaba en ella, o la detestaba y no podía ni verla. Así era con aquel muchacho. No podía ni verlo, así que no entendía la actitud de amiga.

Pero me contuve. En lugar de intervenir, decidí esperar, entre las sombras, a que terminaran de hablar.

- Aun estoy molesta contigo y lo sabes, dije poniendo mala cara aunque se notaba que ya estaba mas tranquila.

Cierto remordimiento aun me carcomia sobre aquel tesoro, pero lo cierto era que no podia dejar a mi amiga sola. No es que no pudiese defenderse pero habiamos venido juntas. No seria justo. Ella tendria que venir con nosotros.

- Solo tengo una condicion Alex.... Valy tiene que venir con nosotros, no pienso dejarla aqui y tengo que esperar que termine el torneo asi que porque no me hablas un poco mas de este mapa y me brindas algo a ver si se me pasa la molestia, vale?

Aun asi mis ojos trataban de ver si habia alguna trampa en sus palabras o su mirada.

- El mapa no es gran cosa... - Dijo entonces Alex sacando el portamapas de su chaqueta, lo destapó y sacó un pequeño pergamino enrollado. - Verás... estas montañas están al norte de Harvaka. He localizado la zona. Está anotación es de mi socio... - Dijo entonces Alex y levantó la cabeza. - Perfecto lo de tu amiga. Necesitaremos de su brutalidad. Pero yo también tengo un compañero, él encontró el mapa. Tiene información de primera mano de que en esa zona se encuentra la cuna de la civilización enana. En esta montaña... - Señaló con el dedo justo donde indicaba la flecha. - Se esconde un inmenso tesoro. Si lo encontramos seremos ricos, Aeny. - Sus ojos se iluminaron al decir aquellas palabras y sonrió mostrando sus colmillos ligeramente más grandes de lo normal. - Verás... mi contacto me ha pedido que reúna un grupo. Jacrow no es de Arthanis, pero lleva viviendo aquí algunos años. Formó parte de las colonias humanas del norte. Sabe de primera mano que en su pueblo siempre se hablaba de que a los pies de aquella montaña se encontraban en ocasiones joyas y gemas que parecían proceder el interior de la montaña. Un hombre... - Se puso a pensar un momento. - ...no recuerdo el nombre Aeny, pero eso es lo de menos. Desapareció durante meses y una día de la noche a la mañana regresó con una carreta llena de oro y joyas. Se convirtió en el dueño del valle. - Soltó una carcajada, estaba emocionado. - Me contó Jacrow que siempre dijo que lo que pudo reunir solo era una ínfima parte de lo que había en la fortaleza, pero con eso le bastó para vivir a cuerpo de rey. - Suspiró tratando de localizar algún tipo de sentimiento en la mirada de Aenyfer. - Muchos trataron de encontrar el lugar, pero... les resultó imposible. Finalmente los trasgos se reagruparon y expulsaron a las colonias. El tipo de la historia murió llevándose el secreto a la tumba de la localización exacta de la fortaleza y Jacrow tuvo que venir a Arthanis huyendo de los trasgos. Cree haber localizado la montaña y el lugar exacto de donde se encuentra la fortaleza. Lo lleva estudiando toda su vida. ¿No crees que es una buena oportunidad?

Tras ver el mapa por un rato y estudiar un poco mas a Alex parecia que tenia razon. Era una buena oportunidad y despues de todo parecia sincero. Ademas con eso dinero podria limpiar mi nombre.

- Esta bien. Lo haremos. Pero tenemos que poner al corriente a mi amiga vale?

Entonces me levante para ir a ver que habia pasado con su combate y si estaba bien. Me daba pena haberme perdido el final pero sabia que estaria bien, confiaba en ella.

Fue en ese preciso momento en el que Valyëvan se acercó a donde se encontraban Aenifer y aquel tipo que tan mala espina le daba. Al parecer la guerrera había estado escuchando, o al menos presente durante la conversación que habían tenido su amiga y su viejo conocido. Aenifer y Valyëvan se reencontraron y junto a la pícara se encontraba un silencioso Alex Ryder, quien se guardaba mucho de abrir la boca. Las que tenían que hablar en ese momento eran las mujeres y el estaba mejor callado.

Lo primero que hice al acercarme fue mirar con furia a aquel hombre. De buen grado le habría arrancado la cabeza allí mismo. Casi sin darme cuenta, apreté mis dedos entorno a mi hacha, aunque me contuve para no hacer ningún movimiento ni tampoco, ofender a Aenifer, que si estaba hablando con él era sin duda porque no deseaba una confrontación... o eso esperaba.

-¿Estás bien? -le pregunté -. Te busqué en cuanto terminé, pero desapareciste, y luego te he visto con... él, así que...

A la mierda.

-Está bien -dije, girándome hacia el tal Alex -. ¿Por qué estás aquí? Dame una buena razón para que no te hunda el hacha en mitad del cráneo.

Cuando entro mi amiga me senti completamente apenada, era muy... desconsiderado haberla dejado sola aunque tampoco hubiese podido hacer mucho. Aun asi me senti mal por haberle abandonado.

- No es.... que...

Entonces reacciono como esperaba que reaccionara.

- No Valy, no es lo que tu piensas, grite mientras extendia mi manos y me ponia entre ella y Alex.

- Deja que te explique si?

Me acerque a ella para revisar si necesitaba algun tipo de curacion pero parecia en buen estado.

- Has ganado verdad? Sabia que lo harias!! Tengo una pocion de curacion si la necesitas, ven acercate que esta todo bien, bueno no del todo pero hemos hecho las paces, Alex se ha disculpado a su mejor manera y lo mas importante es que tiene algo jugoso entre manos... ven.... Dije tomandole de la mano para que se relajara.

Nos sentamos junto a Alex pero aun veia la mirada de Valy con ganas de partirlo en dos. Me sente junto a ella solo por si acaso y ademas para demostrarle que aunque podria perdonarle no volveria a ser su pareja.

- Alex ha encontrado un mapa, parece importante y tras revisarlo parece autentico y parece que hay suficiente para nosotros, es decir para repartirlo entre los cuatro.

Entonces vi sun confusion. Solo habiamos tres alli.

- Es que Alex tiene un amigo adicional que nos acompañara. Es quien obtuvo el mapa. Mejor explicale tu Alex...

Entonces volvi a revisar a mi amiga.

- En serio estas bien? no quieres la pocion? Las traje para ti! Toma una! Ya le comente a Alex que teniamos que esperar a que terminara el evento y aplastaras todas las cabezas y esta de acuerdo en que vayamos todos juntos. Que dices?