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[D&D 3.5] La Torre de las Almas Perdidas 2: El Plano de la L

Capítulo 10. El Fin del Hielo y la Nieve.

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23/11/2017, 19:28
Director

Notas de juego

Serge no ha hecho trampa. Este pobre diablo no tiene más que su ropa, sus botas y su cinturón.

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23/11/2017, 23:49
Serge Leblanc

 -Relájate, no pienso robarle hasta la chemise y luego huir. Además, ¿dónde podría guardarme el botín para moi solo en este lugar?

Aparte, no parecía que aquel individuo poseyera nada de especial valor, así que tampoco es que pudiera escamotearles nada a sus compañeras. Cuando terminó de registrarle a conciencia, se alejó del vagabundo con cara de decepcionado.

 -Rien de rien, está limpio como una patena. No sé si es que ya le han robado o si no tenía nada desde un principio, mais no he conseguido encontrar nada de utilidad. Si alguna quiere registrarle por su cuenta por si me he dejado algo, seguro que al buen homme le haréis muy feliz.

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25/11/2017, 12:03
Gwindra D'Pasthel

Cojo un trozo de tela y lo mojo con un poco de agua de mi odre.

Se lo acerco a los labios y aprieto, para que pueda beber un poco.

Antes de que la mordaz boca de Lyris me critique por desperdiciar agua, hablo.

-Tiene que venir de alguna parte. Si conseguimos que reaccione podría darnos información sumamente valiosa. No tenemos nada que perder, aparte de un poco de mi agua.

Intentando que algo de agua le entre en la boca y humedezca sus resecos labios, lo agarro.

-Hola, ¿me oyes?

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26/11/2017, 09:55

Lyris no tardó en descargar la mordacidad que se esperaba de ella.

-¿Podrías tú decir, oh experta exploradora, de dónde has venido? ¿O dar alguna información de utilidad acerca de la ruta que has tomado o el lugar donde te encuentras? -preguntó a Gwindra-. ¿No? Pues imagínate él, que ni siquiera está en sus cabales. Deberíamos acabar con su miseria y seguir adelante.

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27/11/2017, 16:10
Director

Aquel hombre no parecía escuchar nada de lo que le decían. Ignoró a Serge durante el cacheo al igual que pasó por alto las preguntas de Lyris. Como de costumbre la arcana estaba en lo acertado. Una costumbre que empezaba a ser bastante molesta tanto como para Gwindra como para Serge. No tenía encima nada que pudiera llegar a serles de utilidad y ni su mente les serviría de nada en ese momento.

La propuesta de la maga de acabar con el sufrimiento de aquel pobre desgraciado sonaba muy similar a la que tuvo Serge para con Runhadir, la cual o secundo Lyris, pero que tampoco contradijo. Quizás fuera lo mejor al fin y al cabo, pues aquel hombre poco o nada podía aportar y más bien sería una carga el camino que otra cosa.

Dejarlo supondría su muerte por inanición, deshidratación o por el ataque de cualquiera de los seres que moraban esas tierras. Llevarlo consigo supondría compartir las pocas provisiones que tenían consigo. Para Serge aquel hombre tan solo hubiera sido un sujeto al que sustraerle algo de botín y para Lyris sin duda estaba mejor muerto que vivo, de nuevo la decisión estaba en manos de la elfa.

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27/11/2017, 23:04
Serge Leblanc

Sorprendentemente, el ladrón escuchó pacientemente a Lyris e incluso asintió a sus palabras.

 -Llevarlo con nous puede salirnos bien o puede salirnos mal. Si resulta que sólo está débil y conoce el camino hacia una village, nos salvaríamos todos. Si está ya loco perdido… Pues será una carga.

Serge desenvainó su daga y la lanzó ligeramente en el aire para luego volver a cogerla.

 -Eso sí, si al final decidimos poner punto final a sus misère, yo voto por lonchearle y curar su carne al calor seco del sol. Sé que no es la alternativa más agréable, pero dejarle que se lo coman las bestias sería un desperdicio de alimento que no nos podemos permitir dadas las circonstances.

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28/11/2017, 08:49
Gwindra D'Pasthel

Gwindra mira a la maga con mala cara. Está cansada. Tiene ojeras. No quiere saber nada. Sin embargo cuando Serge habla de comernos al tipo ese, niega con la cabeza.

-Ambos tenéis razón. Pero este hombre no nos ha hecho nada. Y os recuerdo lo que pasó la última vez que brotó sangre en este sitio de mierda.-Dijo, meneando la cabeza-Haced lo que queráis. Yo no pienso mancharme las manos de sangre de un inocente. Y sólo digo que viene sin comida ni agua, así que no puede venir de muy lejos.

Deja la cabeza del hombre en el suelo y se levanta. Camina unos pasos en la dirección que venía el pobre desgraciado, y poniendo la mano de visera, otea el horizonte. Coge su mochila, se la pone, saca el arco y una flecha y la pone en la cuerda, sin tensarla aún. Seguramente lo maten. Pero no seré yo. Seguramente sea mejor acabar con su sufrimiento, pero hay una posibilidad de salvarlo, por pequeña que sea, y de que nos salven. Me gustaría agarrarme a esa posibilidad. Pero estoy cansada de pelear.

Una vez se ha alejado una distancia prudencial, vuelve a otear el horizonte.-¿De dónde vienes?