Partida Rol por web

Edzard también desenfundó su espada larga y agarró con firmeza su escudo. No obstante su mirada no iba dirigida hacia el ser retiliano sino hacia sus espaldas. El veterano abrió los ojos de par en par y se preparó para recibir un impacto. Algo chocó contra el escudo de Edzard y le hizo retroceder unos centímetros. Entonces lanzó una estocada hacia adelante y cuando volvió a alzar su espada, ésta estaba manchada de una extraña y viscosa sangre oscura.

- ¡No Markku! – Gritó el anciano. – ¡Él no es el enemigo! ¡Abre tu mente! ¡Mira con tu corazón!

Al ver la sangre en el filo del viejo guardia entendió de que iba todo eso, había un enemigo invisible o de un plano diferente que les estaba atacando.

-Todos en guardia, alguien camuflado nos hostiga y quiere acabar con nosotros! dejad a los lagartianos y afinad los instintos!!!

Aquello no tenía ningún sentido. Estaban frente a aquella criatura, viéndole mientras les hablaba de profecías y demás zarandas sin que pareciera haber nada más a su alrededor. Sin embargo, había algo más. Una batalla se estaba librando y ellos estaban involucrados pudieran verlo o no. El dolor de su vientre era prueba más que suficiente para el ladrón, pero el viejo había conseguido otra prueba aún más contundente. Había apuñalado a un ser invisible que sangraba un extraño y viscoso icor negro. Aquella visión hizo que Serge Leblanc empezara a temblar, sintiéndose abrumado por aquella situación. Ese maldito plano infernal iba a acabar con ellos.

 -Que diable? ¿Qué está pasando? No me digas que nos atacan cosas invisibles que sólo el vieux Edzard puede ver.

Enemigos camuflados y ellos sólo tenían los ojos de un viejo. No era por ser pesimista, pero estaban perdidos.

Nadie pudo escuchar las advertencias de Lope salvo Markku. De repente y sin previo aviso, Edzard, Serge y Cleon ya no estaba allí. No se habían marchado ni se habían evaporado, no había visto como desaparecían frente a sus ojos, sino que simplemente sus compañeros estaban y de repente dejaron de estar.

Marrku miró tan asombrado como asustado a su compañero Lopericke hizo lo mismo con Khorvin, quien como un ovillo comenzó a auto compadecerse en el suelo sin parecer estar con ellos, sino más bien de nuevo en un estado de inconsciencia consciente. Por su parte, el ser reptiliano permanecía frente a ellos sin dar más explicaciones.

- ¡Qué les has hecho! – Markku exigió una explicación. - ¿A dónde han ido? ¡Te exijo que los devuelvas con nosotros! – Le ordenó a su extraño interlocutor.

Los hombres lagarto de nuevo apuntaron con sus lanzas hacia el guardia. La tensión era evidente en todos los presentes salvo en el reptiliano, quien parecía no haberse inmutado ni un ápice frente a las amenazas de Markku y las repentinas desapariciones de la mitad de sus compañeros.

- Markku, amigo… - Dijo con su siseante acento aquel ser. – No te resistas. Acepta la verdad.

Su actitud y tono de voz parecían más conciliadores que beligerantes, no obstante, tanto Lope como Markku intuían cierta amenaza en todo lo relacionado con aquel ser.

- Mira a tu alrededor con fe y sin prejuicios. – Habló de nuevo el reptiliano. – Observa la verdad. Puedes hacerlo, puedes descubrir donde estás.

Lope, tira otra vez cordura.

Dado de 100 debes sacar 67 o menos para pasarla.

Si pasas son 3 puntos de cordura menos, si fallas 3d4 de cordura menos.

Lope estaba confuso, sus compañeros desaparecian, los lagartianos les amenazaban con armas, sin duda la situación era la mas grave que habían pasado hasta el momento... y eso que llevaban varios muertos a sus espaldas...

El batidor se acercó a su amigo Khorvin, no quería perderlo otra vez, mirando a derecha e izquierda moviendo su hacha de un lado a otro sin ver nada se acerco a él, intentado levantarlo con la mano que le quedaba libre.

-Vamos lobo de mar! no me falles! levantate y lucha espalda contra espalda conmigo! estos boquerones no podrán con nosostros! dijo intentando centrar en la realidad a su piratesco amigo.

Tan pronto como Loperick alzó la voz Markku afirmó decidido a acabar con sus enemigos o definitivamente sucumbir ante ellos y morir con honor. No obstante, en ese preciso instante también se esfumó de su vista. Tan solo Khorvin, quien no parecía reaccionar y permanecía en el suelo hecho un ovillo, permanecía a su lado.

Loperick estaba más solo que nunca desde que llegara a aquel plano. Los enemigos eran muchos y por mucha que fuera su habilidad con las armas, su vida estaba perdida si decidía atacar a aquel fornido grupo de poderosos guerreros. Se veía además en la obligación de proteger a Khorvin, pues si se dejaba matar, ya nadie cuidaría de él.

- No debes sentir odio, ni ira hacia mí. – Habló entonces el ser de rasgos reptilianos. – Tan solo soy un guardián del tiempo. No trato de cambiar los hechos ni de inmiscuirme en ellos, pero si he decidido o decidí aconsejarte, Loperick Ster de Vilerres. Enfunda tus armas y trata de ver más allá de este interminable erial. Mira en el pasado, ves a él… - Aquellas enigmáticas palabras iban cargadas de templanza y en cierta medida consiguieron que Lope se relajara de alguna forma pese a los nefastos acontecimientos que estaban sucediendo a su alrededor.

Loperick estaba nervioso, pero eso no le servía de nada, debía deshacerse de esos malos pensamientos y pensar con claridad...

Sus compañeros habían desaparecido, su amigo en el suelo en estado catatónico, y frente a él una especie de ser sabio, mas antiguo que el vino, rodeado de guardianes serviciales y de porteadores portentosos... sin duda debía relajarse, escuchar lo que le decía aquel ser y aceptar que cualquier cosa era posible en ese lugar, las normas de GEA ahí no se aplicaban.

-Expliqueme Sire como hago para seguir a mis compañeros! Oh gran guardian del tiempo, conocedor de lo conocido, sabedor de lo sabido! guardo mis armas como me pides para aprender! enseñame a ver lo que no está pero puede que algun dia esté! 

El ser asintió complacido ante la reflexión de aquel humano. Lope intuyó una sonrisa en aquel rostro reptiliano de grandes ojos negros, aunque lo cierto era que era difícil estar seguro de tal extremo.

- Debes liberar tu mente. - Explicó el antiguo ser que tenía frente a él. - Debes rendirte a la locura de la que estás rodeado. No luches más, no intentes comprende. Asume que el caos reina en este plano. Así es, así fue y así será.

El ser se acercó hasta Lope y sus guardias dieron un paso atrás alzando sus lanzas hacia el cielo. El antiguo alargó su brazo y posó sus largos dedos sobre el hombro del guardia de la prisión.

En ese momento Lope sintió paz. Se sintió de nuevo en casa y se relajó hasta el punto de casi perder el tono muscular. No obstante, se sobrepuso recuperando la compostura y volvió a centrar su atención sobre el antiguo.

- Viajaras a a Pielati. - Habló el ser. - No debéis luchar ahora. Sólo tratad de regresar. Parecerá el final pero no lo va a ser.

Lope se relajó, hizo caso al reptiliano y empezó a tener sueños de todo lo que había sufrido hasta ese momento, seres absurdos, asesinos implacables, astros sin lógica, trastos metalicos sin palabra para definirlos...

-Cuentame algo mas de Pleplati! que tenemos que hacer? tenemos aliados allá?

- Muchos serán los aliados, pero mayores y más numerosos los enemigos. - Habló aquel ser. - No podréis vencer. Pielati caerá. Helga morirá, pero no será el final. No será su final.

Lope cayó en la cuenta. Pielati era la fortaleza de la que Mester les había hablado. El último reducto de los clérigos de Asthar que cayeron a manos del Gran Mago Rojo. ¿Pero, eso ya había sucedido, no? En cuanto dijo aquel nombre también recordó algo. ¿Helga, no se llamaba así la mujer de Cleon?

Lope procuró guardar en su mente todo  lo que escuchaba, era un hecho que era cuestión de tiempo que su excepcional forma física y psicológica le fallara y se desvaneciera. Era ahora o nunca.

-Un viejo clérigo nos contó como vinieron a este plano a luchar contra el mago, fueron incluso miles, pero tras mucho tiempo acabaron siendo erradicados... nos dirigimos a ese momento? si es así volvemos al pasado, pero lo que pasó no se puede cambiar... o hay alguna posibilidad de que algo sea diferente, me gustaría salvar a esa buena gente? como salvamos a Helga, la mujer de nuestro amigo? está alli? como mato al mago?

- Mester Frelaand. - Pronunció el nombre completo de aquel anciano clérigo como si pudiera verlo en ese preciso momento. - Para mi el pasado, el presente y el futuro son un mismo instante. Muchos son los desenlaces posibles. Mester está aquí, contigo. Helga también está aquí, luchará a tú lado, pero morirá. Debes aceptarlo, es la única manera de devolver el caos al plano.

Levantó la mano del hombro de Lope y dio varios pasos atrás. Miró en todas direcciones y pareció preocupado. Entonces volvió a mirar a Lope con determinación en su oscura mirada.

- ¡Debes partir ya! ¡Debes sucumbir a la locura! - Negó con la cabeza. - Demasiada información jugará en tu contra, en contra de todos.

En ese momento el aovillado Khorvin desapareció. Pero Lope no estaba preocupado. Sólo completamente, aunque en presencia de aquel ser sabio y toda su corte, pero tranquilo, pues sabía que allí donde Khorvin y el resto habían ido, no estaban solos y tenían aliados.

Lope estaba solo, pero estaba recibiendo datos útiles, seguro que el lugar al que tenía que ir no sería mejor que en el que estaba ahora...

Una última cosa antes de sucumbir a la locura, no tienes ningun instrumento que me vaya a ser útil en la batalla que se acerca? llevo mucho tiempo con el mismo equipamiento y no se porqué pero creo que algo útil puedes tener. Dijo guiñando un ojo de complicidad

- No lo entiendes... - Le miró de forma compasiva, como un abuelo mira a su nieto. - No puedes ganar. No debes ganar... - Le acarició el rostro con sus escamosas y ásperas manos. - Pielati debe caer. En todos los futuros en los que el plano recupera el equilibrio, Pielati acaba en ruinas. No debes decirle esto a tus compañeros, en especial a Cleon. No pudo hacer nada por Helga y no podrá ahora, pero puede que en el futuro de reencuentre con ella.

El antiguo regreso hacia su trono y se sentó sobre este. Los porteadores alzaron el transporte y los guardias rodearon al antiguo alrededor de todo si perímetro.

- Nada tengo para ti, amigo. - Dijo aquel ser en tono de despedida. - Sólo la información que te he dado.

Lope miró con tristeza al ser que huía en dirección a su trono... Para ser tan poderoso era muy agarrado... Ni un triste alimento gustoso se digno en darle y ahora estaba solo, esperando lo que sí o sí iba a pasar... Lope de abandonó al plano, iba a ir con sus amigos.