Partida Rol por web

Cleon abrió y cerró la boca confundido... ¿Cómo era que el extraño ser sabía su nombre? ¿Y Samian? ¿Cómo podía saber si había muerto? Observó al desconocido... no era del mismo tipo de los seres que atacaron y mataron a Samian.

La única explicación es que hubiera enviado a esos seres a matarlos y luego se hubiera hecho con el cadáver de su amigo y... le hubiera preguntado... Sabía que habían seres así... y si éste tenía tanto poder...

- Samian murió nada más llegar a este plano de locura. Le atacaron un par de seres demoníacos y no pudimos salvarle. - No fui lo suficientemente rápido con las flechas - pensó para sus adentros.

No se sentía especialmente culpable por la muerte de su compañero, pero lo cierto es que había fallado con las flechas y en aquel momento su perro aún no estaba acostumbrado a recibir órdenes.

Al pensar que era éste el ser que posiblemente había ordenado a aquellos seres que atacasen a Samian, le subió un acceso de ira, pero se controló. Si Edzard tenía razón estaban en manos de un ser así.

- ¿Cómo sabes mi nombre? ¿De qué conoces a Samian? 

El batidor escuchó solemnemente, sin duda habían encontrado a un ser que les podía explicar algo del plano sin morir de vejez en el acto, eso o esclavizarles durante el resto de su vida, pero eso no era probable, morirían antes de ser siervos de nadie, venían de GEA y allí no se dejaban amedrentar por seres magestuosos.

Lope optó por escuchar, sentándose en el suelo con las piernas cruzadas y tocándose el mentón con una de las manos en señal de estar pensativo.

- No le he conocido nunca, ni le conoceré. – Respondió aquel extraño ser a la pregunta de Cleon. – Tú me hablaste de él o me hablarás. – Aclaró dejando todavía más confuso de lo que ya lo estaba al cazador. – Si es en esta realidad en la que Samiam murió a manos de los guardias del Gran Mago Rojo, es el momento de que se cumpla la profecía que habla sobre algunos de vosotros.

Todos se miraron intentando comprender algo de lo que aquel ser les estaba hablando. De forma intuitiva buscaron el sentido a todo aquello en la persona de Edzard, pues era él quien les había conducido hasta aquel lugar. No obstante, el anciano parecía tan confundido como todos ellos, pues parecía haber salido de golpe del trance que le había conducido a llevarlos hasta ese lugar.

- Como ya debéis saber… - Prosiguió hablando aquel ser de aspecto elevado. - …existe un Gran Mago Rojo, el cual trata de dominar el plano con oscuros propósitos. La profecía dice que llegará un día en que unos ajenos llegarán a la ciudad de Arcactius y lucharan por devolver el caos al plano. Esos sois vosotros, aunque no todos vosotros.

El extraño no tenía nada que ver con la muerte de Samian. Cleon se tranquilizó y anotó una deuda más a pagar por el Mago Rojo, si es que tenía la oportunidad de pasar el cobro.

El cazador no entendía mucho de magia ni de planos ni nada parecido, pero la forma de hablar del ser era como si pudiera ver el futuro. 

No hay mayor maldición que conocer tu futuro. Eso sí recordaba haberlo oído en algún lado. Quería preguntarle si vería a Helga de nuevo, pero una respuesta negativa le hundiría en la desesperación y se quedaría para siempre en este plano. Él solo había venido a por su esposa, si la encontraba no arriesgaría nada para salvarla e intentaría huir de aquí.

Su mente era un torbellino. Prefirió no hacer la pregunta y mantener la esperanza. Ciertamente maldito es el hombre que conoce su futuro.

- No creo que tengamos mucha pinta de héroes de leyenda, pero si eso permite salvar a los nuestros... - casi. Cleon rozaba la cuestión que le comía por dentro dudando por un momento, pero la evitó con un esfuerzo de voluntad - ...haremos lo que esté en nuestra mano para que se cumpla.

- Pero necesitaremos ayuda. Armas... Orientación... Información... cualquier cosa que puedas darnos nos vendrá bien.

Khorvin lluch se encorvó hacia Lope, el cual tenía a su diestra y en voz baja preguntó-¿Acaso conocéis a estos extraños paisanos? Por el amor de una madre, son más feos que una sepia...

Volviendo la atención sobre aquel ser que parecía llevar la voz cantante, inclinó su cabeza a modo de saludo, mientras en sus adentros seguía preguntándose que demonios era aquel horrendo ser.

Lope seguia en su estado de semimeditación pensando los pros y los contras de enfrentarse a tan lagartianos seres cuando su amigo pirata renacido le sacó de su ensimismamiento.

-No mi buen lobo de mar! estos cangrejos son de agua dulce y nunca los habíamos visto! pero quizás puedan capear el temporal y llevarnos a buen puerto! Dijo intentando copiar el lenguaje marítimo del que hacia gala su petulante amigo.

-Hay que ir con ojo, no sea que nos lancen una red y nos pesquen como a unos boquerones para luego sacarnos las espinas o meternos en una pecera. 

Tras sus comentarios Lope dirigió su vista al ser cuellilargo tratando de descifrar sus intenciones.

Se había quedado quieto, con los músculos tensos listos para echar a correr en el momento en el que aquellas criaturas saltaran sobre sus compañeros. Sin embargo, el ataque nunca llegó. De hecho, el reptiliano y extraño ser que bajó de aquel palanquín les hablaba de ofrecerles ayuda. ¿Ayuda? ¿En ese plano? Aquello olía a trampa que tiraba de espaldas. Sobre todo cuando decía aquello de que no todos iban a salvar el mundo.

El ladrón escuchó pacientemente todo lo que sus compañeros tenían que decirle a aquella criatura y entonces se adelantó para hablar con él. O ella. O ello, lo que fuera. La cuestión era que Serge le saludó con una reverencia y después dijo.

 -Discúlpeme excellence, pero, ¿podría ser más concreto acerca de aquellos que entramos dentro de la profecía, s'il vous plaît? Y apoyo lo que dice mi compañero Cleon. Si vamos a tener que combatir, necesitaremos suministros.

- Salvareis el plano, lo salvasteis, pero no ahora. – Respondió aquel ser. - ¿Quiénes? No es conveniente que lo sepáis. No puedo revelar vuestro futuro, pues lo alteraría y ya no estaríamos aquí y ahora.

Nada más intervenir aquel ser Loperick comenzó a mirar en todas direcciones, como buscando algo. Khorvin apartó de forma súbita la mano y miró en dirección a su muñeca. Serge gimió y se encogió llevándose las manos al estómago. Por su parte Cleon se quedó pasmado mirando hacia la nada, ante lo que parecía ser una sorprendente escena.

- ¿Huele a quemado, verdad? – Le susurró Markku a Edzard.

- Son los edificios quemándose. – Respondió muy serio el anciano guardia, mentor de Markku.

En ese momento Loperick comenzó a escuchar algo. Un sonido extraño. Un sonido desesperado. Parecían gritos. Gritos y choque de metales. Sin duda una batalla se estaba desarrollando no muy lejos de allí. Miró a uno y otro lado, pero tan solo pudo observar roca blanca.

Khorvin sintió como alguien le tocaba la mano y tiraba de él. De forma instintiva trató de zafarse del agarre. Nadie parecía haberle tocado, ni Loperick que se encontraba a su lado ni ningún otro.

Serge sintió una punzada en el estómago e instantes después cierto sabor a sangre en la boca. Nadie le había tocado, no había recibido el impacto de ningún proyectil, pero sin duda alguna el dolor que le atenazaba a la altura del estómago era real.

Cleon comenzó a ver una serie de sombras a su alrededor. Sombras que parecían ser siluetas humanas luchando las unas con las otras. Sombras que corrían, que se entremezclaban y que representaban ante él una clara escena de lucha. Una batalla.

Cleon observaba las sombras que de pronto habían surgido a su alrededor. No sabía si intervenir o no, no conocía la batalla ni sabía qué eran esos seres ni qué estaba viendo.

Observaba pasivamente intentando reconocer a alguien.

El batidor se levantó ipso facto, dando una voltereta en el aire y desenfundando su hacha de batalla, miró a derecha, izquierda, norte, sur, arriba, abajo, a la lejanía, ... pero nada, no comprendía que pasaba, acaso sus compañeros no percibían lo mismo que él?

-No escucháis ese sonido de batalla? parece como si fuera a escasos pasos, pero no puede ser! Que has hecho extraño ser? son ecos del pasado? estruendos del futuro?

-Nadie lo escucha? gritos de desesperación, golpes de filos metálicos contra escudos ¿Acaso he acabado de perder la razón?

Cleon seguía sin moverse.

- Veo... sombras... una batalla, pero no puedo distinguir nada... - comentó dubitativo, como si no pudiera interpretar lo que veía.

Aquel ser estaba poniéndose demasiado críptico para el gusto del ladrón, pero antes de poder reclamarle una respuesta más concreta, un agudo dolor mordió su vientre. Serge Leblanc cayó de rodillas, rodeando su abdomen con los brazos mientras sentía un claro regusto a sangre en la boca.

 -Merde… Algo me ha herido… En el vientre... Ayudadme, por favor.

Gotas de sudor le cayeron por la frente y escupió al suelo esperando ver un goterón rojo y desagradable. ¿Cómo era aquello posible? No le habían golpeado ni disparado. Sólo estaba aquel lacerante dolor en su vientre. Y el hecho de que sus amigos estuvieran hablando sobre sonidos y olores de batalla no mejoraba el panorama. Miró con furia a aquel misterioso ser. Era él el que estaba haciendo aquello.

 -Maldito bâtard, ¿qué me has hecho?

-¡Por todas las tormentas!- gritó sobresaltado.

-¿Que clase de brujería es esta? ¿Quién está tirando de mi mano como si de un pulpo enrocado se tratase?

Kohrvin tiraba de su mano tratando de zafarse de algo que no era posible ver. MIrando hacia todos lados en busca de aquel que tiraba de él mismo acabó reparando en el ser que parecía hablar en nombre del resto.

-¡Esto es cosa tulla, villano! ¿que pretendes?-exigió saber con el puño en alto.

- ¿Ecos del pasado? ¿Estruendos del futuro? – El ser reptiliano negó con la cabeza. – Esto es aquí y ahora, amigo Loperick. – Y no has perdido la cabeza, sino todo lo contrario.

El ser agarró una bolsa de cuero anudada con un cordel. Deshizo el nudo introduciendo su mano de largos dedos en el interior. Sacó el puño cerrado rebosante de un extraño polvo color ocre llevándose la mano a la boca y soplando con delicadez durante unos instantes.

El polvo se esparció por el espacio y comenzó a relucir de forma deslumbrante gracias a los rayos del rojizo sol que iniciaba su descenso en esos momentos. Aquellos polvos dejaron ver a los allí presentes imágenes de un lugar diferente al que se encontraban. Se trataba de un prado gobernado por una enorme fortaleza de roca gris. Una fortaleza en forma circular rodeada por un profundo foso.

- ¿Por qué me atribuís a mi vuestros males y vuestros miedos, si nada os he hecho? – Preguntó incrédulo aquel ser. - Peliati está frente a vosotros. Es el momento de que empecéis a ver la verdad y escapéis de las artimañas del caos imperante.

- ¡Deja de hablar con enigmas! – Markku finalmente estalló. - ¿Dónde estamos? ¿Qué está pasando? ¿Quién nos ataca?

El joven e impulsivo guardia desenfundó sus espadas y se puso en guardia frente al extraño ser que parecía proceder de un lugar muy lejano. En es preciso instante todos sus guardias lagartianos reaccionaron como cabía esperar y apuntaron con sus lanzas haca Markku.