Partida Rol por web

Neegor se puso inmediatamente en marcha tras dar aquellos miserables datos que poco o nada aportaban a la misión. Sin duda quería guardarse un as bajo la manga y seguir siendo imprescindible para el grupo, por eso de que quizás no acabaran de creerse lo que les había contado acerca del vínculo vital que les unía a él.

El terreno era de bastante difícil avance. El suelo por el que caminaban estaba totalmente cubierto de nieve, la cual les cubría en ciertas zonas hasta las rodillas. Avanzaban en descenso por una escarpada colina. Los abetos que en la parte superior de aquella montaña eran poco abundantes, comenzaron a ser más frecuentes y mucho más cercanos los unos a los otros a medida que descendían.

Todos sin excepción acabaron en más de una ocasión cayendo al suelo. Suerte que la nieve se convertía en un suave colchón sobre el que reposar el trasero. No todo podía ser malo. Aunque lo cierto era que el frío era intenso en aquel lugar y para más inri una ventisca helada apareció al rodear la cara norte de la montaña, comenzando a cortarles los labios y la cara.

Tras algunas horas de descenso llegaron por fin a una zona en la que la nieve empezaba a escasear y el viento soplaba con menor intensidad. Neegor parecía agotado y resoplaba a cada paso. Nigrith por su parte, a quien se le cerraban los ojos, parecía lo siguiente a cansada y por el color de su piel, más pálido de lo habitual y con tonos azulados, parecía comenzar a entrar en hipotermia.

El enano y el vovit por el contrario parecían estar más enteros que sus dos compañeros. Ambos estaban fatigados, helados y hambrientos, pero a diferencia de la mujer, podrían haber seguido caminando durante unas cuantas horas más, al menos hasta que el sol se escondiera en el horizonte, lo cual parecía estar a punto de suceder. No obstante, aquel punto parecía perfecto para montar un campamento.

Se trataba de una zona despoblada, con buena visibilidad en todas direcciones y con una pequeña hondonada en la que podrían guarecerse del viento y del frío y en caso de comenzar a llover, no les resultaría demasiado difícil encontrar algún lugar seco y a resguardo de la lluvia. No obstante, la decisión final parecía tener que recaer inequívocamente en Neegor, aunque dado su aspecto y su forma física, parecía evidente que hasta él agradecería un descanso.

Iirag plantó el martillo en el suelo provocando un fuerte golpe. Después habló con voz grave.

—Paramos aquí, es un buen sitio y resguardado. Aparte vosotros no podeis ni andar y a Nigrith le va a dar la Fria sino para. Si alguien tiene algo de comer que lo saque, sino habrá que cazar. Borg, hazme el favor de vigilar a la mierda esa—Señaló a Neegor— mientras monto una hoguera.

Se quito las pieles y se las entrego a Nigrith, iba a recoger maderos gruesos y luego encender la hoguera así que iba a entrar en calor rapidamente. Mientras se acercaba a los arboles vociferó.

—Montar una tienda al menos, lo mejor sera hacer turnos para vigilar al piel negra de mierda si no quieres que nos sodomize por la noche, ademas de lo que pueda haber en esta zona.

Había visto unas ramas secas dentro de un tocón de un árbol se acerco a ellas mientras pensaba. Si podía, ataría al cabrón de Neegor a un árbol, como a un perro. Volvió en diez minutos con los brazos cargados de al menos cuarenta kilos de madera, había conseguido arrancar todo el tocón.

- Eres un bastardo… - Exclamó en tono desenfadado Neegor, más como broma que como insulto real.

Al parecer le hacía gracia lo que Iirag acababa de decir. Parecía que el hecho de que el vovit se dirigiera a él como “mierda”, le resultaba realmente gracioso. Sus blancos dientes relucieron con la luz de Maahn en el momento en que Iirag desveló la posibilidad de ser sodomizados en el momento en que alguno de ellos se despistara. Sin duda Neegor se sentía muy seguro de sus posibilidades de supervivencia y un halo de prepotencia parecía envolverle en todo momento.

- No le hagas ni caso, Borg. – Dijo mientras esbozaba una risa que hedía a pura maldad. – Para nada eres mi tipo y teniendo un culo femenino que perforar… ¿Por qué elegiría la oscura y peluda guarida de un enano?

Nigrith parecía sentirse cada vez más cómoda al lado de Iirag. Que le hubiera prestado sus pieles había sido sin duda un gesto caballeroso que nunca hubiera esperado de ninguno de los compañeros que le habían tocado aguantar. Cierto era lo que el vovit había dicho. Nigrith empezaba a congelarse en aquel ambiente tan hostil. A diferencia de Iirag, no estaba acostumbrada a aquel clima y los dos enanos, eran muchos más resistentes por su propia naturaleza y la mayor masa muscular que atesoraban.

Cuando Iirag regresó con la madera, fue la primera en acercarse a él y ayudarle a componer algunas de las ramas entorno a un círculo que ella misma comenzó a delimitar cavando un hoyo en la misma nieve. Miraba a Iirag de modo diferente, parecía que había encontrado a un aliado en él, aunque tan sólo fuera de forma circunstancial.  

- Nah garde, Iirag. – Le dijo al vovit sin que éste entendiera a que se refería.

Iirag percibió el calor en la mirada de Nigrith, al menos eso era una buena noticia. Tener un aliado incondicional, aunque no le entiendas ni papa, es siempre algo positivo. Iirag se mantendría atento, es facil fiarse de aquel que te parece atractivo pero los otros que estaban alli con ella no resaltaban por su bondad, era mas que probable que ella tratase de ganarse su confianza igual que el la suya. Le sonrió mientras su cerebro echaba un vistazo a esas facciones, preguntadose que se ocultaria tras ellas.

Se sentó y echo un vistazo al pingüe campamento.

—¿Bueno, cazamos o alguien lleva algo de comida?—Se giro hacia Nigrith y hizo el gesto de comer—¿Tienes algo Nigrith?

Montar una tienda decente lo le costo mucho, después de todo llevaba mas de un año viviendo una vida de nómada y había tenido que dormir en la intemperie mas veces de las que podía recordar.

Cuando vio a la Nigrith acercarse a Iirag no y la miradas que se echaban el uno al otro no pudo evitar preocuparse. Si uno de ellos me la juega probablemente signifique que tenga que enfrentarme a los dos.

A continuación miro a Neegor - Puede que realmente tengamos un vinculo vital, pero dudo que eso incluya tus extremidades, jodeme y te quedas sin ellas. - Luego miro a Iirag y a Nigrith - Aplicaros el cuento-

Abrió su gran mochila y saco una botella y una ración de comida. - Yo traigo una ración de comida y cerveza, pero dudo que de para mas de una persona. A no ser que traigáis mas comida, deberíamos empezar a plantearnos buscar una presa que cazar y algún arroyo del que sacar agua. -

Nigrith no pareció entender lo que Iirag le decía. Sin embargo, tras varios gestos del vovit, la extraña mujer asintió con la cabeza agachándose junto a su mochila y comenzando a urgar en su interior. Extrajo al instante varios paquetes con forma cuadriculada envueltos en papel y atados por una cuerdecilla, así como una cantimplora.

Desató uno de los nudos del paquete y extrajo una especie de galleta plana de forma rectangular. Se la llevó a la boca haciendo un gesto similar al de comer, pero sin hincar bocado alguno a aquel alimento. Fue entonces cuando le ofreció a Iirag una de aquellas galletas. Por su apariencia se trataba de un alimento copioso, de escaso sabor, pero que sin duda llenaría el estómago de un hambriento.

- Ja daja mungu... – Dijo dubitativa la mujer. – Ma in daka nomili eta d’ungu.

Pese a que Iirag no entendió nada de lo que Nigrith pretendía decirle, supo que con aquellas galletas no aguantarían demasiado tiempo. Ahora que el tiempo era favorable, no sería mala idea el ir de caza. Mientras Neegor permanecía en el campamento, el resto se alejó en busca de alimento.

No tardaron demasiado en regresar con un conejo como presa. Resultó que Nigrith era una buena rastreadora y no había pasado ni una hora, para cuando dio con aquella presa y de un certero disparo la atravesó dando por concluida la búsqueda.

Una vez en el campamento, resultó que Neegor había encendido una hoguera y que ahora se encontraba en el interior de la cabaña, posiblemente descansando. La mujer aprovechó las brasas que el enano oscuro había encendido para cocinar la pieza que había cazado ella misma y después de un buen rato el estómago de todos estaba bien saciado.

Hicieron turnos para descansar, pues nadie se fiaba de nadie y menos aún de Neegor, quien en cambio, durmió toda la noche, aunque manteniendo un estado de alerta constante, pues cualquier movimiento, o ruido fuera de lugar provocaba que abriera los ojos. En el fondo, aquella apariencia de serenidad se quedaba en eso, pues sin duda no se encontraba cómodo en aquella compañía.

Fue al amanecer cuando desmontaron el campamento y retomaron la marcha. Marchaban a buen paso y tan solo se detuvieron en dos ocasiones para descansar. En un arroyo llenaron sus cantimploras a medio día y tras el segundo parón, en el que se alimentaron con parte de las galletas saladas de la mujer, retomaron la marcha.

Nigirth había aprovechado bien el tiempo, pues en aquel segundo descanso ya se había hecho con varias piezas para la cena. Dos aves similares a palomas habían caído en sus manos tras sendos flechazos, que por otra parte casi las habían destrozado, pero servirían para hacer un buen caldo, con algo de su carne.

Fuera como fuera, a media tarde se toparon con una empalizada. Del interior de la misma surgían diferentes columnas de humo procedentes de diferentes casitas de madera. La puerta de aquella aldea estaba cerrada y era visible desde la distancia la figura de dos guardias encaramados en lo alto de un torreón junto a la entrada a la aldea.

Nigrith había resultado una compañera muy útil. Iirag estaba acostumbrado a la enorme caza del norte: ballenas, osos y enormes monstruos cavernarios. La ligereza de liebres y aves le evitaban cazar con la misma eficacia de siempre. Esos dos dias la empezaba a ver con otros ojos. Se debía seguramente a que llevaba tanto sin sexo como cuando tenia doce años. Ultimamente se veía afectado mas por las cosas, su autocontrol que tanto le vertebraba se estaba yendo al garete.

Cuando vio el campamento, Iirag agarró su martillo y lo colocó frente a Borg, impidiendole avanzar. Sabia que los enanos tenían peor oido con esos cabezones suyos. Susurro mientras se agachaba.

— Ahí adelante hay un campamento ¿Cual es el jodido objetivo, basura?—Pregunto en clara referencia a Neegor. Notaba un picor en las manos, estaba deseando matar algo.

Nigrith había resultado tener mas recursos y habilidades de lo que en un principio pensó, puede que al final no terminara siendo un peso muerto.

Parece que estén esperando un ataque enemigo, probablemente no seamos bienvenidos - Fue lo primero que Borg pensó al ver la aldea. Antes de tener tiempo a hacer nada el martillo de Iirag detuvo su avance. Aparto el martillo y se agacho imitando al humano.

- ¿Que interés puede tener un poderoso mago en una diminuta e insignificante aldea como esta? - Les susurro extrañado.

- Buscamos a alguien. – Respondió Neegor. – Es evidente que el Gran Mago Rojo poco interés tiene en un lugar como éste.

Neegor no parecía muy decidido a contarles nada acerca de la misión que les habían encomendado. Se guardaba esa carta bajo la manga. El conocimiento era poder y sabiendo lo mucho que le querían dos tercios de sus compañeros, más valía tener cualquier ventaja sobre ellos.

- No creo que seamos bienvenidos en la aldea. – Dijo entonces el enano. – Quizás vosotros dos podáis pasar desapercibidos, pero un enano oscuro como yo y una mujer con el aspecto de Nigrith… - El enano negó con la cabeza. – Creo que sois vosotros los que debéis entrar y encontrar a quien buscamos. ¿Qué os parece?

Entonces Neegor se giró hacia la mujer que les acompañaba. Volvió a hablarle en aquel extraño idioma en el que ambos podían comunicarse. La expresión de Nigrith cambió en el momento inequívoco en que Neegor debió de confesarle sus intenciones.

Negrith miró a Iirag tratando de descubrir si estaba de acuerdo en lo que Neegor le había propuesto. La joven denotaba nerviosismo y síntomas de cierto miedo. Era evidente que si Neegor le había propuesto a ella lo mismo que a ellos dos, no podía estar de acuerdo. No querría ni por todas las promesas que le pudieran hacer, quedarse ni un solo minuto a solas con ese enano traicionero.

- ¿Da ta’yah? – Dijo la mujer dirigéndose a Iirag. Entonces se acercó hasta su posición y mirándole enfurecida repitió. - ¿Da ta’yah, Iirag?

El vovit frunció el ceño durante un momento. Estaba claro que Nigrith no podía entrar con ellos, pero tampoco podía dejarla con aquel cabronazo. Pasados unos instantes se le ocurrió la solución, agarro un pequeño palo y dibujo en el suelo, de forma sencilla, el campamento y su propia situación con una x. En la x dibujó un martillo, un arco, un hacha y algo parecido a un excremento de lobo. Conforme los dibujaba iba señalando... a si mismo, a Nigrith, a Borg y después a Neegor, en ese orden exacto. Después echo una mirada a  Neegor.

—Como tienes razón pero no podemos fiarnos de ti, tu te quedaras aquí, atento para ayudarnos—Entonces miró a Nigrith. Colocó el palo en el arco dibujado en la arena e hizo una linea hasta un lugar indeterminado frente a la puerta, aunque lejano de esta, allí hizo un gran circulo donde dibujo el arco y la linea, borrándolo del sitio inicial. Después de aquel circulo dibujo un cono hacia la puerta del poblado, en la que también estaba la mierda que representaba a Neegor y dibujó un ojo... Esperaba que entendiese lo que estaba diciéndole, que montase guardia escondiéndose donde pudiera.

Después borró el hacha y el martillo y los metió dentro del campamento. Hizo un gesto con la cabeza a todos en busca de su opinión, aunque dudaba que ninguno de ellos fuese capaz de nada mejor.

Borg miro al humano dibujar en el suelo su plan, si se le podía llegar a llamar tal cosa.

-No quiero ser un pok, ¿pero aparte de mantener a la rarita esta a salvo, tiene tu plan algún paso para meternos en la aldea? Porque no creo que nos dejen entrar por las buenas. No te ofendas, pero no parecemos lo que se dice pacíficos viajeros.

Volvió a echar una mirada al poblado empalizado. No parecía que hubiera manera de acercarse sin ser vistos. Lo mas seguro seria tratar de entrar de manera diplomática.

-Puede que podamos hacerles creer que buscamos cama para descansar y que estamos dispuestos a trabajar por ella.

Iirag echo un vistazo a Borg

—¿No has viajado mucho fuera de tus minas, enano? Es normal el libre paso de guerreros por tierras humanas. Mientras no matemos a nadie ni parezcamos excesivamente peligrosos no pasará nada. Pero si la entrada esta limitada, déjame hablar a mi.

De todos modos, si había problemas, era un pueblo pequeño, no habría mas de veinte guardias. Había comprobado la fuerza de aquel enano en sus propias carnes, y el mismo era un guerrero muy superior a Borg, imperiosamente, así que podrían deshacerse de veinte palurdos armados con porras o frágiles lanzas facilmente. Después se tapó con sus pieles mientras su mente vagaba por la anterior visión que había vivido, un escalofrío le recorrió la espalda.

- Me parece correcto. – Habló de pronto Neegor. – Veo que usas la cabeza Iirag. No creo que os pongan en demasiados apuros allí dentro. Tratad de no ser demasiado rudos, pero tampoco demostréis ser unas mujerzuelas.

El enano pisoteó lo que quedaba del dibujo que el vovit había trazado en el firme terroso mientras mostraba una descarada sonrisa. Nigrith le miró con desaprobación, pero al fin y al cabo ya conocía en sus propias carnes de lo que aquel brabucón era capaz. Tampoco trató de decir nada, pues no iban a entenderle de todos modos.

- Buscamos a dos hombres, Iirag. – Se dirigió al hombretón del norte antes de que emprendiera la marcha hacia el poblado. – ¿Supongo que no pretendías partir sin saber a quién buscamos, no? Uno es un guerrero capaz y el otro es una alimaña. El guerrero es un hombre de piel oscura, porta barba y cabellos negros ondulados. Es casi tan alto como tú, pero bastante más apuesto. Responde al nombre de Mork-dar. La alimaña se llama Gladys Thety. Es un hombre de cabello grasiento y repeinado. De mirada oscura y cejijunto. Suele llevar bigote frondoso y luce un cuello alto con obertura delantera… al menos siempre le he visto vestir así.

Enano y vovit se aproximaron a la empalizada de aquella pequeña aldea en medio de la más absoluta nada, rodeada de montaña, nieve y terreno accidentado. A medida que se aproximaban fueron conscientes de que la empalizada estaba enteramente construida de madera y que alzaba unos tres metros desde su base del suelo. La puerta era también de madera y de recibir aquel poblado un asedio, sería fácil tumbarla. No obstante en esos momentos se encontraba abierta.

Cuando ya se encontraron a escasos pasos de dicha entrada, uno de los dos guardias que se encontraba en lo alto de un torreón que sobresalía por encima de la empalizada desde el interior de la misma, se percató de la presencia de los intrusos y llamo la atención de su compañero señalándoles para dar su posición. De inmediato dio la voz de alarma y dos guardias se posicionaron frente a la puerta de la empalizada a la espera de los viajeros.

Iirag descubrió entonces que en aquel lugar se hablaba un idioma muy similar al vovit y aunque no se trataba de su lengua nativa, con un poco de suerte podría llegar a entenderla. Por suerte Borg también conocía el idioma de la zonaUna vez estuvieron frente a los guardias, los cuales vestían una cota de mallas bajo un tabardo color ocre con una insignia en forma de escudo en cuyo centro se hallaba un oso de color gris, tanto el enano como el norteño se percataron de que estaban armados con espadas largas, lanzas y un escudo de madera.

- Buan augudi, buanduti e Cimatosca. – Saludó uno de los dos soldados, el que parecía más veterano por las visibles canas que lucía su bigote. - ¿Che desati voi?

Por suerte Borg si conocía a la perfección el idioma en el que les estaban hablando. Se trataba de athelloi, por lo que dedujo de inmediato que se encontraban en el continente de Harvaka, concretamente al norte en el reino de Athellolis, muy cerca de Umnia y por ende muy cerca de su propio hogar.

- Buenos augurios, bienvenidos a Cimatosca. – Saludó uno de los dos soldados, el que parecía más veterano por las visibles canas que lucía su bigote. - ¿Que deseáis?

Borg miro al guardia, no parecía estar a la defensiva como había pensado, parecía que Iirag tenia razón. Lo mejor seria no causar ningún conflicto hasta que el momento lo requiriera.

-¡Por fin una voz distinta!- Dijo tratando de parecer contento - Buenos augurios buenos hombre. Llevamos ya varias lunas viajando y deseamos descansar en algo mas cómodo que el suelo y comer algo que no este quemado por el fuego, y si es posible entablar alguna que otra conversación acompañada de buena bebida. Después de todo llevo demasiado tiempo oyendo solo la voz de este idiota y de los gritos de las bestias al ser decapitas. ¿Alguna recomendación?-  

-Saib tag, ib lub suab txawv! - hais rau zoo li zoo siab - zoo txiv neej zoo omens. Peb tau ob peb moons mus txawv tebchaws thiab xav so rau tej yam swm dua hauv pem teb thiab noj tej yam tsis kub tuag hluav taws, thiab yog ua tau, nqa ib co rau lwm cov sib tham nrog zoo haus. Suav muab ntau lub sij hawm sib hais xwb lub suab ntawm cov ruam no thiab quaj ntawm lub beasts los yog decapitas. Tsis muaj kev pom zoo?- Dijo Borg en tono amistoso.