Partida Rol por web

Nótt se alejó de la escena cada vez acelerando más sus pasos para buscar el absoluto silencio, algo imposible teniendo en cuenta que el ruido la acompañaba allá donde fuera, como si fuera otra maldición ligada a su alma.

Escuchaba el murmullo del río embravecido, alguna madera suelta que caía de una de las casas destrozadas al pasar por su lado, las pequeñas ramas que pisaba o su respiración todavía entrecortada al no haber podido parar para tomar aire desde que castigó a Xolkin. Sin embargo lo que más escuchaba era las voces de sus compañeros en su cabeza, las palabras preocupadas y el miedo que transmitían algunas de ellas. ¿Ahora me temen? Aceleró el caminar para alejarse más rápido del grupo sintiendo un remolino de sensaciones en sus adentros completamente contradictorio.

Les he salvado, ¿por qué me temen? ¿Está mal ayudarles? ¿Acaso debí quedarme mirando como los mataban? - Su mirada bajó disimuladamente a su mano, donde una mancha de sangre seca cubría parte de sus dedos, pasándolos por su vestido para intentar limpiarse aunque lo único que lograra fuera esparcirlo.

Por primera vez echó de menos su capa oscura. Era pesada por los hombros pero liviana en los brazos, permitiéndola ocultarse perfectamente gracias a la capucha de las miradas, de los prejuicios y de sí misma. Era su refugio, uno que ahora estaba manchado de sangre quedando totalmente expuesta al mundo, incómoda por ello.

Cuando llegó al puente se permitió parar. Parar de pensar, parar de escuchar, de revivir recuerdos, de oler sangre simplemente para tomar aire, notando que si olvidaba todo podía sentir el reconfortante mar bajo sus pies.

La sacerdotisa agradeció esos frágiles segundos de paz. A pesar de saber que el puente podía ceder de un momento a otro y perderse en las profundidades de las agresivas aguas, el romper con las rocas y justamente esa bravura la calmaban, como aquella que encontraba la tranquilidad en las danzarinas llamas de una peligrosa hoguera. Selune, ¿sigues ahí?

Inspirar. Expirar. Inspirar. Expirar… su pecho se hinchaba con cada bocanada de aire, parando cuando sus hombros se relajaron y una tímida sonrisa dibujó su rostro mientras alzaba la vista hacia el despejado cielo.

¿QUIEN ERES Y QUÉ HAS VENIDO A HACER AQUI? ¡EXPLÍCATE O DISPARAMOS! ¡HEMOS OIDO GRANDES ESTRUENDOS DE PELEA, SABEMOS QUE NO ESTÁS SOLA!

Volteó el rostro hacia el alcázar tras escuchar los gritos sin inmutarse demasiado de que la estuvieran apuntando. Están a salvo, gracias.- Su máxima preocupación en todo este tiempo, el de saber el estado de los supervivientes, se esfumó entre el oleaje.

Mi nombre es Nótt, sacerdotisa de Selune.- Buscó entre sus ropajes el salvoconducto que le había pedido expresamente a Sharamy cuando salieron de la taberna. Menos mal que lo cogió ella.- Venimos a ayudar a Lady Velorsa Nandar.- Con el salvoconducto en la mano, la levantó para hacerlo lo más visible posible, todavía manteniendo el volumen de su voz más alto que de costumbre para hacerse escuchar.- Nos hemos encontrado resistencia en la entrada pero ya no hay nada que temer. ¿Estáis bien?

—¡No irás a ningún lado!— dice Reshi, lanzando una zaeta de fuego. Habiendo combatido ya con ellos, sabía que no podía derribar a la mujer con ese simple hechizo... pero podía encabritar al caballo, y con algo de suerte su montura la arrojaría al suelo antes de salir corriendo. Aún así no quería lastimar al animal, solo asustarlo, por lo que intentó reducir todo lo posible la intensidad de la llama.

Edirian observa a Nótt marcharse con una mezcla de hastío y cansancio. Continuamente desaires, y aun así, deberá seguir con ella hasta que acaben muertos. "Ah, por Beshaba, ¡que maldición de mujer!" ruge en sus adentros, sabedor de que no puede engañarse: no es solo la desgracia que les ha unido lo que hace que no pueda quitársela de la cabeza.

En cualquier caso, si algo le distrae no es todo eso, es ver al maldito enano (no recuerda su nombre, solo su hacha y su locura) asesinar a su compañero. El semielfo frunce el ceño y lleva su mano a la empuñadura de Púa, listo para saltar a por el enano... Un instinto lógico, al ver un asesinato a traición. Pero no. En ese momento la llamada Kella se decide a huir a caballo, y Reshi se decide a atacarla.

Al observarlo, Edirian agita sus manos sobre su laúd y al hacerlo canaliza la magia que le fue concedida, formando el rostro de un dragón rojo entre Reshi y el caballo, con la boca abierta, tal que la llamarada parezca venir de aquella criatura. No pretende atacar a un caballo porque si (criaturas de Mielikki y Sylvanas, dioses que merecen todo su respeto) pero quizás así ayude a encabritarlo y que la mujer caiga de la maldita montura.

"Dragones, bendito tesoro" piensa para sí, y entonces su memoria chisporrotea.

Recuerda aquella vez entre sangre y filos, una de las muchas ocasiones en que la perdición de Tempus le había arrancado de la música y le había lanzado a la batalla. Allí estaba aquel dichoso enano, agitando su hacha entre sus compañeros, como una bestia perdida y sin razón. La sangre le cubría por doquier, y ya había asesinado a sus dos enemigos, cuando Edirian había sentido una extraña revelación. Una insólita, tan poderosa, que había dejado todo lo demás.

La Melodía se había acercado a él.

Había recordado un acorde. Uno muy simple, solo cinco notas, carente de toda fanfarria y decoración. Pero era un acorde, sin duda, de la Melodía. Así que cuando el enano arrancaba su hacha de la cabeza de uno de los mercenarios, Edirian había envainado su filo y descolgado su laúd. Quizás podría matarle, quizás moriría allí, pero valía más volver a tocar aquel acorde que seguir bailando en aquel juego sangriento. Y así lo había hecho.

Es al rasgar las cuerdas del laúd para lanzar su hechizo, cuando el acorde le viene a la cabeza. Y es alrededor de esa pequeña pincelada, que nace el resto. Edirian comienza a tocar, a crear. Una idea prometedora, diferente, una historia que no es más que un inicio de algo que aún puede, y debe crecer.

Poco le importa ya si Kella escapa o no. El bardo está centrado en aquello que quiere.

Bum. Su corazón martilleaba en su pecho, en su cabeza, en sus extremidades. Bum. La sangre cálida del que fuera su compañero caía sobre él con cada latido. Bum. Kella le gritó algo que no entendió. Bum. Oyó el virote yendo hacia él. Bum. El corazón de su enemigo se detuvo cuando el virote se enterró profundamente en su cráneo. Bum. No era suficiente. Necesitaba más. Bum. La mujer se alejaba, subida a su caballo. Bum. Deslizó su mano hacia una de sus hachas, pero otra cosa colmó todos sus sentidos.

Dejó de oír su corazón, la sangre corriendo por sus venas o el goteo de esta por el filo de su hacha. Ahora todo el aire estaba sumido en ese arrullo tan raro, que parecía entrar en su cerebro y adormecerle los sentidos.

-Sheaaa- asintió un par de veces, siguiendo el ritmo con su cabeza, bajó el hacha, apoyándola en el suelo y recargando todo su peso en ella. Ignoró la saeta de fuego que salió volando del tipo de cuernos que parecía mujer o del dragón imaginario. Ahora mismo su mente disfrutaba de esa canción, de esa cosa que ni siquiera podía explicar de dónde venía o que era. Y pobre del que interrumpiera esa concentración. Solo reaccionó cuando las notas enmudecieron, quedando grabada la melodía en su recuerdo a fuego. ¡Esa era la sensación! Casi se había olvidado de lo que era sentir eso en los huesos y que resonara en todo su pecho-. Musho mejo.

La combinación de ataques de Reshi y Ed no le ha echo mucho daño a Kella, que apenas había subido al caballo, pero éste asustado por el dragón ilusorio de Edirian se encabrita lanzando de espaldas al suelo a su jinete que dibuja en su rostro una mueca de dolor al caerse.

Darnys y Lúminos se apresuran a rodear a la mujer humana apuntándola con sus armas.

Luminos, algo sombrío, le habla a la mujer, que agacha la cabeza, atemorizada y avergonzada - Te protegí toda la noche de ésa horda de goblins... y resulta que no eras mas que una criminal de poca monta... pero no soy sólo yo quien debe decidir tu destino - le dice mirando de reojo sus nuevos compañeros. Darnys se mantiene en silencio, pensativa y con la mirada algo perdida, no parece prestar mucha atención a la conversación.

Los soldados bajan las armas al ver el salvaconducto, no les ves las caras pero parecen aliviados.  - Hemos estado mejor... Espere un momento ahi, hermana - 

Al cabo de un par de minutos, las puertas del alcázar que están al otro lado del maltrecho puente, se abren, tan sólo una rendija y ves como los dos soldados que habían en las ventanas de las torres vienen con un gran tablón de madera de unos 5 metros, que parece pesar una barbaridad por la cara que ponen al transportarlo y el sudor en sus frentes. Se acercan hacia el puente y dejan el tablón en el suelo, cubriendo parte del agujero hecho por la piedra de los gigantes, apoyándose en la viga que sigue entera, permitiéndo así el paso hacia el alcázar.

Se acercan a ti, y puedes ver sus caras demacradas, están claramente hundidos y desmoralizados

- Bienvenida hermana, me llamo Torem y él es Sydiri. Discúlpe el recibimiento, pero en los tres días que llevamos atrincherados han venido ésos malditos goblins día tras día y lo único que los impedía entrar en el alcázar era este puente roto y al oír los sonidos de pelea... ¿Se encuentran todos bien? - Parece buscar con la mirada al resto de tus compañeros, y seguidamente mira al cielo... - Hablemos dentro si no le importa, montaremos guardia por si se acercan sus compañeros, supongo que tendrá preguntas al ver el desastroso estado de Piedra Nocturna.

La música de Edirian ... ¿de Edirian, o de Milil a través de los dedos del semielfo? Sea cual fuere el origen de la melodía, llena el aire, entra directa al corazon, y habla con más rotundidad que el más fiero de los alaridos. Una vez ha terminado, ha creado un halo de serenidad, al menos en la mente del enano, que contrasta vivamente con el que estado en que estuviera apenas hacía unos instantes. De hecho, estaba considerando seriamente pedir el favor de su Señor para un ataque a distancia contra la mujer que pretendía huir, pero la melodía le hizo sentir que no era necesario. Ya no.

-Gracias, Edirian.  -pues reconocía que el acto del bardo era el más adecuado en ese momento- Por cierto, ¿alguien necesita una cura?

Se acercó adonde ya estaban otros de sus compañeros, hacia el enano recién aparecido y la mujer que, aparentemente, debía ser inicialmente una espía, o infiltrada, de los dichosos zhentarims.

-Mujer, sería bueno que hablases, y contases algo realmente interesante, o alguno de los aquí presentes, puede pensar en juzgar y aplicar un castigo severo por tus actos. En cuanto a tí, hermano, -Dirigiéndose a Karag- me suenas de algo, pero de hace mucho tiempo, pero... no tan... adulto. ¿Quien eres y como es que estás aquí?

Aún desconfío de Karag, y en cuanto a Kella... no soy un ejecutor, y si se rinde, no tengo motivo para matarla. Luminos, que parece que pudo ser engañado por ella, tiene un agravio pendiente en ese sentido, y como buen paladín de Helm, no dudo de que sus actos serán siempre justos.

Agradecida por no tener que hacer parkour entre los restos del puente, sobre todo teniendo en cuenta que su sentido del equilibrio era idéntico a un pato mareado, esperó a que colocaran el tablón para poder pasar aunque siguiera teniendo en mismo cuidado. No mires abajo. No mires abajo.- Prácticamente soltó el aire que había guardado en los pulmones cuando logró llegar a la otra parte del puente a pesar de saber que, para caerse, debería tirarse corriendo a uno de los lados. El tablón era bastante ancho para que pasaran varios a la vez.

Sí, estamos bien.- Parecían más demacrados de lo que esperaba, preguntándose cuánto tiempo habrían estado aguantando a las penurias. Al menos no parecían tener heridas más allá de algunos rasguños.- Intentamos llegar lo más rápido posible, pero encontramos complicaciones por el camino.- Prefería no mencionar el tema del gigante ya que ella misma sentía un escalofrío con sólo recordarlo, aunque imaginaba que algún encuentro habrían tenido.- En la entrada nos topamos con un grupo de mercenarios de los Zhentarim.- Se giró, mirando más allá del puente donde deberían estar el resto. O eso pensaba.- Logramos detenerlos a tiempo.- O no, porque al parecer no querían que les ayudara.

A pesar de haber tenido una relativa calma, acordarse de Xolkin hizo que una llama interna que creía que ya sería ceniza ardiera de nuevo. Era el enfado no sólo con el mercenario, sino con sus propios compañeros por detenerla, por hacerla sentir mal y que la miraran con miedo.

El grupo con el que venía no debe tardar en llegar.- Achinó los ojos mirando al suelo, soltando la lengua puede que más de lo que debería sin poder controlarse.- Los reconoceréis. Son un mago cobarde, una guerrera callada, un enano borracho y un bardo ladrón y embustero _{que al parecer prefiere salvar a un mal hombre echándome en cara mis actos cuando él mismo no puede estarse quieto. ^{Sí, siempre haciéndose el líder, un líder de humo al que nadie sigue y desean que se calle por pesado y cansino…}}- Cada vez bajaba más el volumen hasta que acabó siendo un bramido disimulado cargado de rabia. Sus mejillas se tornaron en un color rosado cuando se percató de que todos la estaban mirando, posiblemente confusos por ese arranque de ira.

Carraspeó la garganta mientras se apartaba un mechón de cabello, intentando volver a la serenidad que había tenido antes. Me enerva, no puedo con él.- Lo lamento, ha sido un viaje demasiado largo.- Suspiró antes de mirar a la alcázar, donde realmente la necesitaban.- De acuerdo, hablemos mejor dentro.- Siguió a Torem por detrás esperando saber qué había pasado y, sobre todo, dónde estaba el resto.

Torem y Sydiri se miran pero parece que no le dan importancia a tus reflexiones.
Te escortan hasta el interior del Alcázar y Sydiri se despide de tí para subir a lo alto de las torres a seguir con la guardia. Torem te acompaña y por el camino no vés mas que destrozos y enormes piedras redondas como las que hay en todo el asentamiento, pero parece que se haya cebado especialmente en el Alcazar. Allí por donde pasas hay soldados medio enterrados entre los escombros o debajo de las grandes piedras. Nadamás entrar en el recinto principal puedes ver como lo que tan sólo tres dias atrás fue un lujoso y enorme salón estaba ahora destrozado. Una enorme piedra había destrozado gran parte del tejado y había hundido en escombros la mitad sur del salón. Hay un par de puertas en las paredes que dan al Este y que parecen llevar a otras estancias y entremedio de ellas hay unas escaleras que suben hacia un piso superior.

Encima de unos destrozados restos de una mesa de madera de roble yace el cuerpo sin vida de una mujer con ropajes muy elegantes, pero cubiertos de polvo y sangre. A su alrededor un hombre y una mujer enfundados con la misma armadura que el tal Torem parecen estar discutiendo, pero paran en cuanto os ven entrar.

- Alara, Kaelen, ella es Nótt, sacerdotisa de Selune, forma parte del grupo enviado desde Aguasprofundas... - les dice a sus compañeros y luego te mira - pasa y acomodate... dónde puedas... -

Alara y Kaelen se levantan y te hacen un saludo - A vuestro servicio hermana. Parece que todo esté saliendo mal, pero que estéis aqui significa mucho para nosotros. - Te dice la mujer. - Si hay algo que deseeis contarnos o preguntarnos... os podemos poner al día sobre la situación en cuanto queráis.

Mucho más tranquilo, con Kella atrapada y los ánimos menos sanguinarios, el enano guardó su hacha en su espalda, un acto de paz bastante obvio, al menos para él. Miró a todos los presentes, deteniéndose levemente en el enano que le hablaba.

-Soy El Gran Karag- enarcó sus cejas varias veces hacia la humana cuando dijo “gran”, acomodándose el bulto de sus pantalones de forma muy poco sutil-. Tu eres “Barba partia”. Reconozco tu olo.

Su dedo le apuntó un instante, como si así pudiera hacer recordar al otro enano la época cuando se conocieron. No fue mucho el tiempo en el que estuvieron juntos, pero Karag aprendió mucho del enano, ignorando deliberadamente aquello que no le interesaba. Veía su conocimiento como el cuerpo de un animal, había partes que sencillamente no quería comer, mientras que otras las devoraba con deleite.

-Me enviaron de Aguas Profundas pa introducirme en la banda- continuó sin ganas, arrugando el ceño-. Pero fue muuuy aburrio y molesto. Quería arrancarles las gargantas la mitad del tiempo- se cruzó de brazos contento-. Utedes me liberaron de esha molestia.

Ed levanta la vista del laúd tras terminar de tocar, todavía sentado a cierta distancia. Parece algo atontado, pero sonríe. "El dragón nunca falla" piensa, contento de si mismo. Un truco infalible.

- La señorita y el bueno de Xolkin van a responder por sus crímenes - dice desde su sitio, sin levantarse, rozando un poco más las cuerdas-. Ante la gente de la fortaleza. Los Nandar no nos pagan para hacer de jueces ni ejecutores. Y a mi no me apetece andar asesinando a prisioneros, no sé al resto. Lo lógico será llevarlos para allá, ¿no creéis?

Su mirada recorre al grupo. Frunce el ceño al mirar a Karag, sonríe levemente ante el clérigo de Tempus y se encoge de hombros al ver a Reshi.

- Con la provocación intentaba que Xolkin me atacase a mí- reconoce, aunque duda que el mago vaya a creerle. Pero la intención era esa-. Perdona si parecía otra cosa. 

Se ahorra el comentario sobre el intento por parte del mago de ridiculizarle delante de todos. ¿De que sirve? Tampoco quiere que el tiefling se altere más, ya parece bastante enfadado. Se pone en pie, estirándose y guardando el laúd a su espalda. Observa la fortaleza en la distancia. 

- ¿Vamos, no? 

Rompió en carcajadas... ya recordaba quien era... Demonios, ¡¡el mundo es más pequeño de lo que parece!!!

-¡Maldita sea mi sombra! Solo hay un ser bajo las estrellas que me llame Barba Partida... y de eso hace... muchos años!! ¡Karag, diablos! ¡¡Eres tu!!!

Si más preámbulos, se acercó hacia el rocoso enano y le dió un abrazo al estilo de su raza, o sea, viril, sin mariconadas, que fluya el aire, sujetando al otro por los hombros, y comprobando que es más robusto que cuando se separaron sus caminos, hace muuchos años.

-Sí que has crecido, a lo ancho, me refiero, que ya eras fuerte cuando nos separamos, y ahora... eres un digno representante de nuestra raza. Ya me contarás que tal te ha tratado la vida, pero por las cicatrices que has ido acumulando... diría que te ha ido bien. ¿Quien te mandó juntarte con esta chusma?

Se volvió hacia el resto del grupo, que no bajaban la guardia ni se descuidaban respecto a los otros dos miembros del grupo zhentarim...

-Le conozco, es... lo más parecido que se puede tener a un familiar. Más bruto que el pedo de un ogro, pero con buen fondo. Cuando le conoces un poco, hasta le pillas cariño.

Su semblante se volvió a poner serio; las palabras de Edirian sobre los prisioneros eran justas; los habitantes de la villa eran quienes tendrían que juzgar a estos invasores... si es que todavía estaban vivos..

-Se acuerdo; primero registrémosles, no sea que lleven algún artilugio mágico o sagrado que les permita escabullirse; luego podemos ir en busca de Nött... Si hay supervivientes en el Bastión, se harán cargo de estos dos, y supongo que tendrán algún tipo de mazmorra o calabozo en que mantenerlos a buen recaudo hasta que la justicia se haga cargo de ellos, porque si no, o dejamos a alguien a su cargo, o tendán que venirse con nosotros como dos fardos, porque no podemos dejarlos en una mazmorra encerrados y que terminen muriendo de hambre... sería algo impropio.

Se acercó a los prisioneros, y antes de que tan siquiera fuesen cacheados, buscó la máxima calma interior, el equilibrio de emociones, y en ese estado, lanzó una plegaria a su Señor.

-Mi Señor Tempus, que tu Poder me guíe, y me indique si hay ante quien invoca tu nombre, algún objeto tocado por la Mano de los Dioses. Permíteme saber si hay magia divina alrededor mío, y la naturaleza de la misma.

Guardó silencio, y esperó..., a que alguna sensación especial le señalase aquello que podía contener el Poder de los Dioses...

El lugar estaba mucho más destrozado de lo que pensaba. Nótt creía que la torre habría resistido los continuos ataques, pero al caminar por las escaleras quebradas y el suelo aboyado le hacía entender que se había librado más de una batalla ahí dentro.

Sin duda en el interior se respiraba una mezcla entre miedo y muerte, comprobándolo en los rostros de los supervivientes y en los cadáveres que se camuflaban con la decoración del alcázar. Nos entretuvimos demasiado.- Apenada por no haber podido salvar todas las vidas posibles, se acercó a uno de los cadáveres, un soldado prácticamente enterrado bajo grandes piedras que habría tenido una muerte lenta y dolorosa mientras sus huesos se rompían por el excesivo peso. Se agachó a su lado y cerró los párpados del hombre, susurrando unas frases dedicadas a Selune antes de incorporarse y seguir la marcha.

Me alegra ver que todavía queda gente en pie.- Echó una rápida mirada al cuerpo de la mujer noble, preguntándose si sería el de Lady Velorsa Nandar.- Me adelanté para comprobar el estado de los supervivientes, pero mi grupo no debe tardar demasiado en llegar. Tal vez sería conveniente esperar a que ellos estén para ponernos al día.*- Realmente iba a esperar, lo prefería para no tener que hacer de mensajera al resto y temiendo equivocarse en el contenido, aunque había una duda que surcaba en su cabeza y no lograba entender.- Me gustaría preguntaros. Encontramos una superviviente, Kella Darkhope, ¿os suena el nombre? Según tengo entendido, estaba esperando a Las siete serpientes.

-Claro que soy yo- dijo arrugando el ceño cuando Brummbar se acercó hacia él y puso sus recias manos en sus hombros. En otra época seguramente eso le habría llevado a darle un cabezazo en la nariz, pero le había explicado las costumbres enanas y también de alguna que otra raza-. Fuerte como el que más Barba partida y estoy con estos poque… Hubo un erró y tuve que arreglarlo- hizo un gesto con su mano, como si cortara ese asunto al ras-. Pero ya están todos muetos así que arreglao.

La descripción del enano sobre su persona no le molestó en lo más mínimo, pues le han llamado de tantas formas que dejó de prestarles atención a todas ellas y las toma con orgullo. Aunque no estaba muy seguro de que le tomarían cariño con el tiempo… básicamente porque nunca estaba mucho tiempo con alguien como para que eso pasara. El ceño arrugado de Edirian fue respondido por un sordo gruñido.

-La idea era saber los planes de estos- con el mentón apuntó al caído líder-. Pero confiaba poco en mí y me dejaba vigilao po este- le dio un suave golpe con el pie al que tenía un corte de hacha en la espalda y un virote en la nuca-. Mmm ¿tendrá algo de comer?- revisó el cuerpo con rapidez, se diría que con experiencia. Los demás cuerpos ni los tocó, pues no eran sus presas. Tampoco dijo nada sobre el destino de los prisioneros, a quienes seguramente les esperaba una buena sesion de interrogatorios.

Seguramente pocos confiarían en su persona, lo que era lógico teniendo en cuenta que estaba en el grupo enemigo y no tenía la imagen de ser la persona más centrada del mundo. Sobre todo ahora que tenía la sangre de su ex compañero en el rostro.

-¿Nott es la borrega?- preguntó señalando con la cabeza donde se había marchado la joven-. Poque hizo un trabajo interesante…

- Con la provocación intentaba que Xolkin me atacase a mí- reconoce, aunque duda que el mago vaya a creerle. Pero la intención era esa-. Perdona si parecía otra cosa. 

—No hay ofensa—miente en un intento de diplomacia— pero hemos tenido un malentendido ¿Vamos a matarnos con todo zhentarim que se nos crucen? ¿O no me tomo el esfuerzo de intentar apaciguar los ánimos?— pregunta con resentimiento velado un Reshi que poco a poco va calmando el ritmo de su respiración. 

Mientras los enanos van entrando en confianza, Reshi toma su foco-cristal y, mirando a donde antes tenía la herida, susurra unas palabras. Al pasar el cristal por la tela rota, ésta se repara, y con un segundo conjuro el mago le quita las manchas de sangre y polvo, tanto al pantalón como al resto de su ropa, quedando así impecable nuevamente.*

—¿Vamos a ir a la fortaleza Nandar ahora? ¿No hay donde encerrarlos aquí?— pregunta Reshi mirando a Luminos, que parece ser local— Podemos dejarlos con agua y comida suficiente en sus celdas, y que ellos racionen hasta nuestra vuelta—propone el tiefling.— Prefiero que éstos tengan el estómago vacío unos días a dejar que un ogro se llene el suyo con los habitantes del pueblo por querer llevarlos hasta la fortaleza—dijo sorprendiéndose a si mismo. Hasta hace un rato no estaba seguro de querer involucrarse con ese problema, pero ahora se sentía un tanto envalentonado ¿Sería un resto de la adrenalina del combate? ¿Sería empatía por ahora compartir una experiencia cercana a la muerte? ¿La daga de Xolkin llevaría un veneno que alterara su comportamiento? No estaba seguro de eso, pero si estaba seguro de que no podía simplemente dejar que se los coman.

—Además vamos a necesitar a la gente para defender el pueblo. Xolkin envió un mensaje, así que no me resultaría extraño que haya más zhentarim en camino. Pudimos con estos pocos, pero si se aparece una veintena vamos a necesitar ayuda—el mago se volteó hacia Karag, con una leve esperanza en los ojos—¿Tendrás alguna idea de qué decía la carta que mandó con su serpiente voladora? ¿O a quién o dónde es que la pudo haber mandado?

Brummbar registra el cuerpo inerte, pero con vida, de Xolkin mientras que Darnys registra a Kella que no parece oponer resistencia. Después de atarlos con cuerdas. Darnys "escorta" a Kella en todo momento sin perderla de vista. - Ésta no tiene más que su bolsa de oro, unas 8 piezas en total... - dice al grupo - Vamos, camina, vamos hacia la fortaleza a ver qué te tienen preparado los Nandar. - Le dice la guerrera apuntando en todo momento a Kella con la espada.

—¿Vamos a ir a la fortaleza Nandar ahora? ¿No hay donde encerrarlos aquí?— pregunta Reshi mirando a Luminos, que parece ser local—

- Desconozco si hay algun sitio donde dejarlos, llegué anoche, no conozco éste sitio más que vosotros. Lo siento, pero seguro que en la fortaleza sabrán qué hacer con ellos. Dejad que yo carge a Xolkin. - Luminos, se acerca a Xolkin después de que Brummbar lo registrara y tras atarlo bien, lo carga en sus hombros, mientras el derrotado bandido parece emitir un leve quejido, pero sigue inconsciente y atado.

A medida que os adentráis en el poblado no veis mas que enormes piedras repartidas por doquier, destrozando algún campo con la cosecha casi apunto, las casas están destrozadas también y debajo del alguna piedra puedes ver los restos de alguien que no consiguió salir de debajo, sufriendo una espantosa muerte.

Llegáis a un puente hecho de madera que pasa por encima del río a bastante altura y conecta con el alcázar, que queda aislado en otro montículo parecido al que alberga el asentamiento pero mucho más pequeño. Enseguida que os acercáis al puente puedes ver cómo una piedra ha destrozado gran parte del puente y ahora hay una separación de poco más de 2 metros que impide el paso con normalidad. Sharamy hubiera podido pasar fácilmente con sus alas. Si no se las hubieran arrancado claro... Aunque con un poco de cuerda y algo de suerte quizá podríais pasar al otro lado haciendo un paso provisional, aunque también podéis aventuraros y saltar sabiendo que si falláis el salto caeréis irremediablemente a las bravas aguas del río tras una larga caída. Os fijáis también en la parte destrozada del puente y veis que hay dos columnas que sujetaban el puente, en la de vuestra derecha (la de la izquierda en el mapa) hay una viga que ha quedado lo suficientemente entera como para andar sobre ella y saltar des del borde.

Enseguida que os plantáis delante del puente decidiendo qué hacer, des de una de las ventanas del alcázar veis como un soldado os mira y os apunta con una ballesta.

- NO OS MOVÁIS, IDENTIFICAOS!

Cuando registras a Xolkin encuentras cinco gemas, parecen bastante valiosas y cuatro piezas de platino.

Me gustaría preguntaros. Encontramos una superviviente, Kella Darkhope, ¿os suena el nombre? Según tengo entendido, estaba esperando a Las siete serpientes.

En cuanto mencionas a las siete serpientes,  tanto Alara, Kaelen se ponen en alerta y se miran. pero Alara es la que habla.

- Lo que nos faltaba... Hace tiempo que los Zhentarim van detrás del asentamiento... es una posición bastante estratégica... pero no teniamos constancia de que hubiera alguien ya en el pueblo... debía de ser alguna infiltrada, maldita sea...- Se sienta en la silla, dejándose caer y apoyando las manos sobre su cabeza... y empeza a susurrar tan bajo que no eres capaz de distinguir lo que dice. Entonces se dirige a Torem con voz cansada y para nada firme - Torem, ve e informa a Sydiri sobe los Zhentarim y en cuanto llege el resto de aventureros de Lady Nandar, id a lo alto del alcázar y montad guardia desde ahí, a cualquier señal de tropas, amigas o no... avisadnos... y volved a mandar un mensaje hacia Aguasprofundas... a ver si Tymora* nos sonrie al fin...

Tras esas palabras cargadas de desánimo, Torem se retira y el ambiente se queda en silencio, y tenso. No parecen prestarte mucha atención y ambos soldados, Alara y Kaelen miran a Lady Nandar y se abrazan entre sollozos. Está claro que tienen miedo y estan desesperados.

Al cabo de unos segundos se separan - Disculpe la escena, hermana... estamos al limite... Cuéntenos mientras esperamos lo que os ha sucedido con esta tal Kella, si es tan amable.

A cada minuto que pasa, te sientes mas y mas fatigada. Te invade una sensación de que alguien tira de ti hacia fuera del alcázar y cada vez es más y más intensa, como si fueran a partir tu alma en dos partes.