Partida Rol por web

De capa y espada.

16 de Febrero. 11:00

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22/02/2010, 16:14
Director

De atracción, de cortejo, de miradas ardientes, de galanteos y requiebros. Y en verdad no hay hombre sin mujer, ni mujer sin hombre, y el uno necesita de la otra como la otra lo necesita a él.

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22/02/2010, 22:02
Marcos de Tolosa.

Don Marcos de Tolosa se mantenía firme en el lateral de la Iglesia preparado para los hombres separado prudentemente de la zona de las damas, no tan prudentemente según algunos frailes. Había elegido, o según sospechaba Inés, recién comprado sus mejores galas, hasta el punto de que su intuición le indicaba que tales ropajes no salían sino de hasta el último real cobrado por la campaña que le había tenido alejado protegiendo los caminos y fondas. Cosa que el Marcos mismo no sentía como derroche, pues el gasto en comida es principal para el villano, pero para el soldado, que bien le cuesta arriesgarse el pellejo todos los días, ha de merecerse lucir bien, como hidalgo que es (pues es más noble sino quien se mata o se permite matar por el rey)

Así que ahí estaba plantado, con botas de cuero de caña alto por la altura de las rodillas, el tahalí en la bandolera y un hermoso sombrero coronado con dos plumas largas, una negra y otra roja. Y por si todas esas prendas de soldado orgulloso de serlo no bastaban, bien tenía las armas del oficio para dar fe de ello. Con una espada, daga (la vizcaína hubiese quedado mal) y una pistola en las costillas, para dejar claro con quien andaba tratando la gente.

Y tal apariencia de soldado no había quedado desapercibida, que ya le habían chistado dos pisaverdes ofendidos por ello. Por cierto, bien callados cuando el veterano había mascullado “vengo a asistir a una dama” preguntando después si había algún problema en ello, mientras por cierto, se llevaba una mano a la empuñadura de la daga (cosa de por si muy significada, que quien se lleva la mano al filo más rápido de desenvainar indica que está acostumbrado a limpiar el acero que a lucirlo)

Y que allí estaba, recto y firme como si ante su tercio viejo se encontrase, escuchando misa. Su mirada no se había desviado en ningún momento hacia Inés, pero se notaba que se había cuidado especialmente de situarse en su campo de visión.

Y Inés recordando que aunque haya hidalgos que coman honra y cenen apariencias, algunos elegidos de estos tienen la hoja de servicios tatuada en los ojos. Y aquellos ojos oscuros siempre valdrían más que los de cualquier noble afeminado con mucho titulo, pero pocos humores. Que el corazón late por quien late, y por lo que late.

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22/02/2010, 23:15
Doña Inés Mª de Osuna, Grande de España

 

Inés, para disgusto y previo discurso de Elvira sobre lo que una honrada dama debería y no debería hacer, había citado a su galán tras la misa diurna. Eran ya suficientes las preocupaciones de la muchacha durante aquellos días, y pensó pues, que una amena charla con aquel a quien adoraba secretamente le haría recobrar los ánimos.
 
No tardó en encontrarle entre la multitud de varones dispuesta a su vera nada más entrar en la iglesia, y por fin le encontró utilidad a eso de llevar la cara tapada por los tajos de los engendros que habían servido de comida a sus caninos. El velo ocultaba su enamorada mirada, puesta la mayor parte del tiempo en el soldado, y evitaba que las miradas indiscretas de los curiosos averiguaran a donde apuntaba ella. Pudo fijarse que Marcos iba bien parecido, y no pudo evitar suspirar con una leve sonrisa antes de hacérselo saber a su dueña (para más inrri en el disgusto de esta). Mas a Inés no le importaba cuanto ella tuviera que decir, o el párroco, al cual no escuchó casi en ningún momento. Más tarde se disculparía con el altísimo en sus plegarias, que al soldado solo lo veía muy de tanto en cuando muy a su pesar.
 
Al terminar la misa acercose a saludar a quienes creyó oportuno, por cortesía, claro está. Pues ella era Grande y debía atender a cierta gente, todo por aparentar. Mas procuró abreviar en sus mundanas charlas y los chismorreos que hablaban las mujeres, como si del gallinero de la comedia se tratara. Tras excusarse y acercarse, siempre manteniendo las distancias, al soldado que la esperaba paciente al otro lado le instó a pasear por los alrededores. Ya algo más lejos de los indiscretos y las orejas largas, Inés se relajó, mirando de tanto en cuando a Marcos de reojo tras el velo.
 
- Me alivia saber que estáis bien.- comentó cogiéndose las manos sobre el regazo de forma tímida.- Es una de las pocas buenas noticias que he podido tener estos días.
 
La joven caminaba despacio, erguida, haciendo notar su porte de grandeza por encima de todo. Esa fachada, quizás ese día menos alerta que otros, le permitía conservar su honra y la compostura en momentos tan rememorables como aquel, en el que pensaba que su corazón desbocado iba a darse a la fuga en cualquier momento.
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23/02/2010, 16:41
Marcos de Tolosa.

  Marcos de Tolosa anda un poco adelantado a ella, con buen garbo. Su pose era firme y atenta, observando con perspicacia tanto al terreno como a las personas con las que se cruzaban, muy en el papel de supuesto protector de una dama. O quizás solo era que la necesidad de proteger a la amada ante cualquier mal naipe de la fortuna, a veces no podía evitarse, iba con la procesión, como quien dice.

  -Estuve de servicio hasta hace bien poco, en las escaramuzas con los holandeses que habían decido en mala hora volverse otra vez herejes y renegar de vuestro buen gobierno, mi señora.

  Parecía un poco incomodo dentro de toda esa fachada de buenas formas, como si los pensamientos se le acumulasen en la parte frontal de la cabeza.

 

 

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23/02/2010, 17:30
Doña Inés Mª de Osuna, Grande de España

Inés observaba a Marcos y cuanto este hacía, buscando algo, mas no sabía todavía el qué. Lo encontró inquieto en cierto modo, y no le agradó.

- Don Juan Francisco hace cuanto puede por solucionarlo. No me permite participar demasiado, pues supongo que me cree demasiado joven todavía. Mas tengo mis propios problemas por el momento, y se espera de mi que actúe acorde con mi posición. - Hizo una pausa larga en la que aprovechó para escudriñar con sus ojos castaños el cielo grisáceo de aquella inhóspita tierra, en la cual no era bien recibida. – Os noto quizás perturbado por algo, Don Marcos. ¿Os incomoda estar aquí?

 

Fue directa, pues andarse con rodeos robaba tiempo. Un tiempo que ella apreciaba demasiado.

 

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23/02/2010, 17:47
Marcos de Tolosa.

Marcos se atusó el bigote con cierto nerviosismo.

-Cierta chusma propagó un rumor sobre su excelencia delante mío.- sus ojos se ensombrecieron por un momento.- Por supuesto, el rumor quedó aplacado como caballeros.

Que era una manera muy linda de decir que había tajado como verracos a dos indeseables en algún oscuro callejón.

Marcos carraspeó. - Por supuesto, no hay que decir que vuesamerced no tiene que dar explicaciones de ningún tipo, y sigue contando con mi total y clara devoción.

Lo dijo sin inmutar el peso, pero siempre fue significativo que soldados como él se sonrojaran con las damas y no con los vigores de la batalla.

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23/02/2010, 18:17
Doña Inés Mª de Osuna, Grande de España

Inés cesó de andar durante unos segundos al escuchar las palabras de Marcos, y no pudo reprimir una sonrisa de halago ante el comportamiento de su galán. Pero no le contentaba la idea de los chismorreos que se propagaban entre el populacho lo mas mínimo.

- Vuestro comportamiento os honra. Y me halaga. – murmuró.

Volvió a caminar no sin cierto nerviosismo y tratando de encontrar las palabras adecuadas para explicarle lo sucedido. Merecía al menos una explicación, y se fiaba de él plenamente.

- No tengo por qué, pero la merecéis. Y no sé que tipo de chismorreos pululan por las calles, pero no me interesan. Pronto se solucionará todo. - la joven se tomó su tiempo antes de empezar, no sin cierta vergüenza, a rememorar tan fatídica noche. – Es cierto que la otra noche dos villanos trataron de… manchar mi honra colándose en mi alcoba sobornando a mi servicio. Se sorprendieron ante mi resistencia y trataron de remediarlo usando el filo para callar mis gritos y terminar su cometido. No les salió del todo bien, así que ahora sirven de comida a mi jauría.

Tras la explicación, Inés cogióse ambos brazos por los codos y miró hacia otro lado como interesada por el paisaje iluminado por el tibio sol matinal. Realmente se sentía abochornada por tener que relatar semejante historia. No le importaba contárselo a Marcos, pero ¿quién sería capaz de recordar sin sentir la proximidad del llanto? Pero ella acostumbraba a pulir bien su fachada, así que el único signo de ello que el caballero pudo ver fue que miraba en sentido opuesto.

 

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01/03/2010, 21:25
Marcos de Tolosa.

Marcos asintió, clavando una media sonrisa de luna con satisfacción y orgullo.

-Actuasteis como quien sois.- Marcos apoyo su mano en el pomo de la toledana, dando un aire militar a sus palabras.- Y decidme ¿como no dispuso vuestro merced de mi ayuda en la venganza de tal desafuero y desagradable lance?

Sonaba ligeramente, que los soldados tienen orgullo pardiez, a reprimenda.

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01/03/2010, 21:45
Doña Inés Mª de Osuna, Grande de España

Inés devolvió la sonrisa, aunque Marcos no lo viera.

- El asunto no está zanjado todavía. Y la venganza requiere su tiempo y meditación. En primera instancia pensé en vos, mas preferí mandar a alguien que fuera de menos importancia a mi parecer, y duró lo que una puesta de sol. – la muchacha avanzó en silencio meditando sus siguientes palabras, dejando que sus pasos y el viento fuera el único sonido.- Se cuánto me apreciáis y que cuento con vuestra total confidencia, Don Marcos. Mas… ¿cuánto arriesgaría vuesamerced por mi nombre?

 

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01/03/2010, 21:53
Marcos de Tolosa.

Encendido por tantos frentes: el piropo lanzado, los celos ante el hombre que había fallado, y el acicate de demostrar que el puede triunfar donde otros no, hacían llamear los ojos del viejo hidalgo. Paró su pasó y se cuadró.

-Dama, yo triunfaría donde otros bajos hombres han errado. Y lo haría con petición o sin petición de vuesamerced.

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01/03/2010, 22:20
Doña Inés Mª de Osuna, Grande de España

Paró en seco la joven para no darse de bruces contra el soldado, ligeramente abrumada. Suspiró complacida, y antes de reanudar la marcha miró a su alrededor tanteando al resto de transeúntes, por si había gente fijándose.

- Inés – corrigió antes de contestar- Creí oportuno mandar a alguien sin importancia antes que arriesgar vuestra integridad, la cual ya ponéis en peligro cada vez que vais a la batalla a defender mi futuro gobierno. Y lo agradezco.

Carraspeó para aclararse la voz  antes de proceder a informar sobre lo que sabía. Ya había hablado más que de sobra, y mucho más de lo que debía. Elvira estaría muy disgustada con ella.

- Tengo cierta adversidad hacia una Dama holandesa de la corte, esposa de un buen amigo de la familia. El sentimiento es mutuo y las indagaciones me han llevado a…- Inés miró de reojo a ambos lados – ciertos testimonios sobre una relación extramatrimonial con un hombre de dineros poco adepto a nuestra fe.

 

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02/03/2010, 20:15
Marcos de Tolosa.

Marcos se atusó el bigote, pensativo.

-Bastante común en los tiempos que corren. No obstante, no suela a lance de dificultad, salvo que las indagaciones se hayan complicado.

 

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02/03/2010, 20:22
Doña Inés Mª de Osuna, Grande de España

Inés dudó antes de seguir.

- Lo complicado del asunto es la persona en cuestión, Pedro Robledo. El dinero hace milagros, y el lo posee. Realmente no necesito muchas pruebas que le inculpen con las lealtades que cuento dentro de la Inquisición, pero no estarían de más.

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02/03/2010, 20:47
Marcos de Tolosa.

Marcos arrugó el gesto.

-Vive Dios que apuntáis alto señora, que tal sujeto controla más de la mitad de los barrios bajos y que a pesar de que en su mesa jamás falta el tocino, bien se dice que es tapadera y que todo enemigo holandés es buen aliado en su mesa y casa.

Pese a la dificultad de la maniobra, Marcos no se amilanaba por pescar alto.

-No obstante, siendo vuestra palabra cierta se podrían disponer en su casa material judaizante para agilizar la decisión de la justicia, por otra parte lenta y corrupta la mayor de las veces.

 

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02/03/2010, 21:35
Doña Inés Mª de Osuna, Grande de España

- Que buena razón tenéis en todo lo que decís, Don Marcos. Pero realizar cualquier tipo de incursión en casa semejante es demasiado arriesgado sin la información oportuna. Espero que no se os haya pasado por la cabeza ninguna locura, que ya os he explicado mi parecer hacia vos.- Inés meditó un momento.- Para realizar un buen sembrado primero hay que quitar las malas hierbas de en medio.

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08/03/2010, 21:30
Director

-Sabe vuesamerced que mi actuación siempre...

La conversación fue interrumpida por el paseo de dos pisaverdes españoles, muy a lo soldado y muy a lo niñato de campo a la vez, que galanteaban a dos damas holandesas que al pasar señalaron sutilmente a Inés acompañándose de una risa de lo más suave. Cosa difícil de detectar y de agravio poco importante. Pero no estaba el patio para risas y resulta que los actores se encontraban entre los que eran avispados y susceptibles.

-Si vuesasmercedes, o sus respetadas madres, tienen algo que reír, ríanlo con todo el paseo que así se divierte todo el mundo.

Agravio muy subido de tono y poco cortés, pero al fin y al cabo, propio de los que no necesitan escudarse en sutilezas y pueden terminar la faena. Solucionandolo todo en un aquí te pillo y aquí te mato. Que quien se acostumbra a responder a insultos con mojadas se le hace costoso eso de ser sutil.

Por su parte, los dos valentones habían cometido el error de darse la vuelta con gesto ofendido y mano en la empuñadura de la toledana (mal gesto, compadre). Y examinaban al protector de Inés con gesto arrogante. Pero éste ni se inmutaba, que quien mucho desprecia mucho confía.

-¿Que dices tu?

Dijo uno y el tuteo se noto, ante la rigidez e incomodidad de una de las damas y la alegría de otra. Que se adivinaba cual de las dos era la más lista.

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08/03/2010, 22:19
Doña Inés Mª de Osuna, Grande de España

Inés paró al escuchar risas, pero Marcos ya estaba en ristre dispuesto a defender a quien bien había acudido a proteger. La muchacha miró con desdén a los ofensores, aunque estos no pudieran verlo. Colocó el brazo derecho en jarra y posó la otra mano sobre la primera, sosteniendo el abanico.

- El caballero dice que si tenéis algo que hablar díganlo claro con sus pertinentes consecuencias, - y procuró remarcar esas últimas palabras con severidad. - no en confidencia para después reír. ¿Es sordera acaso de lo que padece vuesamerced?

La futura Grande de España estaba aborrecida de tanto cuchicheo, demasiado. Y no pensaba consentirlo más.

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09/03/2010, 20:25
Director

Ante la postura tan agresiva de Inés, y por ser quien era, las damas retrocedieron dando gracias a que su honra no se medía por la espada y la amenaza. Suerte que no corría por los dos caballeros, que no es bueno beber antes de ir a la Iglesia, ni reírte aunque sea muy por lo bajo de soldados viejos y Grandes de España.

La actitud de Marcos no hacía las cosas fáciles, pues se limitaba a esperar a que alguien sugiriese un duelo. Y por muy mal que hubiera estado ofender una grandeza de España, no era la mismo ser increpado por un igual que por simple chusma soldadesca.

-Sepa usted, caballero, que habla con un Duque y una gran amistad suya. ¿No cree que le quedamos grandes?

Dijo uno de ellos con cortesía y paterlanismo. Que buen disparo a bocajarro le habría tirado Marcos al mentecato por la frase, que a ver con quien se creían que trataban para ir soltando consejos de tal talle.

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09/03/2010, 20:28
Marcos de Tolosa.

Marcos se paso con mucha flema la mano por la barba y el bigote, mientras sopesaba los pros y contras de las acciones que podrían llegar a venir. Su mano volvió a bajar a la empuñadura de la espada.

-¿Qué tal si dejamos que tal cuestión la diriman nuestras armas? No querría ir decir diciendo por las calles que dos hombres se tienen por gentiles cuando son más bien de casta cobarde.

Ya está, a falta de un milagro estaba todo atado y bien atado. Los nobles a la tumba y a Marcos a saber. Pero la honra es la honra, y con eso ni se duda ni se juega.

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09/03/2010, 20:58
Doña Inés Mª de Osuna, Grande de España

Inés se impacientó y avanzó hasta la altura de Marcos alzando una mano enguantada de forma elegante.

- Caballeros, por favor.- interrumpió.-  Que no tengan que ofenderse los párrocos por derramar sangre noble tan cerca de la casa de Dios a tan temprana hora de la mañana, y menos por un simple malentendido. Estoy segura de que aquí el Duque y su amistad tendrán a bien disculparse antes que recurrir al acero. Si no es así su parecer… - la Grande volvió a retroceder un paso. – Adelante, nada más que decir queda.