Partida Rol por web

Tus palabras hicieron sonreir a Lizzie, que se giro y tiro levemente de la mejilla de Pearl. El hombre tiro para evitar que aquello durase mas que el segundo donde le habia pillado por sorpresa.

(Pearl) - Tranquilos, podre encargarme de un trio de medio muertos. Ademas si lo que les ha hecho Erik no les salva... poco podre hacer yo por ellos... o nadie de por aqui, todo sea dicho de paso.

Lizzie fue a pegarle pero esta vez el hombre le miro antes para detenerla. - Ire a la habitacion. - Con un simple saludo a los presentes, se fue hacia donde quedaban aquellos que no podian levantarse.

El chico asintio y siguio a lo suyo, pero notaste como parecia mas confiado en lo que estaba haciendo.

Dante sin embargo te guio primero a la habitacion de los heridos. Alli se encargo de hacer un vendaje que cubiera parte de tu pecho, pero sobretodo mantuviera mas fijo ese tubo que sobresalia de tu pecho. - Lo primordial es que no entre nada, asi que tu centrate en hacer de observadora y en asegurarte de que no entre ninguna mierda por ese tubito y siga saliendo lo que tengas dentro. - Estaba claro que el hombreton no era medico.

Lizzie, se movio con vosotros, tampoco es que ninguna de las dos pudiera moverse muy rapidamente, pero algo era algo.

Lentamente salisteis del refugio y fuisteis bajando hasta donde no hacia mucho alguien habia hecho una barbacoa con restos humanos. Desde alli era facil ver el agujero en la pared, que se adentraba en lo que parecia una mina, el mismo lugar por el que habias venido. Dante señalo una puerta de metal doble, que estaba parcialmente abierta.

Una bajada bastante larga que acabaria dando contra unas defensas de hormigon que estaban bastante machacadas. El rastro de vuestros compañeros era bastante claro alli, pues el viento apenas pasaba de vez en cuando por lo que las huellas no se habian borrado del todo.

El espectaculo alli mostraba una explanada bastante amplia donde los cuerpos de los salvajes que habian atacado la ciudad estaban esparcidos por doquier. Una docena o asi, no lo tenias claro y tampoco es que fuera importante. La mayoria habian muertos por disparos de lo que parecian armas laser o de energia. No eras experta en ellas, pero como antigua miembro de la Hermandad eras consciente del tipo de herida que dejaban. El tiroteo habia sido casi unilateral, desde una pared hasta ellos.

Giraste para mirar la pared y alli tus ojos se quedaron completamente ojiplaticos, como los de tus compañeros. Una puerta de un Refugio. Poderosa y enorme, se mantenia incolumne como si el mismo tiempo no pudiera derrotarla.

*

La voz de Dante se escucho levemente. - Joder... la madre que los pario. Era cierto. - Un silbido por parte de Lizzie, que ya decia suficiente.

Estaba cerrada y en uno de sus laterales, habia una especie de consola. Habia algunas partes abiertas y al acercarte oirias como si alguien estuviera hablando. Un comunicador o algo, alguien habia dejado el canal abierto sin saberlo. Aun asi estaban lejos del comunicador, por lo que no se entendia nada.

El pesado sonido de la puerta del Refugio al sellar el hueco por el que acababais de salir, retumbo en vuestros timpanos mientras notabais como estabais de nuevo en lo que era vuestro mundo. El Yermo.

La luz natural filtrandose suavemente por encima de los limites de la subida que llevaba hasta el centro de la misma Helmtown. Una suave brisa que levantaba polvo del suelo y traia el aroma del desierto, de la sangre y los cuerpos que habia alli fuera, junto con un punto de polvora. El olor a ozono quemado ya habia desaparecido.

Los cuerpos seguian donde los habiais dejado pero habia unas cuantas huellas a vuestro alrededor. Mas bien un par de ellas que parecian haberse aproximado hasta los controles de la puerta para luego volver por el mismo camino hacia arriba.

Tras unas pocas respiraciones, notasteis tambien ese punto donde erais conscientes de que ya no estabais bajo tierra, ya no habia roca y hormigon sobre vuestras cabezas y eso supuso una relajacion sutil de la tension interna de cada uno.

El peso de vuestras mochilas dictaminaba que al final habias salido ganando bastante de toda esta locura, aunque algunos sin duda necesitarian pensar detenidamente lo ocurrido y lo que podia significar para su futuro. Ezekiel incluso habia entregado a Zack y a Erik una frecuencia con la que poder ponerse en contacto con el propio refugio. Una recompensa en si misma para algunos, o una diana segun quien quisiera esa informacion.

Zack miro en direccion a la empinada cuesta y luego a Kora. - El efecto del superestimulante pasara, no deberias forzar demasiado o luego vas a estar peor... - Miro entonces a Erik. - Por la posicion de la luz, no quedan mas de un par de horas de luz. Deberiamos movernos, aunque no sea lo mejor conducir de noche, no creo que quedarse aqui sea una buena idea.

La mirada que Azra dirigió a Zack estaba cargada de desconfianza y cierta ira contenida. Seguramente, en otras circunstancias hubiera atacado al hombre para degollarlo pero no era el momento, pero ya averiguaría más sobre él y sobre la gentuza a la que servía...

Mientras subían, aún a pesar de ir cojeando, la amazona parecía olfatear el aire, arrugando la nariz e incluso casi gruñendo ligeramente.

- Huele a gasolina... O algo así... Es más concentrado, más fuerte... Lo huelo en el aire... Y conforme subimos se hace más intenso... 

El día habia sido largo. Largo y doloroso. Pero por fin habían escapado de las fauces de aquella prisión de metal y hormigón. A pesar de la cura de Erik, sentía el ardor intenso en su muslo que se irradiaba en todas direcciones, y aunque era soportable, restaba soltura a su caminara, normalmente sinuoso.

No pudo evitar mirar alrededor en busca de Lizzie. La habían dejado allí fuera cuando se adentraron en el bunker. Temía que se hubiera topado con aquel desgraciado que había huido con la pobre criatura que habían creado en el laboratorio de los horrores. Se recolocó la mochila sobre un hombro sintiendo el peso de todo aquello. Haber ignorado todo lo que habían hecho las personas de allí abajo... No todas, seguramente, pero...

Necesitaba todas aquellas cosas. Su gente las necesitaba. Aquello era la supervivencia. No solo matar y sobrevivir, si no cargar con la culpa de que otros sufrían para que el resto siguiera adelante.

Como echaba de menos su máscara.

Miró a Azra ante su comentario. Ella también había olido algo pero no lo habia reconocido como tal, y eso que estaba acostumbrada a estar rodeada de coches, en carreras ilegales y donde las fugas solían estar a la orden del día. Alzó levemente la cabeza para intentar captar mejor el olor y confirmar si era aquello o no.

- Habrá que averiguar de donde viene, aunque tengo que volver por Helena y Lizzie - Del resto de personas que habían quedado atrás, bueno, se la sudaba.

...Vale. Eso no se lo esperaba.

Lo ideal - lo verdaderamente ideal - hubiese sido quedarse con el cargamento enterito para ella sola. Hablamos del chocolate, evidentemente. Ya no sólo porque la idea, y su posterior petición, había sido cosa suya. Bueno, sí, mayormente por eso... - ¡¡Y un cuerno con lo de "regalo", pollopera!! Estarías dorándote en una fogata de no ser por nosotros. - Cualquiera con un mínimo de cultura general estaría al tanto de que esas pequeñas tabletas de aroma dulzón y textura uniforme eran muy, muy rentables. Deliciosas y rentables. Lo cual la llevó a cuestionarse mentalmente las ganancias que podría obtener con ellas más adelante. A poder ser bien lejos de la re-bautizada como "Helltown".

Aún con todo, la realidad era que no tenía ninguna intención de hincarles el diente. Por lo menos no de manera inmediata. Y también que todas esas cuestiones se disiparon con rapidez tras darse cuenta de que Erik se había tomado una de aquellas "judías mágicas". Su padre: el súmmum del ahorro de recursos. Así que pronto se le olvidó el asunto de los dulces, los cuales se apresuró a guardar con excepcional mimo y cuidado en el interior de su mochila nueva, y se arrimó al médico con la intención de comprobar que se encontraba en perfectas condiciones. Esto requería el muy insistente cuestionario sobre su actual estado de salud, un escaneo por la cara A y la cara B, y también un infructuoso intento por reducir el peso que iba a tener que soportar el hombre a la espalda (chamuscada) tras ofrecerse a cargar con él ella misma. Una verdadera y genuina muestra de amor por parte de alguien que debía de pesar casi la mitad que Tanner.

Dejar atrás a los humanoides de aspecto simpático - a su juicio - y garras amenazadoras - al juicio de cualquiera - tampoco fue una píldora fácil de tragar. No hubiera sabido explicar el por qué, pero los llamados "protectrones" le habían parecido de lo más adorables e interesantes a la más joven de la cuadrilla, que desvió la vista hacia atrás más de una vez en un esfuerzo por memorizar las formas de aquellos sujetos carentes de vida, sin tener ni idea de si alguna vez volvería a cruzarse con uno...

Jo... Cabrones...

No es que las amazonas fuesen de su absoluta confianza. Desde luego no la que gruñía y miraba mal a su colega. Pero Ania parecía llevarse bien con su progenitor, razón por la que la escudriñó con curiosidad en un par de ocasiones cuando ésta no la miraba. Con Leia y su compañera sí que procuraba mantener las distancias mientras quedaba en todo momento junto a su padre, a quien asistía en lo que podía. Si tenía que elegir prefería estar rodeada de mujeres antes que de hombres, pero una nunca sabía. Aquella tipa tan larga tenía pinta de saber propinar un buen derechazo. Y un izquierdazo también.

La calidez de los últimos rayos del sol le pareció maravillosa, y consiguió dibujar un sonrisa en su cara. Habían logrado regresar a la superficie...

- ¿Hmm? - La apreciación de Zack la hizo parpadear un par de veces, algo confusa, antes de alzar la mirada hacia la cima de la cuesta. Se encontraba estupendamente, tanto que le costaba visualizar su propia recaída en un futuro próximo. Cuando volvió a mirarle la cabeza de la muchacha se echó suavemente hacia atrás, y afiló los ojillos con suspicacia mientras parecía sopesar la situación... - ¿En serio...? - ¿Eso es que quieres cargar con mis cosas? - Sonrió de lado, alzando las cejas en una expresión interrogante.

Joder, qué buen olfato tienen éstas. Va a ser verdad que son medio chuchos o algo.

Estuvo de acuerdo en dar tiempo a Ezekiel y los suyos para pensar en su propuesta, y por su parte no ejercería ninguna presión ni usaría el medio que le habían dado para comunicarse con ellos. Había descubierto en ese refugio recursos muy valiosos, era probable que ni ellos mismos fueran conscientes de que lo que allí tenían, o de la importancia que podían cobrar en el exterior, por eso no quería que se cerraran en banda, o sería inútil, así que se despidió todo lo cordialmente que tocaba, dadas las circunstancias.

De camino a la superficie, se situó junto a Leia desde aquí, el sitio de Roland quedá detrás de Parody, más al sur no sabía si ella sabía exactamente donde se encontraban lo más lógico sería que vinieráis con nosotros hasta allí no tenía sentido separarse en estos momentos tenemos varios vehículos, y espero poder obtener alguno más, del propio pueblo o de los saqueadores había calculado que serían entre veinte y veinticinco personas si conseguimos podéis usarlo, parar en Parody y luego marchar hacia lo de Roland propuso y no hace falta que lleguemos a ningún acuerdo, simplemente hay que recordar que una vez alguien os ayudó sabía que sus palabras caían en saco roto el noventa por ciento de las veces y tenerlo cuenta si estáis vosotros en la posición de ayudar se encogió de hombros, si una de cada diez personas seguía su consejo, se daba por satisfecho.

Se alegró de salir del refugio, estaba acostumbrado a estar al aire libre y le gustaba. Desvió la mirada hacia Zack cuando se dirigió a su hija… mi niña… tienes que tomártelo con calma, pronto descansaremos ni siquiera sabía como funcionaban aquellas cosas a largo plazo, y eso le preocupaba, quería confiar en que serían parecidos a los normales, y no iba a tener más remedio que usarlos con Tee e Isaias si querían sacarlos de allí… no puede dejar que le pase nada se dio cuenta de que estaba mirando a Kora con preocupación y sus ojos variaron hasta posarse en las dos guerreras ha habido explosiones e incendios, tanto aquí arriba como abajo, y probablemente el refugió tenga algún sistema de ventilación, es posible que una de esas causas sea el origen se volvió a encoger de hombros aunque tampoco lo se con seguridad lo cierto es que era solo una especulación, pero prefería centrarse en eso ahora mismo.

De camino al lugar donde estaba el resto, decidió exponer sus pensamientos respecto al futuro inmediato debemos sacar de aquí a la gente que decida venirse, aparte de a los que hemos venido claro, tenemos solo tres coches suponiendo que seguían donde los dejaron así que sería bueno buscar uno en el pueblo, o acercarse a la puerta a ver si hay alguno de los saqueadores miró a Ania, ella sin duda sabría si estarían en condiciones de llegar a su destino, y de ver si disponían del combustible necesario yo quiero darles uno de esos superestimulantes a los dos heridos más graves para que puedan, al menos, sentarse sin riesgo para el viaje era lo más urgente ahora mismo creo que conducir de noche es una locura, sobre todo en el estado en el que nos encontramos, pero no quiero quedarme a pasar la noche en el pueblo, aunque podemos acampar cerca de donde dejamos los vehículos al menos hasta el amanecer y descansar al menos unas horas traerlos era otra opción, pero estaba casi seguro de que eso no le apetecía a nadie, y no tenía ánimos para ponerse a discutir con nadie ahora mismo.

¿Qué decis?

Preguntó al resto.

Pasaron dos cosas que Kiabi no se esperaba ni en cien millones de años.

La primera, la sensación que inundó sus venas cuando se supo libre de nuevo. Tras tantos días encerrada, aislada e imaginando todas las barbaridades que le iban a hacer siendo prisionera -como si fuese volver a su antigua vida - la morena imponente tuvo que hacer un enorme esfuerzo para no ponerse a hiperventilar -no demasiado, al menos. Disimula un poquito, ya que estás... – y no ponerse a saltar para soltar toda la adrenalina y tensión acumuladas en su metro ochenta y tres de tiarraca.

Lo que pensara aquel grupo de ella le importaba una puta mierda. Es que estaba acostumbrada a no mostrar emociones, o corría el riesgo de que le pegaran una paliza, o cualquier cosa peor que se le ocurriera al energúmeno de turno.

Cogió aire profundamente, frotando con fuerza las palmas de sus manos por la cara – Mantén el control, gilipollas –, evitando así que se notara que se querían acumular lágrimas en sus ojos, pues aquellos refregones tan tremendos eran la excusa perfecta para tener los ojos rojos. Bastante que no se sacó uno de su cuenca correspondiente.

La segunda cosa que la dejó completamente estupefacta fue comprobar que no tendrían que hacer nada que no quisieran para llegar tan cerca de su hogar. Por un momento incluso pensó que estaba teniendo alucinaciones auditivas, por el exceso de oxígeno al salir al aire libre o algo así… Se rascó la nuca con brusquedad, mirando de refilón a Ivy. Kiabi estaba empezando a acostumbrarse a comportamientos parecidos en el refugio de Rolland, pero no con desconocidos, allí, en mitad de un puto desierto y estando totalmente desvalidas de una forma más que evidente, encima con las mochilas llenas de cosas valiosas. Hasta jodido chocolate… -Gracias -su voz sonó ronca -. No lo olvidaré.

Y una mierda... No se había comprometido a nada. De eso sí que no se iba a olvidar. O por lo menos, lo iba a intentar y no comportarse como una imbécil. Por una vez… Ojalá.

La verdad es que no le entraba en la cabeza, reprimió fácilmente el impulso de mirar con pena a aquella gente, porque tener a alguien así de líder – o eso parecía que era el tal Erik – desde luego era lo más parecido a un suicidio próximo.

No sabía que era peor, un líder blandengue o un tirano mierdoso… pero sí sabía que era lo mejor: un grupo liderado por un buen par de ovarios. Y mira que allí parecía que los había, así que no entendía por qué le hacían caso a aquel cabecilla tan suavón. Pero tampoco era asunto suyo, premisa que la hacía pasar de lo que acontecía a su alrededor, ellas sabrían. Porque al fin y al cabo -que puta paranoia-, mal no parecía que les fuera.

Mientras hablaban de gente y detalles que a ella se le escapaban, la morena se acercó andando despacio hacia su compañera, con su gesto inescrutable de siempre en la cara pero alucinando en colores en su interior... Para mear y no echar gota.

Azra fulminó con la mirada a Erik, una mirada cargada de desprecio.

- Tu sigue sin hacernos caso a quienes sabemos más sobre lo que dicen nuestros instintos, gilipollas. Así lograrás que más gente muera... No me hiciste caso cuando las ruinas y perdimos a Flinn y mucha gente salió malparada por TUS ESTÚPIDAS DECISIONES y por no confiar en lo que te dijimos. Era imposible que hubiera una rata topo gigante. ¿Verdad? JA - Se detuvo - Deja de ser tan imbécil ya y empieza a tomarnos en serio. No eres el único con capacidad y a mi ya me has demostrado que como líder NO sirves. 

Gruñó ligeramente mientras se incorporaba un poco.

- Si quieres seguir pensando así tu mismo, pero a mi no me vas a arrastrar de nuevo... Tenemos que volver cuanto antes a Parody y si quienes no se pueden mover se tienen que quedar atrás, te quedas con ellos que para algo es TU culpa que estén así. Pero yo me largo.

Miró a Ania con determinación.

- Tenemos que regresar... Pronto... Confía en mi... 

La diplomacia en persona. Se llevó las manos a la cabeza mientras rotaba 180º sobre su eje, como si así pudiera pensar mejor. Estaba cansada. Mucho. Pero valorando heridas y demás, se veía capaz, al menos en ese momento. ¿Pero cuantos más podrían hacer aquello?

- Lo cierto es que tenemos que irnos pronto - dijo en respuesta a su hermana. Se llevó las manos a las caderas mientras hablaba sin mirar a nadie en concreto, porque la mirada de su hermana era poderosa y dificil de mantener - pero conducir de noche ahí fuera es todo un desafio. Y seguramente necesitemos repostar - cambió el peso de su cuerpo de una cadera a la otra

- Hay que volver donde dejamos a Helena y al resto - eso estaba clarisimo para ella. Allí estarian Derek y esperaba que Lizzie porque de momento no la veia por allí cerca - En el camino quizás encontremos más vehículos, espero que llenos, y no tengamos que perder mucho tiempo - sus ojos se detuvieron sobre Erik - Creo que es buena opción acampar fuera de aquí, este sitio... - no hacia falta acabar la frase, porque seguramente todos lo sabían. O lo sentían.

- Venga. En marcha - Miró a Leia antes de moverse, tanteando si habian decidido acompañarles o no. Aún recordaba su ayuda allí dentro, y sin conocerla de nada.

Seguisteis subiendo mientras intercambiabais palabras que no hacian sino elevar la presion sanguinea y sin duda provocar que ahora que ya no habia un enemigo comun, quizas las cosas acabasen por estallar. Era cosa de cada uno, pero habia sido un dia largo y agotador, desde la primera luz del amanecer, hasta ahora que poco a poco comenzaba a caer el sol. El Yermo era un lugar peligroso de dia, pero mucho peor de noche y ahora mismo Helmtown no es que fuera la fortaleza que habia sido antaño.

Alli donde miraseis sin duda encontrariais muros destruidos y una ciudad en ruinas. Lentamente paso a paso, alcanzasteis el porton metalico que habia evitado que curiosos explorasen lo que se escondia al fondo del cañon donde estaba el Refugio.

Con las armas prestas y los cargadores cargados, pudisteis notar como alguien habia abierto esa puerta hacia no mucho y como tambien, habia huellas en los alrededores. Un par de pasos mas adelante y estabais practicamente frente a una gran hoguera, de la que ahora solo quedaban ascuas, donde podian verse huesos y trozos de carne malogrados por la arena. Los huesos era todos humanos. Poco a poco fuisteis descubriendo o notando, como aquello habia sido literalmente una barbacoa humana... hacia unas horas.

Los cadaveres de los enemigos que habiais dejado alli, seguian alli, al menos la mayoria. Podia verse movimientos de arrastre y como alimañas no especialmente pequeñas habian estado alimentadose de los cuerpos.

Enfrente el cumulo de destrozos y escombros donde habiais dejado a los vuestros, a cubierto por el momento de cualquier posible problema, o eso esperabais. Una figura se elevo por un instante. Cuerpo menudo y delgado pero fibroso, con sus formas estaba claro que era Lizzie. Un potente silbido para llamar vuestra atencion mientras saludaba con la mano, como si fuera una adolescente. Hizo un gesto para que os acercarais. Iba armada, como habia hecho antes, pero se la veia mas tranquila.

Tenemos visita, pero os recomendaria que apartaseis las manos de los gatillos... - Una risita baja, pero emocionada, como quien descubre un antiguo secreto, casi, casi, como vosotros con el Refugio en cierta forma. - Y de los cuchillos...

Señalo hacia atras y vuestros ojos no tardarian en fijarse en algo que sin duda llamaria vuestra atencion por encima de todo lo demas, en aquel destartalado lugar, algo mas arriba de lo que habia sestado vosotros y apartado levemente por el camino que llevaria a los grandes cañones. Habia un objeto enorme de metal.

*

En el tiempo que mirasteis y volvisteis a mirar en direccion a Lizzie, escuchasteis como algo se movia alli dentro y se acercaba hacia vosotros. Lizzie os miro y levanto las manos en señal de la paz.

Hay señales de que alguien ha subido y bajado por la rampa en direccion al refugio. Una sola persona.

Notas a Zack, levemente retrasado, observandoos y mirando el vertibird como si lo reconociera. Eres consciente de que obviamente el tatuaje que viste y el simbolo del vertibird son el mismo... y que falta ver quien sale de alli, pero la animosidad de Azra hacia ellos es mas que obvia y clara.

Una mujer de mirada dura y porte claramente autoritario asomo en esos momentos por la "puerta". Sus formas delataban que estaba en alerta y que no se andaba con excesivas tonterias.

Su mirada fue primero a Lizzie. - Doc saldra ahora, quien haya hecho los apaños sabia lo que hacia. Viviran. - Informacion fria y calculada, no parecia haber excesivas emociones. - Tras aquello os miro a vosotros. Portaba una chaqueta de estilo piloto y unos pantalones de cargo negros. De entre la chaqueta asomaba una pistola grande y por lo que parecia potente. En el muslo tenia una especie de cuchillo grande o espada corta, de hoja pesada y ancha. El simbolo en su chaqueta era exactamente el mismo que el del vertibird.

Tras examinaros su mirada se fijo en Zack e hizo un leve asentimiento, notandose un leve tic en la ceja por un segundo. - Era necesario asegurar la situacion.

Zack unicamente asintio levemente sin decir mucho mas.