Partida Rol por web

¡Sire! ¡Sire! Temi que no llegariais. ¿Ya veniis armado? Pense que como vuestro escudero tendria que ajustaros yo la armadura. Dice sorprendido el pequeño, por su corta estatura y por el hecho de estar de pie en la nieve mientras tu estas subido en tu montura ha de ponerse de puntillas para hacerse oir. ¡Rapido! Dadme vuestro escudo y lanza para que pueda colgarlos en el palenque.

      El temor a llegar demasiado tarde se desvanece cuando Matt me pide el escudo y la lanza... Con una sonrisa, se los entrego al tiempo que me justifico.

Lo lamento, Matt. Como vi que llegaba tarde conseguí ayuda en la taberna para ajustarme la armadura y llegar lo más rapido posible... Pero no te preocupes, habrá otra ocasión.

      Tras decir esto me dirijo junto al resto de caballeros, tratando de mantener un porte lo mas digno posible y observando con curiosidad los escudos de los participantes.

Delante tuyo ves el campo de justas, en el un caballero acaba de descabalgar a otro lanzandolo al suelo. A tu izquierda cubierto por la lona del pabellón las damas y cortesana vitorean al vencedor. Crees reconocer la nivea belleza de Lady Amanda entre ellos.

A tu derecha ves como aAtt pugna por colgar tu escudo en tu lanza plantada en la nieve. De manera parecida a la tuya hay siete lanzas clavadas en la nieve cada una sosteniendo un escudo. En cada escudo hay representado el balsón de uno de los contendientes. Si alguien golpea tu escudo significa que se te desafia a una justa. El vencedor toma las armas y el caballo del vencido y este abnadona la justa. Puedes tanto esperar que alguien golpee tu escudo como adelantarte y golpear tu uno de ellos. Los escudos que hay en estos momentos son:

Finalmente en los otros dos lados del rectangulo del campo de justas (tu te encuentras en el lado inferior), ves a algunos caballeros que esperan su turno para retar o ser retados. Al otro lado del campo crees reconocer a Stokeworth, el maestro de armas.

      Dado que soy el nuevo y no conozco a los contendientes, en lugar de arriesgarme a desafiar a cualquiera, resuelvo esperar y contemplar cómo se desenvuelven los demás antes de decidirme a desafiar yo mismo a alguien... Eso si no escoge otro caballero desafiarme a mi.

Mientras meditas uno de los cabaleros se acerca al palenque y golpea tu escudo con la punta de su lanza. Su emblema es un campo morado festejado de seis estrellas blancas de cinco puntas. Si aceptas el desafio debes encargar a tu escudero que te tienda una lanza de torneo y un escudo para seguidamente cabalgar hasta el pabellon de los espectadores, saludar y finalmente galopar hasta el inicio del campo de justas apra medirte con tu oponente.

O puedes quedarte queito y ser tenido por un cobarde.

       Al ver cómo uno de los caballeros golpea mi escudo, la emoción me embarga... Por fín, un combate de verdad, entre caballeros, en Desembarco del Rey... Conteniendo los nervios fruto de la emoción, extiendo mi mano derecha y miro a Matt.

Mi escudo y mi lanza, Matthew. ¿Conoces al caballero? Entiendo que es un Mallery...

       Una vez armado y listo, cabalgo hacia el pabellón y alzo mi lanza a modo de saludo, mientras busco con la mirada a Lady Chyttering...

Llegas hasta delante del pabellon y te colocas al lado del caballero que te ha lanzado el desafio. El heraldo anuncia

¡Atencion! ¡Atencion! Van a batirse por honra y honor los caballeros Ser Rymund Rowan de las tierras del Rejo y Ser Anton Mallery de las tierras de la Corona. Ser Anton defendera la gracia de su hermana Lady Jena Mallery ¿Defiende ser Rymund a alguna dama? Inquiere el heraldo.

      No sin cierto nerviosismo, ante la pregunta del heraldo respondo alargando la punta de mi lanza hacia milady, a quien al fin distingo entre la multitud, mostrándole una sonrisa al tiempo que proclamo de viva voz.

Si a mi señora le place, ¡lucharé por la hermosa y gentil Lady Chyttering!

La mujer sonrie a sus acompañantes y con su gracia natural se acerca a ti y quitandose con gracia el foulard de seda que lleva alrededor del cuello lo ata alrededor de tu guante de malla. Sus ojos ,de un color gris claro, te miran y sonriendo añade

Trademe una victoria Sire, no espero menos de vos...

El heraldo hace señal a un paje para que suene una trompeta. Marcialmente bajas tu visera y cabalgas hasta uno de los extremos de la liza. Tu oponente te imita y baja su lanza listo para envestir.

Se hace el silencio en el campo nevado y solo se llega a escuchar de fondo el ruido de la cercana ciudad y el bufar de las monturas.

Una clara nota de trompeta rompe el silencio y ambos picais espuelas....

       Con la velocidad de la carga, se me olvida completamente el nerviosismo, y sólo quedamos mi caballo, mi lanza y el objetivo. Inclinándome sobre el cuello del caballo para ofrecer un blanco menor e incrementar mi alcance, apunto mi lanza buscando un hueco tras el escudo de mi rival, en el pecho, con la intención de lanzarle al suelo o al menos dejarle con ciertas dificultades de respiración para un siguiente asalto...

      El tiempo parece ralentizarse, a pesar de saber bien que pasan unos pocos segundos cuando por fin llega el momento de alzar el escudo, momento que pospongo todo lo posible para apuntar mi propia lanza con mayor precisión... Y gracias a ello puedo estar seguro de haber superado su defensa, al notar cómo la lanza le golpea, y quiere la fortuna que no se quiebre...

Ser Anton espolea a su montura y apriesta la lanza embrazandola con cuanta firmeza puede. Su adversario se econje cuanto puede en su montura pero aun asi Ser Anton logra bajar la punta de su arma para lograr impactar en el escudo dell caballero del Rejo. Con un ruido ensordecedor su lanza estalla en astillas al golpear a su contrincante.

Pero la pericia de este tampoco es escasa y la lanza adversaria impacta en el hombro de Ser Anton causandole un profundo dolor incluso a traves de las placas de la armadura. La lanza de su enemigo se hace astillas con este golpe mientras ambos se cruzan a toda velocidad.

      El impacto de la lanza de ser Anton a punto está de lanzarme fuera del caballo, y puedo sentir cómo un fuerte calambrazo de dolor se extiende por todo el brazo del escudo hasta el hombro, pero en el último instante logro enderezarme para descubrir que el también se ha mantenido sobre el caballo... Éste si va a ser un rival duro de pelar, o quizá simplemente se trate de un golpe de suerte... Una vez que alcanzo con el caballo el otro lado del campo, tiro los restos de mi lanza y extiendo el brazo solicitando una nueva.

      Tras volver a la posición, ambos iniciamos una nueva carga... Ésta vez decido tratar de adelantarme en el impacto, proyectando unos instantes antes mi cuerpo y mi brazo hacia delante, para retirarme rápidamente al notar el contacto de la lanza contra su cuerpo...

Los caballos piafan levantando la blanca nieve con sus cascos cuando los dos caballeros vuelven a lanzarse uno contra el otro a toda velocidad. Ser Anton sujeta con fuerza la lanza, cierra los ojos y ruega al Guerrero para que de fuerza a su brazo.

Ambas lanzas vuevlen a volar en una onstelacion de astillas al partirse en un unico y desgarrador crujido. Aun con los ojos cerrados ser Anton nota como su lanza impacta en el escudo del muchacho. Pero sus satisfaccion apenas dura un segundo antes de ser lanzado por los aires y caer en el suelo.

Las damas se levantan de sus sillas y ahogan un grito cuando el caballero rueda por la nieve. pero el ya no se apercibe, un brunzido estruendoso y el sabor de la sangre en la boca es lo utlimo que percibe antes de deslizarse en la inconsciencia.