Partida Rol por web

Rehuyo por un momento el instinto de sacar la daga: "No, eso la mataría, es lo que estoy intentado evitar...". Intentando pillarla por sorpresa mientras acaba su amenaza, corro y me lanzo contra ella con la intención de derribarla y que caigamos los dos al suelo, yo encima: "Je, seguro que tú no estás acostumbrada a mancharte de barro y nieve, pero yo me he comenzado a adaptar".

Después de caer al suelo con ella, muevo rápidamente la mano hasta el ansiado collar de Meera, intentado quitárselo de las manos. Si pudiera disimular el gesto con el empujón y la caída y no se enterara de la situación mejor, pero teniendo presente que intuía que quería robarle, parece bastante improbable que tarde en darse cuenta.

¡Sueltame zorra! Grita la ama de llaves cuando el caes encima. La humedad de la nieve, el barro y los orines que la gente vierte por las ventanas empapan la lana y el terciopelo de su vestido. Cuando su enemiga esta encima de ella nota como le arranca el collar. Parece que las cosas pintan mal para ella, pero a diferencia de la sucia ladrona Alianne carece de escrupulos.

Sin pensar en nada mas que en inflingir dolor Alianne clava como mejor puede la daga en su asaltante.

- ¡¡!AAARGH!!! -grito al notar el acero atravesándome. Furiosa, estoy a punto de soltarle un guantazo, pero eso no me ayudará mientras ella siga hurgando en mi herida con la daga y me desangre: en su lugar le intento apartar la cara con la mano mientras me levanto y huyo con la redecilla, la bolsa con mi dinero y el vestido que me regaló Meera entre las manos.

La doncella se levanta y trata de perseguirte pero tus ligeros pies y un par de giros en un par de esquinas te permiten despistarla rapidamente. Te apoyas en una pared y tratas de recuperar el aliento. Cuando empieza a bajar la adrenalina notas que el frio de la noche empieza a metersete en los huesos.

Resoplando debido a la carrera y al frío, decido volver a la posada de El Dragón Furioso. Entraría por la escalera lateral y una vez haya guardado mis pertenencias en el baúl, avisaría a Vane para ver si puede vendarme la herida (en caso de que lo requiera y no pueda hacerlo yo mismo) y pedirle cenar en mis aposentos.

"... Me he metido en un buen lío. Por suerte, tengo preparado un plan: puede que fracase a la grande, mis padres se avergüencen de su hija y los Payne no reciban su justo castigo, pero lo tengo que intentar...".

Entras en la taberna, nadie nota tu presencia por lo animado del lugar y subes sin problmeas hasta tu habitacion. Una vez ahi compruevas que aunque te habia parecido pero la herida o es mas que un arañazo en tu costado. Ni tan siquiera te quedara marca y bastara con que te vendes con un trozo de tela.

Lavo los ropajes, pido la cena y me acuesto algo intranquila. Por la mañana desayuno, y me visto con mis mejores galas: el vestido regalado de Meera y los brazaletes de oro. "Estoy preparada para uno de los momentos más decisivos de mi vida", me digo mirándome al espejo y aceptando mi fealdad.

También con el objetivo de dar mejor impresión, esta vez iré hasta la Fortaleza Roja montada en mi caballo. Llevo solamente 4 venados de bolsa y envuelta de alguna forma la redecilla de Meera segura en alguno de mis bolsillos. Me acerco como los dos últimos días a la puerta de entrada.

Bajas a la sala mayor, a estas horas fria y vacia, y te sientas en una de las mesas. Cosa poco habitual en algunas mesas hay jarras sucias de la noche anterior, algo sorprendente en relacion a los pulcros habitos de la muchacha que atiende el local.

No parece haber nadie a la vista.

Sorprendida ante la ausencia de cualquier rastro de vida en la taberna, busco a Vane por las partes privadas (pero no habitaciones) de la taberna. "Que extraño... espero que esto no tenga nada que ver con lo que hice ayer", pienso preocupadamente mientras espero que se trate de otra cosa.

Cuando metes la cabeza por la puerta que da  ala trastienda casi te das de cara con Vane. Te mira con malos modos y puedes fijarte que tiene algunas marcas en la cara, como si la hubiesen golpeado.

¿Que quieres? pregunta con tono tajante.

- Ey, Vane... ¿ha ocurrido algo? -le pregunto con fingida sorpresa, pues ya sabía que tanto la poca clientela como los moratones y el mal humor de Vane deberían deberse a mi acción de ayer. "¿Han enviado soldados con malos modos? Eso solo eleva la apuesta...".

No, y si no quieres nada de desayuno no me necesitas mas aqui. Asi que ¿que va a ser? Responde la muchacha irritada.

- No sé, ¿cuánto hay que pagar para que me cuentes la verdad de la situación? ... Ayer tengo unos cuantos problemas y hoy no hay nadie desayunando y tienes marcas en la cara. Como yo, solo que las mías son permanentes. ¿Por qué no nos jugamos doble o nada en lo que me queda de semana de desayunos y cenas a que puedo solucionar el problema que tienes? -le contesto bastante confiada.

¿Por que no nos los apostamos a que te largas y te metes en tus asuntos zorra? Responde con malas maneras la muchacha mientras deja caer con evidente desagrado un plato de gachas en la barra frente a ti.

- Uh... esa no es la forma de tratar a una noble, aunque sea bastarda, ¿verdad, Vane? -digo con mofa.- Solo las Florent son zorras, pero yo no soy una Florent. Soy una Piedra hija de Redfort y de Payne, pago por tus atenciones y recibo este trato de una de mis anfitrionas cuando ayer todo iba bien. Pero ahora me has cabreado, y si no me dices lo que pasa voy a quemar tu taberna con nosotras dos dentro. Yo ya tengo experiencia en situaciones así, no sé si tú podrías sobrevivir a ello... Y en caso de que lo hagas, y después de que patalees y patalees y te quejes a la nobleza pero mi padre me haga volver al Valle y me quede a vivir allí como castigo por lo hecho, tal vez te preguntes porqué te atreviste a menospreciar mi interés.
O a lo mejor te crees que sobreviví arrastrándome entre las llamas para tolerar los malos modales de una camarera.

No levanto la voz ni hablo en tono diferente a lo que lo he hecho hasta ahora, pero Vane acaba de despertar a la bestia que duerme en mi interior creada por los Payne, y la tranquilidad de mis gestos contradicen el brillo de locura en mis ojos. Por su bien, más vale que cambie de opinión.

Vane clava sus ojos en ti y responde con frio desprecio

¿Necesita su señoria algo mas o puedo retirarme?