Partida Rol por web

El joven Conn, apodado "Viento Helado", entró en la sala mayor de la fortaleza de los Mollen. Fuera la noche y el invierno dominaban el paisaje del Norte y sólo los aullidos de los lobos rompian el silencio que como una mortaja cubria los bosques helados.

Las aguas del Cuchillo Blanco, el rio que corria del Gran Lago hasta la bahia blanca arrastraban pedazos de hielo que crujian y recordaban al joven al sonido que los pinos hacen cuando estallan en medio del bosque a causa del frio y el hielo. El joven Mollen se apartóo de la ventana de sus aposentos y cerró las contraventanas. Sabía que al norte, en algún lugar cerca de las Colinas Solitarias una nueva partida de barbaros había cruzado el muro y cometia rapiñas contra las granjas aisladas.

Se ajustó la capa y mientras empezaba a andar hacia el salón de banquetes no dejaba de pensar en que debería pedir licencia a su padre para tomar un grupo de hombres y acudir a acabar con esos saqueadores antes de que causaran más rapiña.

Conn caminaba sin prisas, meditaba en lo que habría de hacer; si lograba expulsar a los salvajes y hacerse con una gran victoria no habría campesino en el norte que contara su hazaña. La fama y la gloria siempre habían sido algo importantes para el desde que era pequeño, desde que el maestre del castillo le afirmo que el no podría ser el señor del castillo, que de eso se encargaría su hermano Konrad.

El hablo con Konrad y le pidió que se lo jugaran en una apuesta, pero su padre que observaba le dijo que eso no seria posible y que si tanto le dolía no ser el señor del castillo Mollen se vería obligado a mandarlo como pupilo con los Umber o los Karstark, o quizá a algún lugar mas allá del cuello. Ante esto Conn se quedo callado y nunca mas hizo mención alguna al respecto… y con el tiempo lo olvido. Ser el señor del castillo seria aburrido se decía para si mismo en estos días, aunque en el fondo no estaba muy seguro de ello.

Hacia mucho frío esa noche, mas de lo soportable para un norteño, no recordaba noches de invierno tan frías como las que había pasado en las ultimas semanas. Cuando era pequeño vivió otro invierno, pero ya no lo recordaba; en aquellos se la pasaba con sus hermanos jugando cerca de las chimeneas bien refugiados del frío. Pero las cosas eran distintas ahora, era la espada de la casa Mollen que se blandía durante las noches de invierno y las condenadas noches eran infernalmente frías allá afuera.

Conn agradeció no tener que estar fuera del castillo esa noche y continuo su paso hasta la sala de banquetes; no estaba seguro de cómo convencer a su padre pero confiaba en que su hermano lo apoyara, el siempre le había querido y siempre lo apoyaba en cosas hasta cierto punto parecidas; además Konrad no estaría a gusto si lo enviaran a el mismo y su padre sabia de la importancia que significaba para la casa Mollen el liberarse de esos salvajes en nombre del norte.

Las puertas de la sala de banquetes estaban entre abiertas cuando llego, los guardias silencios que vigilaban los pasillos no le prestaron la menor atención; no sabía quien estaría allí, pero esperaba contar con suerte esa noche. Empujo las puertas y avanzo.

El salon de banquetes está medio vacio, pues hoy no era una noche de celebración. Tres largas mesas de recia madera forman una U y en el centro arde un inmenso hogar redondo que caldea la sala. Sentados en la mesa principal se encuentran el maestre algunos banderizos principales y vuestro padre en el centro. A su derecha se sienta vuestro hermano Ser Konrad, quien parece fuera de lugar en este ambiente norteño.

El joven Conn vio como varios de los guerreros de la casa levantaban sus copas a modo de saludo antes de que él llegara a sentarse a la izquierda de su padre.

Conn saludó a los presentes respetuosamente antes de ocupar su lugar, tomo su copa y bebió un poco, estaba algo preocupado, no sabría que reacción tendrían su padre y los demás ante su propuesta, pero los dados ya estaban echados, no habría de echarse para atrás ahora. 

Su hermano se mostraba claramente incomodo, aunque eso no significaba nada, Konrad siempre estaba incomodo en situaciones como esta. Conn observo a los demás presentes intentando buscar en los presentes a alguien mas que pudiera apoyarlo o ser determinante en sus planes.

Sin esperar mas, miro a su padre y le hablo.

-Padre, hay un asunto importante del que quiero hablarte, los bárbaros salvajes que están en las colinas solitarias…, debemos hacer algo al respecto, si me dieras tu favor yo mismo me encargaría de ello-

Conn callo por un breve instante observando y analizando las reacciones de todos los presentes ante sus palabras.

Lord Mollen clavó sus frios ojos en su hijo como si estuviera decidiendo si premiar o castigar esa iniciativa de hablar sin ser preguntado. Tomo un sorbo de su copa y la dejó ante él mientras seguia en sus meditaciones.

¿Y por que deberia confiarte a ti esa misión? ¿Que has hecho para merecerlo? ¿Por que mereceria tomar el lugar del lider en esa batida de caza?

Escucha con atención Conn. La partida será confiada a tu hermano, tu quedarás aqui a la espera de que llegue un viajero de la Guardia de la Noche al que atenderás como un invitado de nuestra casa. Konrad es el heredero y es su deber y su privilegio comandar a nuestros banderizos en la caza de esos salvajes. Y tu como hijo obediente te quedarás aqui y haras como se te ordena. Dice Lord Mollen con voz grave.

Sin mostrar frustración alguna miro a mi padre y le hablo con calma -Padre entiendo tu decisión y se que es lo que parece mas apropiado; pero considera padre las aptitudes de mi hermano, el no esta preparado para esto, necesita experiencia, permíteme que vaya yo como líder solo para los hombres, oficialmente ostentaría ese puesto Konrad. Eso le permitirá adquirir experiencia comandando al grupo y experiencia de batalla, pero sin correr el riesgo de que algo salga mal allá afuera- respiro un instante y continuo – Y sabes bien padre como es la vida en las montañas, como es la vida en invierno; las cosas no serán tan sencillas. Mi experiencia esta probada, cualquiera de tus banderizos te lo puede decir- Miro a todos señalándolos rápidamente y busco el apoyo de algunos de ellos, un simple gesto de asentimiento me seria suficiente.

Me levanto ligeramente de mi asiento y miro a Konrad –Estoy seguro de que Konrad pensara lo mismo, el bien sabe que lo que necesita es ganar influencia y respeto sobre los hombres además de experiencia allá afuera…, si las cosas salieran mal sabes que lo pondrías en una situación muy difícil-

Tu padre golpea la mesa con la palma de la mano

¡Suficiente Conn! Con esas palabras no solo cuestionas las capacidades de tu hermano, quien algun dia cuando los dioses me lleven será tu señor si no que además pones en tela de juicio mi decisión de enviarlo a él. ¿Acaso es eso lo que te propones? ¿Viento Helado es demasiado importante para obedecer a su señor?

-No lo es mi señor padre. Obedecerá tu planes tal como los has dictaminado, y ante los viejos dioses y los aquí presentes os aseguro padre que mis intenciones no han sido y siempre serán no otra cosa que ayudar y proteger al norte y sobre todo servir a mi familia- Guardo silencio, bajo un instante la mirada para luego posarla en el vació silencioso que se había vuelto la habitación.

Tu padre se gira y concentra su atención en el asado. Oyes algun murmuro pero nada destacable. La autoridad de tu padre es solida. Tras algunos tragos y un par de mordiscos al asado te sientes algo fuera de lugar y te preguntas si no sería mejor que te retiraras a tus aposentos.

Las cosas no se habían dado como deseaba, pero al menos se había logrado algo; dado que no se hablaría más del asunto y no había nada más que discutir considere pertinente dejar la habitación para dirigirme a mis aposentos.

Me despedí de mi padre y mi hermano cortésmente para luego hacer lo mismo con los banderizos. Salí de la habitación internándome en los pasillos del castillo y en cierto momento me detuve; frente a mi se postraba una de las grandes ventanas que daban al noreste, justo hacia el muro; hay quienes afirmaban que en días de perfecta luz se podría ver desde allí, aunque por mas que lo había intentado él jamás había logrado hacerlo.

Oyes detras tuyo como unos pasos crujen en la nieve cubierta de escarcha. Como un guerrero entrenado os volveis sin un segundo de duda, listo para enfrentar lo que sea que se os acerque en la oscuridad. Reconoceis inmediatamente la enclenque figura de vuestro hermano Konrad.

Hermano, ¿tienes un momento para que hablemos? Espero que no me guardes rencor por las palabras de Padre. Si por mi fuera tu dirijirias esta expedición pues estoy seguro que nadie mejor que tu para llevarla a buen puerto. Pero ya sabes el caracter que tiene padre....

Mire algo sorprendido a Konrad, no esperaba verlo allí en esos momentos. –Lo se y no te preocupes por ello, lo que importa es acabar con esas bestias- le respondí.

-Pero supongo no has venido hasta aquí solo para hablar de su decisión, ¿de que deseas hablar Konrad?-

Tengo una propuesta que hacerte hermano duda por un momento aunque no se si sera de tu gusto pues implica desobecer a padre. Mira yo guiaré la partida hasta el Lago Largo por la orilla izquierda del rio del Cuchillo Blanco. Avanza tu tambien por la vereda del rio pero por la derecha. Cuando lleguemos al Lago nos reuniremos y te entregaré el control de las tropas. En ese momento padre estara ya lejos y nadie se opondrá a que nos guies.

-No puedo hacer eso Konrad, le debo mi lealtad, a mi pueblo, mi familia y a mi padre. Siempre he de hacer lo correcto… y lo correcto ahora es obedecerlo, si necesitas mi ayuda mas allá del río tela proporcionare con gusto. Pero dime hermano, ¿a que se debe esto?-