Partida Rol por web

-Deténgase –

La imperativa voz de Hennessey detiene el brazo del gorila que ya había iniciado su descenso hasta la cabeza del preso. Tras detener el golpe, Ulrich mira a la Alcaidesa.

-No se preocupe señor Mactiernnan, la simpleza tanto en el lenguaje como en la agudeza mental de nuestro visitante no me produce la menor sorpresa o impresión –

La mujer te mira con desprecio, como quien mira algo inútil y sucio tirado a un lado de la carretera.

-Tengo un interesante negocio entre manos. Una competición consistente en 3 carreras en las que 10 presos se batirán no solo para ganar, también para sobrevivir. Los vehículos estarán especialmente diseñados para la ocasión y dispondrán de armamento para hacer las carreras mas… interesantes –

Sientes una nota sádica cuando dice esta última palabra.

- Tras ver de primera mano su poco recato y su amor por el dolor, esperaba que participara en dicha carrera. –

Apoyada contra la mesa, espera tu respuesta.

Hennessey niega con la cabeza.

- Mucho me temo que voy a tener que rechazar su oferta señor Smith. No obstante, si que podemos hacer algo para que su… “palabra”-

hace una pequeña pausa

– sea escuchada. La Carrera de la Muerte es una competición en la que 10 presos se batirán en 3 carreras para alzarse con la victoria. Estas carreras serán emitidas por lo que millones de personas no solo verán a dichas carreras, podrán escucharles y seguirles. Tendría interés en que usted participara ¿Estaría de acuerdo? –

La alcaidesa se cruza de brazos, con una sonrisa de medio lado esperando tu respuesta.

No sabes si por el calor repentino que hace dentro de la habitación comparado con el resto de las zonas o por la mierda que has comido pero de pronto hace mucho calor, lo que hace que la fragancia de tu cuerpo embadurne cada centímetro cuadrado de aquel lugar. Detrás de ti oyes toser y rápidamente, Ulrich se saca un pañuelo del bolsillo y se lo lleva a la boca y la nariz. Tras hacer esto, se aproxima a ti y te coge del brazo

-Perdone señora, vamos a asear al gorrino este y cuando esté listo se lo traemos de vuelta. –

Está a punto de salir por la puerta cuando la imperiosa voz de Hennessey le detiene.

- No será necesario señor Mactiernnan. No será una molestia terminar ahora nuestra conversación –

Ulrich intenta replicar pero una sola mirada de la alcaidesa basta para que cierre la boca y recule. Lo último que ves es como se aleja lo máximo de ti y vuelve a poner el pañuelo en su rostro.

- Está bien que sea un buen deportista pues es precisamente lo que busco. La Carrera de la muerte es una competición en la que 10 presos se enfrentarán en 3 carreras para alzarse con la victoria. Se dispondrán de vehículos preparados para la ocasión por lo que la diversión la tienen asegurada. Creo que sería beneficioso para ambos si aceptara participar en la carrera…-

Esto último es más una pregunta que un comentario.

Hennessey sonríe satisfecha.

- Veo que está usted muy bien informado. Eso me ahorra muchas explicaciones tediosas y me permite ir al grano. Tengo grandes intereses en que esta Carrera de la Muerte funcione por lo que, tras ver su ficha, creo que podría ser interesante que aceptara participar en ella. –

La Alcaidesa entrecruza los dedos delante de ella

- ¿Estaría dispuesto? -

Hennessey sonríe amablemente.

- Estoy seguro de que el señor Mactiernnan podrá tomarse con más calma cualquier tipo de actividad que normalmente tenga con usted al menos por el momento. Pero antes de eso, la Carrera de la Muerte –

Finalmente ha llegado al punto que quería tratar

– Consiste en una competición en la que 10 presos se enfrentarán en 3 carreras para alzarse con la victoria. Se dispondrá de vehículos “especiales” para la ocasión. Estaría interesada en que participara en la carrera señorita Carroll –

La alcaidesa se incorpora un poco.

- Y si participase, tal vez podríamos evitar que el señor Ulrich continúe con sus “programas de educación” ¿Qué me dice? –

La mujer sonríe ampliamente mientras te analiza con la mirada.

- Ya imaginaba que no participaría porque si, es obvio que en este tipo de transacciones debe haber un quid pro quo si se desea que funcionen adecuadamente. –

Hennessey se pone en pie, abre un cajón y saca unos papeles con el sello oficial del estado de California.

- Tras muchas negociaciones, he conseguido que se me autorice a dar un premio especial. La libertad, señor Martinez. La libertad y un borrado de todos los antecedentes. Aquí tiene los papeles firmados por el gobernador –

Te acerca los papeles para que puedas comprobar su autenticidad.

- No obstante, no podemos dar algo así al primero que consiga ganar. Deberá usted ganar 5 Campeonatos. Si lo consigue, la libertad y su ficha limpia serán suyas. Pero para conseguirlo, deberá empezar a ganarse ese primer puesto… ¿Es de su agrado? –

-Divertido suena... corren rumores, y no se si son ciertos o no..; mire, le cuento, -bajo un poco el tono de voz, de forma involuntaria, por si hubiese oídos inquietos- entre nosotros, tengo un problema de ansiedad, y es ... complicado, gestionarlo a veces, y el tema de competir, me calma; por eso hago sumo, porque me relaja. Bueno, y comer, también.

... ya volviendo a un tono más normal

-Pero siendo práctico... ¿que saco yo de ello? ¿que me puede dar que pueda interesarme?, comprenderá, que sin motivación, este cuerpo serrano no se mueve

Que lista es nuestra alcaldesa. Me pone delante una zanahoria tentadora. Muy tentadora. No puedo evitar gruñir por lo bajo mientras examino los papeles.
Estoy atrapado y si quiero sacar mi culo de este hoyo de cemento no me queda otra que jugarme el pellejo en el circo de la manipuladora esta.
Me levanto de la silla que ocupo de pronto. Y de nuevo muestro mi sonrisa cuando compruebo que la cerda esta mal follada, me contempla con alarma.
Pero permanezco quieto. Sin acortar distancias y digo.
Cinco campeonatos nada menos. Y claro. Tengo que fiarme de su palabra respecto a todo este asunto
Suspiro levemente antes de añadir.
Y también, debo creer que serán unas carreras igualadas. Claaaro que si
Pero miro a los ojos a la alcaldesa y mi sonrisa desaparece.
Acepto por supuesto. Ya tiene a un corredor para su circo.
No hago ningún gesto. Sencillamente contemplo con desprecio a la fulana manipuladora que tengo delante. Si ya me caía mal, ahora es que hasta me asquea.
¿Y bien, hemos terminado esta amena reunión?
Y miro a mi alrededor esperando la aparición de los guardias. Puede que haya obtenido un medio para salir de este agujero. Pero lo que la necia esta no sabe, es que también es posible que haya obtenido un medio para putearla.
Ya se vera. Pero yo soy un firme seguidor de la doctrina del ojo por ojo.
Y pensando en esto, mientras espero, vuelvo a sonreír levemente.

No pudimos retenerle. Alonzo era demasiado intenso, demasiado pendenciero y le gustaban en exceso las carreras de coche, el riesgo y la adrenalina. Antes de que cualquiera de nosotros pudiera impedirlo, él ya había tomado el control, apartando de inmediato a T-Bone.

-¡Claro que estaría dispuesto, rubia! -aseguró, con total descaro Alonzo, en un tono mucho más rudo que el de la personalidad del afroamericano. El conductor estrella comenzó a escarbarse entre los dientes para quitarse un trozo de comida que había quedado entre sus dientes-. ¡Soy el mejor piloto que hay en toda la prisión! Llevo toda mi vida robando coches y conduciéndolo. ¡Claro que correré en esa carrera! Aunque lo importante es lo importante -se palmeó las piernas con el entusiasmo propio de un auténtico ansioso-, ¿cuánto me van a pagar cuando gane?

Elvira mira el despacho con cara divertida y rascándose una oreja por dentro de forma grosera, sabiendo que eso molestaría a la majestuosidad. Cuando la doña termina de hablar aún tarda un poco en terminar de ahondar bien en la oreja. Al sacar el dedo lo limpia sin disimulo en el brazo del sillón.

-Unos gilipollas creyendo que van a ser libres mientras el dinero paga sus muertes. - Se sienta separándose del respaldo donde estaba reclinada, con las piernas bien separadas y los codos apoyados en ellas. -¿Cómo te asegurarás de que mueran los que tienen que morir?

Los rumores llegan más rápidos que la puta factura de la luz. No tiene precisamente interés en complacer a la nutria que tiene delante, pero sí en joder a unos cuantos otros. Entre ellos al de la porra larga y el pito corto, no es más que el perro de turno al que le han dado demasiada correa. Si la estirada la ha llamado a ella está claro que tiene un trato que ofrecer.

Por su parte se había asegurado en las últimas semanas de contar algunos de sus atracos más jodidamente descabellados, sus aventuras como camionera, generalmente con más whisky que agua en el cuerpo, y alguna que otra cosa inventada que sonaba más verosímil que lo anterior. Y que sin ninguna casualidad mostraban sus buenas aptitudes para maniobrar en curvas aceitosas, por decirlo de manera agradable.

En el puto despacho del infierno Elvira sonríe a San Pedro sabiendo que hay una llave en juego.

La reacción del lacayo era previsible, aunque no por ello la descarga eléctrica es menos dolorosa. - Aaaaarggh- Gruño mientras me retuerzo en el suelo hasta que poco a poco el dolor remite y recupero la movilidad de mis músculos.

Siento el sabor de la sangre en la boca, debo de haberme mordido la lengua al convulsionar, así que dejo un recuerdo sobre la preciada moqueta de Hennesey en forma de sanguinolento escupitajo, tras lo que me limpio la comisura de los labios con el dorso de la mano y me incorporo sosteniendo la mirada de Ulrich desafiantemente, por suerte  Hennessey detiene a su perro antes de que este vuelva a freírme.

Buen chucho - Le provoco devolviéndole la mueca burlona, aprovechando que la alcaidesa sujeta su correa.  Tras escuchar la explicación asiento con la cabeza a fin de cuentas no hay secretos en la cárcel y ya sabía más o menos de qué iba la cosa.

¿Que quiere que corra para usted? Correré para usted. ¿Quiere que mate para usted? Mataré para usted. ¿Quiere espectáculo? Joder, montaré un espectáculo que no podrá olvidar en años. Ya lo creo que si. A cambio de mi libertad incluso le quitaré las telarañas y le echaré un polvo sobre ese escritorio si es lo que quiere… -Señalo con la cabeza a Ulrich que debe estar muriéndose de ganas por cascarme de nuevo con su juguetito eléctrico-  Pero a ese gilipollas lo mataré algún día y lo haré únicamente por placer, así que mientras dure nuestro acuerdo mejor átelo en corto si no quiere quedarse sin perro.

Un pequeño repelús recorrió la espalda de Selene. Algo olía mal aquí y no soportaba la superioridad con la que Hennesey la miraba. 

Comenzó a avanzar hacia la mesa, bien erguida y tal altiva como se había criado. Se sentó en uno de los sofás sin separar la mirada de Hennesey, desafiándola. Fue solo entonces, una vez que estuvo cómoda en su nueva situación, cuando contestó.

- Puede que haya oído rumores, pero nada confirmado. No suelo dar crédito a aquello en lo que no he participado. 

Desvió la mirada, el ventanal con la enorme luz del día que entraba por ella la cautivaba, y le encantaba la idea de que así con ese pequeño gesto de indiferencia enervaría a Hennesey. 

Divertida al escuchar aquel primer comentario, a sabiendas de que esas palabras se la lleva el viento como todo lo que se diga en la prisión, asiente conforme. - Hm, al menos que me dé un descansito... No sé, es que sus guardias se ponen muy intensos conmigo y el cariño me gusta muchito, pero hay cierto límite. - responde al encogerse de hombros, siempre con ese comportamiento un tanto aniñado, que lejos de reflejar inocencia, sólo enmascara lo hija de puta que puede ser cuando se lo propone. 

Al escuchar la pobre explicación de la Jefa, alza una ceja y luego coge un mechón de cabello mientras sus coletas se mantienen un tanto despeinadas. - Veamos, usted me invita a participar en una carrera mortal y si gano sólo me ofrece como recompensa que su Oficial deje de violarme por las noches. ¿Sólo eso? jijijiji... Creía que usted era una mujer con un poquito más de escrúpulos, no sé... Prefiero que me ilusione con la idea pequeñita de conseguir la libertad mientras nos intentamos cortar la cabeza. - aplica un tanto astuta, que su comportamiento nada tenía que ver con su mente. Estaba loca, pero tonta no era. 

- Puedo aceptar con la propuesta de mi libertad y el frenito a sus guardias. Es un buen trato, uno que me gusta muchito y me hace ilusión. ¿A que sí? - pregunta fingiendo ilusión, esperando que Hennessey acceda. - Además, Señora me ha explicado muy por arribita, cuénteme un poquito más. Se le da muy bien. -  termina por decir al moverse de lado a lado, inquieta y curiosa. 

Miro dubitativamente a la directora

-Siempre me ha gustado el crear espectáculo, pero sabes que no me gusta dejar nada al azar. Me gustaría estar acompañado en todo momento de uno de mis unos, también me gustaría tener un poco más de información sobre las carreras, una sabes que no me gusta dejar nada al azar, así como de mis compañeros pilotos. -

Las carreras eran un espectáculo donde la mayor gente competía para ganar pero al faltarme esa motivación, esperaba que la directora diera el brazo a torcer.

-Ya sabe directora que yo estoy muy a gusto aquí, en esta prisión. Solo lo haría por correr un poco y promocionarme por ello no creo que tenga mucho inconveniente en facilitarme esa información, ya que si gano yo ningún cero saldría de la cárcel... Considere mi oferta-

No era la primera vez que veía el despacho de la Hennessey. La bruja esa tenía menos clase que cualquiera de las basuras humanas con las que hubiera trabajado en el pasado y aún así lograba mantener un poder equilibrado a base de matones sin suficientes neuronas y una que otra paliza matutina antes de la avena. La respetaba, tanto como se respeta a las arañas australianas que te matan en menos de un minuto... intentas apartarte del camino todo lo que puedes hasta que un tarado te pone una en el zapato y paf! Estás de vuelta en una camilla de hospital rezando porque no pase de nuevo. Con Hennessey era algo similar... claro, en vez de hospital habían celdas de confinamiento solitario y ella, pues, no se escondía dentro de los zapatos de nadie; era más como vivir en el nido de la araña y esperar a no ser picado.

1...2...3... respira profundo, no valen tu tiempo...3...4...5... solo otros 30 años más y todo esto será un mal recuerdo... 6...7...8

Lo que había empezado como un condicionamiento típico para sobrellevar las dos cadenas perpetuas se había convertido en un mantra para no saltar sobre el cuello del primer matón de turno y sacarle la aorta con los dientes. No es como que tuviera oportunidad contra la masa de músculo descerebrada que llamaban MacTiernnan, pero bien valía la pena intentarlo.

Que no es Mengele, niñato insolente, es Cockerhan...deberías de hacer mejor la tarea primor-Escupió la reclusa antes de entrar al despacho. Podía traerle problemas y más cardenales, pero tras una vida en la punta de la cadena alimenticia de los hospitales...bueno, hay hábitos que no se pierden.

El despacho, una mezcla entre un pequeño estudio de televisión y un museo francés, era siempre digno de verse. Los suelos enmoquetados, el brillo, lo impoluto de sus superficies y lo trabajado de sus detalles...sin duda alguien había invertido tiempo considerable en planear cada centímetro de esa habitación.

Blanco, pffft, que original. Mármol? Tanto poder para esto?

El despacho, aunque finamente trabajado, era también una oda demasiado ostentosa al mal gusto. Al gusto que se adquiere en revistas con ningún valor de originalidad. Algo que cualquier quinceañera podría desear para su fiesta pero que ninguna mujer madura debería siquiera pensar. 

Por supuesto Hennessey no se hizo esperar. El mismo protocolo de siempre: Silla, pregunta, respuesta directa o paliza. El juego era conocido; solo quedaba encontrar la razón de porqué la habían llamado esta vez, era poco probable que alguno de los mal agradecidos que la habían puesto aquí se hubiese arrepentido e intentara salvarla.

Es difícil decirlo, mi querida señora H. Una escucha muchas cosas en este adorable lugar...pero más que nada rumores. De todas formas, el nombre es bastante explicativo ¿no lo cree?. Mi duda es ¿dónde entro yo?  hasta donde sabía hay un enorme interés porque yo me pudra dentro de estas paredes en lugar de dejarme morir por una inyección o electricidad o algo de ese estilo...

Hennessey sonrió satisfecha. Estos despojos eran tan simples que a veces se sorprendía de lo mucho que tardaban en llegar a ella. Pero, al fin y al cabo, esos mismos inútiles componían gran parte de los servicio de vigilancia y policía por lo que tampoco era una sorpresa TAN grande. Y sin embargo, esto lo hacía más fácil todo.

- Entiendo su punto de vista señor Gordo. Como corredor de Death Race se tendrían en cuenta ciertas… peticiones. Comidas, comodidades para aquellos que sepan ganarse el clamor del público – Guardó un instante de silencio para que aquel ser pudiera entender lo que le estaba diciendo – Así es, estas carreras serán vistas por millones de personas y ustedes, pasarían a ser un símbolo, algo importante para ellos. Y a los símbolos siempre se les puede tratar mejor. –

Entonces abrió un cajón de su mesa y sacó unos papeles que puso sobre le mesa.

- Por supuesto, una prebenda durante la carrera no sería todo lo que conseguiría. Estos papeles firmados por el gobernador me autorizan a que, aquel que sea capaz de ganar 5 torneos de Death Race, sea puesto en libertad con todos sus antecedentes borrados de su expediente. –

Sonrió maliciosamente.

- Sería libre para ir a comer o a hacer lo que quiera que le guste hacer sin ningún tipo de restricción.  ¿Qué me dice? ¿Tenemos un trato? –

Niego con la cabeza.

- No quiero que se lleve una impresión equivocada conmigo señor Martinez. Los papeles que tiene delante son auténticos y compulsados, por lo tanto, con total validez.  En cuanto a su temor en las carreras, tendrán libertad para preparar el vehículo que desean utilizar por lo que dependerá completamente de usted el tener o no ventaja sobre sus competidores. –

Estas basuras siempre creyéndose más listos. Tan listos, pero aquí estaban, bajo mi bota. No puedo más que sentir repulsa por estos desgraciados, pero ahora me son útiles y por qué negarlo, necesarios.

- Puede que la condiciones le parezcan duras pero la recompensa está al mismo nivel. Puede pasarse por la zona que hemos preparado para que pongan a punto sus vehículos y verlo con sus propios ojos. –

Entonces me pongo cómoda en mi silla y le hago un gesto con la mano para indicarle que nuestro encuentro ha terminado.

- Ha sido un placer hablar con usted. Le deseo suerte en la carrera –

Veo como Ulrich le toma del hombro y lo arrastra fuera de la habitación. Cuando salen y me dejan a solas en la habitación, saco las fichas y marco la casilla del preso.

- Ya tenemos al primero. Y más que se unirán. –

Si todo sale bien, puede que haga suficiente dinero para no tener que seguir por aquí.

Sonrío de satisfacción. Tan fácil, está siendo tan fácil que casi me decepciona… casi.

- Su entusiasmo me alegra señor Benson y por supuesto, no podemos permitir que su esfuerzo quede sin recompensa. –

Abro el cajón de mi mesa y saco unos papeles que guardo para esta ocasión.

- Estos papeles señor Benson, son su recompensa. En ellos se detalla explícitamente que quien quiera que consiga ganar 5 torneos de Death Race obtendrá la libertad y todos sus antecedentes será borrados de su historia. –

Miro el rostro de este loco ¿Me estará entendiendo? A veces es difícil entender lo que pasa por mentes tan enfermas.

- Sería usted libre para hacer e ir donde quiera –

Entonces me pongo seria y le miro directamente a los ojos, sosteniendo cualquier mirada que me quiera lanzar.

¿Tenemos un trato? –

Una sonrisa burlona se dibuja en mi rostro.

- ¡Oh, mi querida Elvira! ¿Cómo lo voy a hacer dice? Es simple, haciéndoles participar en la carrera. Porque al fin y al cabo, el riesgo de muerte es algo que estará presente durante toda la competición. –

Me echo hacia adelante y amplio la sonrisa.

- Y por eso tenía interés en que participara en la carrera. Una mujer fuerte como usted, tan dura y tan enterada de todo. Seguro que puede dar el juego necesario para hacer esto interesante. –

Vuelvo a hecharme para atrás con actitud despreocupada.

- ¿Qué me dice? -