Partida Rol por web

AÑO: 783 D.

MES 2: METAGITNIÓN.

MENÓS PHTHINONTOS: LA DÉCADA DEL MES QUE SE ACABA.

DÍA: 29 ENÉ KAI NÉA.

HORA LOCAL: 04:02.

En cuanto veo al otro guardia persa caer, apunto directamente al tecnomuerto que está apuntando a Praxímedes.

Rey Hades, o quien sea que esté controlando a ese tecnomuerto, tiene diez segundos para hacer que baje su arma o abriré fuego.

Respecto a ustedes, rey Leónidas, Helicaón, sepan que ambos serán apresados y acusados por crímenes contra la alianza de Damocles, y en particular contra el planeta Ritea II, por su ataque injustificado contra el consejero Praxímedes. ¿O creen normal atacar a quien solo está defendiendo la integridad del dirigente de su planeta? ¿Cómo le hubiera sentado, rey Leónidas, si Lady hubiera dicho que usted es un inutil que no puede ni aguantar una lanza en alto?

Y que sepan que Ladi tuvo suerte de que yo tuviera cerca a Darío, si no ya no respiraría.

AÑO: 783 D.

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DÍA: 29 ENÉ KAI NÉA.

HORA LOCAL: 04:02.

Ladi observó caer al escupefuego persa y exhalar diciendo unas últimas palabras, al parecer íntimas dirigidas a Leónidas y Laertes. Y también observó incrédulo las acusaciones del sargento Winston, tan ausente de la realidad como Zirus de guardaespaldas. Y se permitió convertirse en un perdonavidas de Ladi.

Qué afortunado soy. Gracias, Darío, pensó con una mezcla de ira e ironía.

La acusación falsa e infundada del militar, tratando de explicar lo inexplicable con una comparativa totalmente inexacta y ridícula, le sonó totalmente aberrante, al igual que las amenazas del hombrecillo a suprahombres como Leónidas y Helicaón.

- Eso es falso, sargento. Y usted lo sabe - dijo asomándose gravemente herido -. Acusé a su robot asesino y a quien lo dirigía de ser un traidor. No lo agredí ni disparé, pudiendo haberlo hecho. Como toda respuesta para rebatir mi acusación su tost... su "filósofo" sin mediar palabra intentó asesinarme, pese a la exigencia del Rey Leónidas de no agresión y teniendo a los persas como objetivos más preocupantes, lo cual no deja al cyborg en buena situación y a usted tampoco. Y menos si amenaza con el arma o con palabras al resto de dignatarios. Hágase un favor: cálmese, baje el arma y recupere la cordura. Pese a su juramento sea consciente que intenta defender lo indefendible - le espetó mientras esperó a su rey para recibir instrucciones de él.

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DÍA: 29 ENÉ KAI NÉA.

HORA LOCAL: 04:02.

La espada abrió el camino que surcó la lanza de Leónidas, que acabó temblando levemente en el pecho del caído Exedor. Rápidamente, el espartano se acercó al moribundo,  dispuesto a acabar con su trabajo cuando el rostro del guardaespaldas persa quedó al descubierto. Leónidas sintió que su estómago se revolvía ante el reconocimiento de aquellas facciones y las palabras pronunciadas entre estertores, provocaron que una furia fría y letal se extendiera por su cuerpo. 

-Descansa, soldado. Es hora de regresar a casa -dijo clavando una rodilla a su lado. La diestra cerró los ojos del antiguo guerrero bajo sus órdenes y la siniestra aferró el ástil de la lanza y la sacó de su pecho, poniendo fin a sus sufrimiento. A un tiempo, recogió el arma de su antiguo hombre. 

En aquel punto se volvió hacia el riteano.

-Deja de vomitar sandeces, riteano, o a tu cabeza le sobrará la lengua. Que alguien le quite esa arma antes de que haga algo de lo que se arrepienta. Athena, encárgate de él.

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DÍA: 29 ENÉ KAI NÉA.

HORA LOCAL: 04:02.

Laertes, en su momento, fulminó con la mirada a Praximedes cuando disparó contra su segundo. Y su rifle ya volaba en sus manos de cara a fulminarle con algo más cuando tuvo el sentido común suficiente para rendirse, alzando las manos. Eso le valió que no le alojara una bala en la cabeza, y que en su lugar pasara al siguiente objetivo de la lista: el escolta persa que quedaba vivo. 

Un tiro casi impecable, que aún así, logró unos resultados nimios. Alguien tenía un blindaje que no se merecía, desde luego. Aunque como se comprobó más tarde, aquello podría parar una bala, pero no esa terrible espada ni mucho menos la lanza de Esparta. El ateniense, que ya estaba recogiendo del suelo la espada láser del otro escolta para tener un "intercambio de pareceres" con el tipo del lanzallamas, se volvió para ver como el escolta resultaba ser uno de sus hombres. Uno de los 300, muerto años atrás, y resucitado con tecnología, forzado a servir a Persia.

La mandíbula del antiguo sargento Laertes Solar se tensó en un rictus de furia. No bastaba con la derrota que les habían infligido, ahora volvían a sus propios hombres contra ellos. Pero aquello lo pagarían. Se lo haría pagar a los persas, aunque fuera lo último que hiciera. Mientras recogía la espada láser, con el presentimiento de que aún le sería útil, escuchó al riteano y las acusaciones vertidas, torciendo el gesto.

-Muy bien, considérense detenidos, juzgados y absueltos de todos sus crímenes-dijo con cansancio, para después dirigirse al riteano-no sé quién demonios espera que juzgue el reducir a un cyborg que ha intentado asesinar a alguien, pero no lo va a encontrar aquí. Ahora hágase un favor y deje de decir sandeces hasta que esto acabe. 

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HORA LOCAL: 04:02.

Apenas podía atender a lo que sucedía dentro del Salón de la Cumbre, seguía corriendo tras la Marquesa por el pasillo que esperaba que las llevara a algún refugio. Trescaras y Octo, más o menos heridos y más o menos recuperados habían retomado, si es que en algún momento las habían dejado, sus funciones de guardaespaldas de las dos mujeres.

Para más complicación parecía que parte de las fuerzas marqueñas les habían traicionado, así que asintió a la dignataria cuando le advirtió del peligro si se topaban con mercenarios. Lo tendría en cuenta.

Se giró ligeramente, a tiempo de presenciar la muerte de Exedor. Algo había sucedido con él, algo que hizo que el brutal Rey Leónidas se arrodillara y mostrara su matiz más humano. No lo entendió, pero sí que vio otra cosa que la preocupó, al sargento riteano apuntando al tecnomuerto de Hades.

Con un respingo activó de nuevo su comunicador. Su Rey le había pedido que lo mantuviera al corriente. Debía decírselo, ni que fuera de modo muy sucinto. Probablemente estaba demasiado ocupado en el cibermundo como para haberse dado cuenta de lo que sucedía en la Iculisma.

-Aquí Perséfone. El Sargento Winston amenaza a su tecnomuerto. Han caído los dos guardaespaldas de Ziro, y el baronet vesperiano. Parte de las fuerzas marqueñas compradas por los persas. Sigo huyendo.

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DÍA: 29 ENÉ KAI NÉA.

HORA LOCAL: 04:02.

Se movió con velocidad para apoyar a su señor. El combate no había finalizado y el segundo de los guardaespaldas del embajador persa era mucho más letal que su compañero. Con la lanza entre sus manos el suprahumano salvó la distancia que le separaba de su oponente con relativa velocidad pero no tanta como para adelantar a su señor. El campeón Eteocles atacó a Exedor empuñando la espada Dragón que el propio Helicaón había forjado. El golpe fue devastador y nunca antes había visto un ataque de tal impacto, el poder de destrucción de la espada impresionó a su propio creador.

La lanza de Leonidas le sacó de la ensoñación al atravesar el maltrecho cuerpo del engendro que portaba el lanzallamas. Para cuando llegó ante él, Exedor no era más que un muerto en los últimos instantes de su vida. La sorpresa llegó cuando se retiró el yelmo y tras él había una cara no acorde con lo esperado. El antiguo neomarine yacía moribundo y libre de los tormentos a los que los persas le habían sometido. La lanza del arcadio se detuvo y el suprahumano no asestó el golpe final. Una mirada de odio apareció bajo el yelmo de la servoarmadura dorada y se clavó en el embajador Ziro Serchus. El primer combate de Iculisma había finalizado.

Su primera acción fue echar un vistazo a su hermano Eteocles y comprobar que se encontraba ileso y en perfecto estado. Calmado por no tener que preocuparse de eso Helicaón sugirió a su señor.

—Deberíamos hablar con Taurón y comprobar como es la situación en el exterior.

Tras eso se dirigió al rey Leonidas y al rey Laertes que se encontraban próximos a él.

—Lamento la vida de su antiguo compañero, agradezco su final. Soy consciente de que el momento es tenso pero me gustaría poder estudiar las armas y el equipo de los dos persas. Al parecer el conflicto es inminente y me gustaría poder conocer con total profundidad que armas portan nuestros enemigos. Si después del estudio deseáis alguna de las piezas para vuestro uso personal, no habrá ninguna oposición por mi parte.

No acabaron allí sus palabras pues recibió unas acusaciones a las que debía contestar ya que ponían en tela de juicio sus actos y su respeto para con la alianza.

—No respondo a Ritea, ni a sus leyes. Respondo ante Arcadia y ante la Alianza de Damocles que aquí representamos. En virtud de ella me posicioné a favor de la vida de Ladi Meyers de Atenas porque fue atacado a traición por expresar una opinión. Para proteger la alianza me dispuse a atacar al que había destruido la paz de la misma, mas no dañé al droide Praxímedes, es algo fácilmente comprobable. Ahondando en ese problema diré que si de mi se vertiere alguna acusación similar a la que Ladi Meyers hizo, no lo mataría respondería a palabras con palabras como es normal entre aliados. La prueba de mi falta de ganas de asesinar al droide es que sigue vivo no obstante como reconozco a la Alianza de Damocles como fuerza suprema en el Racimo, me someteré a un juicio por el resto de representantes aquí presentes si así se acordara. No tengo problemas en aclarar mi actuación ante un tribunal justamente formado ni ante ningún riteano en particular. Ahora bien prefiero centrarme en lo importante.

El cuerpo del baronet de Vesperia yacía quemado en el suelo, muerto desde hacía un buen rato y casi nadie había reparado en él. Helicaón posó su mirada sobre lo que quedaba del dirigente cuando se dispuso a decir algo mas un suceso que no esperaba le interrumpió. El polvo de sus mayordomos glaucos se escapó de la bolsa en la que los había guardado y comenzó a brillar con inusitada intensidad. El suprahumano trazó un perímetro con su lanza para evitar que nadie se acercara al polvo brillante y habló.

—Puede ser la IA de nuevo, no os acerquéis.

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DÍA: 29 ENÉ KAI NÉA.

HORA LOCAL: 04:02.

Palabras, palabras y más palabras. Pero mientras tanto, esa cosa sigue apuntando a Praxímedes.

No acepto su autoridad para gestionar este asunto, rey Laertes. Insisto en que todo esto se debe solucionar en un juicio con los cinco implicados: Gestor Omnios, Ladi Mayers, Praxímedes, Rey Leónidas y Helicaón, en el momento que derrotemos a las fuerzas persas que nos están atacando. Hasta entonces, los cinco permanecerán en libertad con cargos, lo que implica que ninguno deberá ser retenido.

Insisto, hasta que esa cosa no baje su arma yo no bajaré la mía. No solo por órdenes o por convicción, sino porque en ello va mi honor. Yo creía que ustedes entenderían qué es eso.

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HORA LOCAL: 04:02.

Los guerreros de la Alianza no eran mancos y demostraban el porqué se resistían aún a los "encantos" persas. Los ruidos de la batalla hacían inevitable volver la cabeza durante la huida a un lugar donde alguien tan frágil como ella pudiera estar segura.  Los guardaespaldas del Embajador habían caído y ya sólo quedaba el diplomático persa "a salvo" en su campo de fuerza. No pasó desapercibido a la Marquesa que se comunicaba con alguien por un intercomunicador. ¿Cómo lo hacía? A penas podía comunicarse con Caoban. ¿Era una prueba aquello de que la Aniquiladora de Mundos era aliada de los persas? ¿Quién entonces había cortado en dos sus naves?¿Omnios? No lo creía. Los ojos se le abrieron como platos al pasársele una alocada idea por la mente. ¿Y  si...?

Al escuchar que Perséfone comunicaba al Rey Hades información se dirigió a ella cuando acabó el mensaje.

- ¿Qué diablos pasa ahí fuera?- Esperaba que la relaciones públicas de Hades tuviera en consideración informarla de cualquier cosa que pudiera ayudarles. La lucha no había acabado y al menos debía ponerlo en conocimiento de los miembros de la Alianza y a través de ella era una forma tan buena como cualquier otra. Quizá así los traidores no pudieran enterarse de lo que sucedía, de que iban a pagar pro su traición más pronto que tarde, o eso esperaba.

- Las tropas mercenarias traidoras están combatiendo con las tropas antenienses en la cubierta inferior. Las que aún permanecen fieles están bajo ataque aquí mismo. En la cubierta principal parecen dudar.

Incluso en su huida había podido escuchar los argumentos del Sargento Winston para ajusticiar a Ladi Meyers obviando completamente la reacción desmesurada del cyborg. Eso sin contar con que Omnios iba por su cuenta y que no quedaba claro si sólo era eso o había traicionado de forma flagrante a todos los demás. Se inclinaba más por lo primero, pero desde luego le quedaba claro que su "invitado" no tenia dotes diplomáticas, como le había aseverado en sus conversaciones con él.

- Los heridos que me sigan.- Tras ella había dejado un rastro de heridos, entre los que estaban Ladi Meyers y el Capitán Melpurgis, ambos aún parecían poder tenerse en pie. Tenían sus diferencias, sobre todo con el último de ellos, pero quizá pudiera hacer algo si llegaban a la sala médica o si tenían un momento de calma.

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HORA LOCAL: 04:02.

El fuego que escupía el lanzallamas de Exedor le había herido de gravedad y le había obligado a retroceder. No obstante, cuando vio cómo aquel enemigo caía abatido, el capitán merc se detuvo. Trató de recuperar el aliento, y miró alrededor. De nuevo intentó comunicarse con su flota, pero era inútil. Estaba aislado y rodeado de enemigos, y sin apenas fuerzas para mantenerte en pie.

Vio a Leónidas y a Laertes junto al cadáver de Exedor, y pareció comprender algo. Entonces las palabras de la Marquesa le sacaron de sus pensamientos. -D-de acuerdo, Marquesa. Te sigo, dijo con dificultad y comenzó a caminar. Necesitaba atención médica.

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HORA LOCAL: 04:02.

++Capitán, si por casualidad quisiera una evacuación de emergencia, este sería el momento. Podemos mandarle una lanzadera rápida al muelle de giro de la estación. Confirme.++

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DÍA: 29 ENÉ KAI NÉA.

HORA LOCAL: 04:02.

++El Acorazado se acerca y su huella energética es muy intensa, Marquesa. Si quisieran podrían sacarnos de órbita.

Señora, hay una extraña fluctuación en las señales del Laberinto. Creemos que la Puerta se está reiniciando.++

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HORA LOCAL: 04:02.

El combate continuaba. Sus tropas, al menos una parte de ellas, les habían traicionado y se habían pasado al bando de Persia, y eso enfurecía al guerrero. No había considerado esa posibilidad, que sus hombres fueran comprados. Tenía que tomar nota a partir de ese instante sobre este contratiempo y ser más exhaustivo a partir de ahora para que eso no volviera a pasar. Ahora mismo, no podía fiarse de ninguno de sus hombres para que se ocupasen de la seguridad de la Marquesa. Más adelante, si quedaba alguno de los traidores con vida, se encargaría de ellos personalmente.

Trescaras continuaba su avance hacia la Marquesa, que continuaba huyendo para ponerse en lugar seguro.

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HORA LOCAL: 04:02.

La voz de la Marquesa la interpeló, refiriéndose sin duda a su comunicación con Hades:

"¿Qué diablos pasa ahí fuera?"

Negó cabeceando, sin dejar de andar.

-No lo sé. Hades... Mi Señor Hades está sumergido en el cibermundo. Sólo ha podido decirme que Omnios ha tomado la iniciativa del ataque a la IA persa... y que seguramente los persas cuentan con la Aniquiladora de Mundos. Y que... ha perdido. Omnios ha perdido.

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HORA LOCAL: 04:02.

La obstinación y el orgullo desmedido del sargento lo pasmaron. Sin duda demostraba lealtad y ser fiel a su palabra, sin embargo carecía de dos cosas importantes: sentido de la realidad y sentido de la supervivencia. Laertes le había dado una salida honrosa y eficaz, pero el orgullo riteano parecía que se le subía a la cabeza. Omnios había echado mano de un individuo digno, eficiente, con escasa visión más allá de la riteana y totalmente prescindible. El consejero, pese a todo, esperó que entrase en razón. En el fondo él no era el enemigo en ese momento, sino los persas y la Aniquiladora. Y quizás Omnios con sus juegos particulares que exponían al resto, como a su subordinado en este caso. Y hacían falta todas las armas posibles para enfrentarse a los atacantes. En ese momento, a juicio del vesperio, el mayor enemigo de Winston era Winston.

Ante el ofrecimiento de la Marquesa el malherido Ladi se dirigió a su rey.

- ¿Majestad? - preguntó esperando indicaciones suyas, sobre si quedarse o por contra seguir a la mandataria de La Marca.

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DÍA: 29 ENÉ KAI NÉA.

HORA LOCAL: 04:02.

El tecnomuerto de Cripta baja su arma tras unos segundos. Luego se oye la voz de Hades.

- Disparar a quien habla, aunque se equivoque, es necedad. Praxímedes debe ser acusado de traición, o quien lo controle, llegado el caso. Pero no dispararé. No lo he hecho. Mi preocupación es otra.

La frase se interrumpe, bruscamente. Es evidente que las preocupaciones de Hades no están en ese momento en el mundo físico.

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DÍA: 29 ENÉ KAI NÉA.

HORA LOCAL: 04:02.

Te recibo. Intento entender. No te separes de Octo. Tiene órdenes de matar si se lo pides a cualquiera. Y aunque no se lo pidas, reaccionará si eres atacada o alguien pretende capturarte. Hay varias IA. Aún no comprendo.

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DÍA: 29 ENÉ KAI NÉA.

HORA LOCAL: 04:04.

- Caos. Y desconfianza.-  la imagen holográfica vibró en la sala en mitad de la situación caótica. Pero no solo vibró en la sala. También lo hizo en el mundo virtual. Al mismo tiempo, la misma imagen. Hades intentó hablar con unos y otros a la vez- No solo quiero referirme a vos, emisario persa. No solo quiero referirme a vos, IAR Shaytan, ni a vos, IA Aniquiladora de Mundos. Tampoco a ninguno de los tres: Gestor Omnios,ni a Rigodeleon ni a la IAR PAIX. Ni siquiera a ti- dijo dirigiendo su conciencia, con total intención, al ser que había percibido, justo en la zona del portal del laberinto, y de la propia estación- Toda conciencia es perecedera. Esto era una conferencia de paz. Persia ha entablado hostilidades, y es evidente que hay otras entidades en conflicto, aquí y ahora. Las fuerzas de Ritea han igualmente entablado hostilidades. Y los mercs. Como rey soberano de Cripta estoy junto a Atenas y Esparta. Damocles estará unida contra quienes les ataquen. Pero mi deseo es que siga la conferencia de paz. Pido a las fuerzas persas que se rindan. Si su lucha es contra Terra, y es evidente que no pueden ganar aquí a todo Damocles, su actuación irá en su contra. Pido a las fuerzas mercenarias que hagan lo propio. Pido a las IA que expongan sus motivos. Somos muchos, actuando. Todos tenemos motivos. 

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DÍA: 29 ENÉ KAI NÉA.

HORA LOCAL: 04:02.

La información que le brindaba Perséfone afianzaba su teoría. Cuando Melpurgis aceptó su mano tendida no pudo más que sonreír. Al final su sangre era blanca, efectivamente, como el embajador Persa había dicho. No es que tuviera tiempo para aclarar sus ideas pues Caoban hablaba y la tensión volvía a subir. Pulsó el interfono y le dio unas escuetas órdenes:usar toda la operatividad de la Iculisma para defenderse, si es que se cumplía lo que decía su Administrador.

Después era el Rey Hades el que hablaba y sus palabras, aunque sensatas, le parecían demasiado ingenuas.

- Quizá si de verdad está derrotado...- Murmuró. El Gestor Omnios seguía su propio camino, totalmente independiente de aquellos denominados "Alianza". Era una pieza más del complejo puzle, a la par que los persas, la Alianza, o La Marca misma.

No se iba a quedar quieta esperando que la Aniquiladora de Mundos les diera sus razones. Continuó su avance.

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DÍA: 29 ENÉ KAI NÉA.

HORA LOCAL: 04:02.

Una vez el tecnomuerto baja su arma, yo hago lo mismo. Difusos ruidos de combate se escuchan en la lejanía.

Entonces Eteocles lanza su ataque. El pedestal del persa empieza a pitar. ¿Será una defensa personal que tenga, o explotará todo? No me voy a quedar a verlo.

Praxímedes grito, abandone la sala y vaya a su cuarto. Yo voy a combatir a quienes nos atacan.

Dicho esto, hecho a correr en dirección al pasillo por donde escapó la Marquesa.

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DÍA: 29 ENÉ KAI NÉA.

HORA LOCAL: 04:02.

Miro con detenimiento el dispositivo de defensa sobre el que está de pie el embajador persa. Intento identificar el sector con menos resistencia y donde un golpe sea capaz de causar un daño que nos permita sacar al cobarde para ser interrogado como se lo merece.

Habiendo ubicado el punto, lanzo un preciso golpe con mi Espada Dragón, pero el pedestal comienza a sonar como si fuese a estallar. Al escuchar a Ziro, le respondo:

 - "No me extraña que tu vida no valga nada para tu asqueroso rey. Muere entonces como él desea."

Me giro hacia la puerta y hablo:

 - "Esto parece que va a estallar. ¡Todos fuera!"

Comienzo a correr hacia la única puerta de la habitación, para escapar de una explosión. Sé que mi armadura me protegería en caso de suceder, pero dependiendo de la potencia, podría subir grandes daños que es mejor evitar. Avanzo todo lo rápido que puedo pues, en caso de que no ocurra una explosión, tendremos que aprehenderlo para poder negociar.