Partida Rol por web

Reconozco que no soy la persona más valiente, señor Sauke, pero este obstáculo es casi infranqueable para mi condición física. Puesto a jugárnosla, prefiero hacerlo con algo con lo que tengamos posibilidades reales de salir airosos. Si la sala siguiente no aporta nada, habría que volver atrás.

Pero me debo a usted, por lo que le daré cuanta luz pueda. Cuando esté al otro lado, le lanzaré la antorcha. Eche un vistazo muy rápido a la sala 6 y nos dice, y si es necesario saltarémos. O saltaré, no puedo hablar por el señor Castle.

Dicho esto me aproximé lo más que pude al borde, tanteé el suelo, y me di cuenta de que la mitad izquierda parecía más firme, haciendo ver a Alexander este detalle.

Empecé a correr lo más rápido que pude y cuando llegué al borde del foso salté con todas mis fuerzas.

Mientras me encontraba en el aire intenté cerrar los ojos, pero mi mirada se desvió hacia el foso, con el temor de que fuera lo que fuera la cosa que provocaba esos ruidos, saliera de golpe y me enganchara en pleno vuelo, arrastrándome hasta la oscuridad.

Pero no fue así, mi cuerpo golpeo el suelo del otro lado, lo cierto es que no fue una caída elegante, empecé a rodar por el suelo por la inercia del salto.

Me levanté lleno de vida, lo había conseguido, pero solo duró un momento, me di cuenta de donde estaba, y de lo que tenía que hacer. Mi misión era inspeccionar la sala 6, pero no sabía que podía haber, en caso de encontrarme algo desagradable estaría yo solo ante el peligro. Tenía claro que ninguno de los señores que estaban allí conmigo me ayudaría, ni siquiera saltarían para ver si algo iba mal. Ante el más mínimo atisbo de peligro, se darían media vuelta y me dejarían solo. No creo que tuvieran ningún reparo en olvidarme, al fin y al cabo no lo tuvieron con Marlen, en lo único que pensaban era en irse y dejarla allí tirada.

Lo cierto es que cuanto más avanzábamos, menos confiaba en ellos, en el señor Mahfuz y sus decisiones, yendo por rutas que hasta ese momento solo habían sido una pérdida de tiempo y el señor Castle, más preocupado de las fantasías egipcios que de nuestra seguridad... A Marlen se le daba mejor que a mí relacionarse con gente nueva... Pero ella ya no estaba, y no tenía más remedio que confiar en ellos.

- Señor Mahfuz, tíreme la antorcha para poder moverme mejor y ver que nos depara la sala 6 - dije haciéndole gestos al señor Mahfuz. Durante un breve periodo de tiempo no tuve respuesta por su parte, y mi imaginación se disparó, sólo había una antorcha y ¿me la tiraría a mí, quedándose él a oscuras?, pero rápidamente la respuesta del señor Mahfuz llegó y cortó de raíz los malos pensamientos que empezaba a crear mi imaginación. Me lanzó la antorcha sin dudarlo y una vez la tuve en mi mano pensé que tal vez me confundía con ese hombre, quizás era un buen hombre, un hombre de confianza.

Con la antorcha en la mano izquierda y sujetando con la derecha la alianza de Marlen que colgaba de mi cuello, me adentré decidido en aquella nueva sala, esperando un golpe de suerte.

Aguanté la respiración mientras el señor Sauke volaba sobre el foso... la distancia era corta, y el tiempo empleado mínimo, pero me dió la sensación de que saltaba de una orilla a otra del Nilo.

Buen salto Alexander... - respiré - Tome - dije lanzándole la antorcha.

Sobre todo no se exponga, eche un vistazo rápido a la entrada y vuelva... salvo que quiera que le acompañe, en ese caso, como le dije, me debo a usted, saltaré.

Howard se quedó perplejo ante la valentía y el arrojo del señor Sauke. No tuvo tiempo de mediar palabra entra la declaración de intenciones del joven y la realización de las mismas ante sus ojos abiertos como platos.

Cuando, en la semioscuridad, lo vió rodar en el otro extremo de la sala, respiró aliviado. Vió como el señor Naguib le lanzaba la antorcha que creaba un arco sobre el foso haciendo relampaguear aquellas pútridas aguas, hasta que fue recogida en el otro lado. La oscuridad casi los envolvió.

-¡Vaya con mucho cuidao, señor Sauke! ¡Sobre todo no toque nada que le resulte extraño! - dijo Howard elevando la voz que rebotó en las paredes creando un extraño efecto. Se volvió a secar el sudor con nerviosismo. Miró al guía y, de nuevo, volvió la vista hacia el fondo de la sala mientras el señor Sauke desaparecía alzando la antorcha, llevándose con él los últimos restos de luz de aquella sala que quedó en la mas absoluta oscuridad. Permaneció inmóvil volviendo a tapar su nariz con el viejo pañuelo.

De pronto, en medio del silencio reinante, un estornudo, cual bomba lanzada desde lo alto, resonó en toda la sala.

Con esfuerzo, lograste superar el salto y tener acceso a la siguiente estancia.

Abriste los ojos de par en par al comprobar que en aquella sala (6) se encontraba una imponente estatua de una mujer con ropajes egipcios.

En el suelo había una inscripción que por desgracia no sabías leer.

Bajo el pedestal de la estatua se encontraba un medallón circular.

Parecía estar hecho de oro macizo con lo cual aquella reliquia podía ser el mayor tesoro encontrado hasta ahora.

Entré en la sala con miedo, mirando al suelo o al menos la parte del suelo que podía alumbrar con aquella antorcha. Me dio un vuelco el corazón cuando al levantar la mirada me encontré frente a frente con una estatua.

Cuando me recuperé del susto inicial, empecé a investigar aquella sala y aquella estatua. Había algo escrito y un especie de medallón de oro. Lo cierto es que no sabía que ponía en aquel texto, y tampoco se lo podría haber leído a mis compañeros. Pensé en decirles que saltaran y lo vieran con sus propios ojos, pero sería arriesgarnos por lo que podría no significar nada.

Por otro lado estaba el medallón, no sabía mucho sobre Egipto pero había visto muchas películas y en estos casos, coger algo brillante era igual que firmar tu sentencia de muerte. Pero quizás fuera algo importante para salir de aquel lugar, era una decisión difícil en la que cometer un error me conduciría a la muerte.

Dada la gran importancia, me fijé muy detalladamente en el medallón para a continuación preguntar en voz alta, para que mis compañeros lo escucharan, - Hay una estatua de una mujer justo encima de un medallón, un medallón de oro con un águila que tiene las alas extendidas y con tres piedras brillantes azules, una sobre la cabeza y las otras dos las está sujetando con las patas. ¿Sabéis que significa? - mientras esperaba una respuesta me quedé fijamente mirando aquel medallón, y recordé las palabras que me dedicó el señor Castle antes de que saltara el foso, "intente no tocar nada"... lo cierto es que me asustaba profundamente coger aquel medallón, además de que yo no tenía ninguna necesidad de hacerlo, no comprendía el valor de una pieza así como lo haría un historiador, y en cuanto al valor económico, digamos que ese tema no era un problema para mí. Pero sentía dentro de mí que de una manera u otra, ese medallón tendría importancia a la hora de salir de allí.

Me quedé mirándolo con atención, cada vez más preparado para extender el brazo y cogerlo, pero no antes de escuchar la opinión de mis dos compañeros, que a diferencia de mí, sí sabrían algo sobre la mujer de la estatua y el medallón.

¿un águila con la alas extendidas? - pensé

Alexander, no toque nada, eso es fundamental. Un águila simboliza el día y se usa para representar la letra A, a grandes rasgos. Para interpretarlo debería verlo completo. ¿Podría ser un ibis en lugar de un águila? Ambos animales pueden parecerse si no se está acostumbrado a los símbolos antiguos. En cualquier caso, el Ibis también es un símbolo positivo, se trata de una especie benefactora que representa al dios Thoth... - añadí, elevando el tono de voz al máximo que me quería permitir con la esperanza de que el señor Sauke me oyera.

Señor Sauke, lo importante es que si no ve ninguna salida, regrese. - puse el mayor énfasis en ello, pues por mucho que se hubiese formado para emprender el viaje, no nos podíamos permitir el lujo de un paso en falso, sobre todo cuando nuestra única fuente de luz se hallaba con él, y con él, nuestras escasas posibilidades de salir de allí.

- ¿Un medallón? ¿Ha dicho un medallón? ¡Oh Dios mio! ¡Por las nalgas de Okhep! - Howard alzó la voz - ¡Puede ser la estatua de las ofrendas! - dijo casi fuera de si - ¡Vaya con mucho cuidado señor Sauke! ¡Puede estar frente a la estatua de las ofrendas y puede ser peligroso! - gritó hacia la oscuridad que observaban sus ojos - ¡Si tiene pensado cogerlo antes muévalo con un palo, con algo que tenga a mano o con la punta de la antorcha! ¡Pero no lo coja sin moverlo antes! ¡Podría ser una trampa! - dijo sin saber si sus palabras llegaban a oidos del señor Sauke - Dios mio señor Naguib - añadió en un tono de voz mucho mas bajo - creo que hubiéramos tenido que saltar con él...

Escuchaba muy de lejos lo que mis compañeros me decían, pero no me aclararon prácticamente nada. Me quedé durante unos segundos mirando el medallón y la estatua, hasta que finalmente me decidí por hacer caso al señor Castle, agarré con las dos manos la antorcha y empecé a darle suaves golpes al medallón esperando que no ocurriera nada.

No ocurrió nada, entonces ¿qué debía hacer?, cogerlo podría desencadenar algo malo, pero no cogerlo podría significar no salir de allí. Coloqué el extremo de la antorcha en el medallón y, haciendo palanca, conseguí que cayera al suelo. Sin perder ni un segundo, agarré con fuerza el medallón con mi mano derecha mientras sujetaba con la izquierda la antorcha, me levanté lo más rápido posible y empecé a correr hacia el foso.

Guardé el medallón en mi bolsillo, hasta que llegara el momento, mis compañeros no tendrían que saber que lo había cogido, si algo malo pasaba, no ayudaría que me estuvieran todo el tiempo echándome en cara que lo hubiera cogido.

Llegué al borde del foso sin frenarme y salté...

No se si pasaron diez minutos, diez segundos, o una era completa... pero la espera se me hizo tan angustiosa como larga. Coincidí plenamente con el señor Castle, hubiéramos debido de acompañar a Alexander.

En estas me encontraba pensando cuando de pronto vimos como comenzaba a acercarse una luz, unas pisadas, y acto seguido vimos con total claridad al señor Sauke corriendo como alma que lleva el diablo hacia nosotros. ¡¡Saltó!! Tan solo pudimos colocarnos para ayudarlo a "aterrizar"