Partida Rol por web

Por un momento no pudiste creer lo que tenias en frente, la descripción coincidía con una criatura malvada, un minotauro, aunque este esa significativamente más pequeño de lo que creías. Ya era malo ver un tiefling, para que un minotauro Hiciera Presencia también en el grupo.

-Silencioso como un gato, ágil como un, como una... criatura ágil. Bueno, es lo mismo, dame ese ojo con el cordel y todo, me acercaré hasta la casa, colaré el ojo por el agujero o por algún resquicio y volveré. Si accidentalmente topara con algún monstruo devora-humanos, trataré de volver hacia aquí. Espero que me echéis una mano. Viva, a ser posible -añadió Errol, mirando con un poco de asco el globo ocular de Talith.

—Y yo que me había hecho ilusiones contigo... —ronroneó Talith.

Valeria puso los ojos en blanco.

Niren lanzó un bufido, ¿y eso se lo decía un tipo cuya mitad del cuerpo era el peludo trasero de una cabra? Ella había pasado noches enteras acampando en la cima de una montaña y no le había pasado nada. ¿Qué pensaban hacer en un futuro si necesitaban acampar y no había casas abandonadas con cuatro paredes que parapetasen del frío en las inmediaciones? ¿Echarse a llorar?

«Nenazas...»

—Si tuviese una no estaría aquí, créeme—respondió. Entonces añadió con una encantadora sonrisa forzada mientras estrechaba uno de los carrillos del sátiro—. Por cierto, encanto, vuelve a repetir esa coletilla después de mi nombre e iré a la torre a por tu flauta mágica... pero para utilizarla de pajita para el ponche en lugar de para dártela.

Terminó dándole dos palmaditas y soltándolo. Luego se dirigió a Valeria.

—¡Oh! Veo que los brutales y tradicionales hábitos de los magos rojos de Thay nunca se pierden—comentó alegremente—. Por asquerosos que sean.

Cuando Errol propuso ir a colocar el ojo, lo agarró por el hombro y tiró ligeramente hacia atrás para que no se marchase aún.

—Eee-e-e-eh. Para el carro, caballero andante. ¿Qué tal si me dejáis probar a mí?—propuso, aunque sin desdén—. Por aquello de que soy la especialista en sigilo del grupo y tal. Igual hasta tengo suerte, ya me entiendes.

-Como quiera. Imagínese que me apresan y quieren hacer de mi Errol a las finas hierbas, se me daría fatal hacer de damisela en apuros. -dijo el "caballero andante" con radiante sonrisa- Pero puedo acompañaros, si gustáis, no voy embutido en armadura pesada y tengo pies ligeros. Son imprescindibles para ser un espadachín competente... -añadió, siempre dispuesto a ayudar a una damisela.

—Je, ¿y yo sí tengo pinta de damisela en apuros?—respondió Niren señalándose la cara con aire divertido—. Como te descuides casi me parezco más al dragón que a la damisela: tengo cuernos, cola y colmillos... Aunque o de ser capaz de exhalar fuego por la boca, lo dejaré envuelto en un aura de misterio.

Sonrió con picardía y se encogió de hombros.

—Además, también se me va fatal hacer de doncella indefensa.

Acto seguido, esperó a que Valeria le prestase el ojo. La verdad es que estaba bastante curada de espantos en cuanto a cosas asquerosas, así que se limitaría a quedarse con la premisa de cogerlo con cuidado y no chafarlo.

Luego se dirigiría cautelosamente hacia la casa, le daba igual si Errol la acompañaba o no. Tampoco es que la molestase.

Eso sí, como la pifiase él a la hora de ser sigilosos, iba a ser la tiefling la primera que iba decidir si salir pitando de vuelta o no. Dependiendo de lo que saliera de dentro.

Si había algo.

Pashma esperó pacientemente que terminasen de charlar, hacía ya un rato que tenía embrazado el escudo y empuñada la espada...

Parecia que el grupo mpezaba a actuar...... El Tiefling y uno de los hombres, empezaban a acercarse a la cabaña sigilosamente, el tiefling tenía algo en su mano.
Al llegar a la puerta de entrada, escucharon un momento al interior y luego introdujo ese extraño objeto en la puerta...

Sigilosamente, Errol y Niren se acercaron a la cabaña derruida. Ningún sonido provenía del interior.

Primero buscaron un orificio donde ellos mismos pudieran ver en el interior, pero con la puerta cerrada y las ventanas tapadas, fue imposible. La destartalada puerta sin embargo, tenía una pequeña abertura que permitía que el ojo cupiera para inspeccionar el interior. Durante unos segundos la Tiefling lo sostuvo mientras Errol escuchaba a través de la puerta.

Un sonido extraño provenía del interior...... una especie de gruñido.

Al recordar a los Enanos, caíste en la cuenta de que no se trataba de un gruñido, más bien de un ronquido, un fuerte ronquido.

Meneando la cabeza, Angelo se preparó para actuar. Un tiefling y un minotauro eran malas noticias, aunque la presencia de Bourdain le impidió lanzarse al ataque sin preguntar

Lo cierto es que tampoco sabía quienes estaban dentro de la cabaña. Quizás eran inocentes que merecían que el druida los defendiera... o quizas era un grupo aun menos recomendable que el que acababa de divisar

Sin embargo había algo muy claro, por lo menos para Angelo. Iba a tomar partido, sea por los defensores o por los atacantes... en cuanto supiera quienes eran los que merecían su apoyo. Lentamente, y aprovechando la misma cabaña para ocultarse se acercó a la misma, tratando de darse cuenta si había alguien adentro y si ese alguien podía verlo

Con la maza de armas en la mano, el Aasimar estaba listo para lanzarse al ataque - Defiende - murmuró por lo bajo, mientras se golpeaba el pecho, observando a su animal de compañia que ante sus palabras se acercó al druida y avanzó con el, listo para cumplir la orden que le había dado

Lentamente, Angelo se acercó a la cabaña, cuidando de no mover las ramas y utilizarlas como cobertura para que no lo vieran

Errol, con la oreja pegada a la puerta, escuchaba atentamente. De repente frunció el ceño y se aplastó un poco más contra la puerta. Una vez convencido, separó su oreja del inmueble y miró a Niren, ese tipo de miradas que hace que uno se gire para ver qué pasa. Una vez con su atención, Errol hizo seña con las manos de almohada y cabeza, dando a entender que ahí dentro había alguien durmiendo. A continuación puso cara de interrogante a la vez que se encogía de hombros.

Niren alzó los hombros y arqueó los brazos a los lados como si interpretase a algo "muy grande". Acto seguido puso la mano cerca de su cabeza, como interpretando algo "de su altura".

Finalmente se encogió de hombros con gesto interrogante, para indicar a Errol si el sonido de la respiración de dentro, o los ronquidos, o lo que fuera le parecía propio de algo muy grande o de algo más... asequible.

Errol continuó su gestualización en respuesta a Niren, haciendo un movimiento con sus manos para indicar "colarse dentro", se llevó el pulgar al cuello, deslizándolo rápidamente de izquierda a derecha en clara alusión a "rajar la garganta", imitando a continuación el gesto de la tiflin de "grande/pequeño" para finalizar con manos abiertas y cara de indiferencia, de "¿qué más dará?".

 Redwim sonrío al observar los posibles primeros problemas.

El viaje había sido tranquilo, como todos los días que llevaba con estas gentes y aunque algunos comentarios no terminaba de comprenderlos (y no me daban muy buena espina) en general todos me caían bastante bien.

Después de un vistazo rápido y mientras los demás se preocupaban por quién iba a explorar el lugar, descendió del caballo y comenzó a pertrecharse para la batalla.

-Si tenéis cualquier problema, gritad lo más fuerte que podáis y correremos en vuestro auxilio-dijo el caballero mientras desenganchaba algunas de sus pertenencias de la silla de montar- si tardáis demasiado en volver, también os salvaremos.

Su voz sonaba seria y el hecho de que estuviera colocando cada arma en una posición determinada, mostraba que no lo decía por decir, así era Redwim, así que después de desatar la larga lanza de caballería y dejarla con el resto del material, subió nuevamente al caballo, se ajustó el yelmo,     tomó el martillo en su mano derecha y el escudo en la izquierda y se dispuso a esperar.

Lo cierto es que casi era cómico observar la cantidad de armas que llevaba, pero él consideraba que igual que en la herrería, en la batalla, cada enemigo requería de una herramienta concreta.

Niren frunció el ceño, luego hizo el misma gesto de "cortarse el gaznate" que había hecho Errol y sacudió la cabeza con energía de forma negativa. Ella no era una asesina que se escabullía entra las sombras para matar a nadie por sorpresa. Ya fuera un kobold, ogro, o un condenado hecatónquiro. Aunque lo cierto era que para alguien medio demonio, resultaba un extraño código de conducta.

La tiefling recuperó el ojo con cuidado tras haberle dado todo el repaso visual posible al interior de la cabaña. Luego agitó suavemente las manos delante de ella como quien espanta a las gallinas para que Errol se pusiera en marcha y ambos pudieran volver con los demás.

Con suerte, Valeria podría sacar más información de aquel peculiar objeto espía.

Tocan retirada. Bueno, no exactamente, pero tanto da, vuelta al principio, a ver qué demonios es lo de dentro de la cabaña.

Errol se encogió de hombros y emprendió la retirada lo más sigilosamente que sabía, de regreso al punto de partida, a reunirse con los demás y con la maga usa-cachos-de-humano. Una magia peculiar, por decir poco, pero aparentemente muy útil.

Niren y Errol parecían estar comunicándose mediante gestos, al poco la tiefling regresó, ojo en mano. El humano la siguió poco después.

—Hay alguien o algo durmiendo ahí dentro—dijo. Luego le tendió el ojo a Valeria—. A ver qué es.

—Lo sabremos enseguida —replicó Valeria, recogiendo el ojo que le tendía Niren y colocándolo en el cuenco de la mano —. Mengungkapkhan rahasia matahanda sedikith.

La thayina hizo un pase en el aire con la mano libre, sobre el ojo, para finalizar su encantamiento.