Partida Rol por web

Sorprendido por la respuesta ingeniosa, y un tanto deprimente, de mi padre, le sigo hasta la salida del restaurante. Pero antes me despido de Wayanina haciéndole un gesto con la mano.

Tu hemano te empuja levemente para que no te despistes demasiado.

En la familia algunas yagas se levanta.

Que por qué hemos venido aquí, si no hay dinero, si es muy caro ....

La chica te devuelve el gesto de manera ... un tanto sorprendida, y un tanto "salbame de aquí", pero a nadie se puede salvar de su propia sangre.

LLegais al mismo taxi. - Al teatro, por favor. Lo dijo como si ya el taxista supiera lo que había. Y era cierto. Solo servía para confirmar el destino.

El vehículo empezó a andar. Estaba todo tal y cual lo dejasteis.

-Mmmm, siempre me ha gustado el teatro -aunque mis pensamientos se van hacia la familia de Wayanina. Siento un poco de pena por ellos y sus dificultades económicas. Los cursos de formación no eran baratos así que debían de haber hecho un gran sacrificio para enviar a su hija- ¿Qué vamos a ver?

Es una ... mierda.

Sabías que era el proceso típico.

Primero comer allí. Luego ir al teatro a ver una opera, a la cual también asiste la arcontesa, y cuando esta termina hay una recepción que termina sobre las 11 de la noche. Por lo menos la cena salía gratis.

Como no veo a mi familia muy habladora, simplemente me relajo en el taxi hasta que lleguemos al teatro.

Te quedaste traspuerto en el paseo que no duraba más de media hora. Ni el tráfico ni el agetreo de las calles ni nada de nada perturbó tu sueño. Estás despierto gracias a que tu hermano, mientras salía del coche, te zarandeó el hombro. Padre ya estaba fuera. El aire parecía un poco viciado pero el fresco ambiente permanente que tiene Tharkad entraba por esa puerta y te despertó, incluso poniendo los pelos del culo de punta. Aquello era como echarse agua fria a la cara, justo tras salir de la sauna, y la mitad salpicarte tus partes. O sea, te despertó y acojonó a la vez.

Otra vez un acto de nobleza. Pero esta vez sin intromisiones de familias más modestas. No lo podías creer, pero la musculosa compañera aún seguía en tu mente.

El hielo del suelo no era dificultad para andar. Ya lo tenías más que asumido, pero lo que sorprendió es que allí no había de eso. La pulcra y cuidada superficie de aquella acera de piedra pulida te sorprendía. Incluso pensaste que aquello, de todas todas, tendría que resbalar. Pues no.

Así como entraste, saliste. Medio sopa. La verdad es que aquello, para tu gusto era un rollazo. Tu padre lo disfrutó y tu hermano, estoicamente soportó el chaparrón. Ahora había que ir a la recepción. A tu familia la dejaron en el hotel, ya que se tenían que cambiar. A tu te acercó al alojamiento. A la compañía donde habías vivido estos últimos 5 años.

Sabías donde ir. Sabías lo que hacer. Además, una media hora antes de empezar había una formación con los instructories y todo el alumnado. Solo los de quinto año entraríais. El resto formaría parte de la "Brigada de Honres" para la llegada de la arcontesa. Además había dos mechs de la escolta personal, del Tercer Regimiento de la Guardia Real, y unos 100 miembros de aquella unidad. Incluso unos cuantos repartidos que tendría que ser de alguna de las partes de lod Cuerpos de Inteligencia Liranos.

La tediosa noche llegaba a su fin con la recepción final de la Arcontesa. No es que no hubiera disfrutado, pero prefería algo más de juerga "loca" y menos formalismos. De regreso a mi alojamiento, me tomo unos momentos para recorrer la estancia en la que he estado todo este tiempo. Recordando momentos divertidos de la instrucción, u otros un poco más duros. No había sido fácil terminar el entrenamiento. Pero por fin era hora de salir de Tharkad y ver un poco del universo que había más allá.

Una vez he terminado, me preparo para la última fase de la noche y salgo hacia allá.

Los alumnos, en formación, esperaban fuera. Los invitados, dentro.

Pero esta era la quinta vez que lo veías y ... entrarías. Ahora te dabas cuenta de una cosa. Aquellos, los que quedaban fuera, eran ajenos a lo de adentro. Tantas veces queriendo entrar, y ahora que te toca, piensas que son afortunados los que quedan fuera. No quería ir. No te "apetecía" entrar. Considerabas afortunados a esos infelices, que queriendo desear, se librarían, ya que, además, se cambiarían y marcharían de permiso o a los campamentos de adiestramiento. Saldrían de aquí con un futuro predeterminado, y en tres meses o así, regresarían. Seguirían con sus clases, con sus inocentes vidas.

Tu saldrías a enfrentarte con la realidad.

Tu equipaje estaba listo. Al igual que el de todos. Ya estaba listo desde anoche. Fuera quedaba lo mínimo indispensable para el día de hoy, y además, sus portatrajes estaban preparados para guardar y salir pitando.

Llega una comitiva de seguridad. Estaba claro. La Arcontesa estaba llegando. Y la viste salir del vehículo blindado. No era precisamente un lujo, ni el mejor, ni el más "agraciado". Era ... fiable. - "Típico Lirano" y prodiga con el ejemplo. Los tópicos, serían tópicos, pero había veces que estaban fundados. Incluso hay veces que la fama se toma de antíguo, pero ... era lo que había. - Arrastrábamos fama. Pero en ti mismo, en tu fuero interior, sabías que no todo era ... así. Habías estado practicando más de dos años con un mech, que era ... un mequito. No llegaba a mech. El "Chameleon". Ese CHM-3A llegaba a las 50 toneladas de milagro, y además, era ... un cacharrillo. A saber por cuantas manos había pasado y por las que le quedaba por pasar.

Sonaron los pertinentes pitidos de honores, y os pusisteis en "Presenten Armas".

Tras entrar al "Gran Salón" los alumnos, teciando y a paso ligero, fuisteis a entregar armamento. Los más mayores, los de quinto año, los primeros, para poder ir a la recepción. El resto, por orden de antigüedad, detrás.

El momento final de la noche y el fin de la transición a una nueva vida. Con mis mejores galas puestas, desfilo dando lo máximo de mi y poniendo la máxima concentración. Puede que fuera un fiestero de puertas para afuera, pero cuando estaba "de servicio" era un profesional metódico. La propia Arcontesa en persona presidía el evento. Nuestra líder. Sus ideales eran los ideales del pueblo y estaba dispuesto a morir por ella y por preservarlos. Me daban asco todos estos separatistas que buscaban el enfrentamiento y la fragmentación de la gloriosa Mancomunidad de Lira.

 Trharkad
 Universidad Militar de Nagelring.
 Calendario Terrestres. 16 de Julio de 3025 (Entre las 23:00 y las 23:10). 3 Grados. Viento fresco.

Todos esperaban un gran discurso, y se hizo el silencio. Pero la arcontesa era alguien que se caracterizaba por hacer cosas por el bien de la gente y este momento no sería una excepción. - Señores, falta una hora para descubrir que les deparará el futuro. Alzó su copa y bridó: - ¡Por el futuro!.

POR EL FUTURO. Fue coreada la respuesta.

- Señores, disfruten con sus familias y allegados, antes de partir. Esta es su noche.

Sabías que era el último momento para formalizar negocios, y tanto tu padre, como tu hermano, tenían unos intensos minutos de trabajo. Todos como hormiguitas revoloteaban con el pro de sus intereses. Reconocimiento ante los ojos de la Arcontesa, negocios, relaciones, incluso matrimoniales y alianzas de futuro, tanto políticas como económicas. A los cadetes, que ahora se graduaba, les reconcomía eso, pero sabían de la importancia del momento para, precisamente, esas odiosas transacciones.

Había llegado el momento. Después de brindis y la arenga final, me quedo en un rincón observando las maniobras políticas que ahí se desarrollan. Mendigar favores e influencias no era lo mío. Eso sí, intento buscar con la vista a Wayanina a ver si anda por la zona.

La chicarrona está como tú. En un rincón. Lejos de todo ese ámbito. Su familia, parte del funcionariado, había conseguido becas y otros apoyos para que ella consiguiera estudiar allí, pero claro, ahora quedaba fuera de este juego. De todas maneras, el padre, un diplomático hablando, se estaba granjeando amistades en diferentes cúpulas.

Me acerco a ella y choco mi copa contra la suya con suavidad, en un brindis.

-Esta es la parte más coñazo de la noche ¿Cómo lo llevas?

La aspirante Wayanina vió con asco que alguien chocara su copa. Su gesto, deliveradamente lento, parecía amenazante, y las facciones, ya de por si rudas de una tipa así de grande, casi daban miedo. Pero todo cambió cuando te reconoción. Un brillo iluminó su cara, pero un desganado: - Chin chin. Se pudo escuchar con su voz.

- Esta es la hora perdida más idiota de toda la carrera. Habíais perdido horas en esperas, en traslados, en colas, en faltas de profesores, cuando no había electricidad ... e incluso, abandonados en el aula, a la espera de que se hiciera la hora para algo, y nadie venía siquiera a reñiros. La mujer regresó la mirada hacia el frente, y parecía que tu hermano y su padre habían entablado conversación. - Pero ya ves. Hizo un gesto con su copa para señalar en una dirección. Casualidad, justo hacia donde mirabas tú. - Allí tienes a mi padre, y parece que disfruta con todo esto.

-Bueno, supongo que sólo quiere lo mejor para ti. Ese de ahí es mi hermano -le indico despreocupadamente.