Malik y un grupo de soldados fueron llamados por su amo Garur, hijo de Targul en la puerta del alcázar de Al-Yazirat. Era muy de mañana, tras la amanecida, y el ruido de los intentos de asalto por parte de los infieles cristianos os había dejado otra bonita noche sin apenas dormir. Menos mal que Garur tenía mano de hierro, corazón caliente y entereza bélica, y sentíais que era un gran líder: implacable con el enemigo y justo con los desvalidos. Lo curioso es que no os habían llamado nunca a filas en el patio del alcázar (no había soldados numerosos para ellos, sino que muchos doblaban y redoblaban jornadas en aquella u esta punta de la ciudad para cubrir toda la vigilancia).
Os hallábais armados y listos para cualesquier enfrentamiento. Algunos otros soldados susurran* también un poco sorprendidos (allí reunidos otras partes de la ciudad puede flaquear y venirse abajo).
*Puedes tirar por Escuchar (PER).
Allí estaba, con mis compañeros de armas esperando órdenes de mi señor. No sabía porqué nos había llamado allí, no destacaba yo por mi seso, me daban órdenes y las cumplía. Algunos cuchicheaban, pero no les presté atención, si estábamos aquí era por un motivo importante. Así que preparado para la batalla, escudo en la siniestra, maza en la diestra y a la espalda la maza pesada, me encontraba listo paro lo que el gran Garur mandase.
Motivo: escuchar
Tirada: 1d100
Dificultad: 25-
Resultado: 85 (Fracaso)
En esos momentos, mientras otros luchadores cuchicheaban, todos os pusísteis a formar cuando el noble arif entró en escena. Cruzó con rostro pálido y desencajado, fiero pero seguro, el patio de armas del alcázar. Llegó finalmente hasta donde estábais
¡Soldados! -gritó, y su voz se oyó por todo el edificio-. Llega hoy un en cargo por mar, pero también nos informan desde el reino de los infieles que éstos preparan otra ofensiva contra Al-Yazirat. ¡Vosotros! -dirigiéndose a la mitad de los soldados-, cubrid la puerta de Tarifa, de Xerez y la del Mar. ¡Vosotros! ¡A la defesa del puerto! ¡Tú, tú y tú! -entre los que tú estabas incluido-, ¡venid conmigo! Y rápidamente desapareció de entre la multitud. Todos los soldados se fueron al puesto destacado.
Acto seguido, seguísteis a Garur por la ciudad. De los tres soldados con los que íbais, a uno mandó vigilar la mezquita principal, a otro internarse en el zoco donde había un pequeño mercado y a tí... a tí te pidió que le siguieras.
Eres mi mejor soldado, Maluk -te dijo en confianza, ya cerca del puerto...- ¡No hay ninguna ofensiva de los cristianos, aún, contra esta ciudad! ¡Es una farsa! -te dijo mientra miraba a izquierda y derecha, como desconfiado-. Su espada refulgía a su costado.
Me quedé de piedra mirando a mi señor. ¿Sa´id? No entiendo...si no hay un ataque de los cristianos ¿contra quién estámos luchando? Yo era lento, siempre lo he sido, rápido con la maza y los puños ,pero lento de sesera. De modo que lo que me contaba era que llevábamos doblando guardias por ¿nada? Esperé a que mi señor se explicase, parecía presto a desenfundar el saif, por lo que pensé que estábamos en peligro. Fuese lo que fuese que iba a decir no parecía que fuese a gustarme, esperé maza en mano después de mirar a los lados por si intentaban descubrinos.
No Malik, los infieles cristianos nos tienen asediados. Pero el ataque inminente del que hablé delante de todos los soldados es falso... -aclaró-. Ahora se respira cierta "calma". Aunque no sé por cuanto tiempo... El caso es que quiero que vayas al puerto. Eres prácticamente el único en quien confío, pues sospecho que tenemos en la ciudad espías...
Bueno -continuó-, necesito que vayas al puerto. Tú solo. Tu misión será recoger a la mía esposa et hija, que llegan en una coca. Han viajado de incógnito a la Peña de Tariq* a ver a la suya hermana (para evitar los caminos en tierra y a los cristianos). Recógelas, saben que vas de mi parte... ¿Puedo confiar en vos?
*El peñón de Gibraltar.
Aaah, respondí con una sonrisa franca, sincera, mostrando toda mi dentadura, y me golpee ligeramente el casco con la maza, como dando a entender que ya había comprendido. A veces necesitaba que me explicasen las cosas dos veces y su explicación me vino bien. Luego, cuando me dijo lo que esperaba de mí me puse firme, el rostro serio y me golpeé el pecho con la diestra, Soy vuestro hombre Sayyid, podéis confiar en mí. Traeré a vuestra esposa e hija sanas y salvas.
Gracias Malik, te espero en la alcazaba. Estate pendiente de una coca pequeña que llegue a puerto. Eres súbdito pero eres más un amigo. Gracias, y ve con cautela -repitió, justo antes de desaparecer-.
Mientras callejeabas por los callejones de Al-Yazirat, estabas pendientes de las palabras de tu sayid. Cautela, discreción... efectivamente, se trataba de la suya familia, y así había que hacerlo. Nada más divisar el puerto (no tardaste en llegar apenas unos minutos) viste que a poca distancia se aproximaba al muelle una pequeña coca. Se trataba de una embarcación de un sólo mástil con una única vela cuadrada y dos pequeños castillos a proa y popa. Reconociste enseguida que aquel era tu objetivo. Algunos soldados vigilaban el puerto (desde la puerta del Mar hasta la Torre del Espolón) caminando por la barbacana de antaños años... El caso es que mientras te encaminabas hacia la coca, el pequeño navío, justo antes de atracar, comenzó a virar de forma inesperada, alejándose en dirección sudeste.
Haz una tirada de Descubrir (PER).
Miro sorprendido el cambio de trayectoria en el barco. Me aproximo a uno de los capatazes del puerto y le pongo mi manaza en el hombro. ¿Qué ocurre con ese barco; por qué no entra a puerto? Lo digo con un tono autoritario, un tono que nadie en su sano juicio ignoraría de un hombre armado y de mi tamaño. La misión no puede torcerse tan rápido ¿cómo voy a mirar a Garur si lo primero que hago es perder a su mujer e hija?
Motivo: descubrir
Tirada: 1d100
Dificultad: 30-
Resultado: 54 (Fracaso)
El capataz se giró miró tu mano puesta en su hombro y luego miró tu rostro. Ibas vestido con la librea propia de tu señor bajo tu armadura y entendió que estabas mirando al puerto. Negó con la cabeza, como si él tampoco lo supiera: había previsto que esa cosa atracaría en el puerto. La coca viró casi del todo, y lo único que apreciaste era alguien cayendo por la borda, como algún marinero. ¡Qué extraño! Los soldados de la barbacana que estaban más cerca de la parte del muello donde iba a atracar la coca diero la voz de alarma. Algunos corrieron hacia donde estabas tú para informar a otros soldados, y oiste, por supuesto, lo que decían.
¡Tarjinis! -gritó un soldado en la voz de alarma- ¡son Tarjinis! ¡Han capturado un barco! -la coca ya se alejaba en dirección Sudeste. Algún otro hombre caía por la borda...
Puedes tirar por CUL x3 para saber qué son los Tarjines. Por cierto, en el puerto hay más barcos. Algunos son barcos de tu sayid Garur (barcos de guerra como galeras).
Al oir las palabras de alarma me giré a ver los barcos que había disponible de mi señor. Miré si alguno estába listo para zarpar, o por lo menos tenía parte de la tripulación y me monté en el. ¡Soy MAlik, sirvo a Garur ibn -al Tarjel y necesito que este barco atrape a la coca que está siendo atacada! ¡Por orden de nuestro sayyid, preparar los remos y marchémos a la batalla! No era bueno dando órdenes, pero los colores de mi armadura me delataban como siervo de Garur y esperaba que mi tamaño hiciese el resto.
Motivo: cultura x3
Tirada: 1d100
Dificultad: 15-
Resultado: 39 (Fracaso)
Aquel gigante hacíase notar, et que todos sabían que era parte de la guardia personal de Garur hijo del gran Tarjel. Por ello, te alzaste enseguida sobre una de las galeras de su señor, y los soldados (ya dispuestos en ella como de costumbre, por si tuvieran que zarpar por cualquier motivo) no dudaron en hacer virar la nave y voltearla hasta comenzar a alejarse de Al-Yazirat.
En pocos minutos os alejábais del puerto y la barbacana más y más, y al fondo veíse la coca, en un punto muy pequeño, en mitad del mar. Los expertos soldados y marineros de Garur daban enérgicas órdenes y sabían remar con fiereza. Érais perseguidores de una coca que tenía en su interior un preciado tesoro: la esposa e hija del arif (y sólo tu lo sabías). El caso es que al principio navegábais hacia el este, en dirección a la punta de Tariq. Empero que luego la ligerísima y veloz coca viró unos grados para marchar hacia el sur... ¡Íbais hacia tierras meriníes*!
*Osea, hacia África (cruzando el estrecho).
¿Porqué los Tarjinis habrían de asaltar una simple coca? -preguntó uno de los soldados que estaban contigo en cubierta-. Era un simple mercante atracando... no lo entiendo.
No entendía mucho de barcos, pero viendo a los hombres dar y recibir órdenes me sentí satisfecho. Si esos rufianes pretendían llevarse a la hija y a la mujer del amo, deberían sudar lo suyo...además de aplastarme la cabeza, pues no cesaría en mi empeño hasta recuperarlas o estar muerto.
¡Más rápido! dije con voz profunda intentando animar a los hombres que hacían navegar a este barco.
Me quedé mirando al hombre que me hablaba sin saber que decir, los ojos vidriosos y una sonrisa de culpabilidad mostrando mi dentadura perfecta. Hay cosas más importantes que el oro y la plata. Dije recordando a mi familia que no hacía mucho tiempo habían regresado a la ciudad y luego partido a tierras más seguras, y pensando en lo valiosos que eran para mí, tanto como lo eran para el gran Garur su familia.Y van en ese barco. Esperé que mi respuesta fuese satisfactoria para el hombre, necesitaba que remasen con fuerza, pero no podía revelarles la misión. Le dí algo , pero no traicioné la confianza de mi señor.
La galera en la que estabas no era especialmente rápida. Nada que ver con la coca, barco mercante de la época, que aunque no era un buque de guerra, su navegación en nudos no era comparable a la de la galera. Por ende que la persecución se prolongó durante todo el día: primero avanzaron hacia el sur hasta que se hizo la tarde y el sol comenzaba a decaer, et que luego hacia el este, hacia (presumiblemente) la Peña de Tariq.
¿Et que ahora, a dónde vamos? -dijo uno de los alguaciles de la barbacana, que se hacía de improvisado capitán-. Nos estamos acercando mucho a la peña de Tariq: ¿no sería mejor pedir ayuda a los meriníes? -el soldado se puso entonces a pensar-: ¿Qué más importante que una buena carga hay en la coca?
Una severa tormenta, entonces, comenzaba a vislumbrarse. En habiendo ya oscurecido, y ésta estaba sobre la posición más inmediata en la que navegábais. La fuerza de las inmensas olas era ahora litigante, y poco a poco lo oscuro de la noche, el reflejo de los truenos cegadores y la implacable lluvia sobre cubierta hacía cada vez más difícil la navegación...