Partida Rol por web

Desesperación carmesí

Forja de libertad

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13/01/2009, 23:36
Master Indio

Antes de que Zack pudiera añadir algo o realizar alguna pregunta acerca de las enigmáticas afirmaciones de Sadicer, una voz femenina llegó hasta él pronunciando su nombre.

-¡Zack!-

Procedía del patio exterior que se encontraba entre el lugar donde se encontraban ahora mismo, el mercader y él, y la entrada que daba a la calle, frente a la cual se encontraba el carromato de Sadicer.
Ese patio era un pequeño jardín al cual le había gustado dedicar su tiempo el viejo herrero, y que Zack lo seguía haciendo por recuerdo a él.
Tampoco es que le quitara demasiado tiempo de sus tareas, y le daba algo de color a la herrería.

En cuanto a la voz.....sabía a quien pertenecía. Conocía a Majud desde hacía tiempo, pues aunque era la hija de Wolfgang, Senescal de Ródennos, no se parecía en nada a las otras mujeres de la corte.
Era mucho más sencilla que ellas y gustaba de paseos a caballo al aire libre, así como de otros entretenimientos no muy aptos para delicadas damiselas.
Solía aparecer por la herrería de vez en cuando, sobretodo cuando era más niña y el viejo herrero aún vivía.
Zack podía recordar las lágrimas que recorrían el rostro de Majud cuando la parca se había llevado al viejo.

Sin embargo, apenas la había visto por el pueblo desde que el cielo había tomado el insólito color que mostraba ahora mismo.

Notas de juego

Pues te acaban de añadir un jardín a la herrería, XDDDDDDD.

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14/01/2009, 23:51
Zack Shermann

Continuaba acarreando piezas y útlies de un lado a otro mientras sentía como la mirada de Sadicer me seguí a de un lado a otro sin perder detalle de mis movimientos, aunque también sabía que no era capaz de comprender el trabajo que realizaba, en general, le costaba comprender cualquier trabajo artesanal, pero eso no era algo nuevo, era una conversación que había mantenido muchas veces con Alaeron.

Yo le escuchaba prestando atención a partes iguales a sus palabras y a mi trabajo lo que, quizás, le hizo sentirse algo ignorado provocando sus últimas palabras.

Sadicer:

Bah, no hagas caso de los delirios de un viejo - En realidad no tengo nada a lo que agarrarme para decir las cosas que digo, simplemente son presentimientos de esta mente cansada. Y de unos ojos que ya no pueden estar seguros de si lo que ven es real o no. Espero que este periodo de descanso me dé las fuerzas necesarias para retomar el camino cuando llegue la primavera, aunque creo que ya no serán muchas las que me queden por delante.

Estas palabras me hicieron arder por dentro, pues no soportaba que se menospreciase o prejuiciase a la gente por su físico, su edad o su oficio, tan perfectamente aceptable como cualquier otro y, mucho menos, que ese desprecio vieniese de la misma persona. Por ello solté lo que tenía entre manos tan pronto como el comerciante comenzo a decir ese último párrafo y me acerqué a él desafiante señalándole con el dedo.

¡Sabiduría!.... ¡Eso es LO ÚNICO que se puede deducir de tus palabras!, amigo. La sabiduría de un hombre de mundo curtido en cientos de desafios... y al que aun le queda tiempo para superar cientos de pruebas más y engradecer sus conocimientos para que otros podamos aprender de sus experiencias.

En ese momento una voz suena el jardín. Una dulce y aguda voz que me llamaba y que me hizo quedar petrificado y en silencio durante unos segundos con la punta del dedo índice a escasos centímetros de la nariz de un sorprendido Sadicer.

Majud :

-¡Zack!-

Tomé aire profundamente y hable de nuevo en voz baja al comerciente. - Espera un momento amigo, vuelvo enseguida.

Me quité los guantes de cuero tan rápido como pude y me sacudí un poco las virutas del delantal para salir a la puerta al encuentro de la chica. - ¡Buenos dias Majud! ¿qué te trae por aquí? Hace tiempo que no te veía.

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15/01/2009, 06:18
Majud Dahatsy

Al ver a Zack sonrió con cordialidad y amabilidad, siempre era bueno volver a verlo; en realidad le agradaba ver otra cara que no fuera la de sus guardias y la de su aya, aunque a esta la apreciaba entrañablemente. Se acercó al herrero, debía estar trabajando como casi siempre, hizo una breve reverencia con la cabeza.

-Me mantienen encerrada, ya os imagináis la razón. ¿Estáis muy ocupado? La razón por la cual mi padre me dejó salir, además de mi terquedad, es entregarte las medidas para la armadura del señor...

Hizo un alto, estaba hablando mucho y no sabía si él estaba ocupado y le estaba quitando su tiempo, aunque teminar su charla con él, significara volver de nuevo a casa y a ese encierro tonto al que la tenía sometida su padre, aunque lo entendía, no le gustaba en absoluto. Soltó las riendas de Viento y el animal no se movió, le gustaba estar junto a ella, siempre lo habían estado siempre y eso no cambiaría ahora. Ella confiaba en él como en su sombra. Se acercó entonces al herrero, para entregarle el papel que le había dado su padre con las medidas. Habría preguntado qué opinaba él de todo aquello, sin duda la opinión de alguien que no estaba encerrado como ella, era mucho más valiosa pero hizo uso de las buenas maneras y esperó un momento.

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16/01/2009, 00:05
Zack Shermann

Me quedé quieto cerca de la puerta con las manos en la cintura mientras la chica hablaba. Después me tendió la mano con un papel doblado y me quedé mirando sin decir nada. Tras unos segundos reaccioné de forma un tanto atropellada.

¡Ah!... ¡Las medidas!... Sí, sí, claro... - Extendí el brazo y cogí el papel mientras echaba un vistazo a la montura de la chica. - ¿Ocupado?... ¡No!... Bueno, sí, un poco... - Dije alzando el papel que me acababa de dar - ¡Pero pasad! Puede dejar a su compañero amarrado a una de las anillas de aquella pared. - Dije señalando una de las paredes de la herrería que daban al patio donde se encontraban, a media altura, 5 anillas de grueso metal para atar las riendas de animales.

Después me hice a un lado dejando libre el paso de la puerta al interior de la herrería. - Hay aquí un viejo amigo que seguro estará encantado de conocerte. Y creo que a ti también te agradará su conversación. Ha vivido muchas experiencias ¿sabes?. Además, necesito ayuda en un tema y me vendrá bien tu opinión.

Zack era completamente consciente de la posición de la muchacha y de que su trato hacia ella quizás no era el más correcto, pero los tratos de cortesía era algo que sólo había utilizado con sus padres y a Alaeron, pues considera que son los únicos que se han mostrado dignos de ello. Al resto los trataba a todos por igual y, si eso pudiese acarrear problemas, se cuidaba de no tener que dirigirse directamente a ellos. Una cuestión de principios. No obstante, los que lo conocían, sabía que no era algo que el herrero hiciese a mala fe o por descortesía hacia ellos.

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16/01/2009, 03:56
Majud Dahatsy

Majud se sentía a gusto con Zack, era como estar con alguien muy familiar y si se notaba o no, ella no era especialista en ocultar cosas y no lo sería jamás o al menos no por voluntad propia. Se acercó a Viento y tomó las riendas de este para atarlo donde el herrero le estaba indicando, plantó un beso en la frente del animal y se dirigió hacia donde estaba la entrada. Sabía quién era el personaje que estaba con él, aunque no recordaba haber cruzado alguna vez palabra con el comerciante, como fuera, si Zack le tenía en tan buena estima, debía ser que había una buena razón para ello.

-Gracias... Será un placer seguramente-dijo ella sonriendo.

Apenas entrar, Majud se sintió en otro mundo, aún a pesar que tras ella entrar en aquel recinto, sintió llegar a su guardia y a su aya; habría ido por ella pero ya estaba dentro y no le pareció una buena idea, seguro que ella se las arreglaría para encontrarla. Hizo una inclinación al ver al comerciante pero eso fue poco después de echar un vistazo al área de trabajo del herrero, sin duda debía sentirse orgulloso de no ser un inútil encerrado en una preciosa alcoba, una jaula de oro. El olor a trabajo y dignidad, se respiraba allí y ella se sentía comoda con ello.

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16/01/2009, 21:42
Sadicer

¿Pero qué ven estos cansados ojos? - preguntó un sonriente Sadicer que se había levantado, en el mismo instante en que Majud había hecho acto de presencia, en muestra de cortesía hacia la mujer - ¿Es acaso la hija de Wolfgang quien llega para iluminar la herrería con una luz más potente que la de sus ascuas ardientes? Has crecido mucho desde la última vez que te ví, y eso que sólo llevo fuera un año.

Nunca habían hablado el mercader y la hija del Senescal, pero estaba claro que Sadicer se encontraba al tanto de quien era ella.
Gran parte del negocio de un mercader, sobretodo si no era de aquellos que se aposentan en un lugar, era tener todo el conocimiento posible, y para Sadicer era una regla que siempre había cumplido a conciencia. Era una verdadera caja de saber, tanto en lo referente a la compra-venta de mercancías como en lo que a sociedad se refería.
Ningún secreto estaba a salvo de él, pues tenía oídos en los lugares más insospechados. Por fortuna, era juicioso con los conocimientos que atesoraba, pues unas palabras suyas podían hacer sucumbir reinos.....claro que, de hacerlo así, quizá no hubiese llegado a disfrutar de una larga vida, como era el caso.

También quedaba patente que, ese hombre, sabía cómo lisonjear a una mujer. Puede que las fuerzas de su envejecido cuerpo no fuesen las mismas que años atras, pero no había perdido habilidad con las palabras, en todo caso se había acrecentado.

Si hubiera sabido que Zack iba a recibir tan grata visita - prosiguió sonriente - hubiese demorado mi llegada por un par de horas. ¿Qué es el tiempo para un viejo sino un fiel compañero?

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16/01/2009, 22:10
Majud Dahatsy

Las palabras del mercader hicieron sonrojar a Majud, realmente no estaba acostumbrada a recibir halagos tan directamente o mejor dicho, jamás se los habían hecho aún cuando no era una niña, era joven. Le sonrió al hombre intentando disimular el color en sus mejillas.

-Me parece que exagera, señor pero muchas gracias por el cumplido.

Majud devolvió una sonrisa amable al hombre, ciertamente no estaba acostumbrada pero había sido enseñada a comportarse, a contestar y a continuar una charla en ese aspecto no era una inútil. Más cuando habló de demorar su llegada, la pobre joven no supo si estaba entendiendo o qué pero enseguida miró a Zack, aún más sonrojada que antes; respiró profundo he intento mantener la calma.

-Yo, bueno... Sólo vine a entregarle unas medidas a Zack y no quisiera interrumpir pero él ha insistido. ¿Habéis tenido un buen viaje?

Intentó mirar un punto en el fondo de la estancia, algo que le devolviera la tranquilidad y apartar los colores de su cara, no iba a dejarse convencer tan pronto por palabras; su padre siempre decía que a las palabras se las lleva el viento. Se volvió de pronto a Sadicer, no podía quedarse con aquella duda.

-Y bien, señor Sadicer ¿qué opináis acerca de nuestro cielo?

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17/01/2009, 01:08
Zack Shermann

Zack cerró la puerta tras el paso de Majud y se apresuró a buscar un asiento mientras esta charlaba con Sadicer, pero sin perder el más mínimo detalle de la conversación.

Sadicer :

Si hubiera sabido que Zack iba a recibir tan grata visita hubiese demorado mi llegada por un par de horas. ¿Qué es el tiempo para un viejo sino un fiel compañero?

Tras estas palabras del comerciante, Zack se quedó parado con la silla a cuestas y sin saber que hacer. Por un instante su mirada se cruzó con la de la joven doncella y, casi inmediatemente, ambos volvieron a lo que estaban haciendo respondiendo a Sadicer.

Sí... bueno... a decir verdad yo no sabía que iba a venir ella. En realidad esperaba alguien más... quiero decir... - dijo el herrero soltando la silla y haciendo un gesto de disculpa con las manos - alguien menos... esperaba a otra persona... - Zack comenzaba a ponerse un poco nervioso pues sentiá que a cada palabra que decía la situación se volvía más tensa - Esperaba que mandasen a un soldado con la información... es lo que quiero decir. - Finalmente se giró y limpió un poco la superficie de la silla con un trapo. - ¡Cálmate Zack!... y piensa un poco antes de hablar...

Cuando todo estuvo listo invitó a la chica y al comerciante a sentarse mientras él seguía con sus cosas. Colocó el papel con las medidas sobre la mesa tras echarle un vistazo fugaz y continuó ordenando herramientas y placas metálicas mientras sus invitados continuaban la conversación.

Majud :

-Y bien, señor Sadicer ¿qué opináis acerca de nuestro cielo?

El herrero se detuvo un instante cerca de la mesa para estirar la espalda que comenzaba a hacerse notar mientras daba su opinión, mostrando lo cansado que estaba ya de oir siempre el mismo comentario. - El cielo está rojo porque, probablemnte, en algún lugar se ha librado o se esta librando una gran guerra y la sangre a teñido buena parte del agua y la tierra... Y eso es lo que vemos reflejado en el cielo... Por eso Lord Zaelus debería dejarse de fiestas y preparar a su ejército por lo que pudiese pasar. - Tras estas palabras continúo con su ajetreo.

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17/01/2009, 09:01
Majud Dahatsy

Antes que Sadicer pudiera responder, Zack dio su propia versión de los hechos; a Majud le pareció que en otro tiempo habría compartido la opinión del herrero pero no ahora, lo que estaba sucediendo debía ser de una gravedad peor que una guerra, pues ya antes habían tenido y el cielo había seguido siendo celeste. Se sentó en la silla que él había deparado para ella y aguardo, intentando no decir lo que pensaba al respecto, pues nadie había pedido su opinión. Puso las manos sobre su regazo, estaba contenta de estar fuera de casa pero al mismo tiempo estaba más que preocupada por su padre; él no se veía bien y eso a ella le dolía porque no sabía cómo ayudarle. Miró las espaldas de Zack, era un hombre bueno, honorable a pesar de no tener un título y eso valía mucho más, ojalá pudiera ver el semblante de su padre como el de aquel hombre, libre de las preocupaciones que aquejaban al senescal. Volvió pronto la vista a Sadicer, no quería que aquel siguiera haciendo conjeturas.

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21/01/2009, 22:51
Sadicer

Creo que te equivocas hijo. - respondió Sadicer tras ocupar nuevamente su asiento, eso sí, esperando primero que lo hiciera la joven.....había costumbres que no se olvidaban por muchos años que llevase a sus espaldas - He viajado por muchas tierras este año y no existen grandes guerras. Únicamente las típicas rivalidades entre feudos con alguna que otra escaramuza aislada. Unos meros juegos de niños para saber en todo momento la capacidad de respuesta que tiene el vecino.

Un año daba para mucho, y Sadicer únicamente permanecía mucho tiempo cuando se asentaba en Ródennos para pasar el invierno. Eso le dejaba casi nueve meses para deambular de un sitio a otro, comprando aquí y vendiendo allá, al tiempo que sus oídos se encontraban preparados para acoger cualquier comentario que él considerase de utilidad, ya fuese en la actualidad o en un tiempo futuro.
A veces, en determinadas situaciones, el conocimiento podía darle cierta ventaja ante un señor feudal demasiado pretencioso y así evitar el tener que pagar más impuestos que los realmente justos.

Pero aquel no era el tema que estaban tratando en aquel momento, por lo que dejó sus ensoñaciones para volver a aquella herrería, disfrutando de la buena compañía y mejor conversación.
Por desgracia, una buena conversación no requería siempre de buenas noticias - Sin embargo, tienes razón en que Lord Zaelus debería preparar su ejército, pues mucho me temo que será necesario en no demasiado tiempo. Los recuerdos vuelven en estos momentos, trayendo con ellos las ciertas palabras que fueron tachadas de herejía y acalladas de forma brutal hace tanto tiempo.

Miró hacia arriba, encontrándose con el techo de la herrería. Sin embargo, el viejo no veía madera, adobe y piedra, sino que buscaba el otro techo, aquel que daba cobijo a toda tierra conocida - Ese color......mucho me temo que la profecía no era tan vacía como hicieron creer.

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21/01/2009, 23:21
Zack Shermann

Zack se volvió brúscamente hacia el comerciante dispuesto a proponer otra opción el nuevo color del firmamente y, por supuesto, de nuevo basada en alguna posible guerra. Pero las últimas palabras de Sadicer le dejaron sin habla por un momento. Desde luego a Zack le quedaban muchas cosas por aprender. Toda su vida en aquel pueblo no daba para mucho más conocimiento que el básico de cualquier plebeyo que tuviese un interés medio por lo que le rodeaba. Estaba claro que Sadicer, con todos aquellos viajes a sus espladas y esa gran habilidad que atesoraba para capatar y retener información, era capaz de explicar casi cualquier cosa mil veces mejor que él. Por ello Zack optó por la opción más inteligente: dejar de supuner en su ignorancia y comenzar a preguntar a la saba¡duría del comerciante.

Tras un instante en silencio, el herrero recuperó la voz. - ¿A qué prfoecía te refieres, amigo?, ¿de verdad crees que esos cuentos pueden llegar a ser reales?

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22/01/2009, 08:12
Majud Dahatsy

Levantó la cabeza estirándose en la silla, pareciendo incluso más alta y miró a ambos hombres. Se estaba poniendo nerviosa, las guerras podían no gustarle pero aquella profecía que mentaba el viejo mercader, tampoco le hacía gracia a pesar de que no sabía a qué se referían. Lamentando mucho tener que hacer aquello, se decidió a hablar, no iba a quedarse con la duda.

-Caballeros, perdonen mi intromisión pero me parece que en algún punto me perdí; en especial en el de la profecía. Me gustaría mucho saber de lo que están hablando, aunque para ello tenga que hacerles ver mi completa ignorancia respecto de este tema. La verdad es que estoy ansiosa por saber...

Los ojos de Majud brillaban, podía sentir cierto temor pero en el fondo estaba ansiosa por saber más y no dudaba que aquellos dos la podían ilustrar. Quizás estaba abusando de la amabilidad de Zac o de Sadicer pero no podía mantenerse como si no hubiera escuchado nada, además, quería tener algo de qué hablar con su padre.

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22/01/2009, 17:16
Sadicer

¿Ignorancia? – repuso Sadicer tras las palabras de la joven – Ignorancia no es no tener conocimiento, sino no intentar conseguirlo. Puedes preguntar lo que quieras, al fin y al cabo estamos entre amigos ¿no? – sonrió abiertamente, dejando que sus labios, y la perfecta hilera de dientes que había tras ellos, transmitieran una calidez similar a la que otorgaba la fragua.

Simplemente comentábamos lo mismo que tú has planteado. – estaba claro que el mercader se encontraba a sus anchas, hasta el punto de rebajar el punto de la cortesía hacia Majad, tuteándola sin ningún reparo – Parece que el color del cielo es el único tema importante vaya a donde vaya. Todo el mundo está preocupado….y lo cierto es que razón no les falta.
 
El momento de distensión había pasado, y ahora Sadicer volvía a mostrar un gesto abatido en el rostro, apretando un poco los labios como si se negara a que estos dejaran escapar las palabras que responderían a la pregunta de Zack.
La presencia de la joven allí hacía algo más complicado la forma de revelar aquellas palabras antiguas ya perdidas en el olvido……para casi todos, pero no para aquel que había pasado toda su vida en los caminos.
 
Cuando la sangre tiña el cielo – dijo más para sí mismo que para los oyentes que tenía en ese instante – y los cuerpos caigan como hojas barridas por el otoño, de la mano helada del último regente argénteo será arrebatada la llave que abrirá las puertas de los abismos insondables. La traición del extranjero por su sangre deberá ser subsanada, o la salvación os será esquiva ante una muerte sin remedio. 

Sadicer enmudeció cuando termino de recitar una letanía aprendida ya hacía tanto tiempo. Incluso había olvidado el lugar o la persona que le había enseñado la profecía que acababa de repetir para unos oídos jóvenes.
De todos modos, le había servido de mucho escucharla en voz alta, aunque fuese la suya, pues le mostraba que en realidad no tenía demasiado sentido……si no fuera porque el cielo estaba teñido de rojo y que sólo existía un hombre, que él conociera, apto para recibir el sobrenombre de “regente argénteo”. Sólo uno cuya armadura era exactamente así, transmitida de generación en generación hasta el momento actual…….lord Zaelus.

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22/01/2009, 19:23
Zack Shermann

Zack sonrió ante las primeras palabras del mercader, pero su expresión se volvió más seria cuando este comenzó a recitar la profecía como imbuido por algún extraño espíritu. Tras el relato, toda la herrería quedó sumida en un silencio sepulcral durante unos segundos que parecieron eternos. El herrero se había quedado mirando a Sadicer con la boca medio abierta y así quedó durante unos instantes, concentrado en las palabras que acababa de oir, tratando de encontrarle sentido.

Zack no tenía un pelo de tonto, pero los acertijos nunca se le habían dado muy bien, pero tampoco reconocería abiertamente que no había entendido absolutamente nada, así que recuperó el movimiento, cerró la boca y volvió a las placas de metal, sujetando algunas en alto como mirando su calidad mientras movía ligeramente la cabeza de un lado a otro.

Eso será el único tema importante para ese montón de pobres supersticiosos que necesitan algo con lo que distraerse o de los que no tienen otras cosas en las que pensar. A mi, para bien o para mal, me sobran cosas que hacer y que pensar.

Finalmente se decidió a contarle a sus interlocutores el proyecto que se traía entre manos y en el que estaba seguro que ambos podrían ayudarle con sus conocimientos. Y así, de paso, tratar de desviar el tema de conversación que se estaba tornando un tanto sombrío.

Me encargado fabricar una armadura de fiesta para Lord Zaelus - dijo alzando las placas que había ordenado - ¿qué estilo creeis que sería el más adecuado?. Majud, tú seguro que has estado en más eventos de ese tipo que yo, que no he estado en ninguno, dicho sea de paso. Y tú, viejo amigo, ¿qué me puedes contar de los que has visto en tus viajes? ¿algún estilo exótico que te haya llamado la atención? ¿Alguna estética o forma en particular?

La mirada de Zack viajaba interrogante entre sus acompañantes. Sabía que el cambio de tema había sido un poco brusco y quizás se sintiesen indignados al pensar que no le interesaba la conversación, nada más lejos de la realidad, pero el tiempo apremieba.

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22/01/2009, 19:41
Majud Dahatsy

Escuchó con atención lo dicho por Sadicer, la verdad es que le sorprendía sobremanera aquella profecía; en especial porque aunque recordaba haberla escuchado alguna vez, nunca antes le había parecido como ahora, algo tan tajante, cruel y triste como se escuchaba. Incluso sintió escalofríos aunque los disimuló muy bien. Miró hacia la puerta, preguntándose dónde estaría su aya y los demás pues no los escuchaba en el jardín aunque también sabía que no se desharía de ellos. Cuando estaba a punto de interrogar de nuevo al mercader, Zack habló primero que ella.

No entendía el por qué del cambio de charla o quizás sí pero no quería aceptar que todos tenían miedo de aquellas palabras porque en el fondo sabía que tenía que ser eso. Respiró profundo y se obligó a dejar de pensar en aquellas palabras antiguas para poner especial atención en las manos del herrero que se movían con tal gracia que terminarían hipnotizándola si seguía mirándolas pero entonces él hizo un alto y preguntó, preguntó algo que a ella le confundió aún más. Ella podía saber de armaduras que había visto pero de herrrería ni medio y podía echarle a perder el trabajo al buen herrero.

-Yo creo que no sería buena dando un consejo de ese tipo, señor pero a mí en lo personal me gustan las armaduras que parecen ligeras, con líneas muy sencillas y elegantes; nada de excesos, pero claro, soy mujer... ¿Qué puedo saber de armaduras?

Se puso de pie y se plantó frente a Zack, echando una mirada de reojo a Sadicer, quizás de cierta complicidad. Hay una cierta molestia en Majud pero es que no lo puede evitar, es algo que trae en la sangre y una fiesta no es lo que más le preocupa en este momento.

-Pues yo no soy supersticiosa y perdonad que cambie así de pronto tal como vos lo habéis hecho pero este cielo me mantiene encerrada en una alcoba día y noche, sin poder asomar siquiera la nariz excepto que haga una cruzada como la de hoy, entonces quiero saber más sobre este tema que en realidad me preocupa y parece ser cosa seria, a pesar de que tengáis muchas cosas que hacer. Me disculpo si esto entorpece vuestra labor pero cuando vuelva a casa, volveré a ser un gorrión en una jaula...

Puso ambas manos en la mesa de trabajo de Zack y se recargó en ella, no lo estaba desafiando pero aquellas eran las únicas dos personas con las que había tenido oportunidad de hablar, fuera de la residencia donde el Senescal se empeñaba en tenerla; ojalá Zack lo entendiera.

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23/01/2009, 00:24
Zack Shermann

Zack observó la respuesta de la chica, que parecía disgustada con el cambio de tema. Cuando esta se apoyó sobre la mesa el herreró se quedó mirándola fíjamente durante un instante. Se fijó en su penetrante mirada y allí le pareció ver algún tipo de brillo, algo que no comprendía pero que le hace sentir que debía dejarla hacer como gustase.

- Queda disculpada, señorita. - dijo inclinando levemente la cabeza sin perder a Majud de vista, pues nunca la había visto tan expresiva - Sólo pedía un consejo de estética. Sadicer es el que sabe del tema, podeis hablar todo lo que querais, yo escucharé atentamente. Pero me vais a disculpar y no es que desprecie vuestra compañía o vuestra conversación, pero aprecio mi vida, mi pueblo y mi trabajo y tengo que fabricar una armadura de gala en algo menos de dos días para Lord Zaelus o puedo perder para siempre cualquiera de las cinco cosas que he mencionado. -

Tras esperar un instante más, el herrero cogió una de las placas, se acercó a la mesa donde había dejado el papel con las medidas que Majud le había traido amablemente y, tras observarlos fijamente unos segundo, se dirigió a la zona de la fragua y el yunque para comenzar con el modelado. - Por favor. Continuad. -

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26/01/2009, 23:12
Sadicer

No discutáis. - intervino Sadicer con cierto tono paternal - Bastante revuelto se encuentra ya todo ahí fuera como para alterar este remanso de paz en el que nos encontramos.

El mercader no había pasado por alto la pregunta del herrero y, acercándose hasta donde se encontraban los dos jóvenes, observó atentamente los materiales de los que disponía Zack para realizar la tarea que le habían encomendado.....o al menos los que se encontraban a la vista.

Nunca entenderé para qué quiere alguien llevar una armadura, por muy ligera que sea, en una fiesta - comentó en el momento que acariciaba el metal que tenía ante sí - pero verdaderamente es una costumbre bastante extendida. Quizá sea una forma de mostrar su hombría lejos del terreno de combate.....y no creáis, no, que muchas damas se muestran bastante dispuestas a descubrir esa misma hombría en otro terreno menos sangriento, jajajajaja.

El hombre intentaba que la tensión desapareciera con sus comentarios subidos de tono e impropios de ser escuchados por alguien como Majud. Sin embargo allí no había nadie que pudiera reprocharle sus comentarios, a excepción del herrero y la hija del Senescal. Cosa que dudaba ocurriese.

Si lo que quiere lord Zaelus es impresionar a aquellos que asistan a su fiesta - prosiguió - te recomiendo que utilices una mezcla de colores en los materiales. Eso te evitará el tener que grabar la coraza con algún tipo de adorno y el efecto será muy bien acogido. Por ejemplo, puedes fabricar el pecho de color plata y las hombreras de cobre rojo. Si a eso le añades algo de dorado en los bordes, tendrás algo magnífico que mostrar.

Sadicer hablaba desde el completo desconocimiento del trabajo de un herrero. Él se dedicaba a comerciar con armaduras ya acabadas, pero sin saber el trabajo que conllevaba el realizarlas.
Quizá fué ese el motivo por el que se giró hacia Majud. Evitar hablar de algo que se le antojaba extraño, para volver al tema que parecía haber alterado a la joven.

No hagas mucho caso de mis palabras. - le indicó - Es tan sólo una profecía tan antigua que ya practicamente no se recuerda ni su origen. Puede que no tenga nada de cierto, es únicamente que el cielo me la ha traído a la memoria.

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26/01/2009, 23:42
Majud Dahatsy

Las palabras de Sadicer la tomaron un poco por sorpresa, en especial porque no estaba acostumbrada a aquellas cosas. Se sintió enrojecer enseguida sin poderlo evitar, ni ocultar, lanzó una mirada al herrero que parecía demasiado ocupado en su trabajo como para dedicarle a ella mirada alguna. Comprendió que había hecho mal al pedirle al comerciante que siguiera hablando de aquello y se sintió apenada por ello; la verdad es que hasta antes de su terquedad, habían estado pasando un buen momento y no le gustó el modo en que se rompió.

-Lo siento, no quería entorpecer el clima de vuestra conversación. Quizás lo mejor es que me vaya por donde vine, ya bastante tiempo les he quitado a ambos y no me es placentero contribuir a que dos hombres importantes pierdan su tiempo en tonterías.

Dijo con tono formal y suave, no quería que se notara que se sentía tan a disgusto con ella misma y al mismo tiempo, no quería hacer que los hombres se sintieran más incómodos en su presencia. Separó las manos de la mesa de trabajo de Zack y sonrió en un tonto intento de calmarse a ella misma.

-Las armaduras, mi señor, muchas veces también son previniendo un posible ataque en la propia fiesta. No siempre es sólo cuestión de vanidad, aunque en Lord Zaelus, no puedo yo decir qué será. Sé, sin embargo, que Zack hará un excelente trabajo y estoy ya ansiosa por verlo terminado. Así que si nada se les ofrece, me retiraré para que puedan seguir su conversación.

Le dedicó una nueva mirada a Sadicer, una amable y un tanto inocente pero esa era Majud.

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27/01/2009, 23:09
Zack Shermann

Afortunadamente Sadicert apareció a tiempo para calmar un poco la situación. El viejo comerciente tenía buen ojo para estas cosas y un repertorio de salidas más que impresionate debido a su experimentada vida, o a su exceso de años, como diría él.

Sadicer:

- te recomiendo que utilices una mezcla de colores en los materiales. Eso te evitará el tener que grabar la coraza con algún tipo de adorno y el efecto será muy bien acogido.

Zack asentía las palabras del comerciente mientras las escuchaba mirando al techo y mesándose la barbilla con una mano mientras trataba de imaginar el resultado. - Sí. En algo así estaba pensando. -

Poco duró la tregua pues pronto la conversación volvió a lo que parecían volverse siempre todas las conversaciones en los últimos tiempos: el cielo. Zack se retiró un poco mientras sus invitados hablaban para continuar con su trabajo, bastante retrasado ya. Sin embargo, las palabras de Majud anunciando su marcha, hicieron que el herrero se irgiese casi instintivamente, dejando caer la placa que sujetaba entre las manos con el consiguiente estrépito. Zack se apresuró a recoger el metal del suelo algo enrojecido, aunque trató de ocultarlo dando ligeramente la espalda a sus visitantes. - Podeis seguir hablando si quereis. No es un problema para mi. De hecho, lo prefiero, paso demasiadas horas solo con este yunque - dijo mientras colocaba la primera pieza sobre la pesada herramienta - Y creo que empiza a cogerme manía.... - El intento de gracia no fue capaz de arrancarle un sonrisa sicera ni a él mismo, pero era lo único que se le ocurrió para tratar de mantener la compañía. Tras un corto silencio comenzó a golpear metal contra metal.

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27/01/2009, 23:28
Majud Dahatsy

Majud se sobresaltó al escuchar la pieza de metal que había caído al suelo, poco le faltó para soltar un gritillo de sorpresa y temor pero pronto comprendió lo que había pasado. Se había fastidiado todo, había conseguido poner nervioso al herrero y no creía que fuera de aquel tipo de nerviosismo que halaga a una mujer. Maldijo a aquel cielo en su interior, ya le había arrebatado la libertad y ahora le arrebataba una conversación tranquila en presencia del herrero y aquel hombre de mundo que sin duda tendría más cosas que contar que hablar sobre ese enrojecimiento.

Se apartó sutilmente hasta la puerta y se asomó por si veía a su aya y a los guardias cerca, tampoco quería volver sola y además, su padre no se lo habría perdonado. Entrelazó sus manos, estaba nerviosa y no sabía bien el por qué pero no podía ya casi ocultarlo; volvió el rostro a Sadicer y le sonrió. Esperaba volver a tener la oportunidad de conversar con él.

-Dudo mucho que el yunque te coja manía, creo que te quiere...-dijo y estaba segura de ello.-Esperaré algunos minutos más, a que mi guardia y mi aya aparezcan, tampoco muero en deseos de volver a encerrarme. Quizás, Zack, pudieras hacer una reja para mi ventana que sólo yo pudiera abrir y escapar cuando no me dejan salir...

Era una broma, lo era pero le habría encantado que fuera verdad. Se descubrió sonriendo, se había relajado y eso estaba bien.