Partida Rol por web

Bueno, al menos no había comenzado mal la mañana. Desde luego, que tu jefe te telefoneara para decirte que te daba el día libre porque se había levantado con un gripazo tremendo y que no le apetecía ir a abrir la inmobiliaria, era un comienzo cuanto menos prometedor. Y que eso sucediera en una hermosa mañana soleada incrementaba considerablemente la suerte de aquella jornada tan aparentemente liviana que habrías de vivir.

Así que, ni corta ni perezosa, te pusiste en pie, te diste una ducha rápida y, tras tomar un liviano desayuno, partiste macuto en mano en dirección a la playa.

Puede que aún no hiciese el calor característico de los meses de Julio y Agosto, pero aquella jornada de finales de Junio era sencillamente deliciosa. Ni una sola nube en el cielo, un sol radiante que calentaba la piel pero no tanto como para temer las habituales quemaduras, y una suave brisa que refrescaba el ambiente, evitando el bochorno. Sí, aquel era un día sencillamente idílico.

Había más gente de la que esperabas en la playa. Medio pueblo parecía haberse congregado allí, algo bastante usual tras un invierno tan crudo como el que habíais vivido. Tu vista recorrió la arena hasta dar con Georgette Greigson, la maestra de Runville, quien se hallaba recostada con su recatadísimo traje de baño, leyendo un libro. Te saludó con la mano en cuanto te vio, esbozando una tímida y amplia sonrisa, y te hizo señas para que te acercaras, mientras ella marcaba en el libro la página por la que estaba leyendo.

Mientras extendías la toalla y te desabrochabas el vestido, echaste un vistazo a tu alrededor. Allí estaba la mujer de Charles Liberty, Serena Lamb, tostándose al sol, ligeramente apartada de todos los blancos. Y también tu vecina, Bernadette Springer, la ajada mujer embutida en un traje de baño que aún la hacía aparecer más marchita. Toby Ettringer deambulaba por la arena, tieso como una estaca, al parecer convencido de su propia importancia, pese a que nadie le estaba haciendo caso.

Georgette se aclaró la garganta, hablándote con comedimiento.

-Alice, parece mentira que nos estemos comportando todos como si no hubiera pasado nada. ¿No te aterra el pensar que sigue habiendo un asesino suelto por la zona? Me da terror el pasearme por el pueblo a solas, máxime al anochecer. ¿No te sucede a ti lo mismo?

Alice dejó caer el vestido con un movimiento de cadera mientras Georgette hablaba. Lo recogió y lo dobló cuidadosamente antes de guardarlo en el macuto. Se sentó muy cerca de ella y respondió con un susurro.

-Lo que más me aterra de este asunto es que el culpable pueda ser alguien del pueblo. Alguien que creemos conocer y que ha sido capaz de matar a sangre fría.

 Cogió de la mano a su amiga entre las suyas.

 -Intentaremos no pasear solas por el pueblo al anochecer ¿de acuerdo? Si en algún momento tienes miedo o estás nerviosa, no dudes en llamarnos a mi o a Dos Passos. No importa la hora que sea.

Toby, quien llevaba un rato trotando por la arena, ejercitándose un poco aprovechando el buen tiempo, se dejó caer pesadamente a tu lado, como si llevara corriendo la maratón durante horas en vez de llevar unos minutos correteando a paso cansino.

-¿Miedo por el asesino?- os preguntó a las dos- Supongo qeu quien fuera, tendría claro a quién querría matar. No creo que haya que andar escondiéndose por las noches, encerrándose en casa a cal y canto. Yo, al menos, no pienso hacerlo. ¿Acaso vosotras sí? Estoy seguro de que ha sido un ajuste de cuentas con la familia Goodson. Mi padre siempre ha dicho que Dwight no es trigo limpio. Los banqueros...- dijo, con evidente desprecio- En fin, que no creo que la sangre vuelva a correr. ¿Cuáles son vuestras teorías al respecto? Suponiendo, claro está, que tengáis alguna.

La joven negó energicamente con la cabeza.

-¿Un ajuste de cuentas? No, Toby, eso es absurdo. Un ajuste de cuentas se planea, no se improvisa sobre la marcha y ¿cómo iba a saber el asesino que la encontraría a solas en el cementerio? Además ¿Por qué ir a por ella? Si quisieras matar a alguien. -dijo jugueteando coqueta con uno de sus rizos.- ¿Lo harías al aire libre donde cualquiera podría verte? No, esto no ha sido un ajuste de cuentas. Yo creo que el asesino se dejó llevar por el calor del momento. Crimen pasional.- Sentenció golpeando con el puño cerrado sobre la palma abierta de la mano.

Toby suelta una sonora carcajada.

-¿Crimen pasional? No sé, me parece complejo que alguien pudiera sentir pasión alguna por tan apocada criatura. Quiero decir, bonita lo era un rato, ahora, aburrida lo era otro tanto. ¿Quién pudo haberla querido liquidar? ¿su marido? ¿Con la borrachera que arrastraba? Además, todos sabemos que precisamente ese día al amante de la infortunada lo estábamos enterrando en un lujoso cajón de pino...

-¡Por todos los santos, Toby, eres un bruto!- exclamó Georgette, coloreándose sus mejillas a causa de la jovialidad con la que el hombre había solmenado tales palabras- Cualquiera diría que te estás divirtiendo con esto.

-¡Nadie puede divertirse con una cosa así!- exclamó Bernadette, sentándose cerca de donde os hallabais. Acababa de escuchar vuestra conversación- y si alguien lo hace, es que tiene la mente enormemente retorcida. Es un suceso atroz, y pensar que hay un asesino entre nosotros me pone los pelos de punta. Anoche lo hablaba yo con Ted...

La forma en que Bernadette seguía hablando con un retrato de su difunto marido que tenía sobre la mesa de la sala de estar de su hogar sí que ponía los pelos de punta. Y el caso es que la mujer era inofensiva, pero esa obsesión por negarse a admitir la muerte de su marido era un digno caso para un psiquiatra de Arkham.

-...Pero no creo que fuera Dwight. ¡Si apenas podía ni ponerse en pie! No, seguro que fue esa niña. Seguro.

Como tenía por costumbre, no os aclaró de quién estaba hablando, aunque no era difícil entenderlo, teniendo en cuenta los sucesos de hacía dos jornadas.

-Sí, estoy convencida de que fue esa niña.
 

-¿Lucinda?- Preguntó Alice en un susurro. -La policía no parece tenerlo tan claro.-

Si, pensó. Ella habría podido hacerlo.

Era innegable que las dos mujeres habían desaparecido de la fiesta y una de las dos había aparecido muerta, pero cualquiera de los que había salido a buscar a Ethel habría tenido la oportunidad de cometer el crimen. De todos modos...parecia que Lucinda era la sospechosa número uno.

Según había dicho a la policía había trepado a la casa por un árbol del jardin trasero. Alice sintió la imperiosa necesidad de echarle un vistazo a ese árbol.

-Georgette, creo que mas tarde deberíamos acercanos a ver que tal esta Lucinda.

-No sé si ella querrá hablar con nosotras, pero podemos intentarlo, de todos modos. Además, nos quedará de camino...

Ante las palabras de la maestra de escuela, te quedaste algo confusa. ¿Cómo podía quedaros de camino si la casa Ennis se hallaba en lo alto de la colina y, sin embargo, vosotros estabais cómodamente instaladas en la playa, la parte más baja de todo Runville?

-Creo que había olvidado decírtelo...- se sonrojó ligeramente, como cada vez que olvidaba hacer algo- Verás, hoy tenía pensado ir a comer a la posada de Mary Stone. Me la encontré esta mañana y me dijo que había preparado un menú tan rico que se me hizo la boca agua. Pensé que quizás querrías acompañarme...

- Me encantaría.- Respondió con una radiante sonrisa. Tendría una buena excusa para examinar ese árbol. Además con un poco de suerte Lucinda no estaría en casa y podría intentar la escalada. Quería comprobar si la coartada era posible.