- Puede ser.
Murmuro intentando creer las palabras de Seifer, pero en verdad muchos habían caído y la única posibilidad que teníamos era esperar que alguno lo consiguiera.
¿Y cómo escapó Urkk? ¿Acaso se rindió?
La pregunta me atenaza la mente sin respuesta alguna.
- Puede que algún día gobernéis con vuestras leyes, pero por el momento lo único que sembráis es caos. Y por su propia naturaleza, acabaréis traicionándoos unos a otros en la búsqueda de vuestra utopía.
- Nosotros tres somos uno. Uno con la torre, uno con el entorno y uno con la magia. No tenemos miedo de causar caos y no tenemos miedo de que suceda lo que dices pues nunca ocurrirá.
No causamos caos, solo limpiamos para volver a contruir un lugar mejor.
Y en cuanto a vuestros compañeros. Urkk simplemente se rindió, no quiso seguir luchando y se abandonó a la torre. Ya poseemos una nueva reliquia en nuestra torre, en una de las plantas, y por cierto, una de las más poderosas que hemos tenido hasta ahora.
Será un buen guardián.
Meteré mi espada en tu pecho, te arrancaré el corazón y lo pisaré con fuerza. Si tan poco miedo nos tenéis, dejadnos despertar y enfrentaos a nosotros
¿Despertar? ¿Acaso la culpa es nuestra de que estéis durmiendo, o ha sido vuestra propia voluntad la que ha sucumbido a los placeres de la torre?
- Si fuera culpa de nuestra frágil voluntad, ahora no estaríamos aquí contrariándote.
Le señalo el punto érroneo de su argumentación.
De pronto podéis ver como Mal Carlsson se desvanece por completo, pero de una forma distinta a la que lo hizo Urrk. Parecía que él se había rendido a la voluntad de la torre.
- Vuestro compañero se ha rendido. Ha sucumbido a su voluntad. ¿Haréis vosotros lo mismo?
- ¿Y si se hubiera tirado a un precipicio también deberíamos seguirle?
Pregunto con ironía.
- Con tu insistencia no haces sino confirmar que ésta torre únicamente puede someternos si nosotros accedemos a ello, al igual que demuestra que tu ya te has rendido ante ella y no eres dueño de tu propia voluntad ¿o acaso aún recuerdas tu propio nombre?
Otro más había caído, pero no me daba por vencido. Mi hermana contaba conmigo y no podía fallarla.
Alguien conseguirá despertarnos, estoy seguro.
¿Tiraros a un precipicio? ¡Sería muy buena idea la verdad! Una pena porque perderíamos un gran aliado.
¿Mi propio nombre? ¡Claro que lo recuerdo! ¡Semejante estupidez has dicho! La torre no nos ha dominado, nosotros hemos dominado a la torre! Ella es la extensión de nuestro poder.
¿Y por qué alguien iba a despertaros? Lo lógico es que ya lo hubieran hecho. ¡Rendíos al poder de la torre! Someteos.
- ¿Si? ¿Y cual és?
Retomo la pregunta del nombre ante su insistencia de que claudicásemos.
Sencillo. Para derrotaros y acabar con esta infamia.
¿Por qué tanto interés en conocer mi nombre? No os servirá de nada. Llamadme Frío, si lo preferís. Así me llaman mis hermanos. Pero no pienso desvelaros mi identidad.
Después miró alrededor, haciendo gestos de forma irónica. ¿No lo oís? Exacto, no se oye nada ni a nadie, eso es porque nadie os está buscando. Rendíos ya y dejad de alargar este sufrimiento.
Si tanto poder tienes, ¿por que no acabas con nosotros de una vez?- pregunta el psiónico, ya cansado de la situación- hablas continuamente de que nos rindamos y acabamos con todo esto, pero no haces nada para solucionarlo. Dudo de que seáis tan poderosos si seguis hablando de esa forma.
No puede. Ni quiere destruirnos. Todo mal se alza con la diminuta esperanza de que alguien le haga frente.
Porque mi única forma de derrotaros ahora mismo es que os rindáis ante la voluntad de la torre. Nada más. Que os dejéis llevar. Yo solo soy una expresión del poder de la torre, nada más. Soy uno de ellos, uno de los tres, pero desde aquí no poseo poder para derrotaros, al menos no de momento.
Pero si vuestros compañeros no sucumben ante el poder de la torre, lo harán ante la potencia de nuestros conjuros.
Vuestro final es inminente y el de ellos también.
Y ahora mismo, lo más divertido ha sido ver como vuestro amigo Mal Carlsson ha sido capaz de persuadir a vuestros compañeros de que estáis dormidos y es mejor dejaros allí descansando para que recuperéis energía.
*Insertar risa maligna aquí* Muajajajjjajaja.
- Entonces todo es una prueba de paciencia.
Señalo, terminando por sentarme dispuesta a esperar.
- Tu no puedes hacernos nada y nuestros compañeros no caerán en ésta trampa. Si morimos mientras dormimos, habrás fracasado en subyugarnos. Si conseguís acabar con ellos, entonces únicamente tendremos que esperar pues la torre volverá a llamar la atención de más gente y al final uno conseguirá derrotaros.
Estoy con la Dama Roselina. Quizá nosotros no te venzamos, pero alguien llegará y lo hará. Entonces me reiré de ti por ser un cobarde y no hacer frente a una batalla.
Y tras las palabras que dijo la Dama Roselina y tras sentarse en el suelo. Esta se desvaneció de la misma forma que lo hizo, Mal y Urkk.
¿Habéis visto? Rendirse y sentarse a esperar es lo mismo. Así que, por favor, descansad vosotros también. La Torre os quiere.
¡No creo que la Dama Roselina se haya rendido! Estoy convencido de que ha sido despertada. ¡Así que pronto todos estaremos fuera de tu embrujo y no podrás hacer nada para que lleguemos a tí!
Kaalim parece que ya se está rindiendo, Seifer.
¿Por qué no te rindes tú también? No te has dado cuenta que si Roselina hubiese despertado realmente y no se hubiese rendido, vosotros ya estarías despiertos también. ¡Perdéis el tiempo! ¡Uníos los dos a mi!