Partida Rol por web

—¡Juá! Ya has oído eso, Kale. ¡Liberra el Búho! 

Extático, dio una sonora palmada con sus diminutas manos. Casi podía sentirse ya en el sillón de la cabina de su nave. ¡Estaban tan cerca! 

Naomi se removía nerviosa. No estaba acostumbrada a estar lejos de la acción y aquello estaba matando su vena camorrista. Para colmo de males, Lady Blackbird no hacía el dichoso hechizo para camuflarse y poder entrar en la nave. Naomi asomó un poco más la cabeza, para calcular cuántos imperiales había allí abajo. Ahora que todo estaba bajo control y los técnicos ya no controlaban las escotillas no había razón para que no bajase a darse de tortazos con aquellos elementos, abriendo así un camino para Natasha. Hasta ese momento le había retenido la posibilidad de que expulsasen la nave, pero ahora aquella posibilidad se había desvanecido.

En cuanto vió que el dúo dinámico se hacía con la sala de control una sonrisa se pintó en sus labios. Ahora era un todo o nada, sólo quedaba ir hacia allí y colarse en el Búho para irse junto a todos antes de que las cosas se complicasen más. Notaba el ansia de Naomi y sin embargo no iba a decir nada para disuadirla de los deseos que estaban bullendo en ella.

—Natasha...— dijo para llamar su atención y luego dar un paso hacia ella—. No sé cómo va a salir ésto, pero sea como sea... quisiera que sepas que tu hombre se reencontrará con la mujer más bella y maravillosa que ha pisado jamás nuestra nave.

E inclinándose hacia adelante dejó un fugaz beso en sus labios, pasando junto a Naomi y dándole un afectuoso golpecito con el puño en su hombro sin dejar responder a la noble. —Te echo una carrera, el perdedor le paga una cerveza al ganador por cada soldado que saque de ventaja.

Fue entonces cuando la silueta de Cyrus se desdobló y ambas mujeres pudieron ver como el capitán desaparecía delante de sus narices y aparecía en la pasarela que daba al Búho, justo detrás de una caja mientras alzaba el mosquetón eléctrico en modo 'no letal' para tratar de dejar inconsciente al soldado que más cerca estuviera de su posición.

—¡¡Eh, patanes, Cyrus Vance os reta a un juego!!— en su juego, él disparaba y ellos caían inconscientes. ¿Qué podía salir mal?

"Muchas cosas" fue lo que pensó justo antes de apretar el gatillo. Se estaba jugando mucho con todo aquello, pero tenía que estar a la altura. Estaba deseando que uno de esos desgraciados se acercara y, de poder robarle una espada o dos pistolas hacer de aquello una verdadera fiesta.

Cuando  Kale escuchó que "libere el buho" sonrio, entró al sistema y desactivó las amarras electronicas que   unian la nave  a  la nave del pesar, era claro que por poca fortuna habian escuchado al Goblin

- Ya esta-  digo al goblin- a la nave tenemos que salir de aquí, buena  jugada Snargle... salgamos del ano del pesar, ve a la nave tonto rápido, no sé si Vance necesite apoyo....

Cuando vió que le robó un  beso a la noble de Lady Blackbird  le dice al goblin

-Pues no, parece que no necesita apoyo  vé, prepara los motores rápido.

Kale comenzó a correr a la nave  cuando  nota que el capitan y mejor amigo esta jugando a ser el provocador, previendo que  algo de eso podía salir mal, el mecánico del Buho le hace una señal al goblin que continue, y  le hace  una señal a Lady Blackbird y a Naomi para que entren a la nave.  Se quedará apoyando al capitan si lo necesita

-¿qué demonios haces?, ¿acaso quieres suicidarte sin mi?,  no creas que te dejaré solo,  ya llamaste sus atención, o  nos vamos o peleamos.

Kale se pone firme para apoyar al capitan .

Snargle saltó del taburete y se precipitó a la salida detrás de Kale, desde donde los dos pudieron ver como el capitán plantaba cara a la guardia del hangar. Como él, se puso a hacer a dar saltos y zarandear los brazos, para que la noble y su protectora les vieran. Después señaló la nave, y empezó a correr hacia ella. 

—¡Voy prrendiendo el Búho, pequeño! ¡¡No os entrretengáis mucho!! —y después, entre salto, salto y voltereta, murmuró — Humanos... ¡¡Siemprre tienen que tenerr todo el prrrrrrrotagonismo!! 

Naomi no entendió lo que quería decir el capitán. Al fin y al cabo, Natasha era bella, era una obviedad, y ni siquiera se le pasó por la cabeza que aquello fuese una declaración. Lo que no se le pasó fue el puñetazo en el hombro...Aquel pequeño gesto de camaradería, que en otro momento hubiese pasado sin pena ni gloria, le llegó al corazón. No porque le diesen permiso para pelear ni porque le ordenasen pelear. No era nada de eso. Era la primera vez en toda su vida que alguien se metía en una lucha de aquel tipo no valiéndose de ella, sino con ella. Había sido una muestra de lealtad, algo que Naomi valoraba por encima de todas las cosas. Protegería a Cyrus con su vida.

–Los míos cuentan doble, que voy sin esa mierda armas– gritó corriendo detrás de él con una sonrisa de oreja a oreja, segundos antes de romper la nariz y unos cuantos dientes a un imbécil que se había acercado demasiado. No tardó en ver a Kale, que parecía instarla a que fuese a la nave como si fuese una delicada florecilla. Lejos de hacerle caso, arrancó una barra de la pasarela y golpeó con ella en la cabeza a otro soldado que se acercaba. Naomi estaba frenética, casi incontrolable, cuando de pronto, hizo algo más inesperado aún. En vez de soltar su habitual retahíla de palabras malsonantes, Naomi levantó la cabeza y elaboró lo que esperaba fuese la protección definitiva de Natasha

–¡Malnacidos! Si creéis que me voy a casar con ese estúpido pomposo estáis muy equivocados. Yo, Lady Blackbird soy libre– los ojos de la guardaespaldas buscaron los de sus compañeros, para que continuasen con la pantomima si era necesario. Una vez más agitó la barra metálica en el aire y volvió a gritar– Venid a por mi si os atrevéis.

Cyrus había sido más valiente que efectivo. Su disparo dejó inconsciente a uno de los guardias pero cuando saltó sobre él para arrebatarle su espada otro reaccionó lo suficientemente rápido como para devolver el fuego. Sintió una quemadura intensa en su hombro y como perdía parte la movibilidad del brazo izquierdo¹. Su rifle cayó al suelo al ser incapaz de sostenerlo con aquel brazo inerte. Aún así el hombre arrebató la espada del marine sólo para verse rodeado por tres oponentes que parecían a punto de dar cuenta de él².

Pero en ese momento apareció Naomi por la espalda de los guardias, chillando como una vehemente y atribuyéndose la identidad de Lady Blackbird. Uno de los individuos se dio la vuelta sólo para recibir un cabezazo que lo derribó de inmediato, aunque antes de que cayera Naomi lo levantó por los aires para usarlo como escudo contra el espadazo que le intentaba propinar otro marine. El hombre, horrorizado por haber atravesado a su propio compañero, no tuvo tiempo de tener remordimientos porque la gladiadora le había quitado la espada al muerto para acabar con él³.

¡Pero había guardias viniendo de todos lados! De hecho empezaban a abrir fuego sin misericordia hacia donde estaban los fugitivos de tal manera que Snargle no tuvo más remedio que ponerse a cubierto tras una de las naves. ¡Y hacia él avanzaba un grupo de cuatro marines para reducirlo!⁴

Kale, por su parte, se empezaba a mover hacia el follón para ayudar a sus compañeros⁵.
 

Había quedado sobrepasada por la situación en el peor momento de aquella fuga. Ya no había tiempo para el  humo. Sintiéndose un lastre más que nunca la dama se lanzó a la carrera hacia el Búho para que sus compañeros pudieran replegarse cuanto antes y huir de allí. Mientras corría sentía como unas lágrimas de frustración y furia hacia si misma rodaban por sus mejillas.

Por desgracia su propia frustración no le permitió estar lo suficientemente atenta al guardia que surgió de detrás de una de las naves y la golpeó con la culata de su arma haciéndola caer al suelo. Su vista se nubló un instante pero logró rodar por el suelo antes de que el marine la rematase de otro culatazo.

¡Vaya situación! Tan cerca del final y todo se desmoronaba con un castillo de naipes.

Junto al búho Cyrus y Naomi se podrían encargar sin problemas del único marine que quedaba junto a la nave si no fuera porque las descargas eléctricas volaban a su alrededor. Los que disparaban eran marines con posiciones repartidas alrededor del búho.

Uno de esos marines había derribado a Natasha e intentaba reducir a la mujer con una sonrisa de superioridad, sabiendo que la situación parecía estar bajo su control. Esto sucedía a mitad de camino entre los tubos de ventilación de donde habían salido y la nave de fuga.

Snargle tampoco estaba en una situación mucho mejor. Cubriéndose de los disparos estaba a medio camino entre la sala de control y el Búho.

Kale intentaba acortar distancia desde la sala de control hasta sus amigos pero ¿hasta cuales?

¡El grupo disgregado! ¡Las alarmas sonando! ¡Más refuerzos llegando!

Al ver a Natasha en peligro, una furia sin igual se apoderó de Naomi, que sin mediar palabra, dio la espada a Cyrus se abalanzó contra el malnacido que aplastaba a su amiga, llevándose por delante al último guardia que flanqueaba a Cyrus. No tardó en llegar a su lado, dispuesta a arrancarle las extremidades con sus propias manos. Era su protegida, y no permitiría que nadie le hiciese ningún mal. Las ráfagas eléctricas que volaban a su alrededor simplemente no existían. En aquel momento solo estaba ella y el hombre que apresaba a Lady Blackbird, totalmente ajeno al peligro que se acercaba a toda velocidad.

-¡Mierda mierda mierda mierda!- exclamó mientras se vió totalmente superado por la situación, agarrando la espada como si fuese lo único que le mantenía con vida. Naomi estuvo rápida para ayudarle y aun así se sostuvo el brazo izquierdo conteniendo un gemido de dolor. Los refuerzos no tardarían en llegar y no les quedaba demasiado tiempo.

Cargando con la espada en ristre el capitán se acercó en dirección a Snargle: la gladiadora estaba encargándose ya de ayudar a su jefa y sabía que el goblin estaba en una situación mucho más complicada. Además de ser su compañero le necesitaban por si ocurría cualquier cosa en el Búho, así que nadie podía quedarse atrás.

Conteniendo los latigazos de dolor esquivó un par de soldados inconscientes y saltó sobre otro para caer cerca del goblin, soltando una estocada a las piernas de un soldado para que cayera y darle una patada en la cabeza con la intención de dejarlo grogui. Otro intentó alcanzarle con su espada, pero Cyrus deflectó el golpe y tras varios intercambios con el mismo soldado que parecían a punto de decantar la balanza le metió un empujón que le desequilibró lo suficiente como para poder darle un poco elegante golpe con el pomo de la espada en la frente.

-¡Tenemos que irnos, Snar, vamos vamos!-

El repique constante de chispazos eléctricos mantuvo a Snargle acuclilado y a cubierto tras un pequeño balandro encantador al que, sin duda, ya debían haber freído sus sistemas de navegación. "Menos mal que no es el Búho", pensó. En cuestión de un minuto la situación se había vuelto una locura, y atrás quedaba la esperanza de salir de ahí sin hacer ruido. 

—¡Juá! —exclamó, al caer en la cuenta de que el capitán ya debía haber sido informado de lo que estaba ocurriendo en su hangar... y también de que él mismo había dado la orden de desanclar la nave pirata. 

Por desgracia, con todo lo cerca que estaba de escapar, a la vez estaba muy lejos. Con el pequeño ejército que se interponía entre él y la nave, no tenía opciones... hasta que llegó Cyrus. Con el pomo de la espada, el capitán se deshizo de uno de los guardias, el que estaba más cerca, y le dio la oportunidad que necesitaba. Antes casi de que pudiera dar la orden, el goblin ya había subido de un bote al morro del balandro y corría por encima del mismo, mientras aleteaba con los brazos, esforzándose por cambiar de forma. Una membrana verdosa apareció entre estos y su costado y, cuando llegó por fin a la popa, saltó y empezó a planear en la oscuridad, esquivando rayos y centellas por todos lados. Aterrizó con una de sus volteretas frente a la compuerta del Búho, y entonces tiró de la palanca. 

—¡Por fin! —gritó, mientras desaparecía en el interior. Apenas unos segundos después, los motores ya estaban en marcha— ¡¡Pasajerrrros al trren!! ¡¡Nos vamos de aquí!!

El destello de los faros frontales de la nave pirata iluminó el hangar entero, pillando por sorpresa a muchos de los guardias. 

Viendo el follón que se formó, trato de dar una mano en el combate, golpear a los que puedo con la espada y    apoyar a mis amigos pero en esas las cosas no pintan muy bien.

No estaba muy cerca a ellos en el momento de la batalla, y  mis pasos  fueron ridiculos, no alcanzo a llegar y lo que hago es llamar la atención de manera no necesaria

 - Vance...- lo miro- mierda, mejor correr....

Es entonces que comienzo a correr hacia la nave.

La actuación de Cyrus había librado a Snargle y el goblin no desaprovechó la ocasión. Las luces del Búho iluminaron el hangar mientras el piloto ponía en marcha los motores.

Por desgracia cuando Kale estaba a punto de alcanzar ya la compuerta lateral para entrar recibió un disparo en la pierna. Notó el dolor intenso y la quemazón y no pudo mantener la carrera, sino que se desplomó a pocos metros de la nave. ¡Y eso no era lo peor! ¡Varios marines avanzaban hacia él!

Por su parte Naomi pilló por sorpresa al marine que estaba atacando a Lady Blackbird. Cuando el tipo se intentaba girar la gladiadora ya estaba sobre él y, con una furia incontenible, lo estampaba contra el suelo antes de que le causara daño alguno a su protectora.

Kale no se quejó,  realmente no hizo ningún ruido que manifestara a los demás que estaba herido, solo al verse  lleno de gente, se sintió un poco asustado, así que aún así herido y todo, utilizó lo que sabía, todo lo que habia aprendido en el circo,  cierto estaban a punto de atraparle, así que Kale no lo  pensó dió un puñetazo al primero que se le acerco, y comenzó andar  hacia la nave, a pesar de que cojeaba, y dejaba un hilo de sangre  se movia rápido, establecia el equilibrio de su cuerpo de cierta forma que la pierna mala en sus volteretas no se viera tan  recargada, aunque no podía negarlo, era doloroso, pero aún así Kale lo logró.

-Vamos Vance, Vamos Chicas...

Por mucho que estuviera herido Kale sentía un aprecio enorme por Vance, así que  no le molestó ir a ayudarle, aunque no todo saldría bien.

Por el camino si podía halar algunos de los que tambien corria lo haría, a pesar de su pierna.

Entró a la nave casi como si se lanzara sobre la puerta para huir, y ya dentro lejos de sentirse tranquilo estaba pendiente de que los demás entraran, y pudieran escapar.

Naomí alentó a Natasha a correr hacia la nave, mientras ella atraía la atención del los marines. No podía permitir que la hiciesen ningún daño, pero tampoco que el resto de la tripulación cayese. Sin ella,  Lady Blackbird jamás llegaría a su hogar. Debía seguir intentando engañarlos

–¡No me casaré con ese imbécil! ¡No me meteréis en una jaula! ¡Activad las torretas!– De nuevo, la mujer se abalanzó sobre los marines. Veía como Kale, renqueando, intentaba llegar a la nave, lo mismo que Vance, pero también veía que este último estaba más lejos de su objetivo. Confiando en que Snargle y Kale harían lo que fuese necesario, corrió a ayudar a este último. Las fuerzas de la mujer parecían inagotables solo por su carácter de hierro, pero un buen observador podía ver que sus movimientos eran menos precisos... Por mucho que intentase llegar hasta Cyrus abriéndose paso a puñetazos, veía que el camino era más y más complicado. En un último esfuerzo, cogió un barril de combustible y se lo tiró a tres marines que se acercaban corriendo a su posición, preparando las armas.

Kale acababa de alcanzar la plataforma de acceso del Búho. Naomi por su parte empezaba a dar síntomas de cansancio. Aún así sacó fuerzas de donde ya no había para lanzar un barril de combustible contra los marines que abrían fuego. La cosa habría salido mejor si el barril estuviera más lejos de ella en el momento que recibió los disparos.

¿Has visto alguna vez explotar un barril de aceite de Leviatán? Es la cosa más salvaje e inestable que alguien puede llegar a imaginarse. Ese líquido se inflama con una facilidad pasmosa y es pegajoso como un mal sueño. Y eso fue lo que pasó. El aceite de leviatán ardiendo llovió sobre todos: Naomi incluída.

Al menos había desbaratado el avance de los demás marines. Naomi rodaba ahora por el suelo intentando apagar las llamas de su cuerpo, sintiendo un dolor atroz por las quemaduras en parte de su cuello y torso¹.

Los gritos de dolor de Naomi se clavaron como cuchillas en el corazón de Natasha. Se volvió y, enfocando a su amiga, se concentró en extinguir las llamas que la rodeaban al tiempo que tiraba de ella hacia la nave levitando. Estaba francamente furiosa consigo misma y lo único que quería era salir de allí. Le daba igual ya su condición noble, había visto lo suficiente como para decidir que, antes muerta que volver a su jaula de oro. Las palabras del capitán la habían dejado confundida, pero no tanto como para renunciar a escapar para siempre del Imperio y vivir junto a su amado pirata. Cuando Naomi llegase hasta ellos, a la plataforma del Búho, el viento usado para levitar a su amiga formaría un muro protector alrededor.

Su gesto se contrajo más al ver y escuchar a Naomi cuando el combustible ardiendo caía sobre ella que el dolor que había sentido cuando su propio brazo había quedado maltrecho. Aunque la idea del barril había acabado muy mal la guardaespaldas lo había hecho con la intención de ayudarla y se sentía especialmente mal por lo que debía estar sufriendo ahora mismo la rubia.

Pero vió que Natasha estaba consiguiendo elevarla en el aire para sacarla de allí, así que se dijo a si mismo que tenía sus propios problemas. Problemas que incluían conseguir salir de allí sin acabar él también ardiendo.

El capitán había esquivado la primera lluvia de aceite en llamas, pero echó a correr en dirección al Búho con una infinidad de problemas por delante: había soldados tratando de controlar el fuego; soldados en llamas, la propia pasarela ardiendo y todos los elementos que había entre él y la nave en una situación no mucho mejor. Subió de un salto por dos cajas de diferente tamaño a modo de escalera para saltar al otro lado tratando de evitar las partes que ardían de manera descontrolada. No poder mover el brazo izquierdo era un problema bien gordo sobretodo cuando uno tenía que huir. Cyrus cayó junto a dos soldados que estaban demasiado ocupados con sus capas tratando de apagar parte de aquel estropicio y empujó a uno a un lado con el hombro bueno para saltar por encima de las llamas y seguir corriendo hacia la nave a todo lo que daban sus cansadas piernas.