Partida Rol por web

Esperaba poder usar la excusa para hablar con el maquinista, pero Polton no me está dejando mucha opción. Lastima.

-Sí, creo que la he encontrado. Pero oye, ¿exactamente qué hemos visto? Porque yo más allá del mareo no he conseguido ver más… Si nos cuentas, igual podemos ayudarte con ese proyecto. Ya sabes, ¡todo por la ciencia! - digo con entusiasmo y una sonrisa ancha y encantadora. Espero que mis compañeros y amigos de aventuras me echen una mano y me apoyen de algún modo para alcanzar al maquinista… antes de que nos echen del todo.

- No lo sé. Tengo que... estudiar lo sucedido. Os llamaré pronto, ¿de acuerdo? Necesito descansar.

Polton va adquiriendo un tono todavía más serio y os señala la puerta. Feirn ya ha desaparecido en la planta superior, donde deben estar los dormitorios, y la esposa de Polton, Ellen, espera con la puerta abierta.

-Sea así pues, amigo... Ya sabes que cuentas con mi ayuda y mi sapiencia. Creo que podría serte útil en el arreglo del visor-Y

Con un ademán de saludo, me despedí de él. Ya en privado le comenté a Leroy y a Irina:

-Creo que nuestro anfitrión tenía demasiadas malas pulgas para insistirle en estos momentos. Nos habría echado al minuto. Está claro que quería estar solo. Posiblemente mañana podamos hablar con él más tranquilamentre

Tras despertar, levantarme, asearme y desayunar leyendo la prensa "seria", comienzo a ojear la "no tan seria" buscando testimonios de sucesos paranormales, con la escusa para mí misma de que busco nuevos clientes pero con la intención de saber si pasan cosas extrañas en la ciudad.

Si encuentro algo interesante que esté medianamente cerca, iré a echar un vistazo, comiendo en una cafetería discreta desde donde pueda observar la zona, y buscando información sobre el suceso y los implicados que pueda usar después para sacar a relucir mis dotes de charlatana.

Si no encuentro nada sobrenatural, miraré las esquelas y haré lo mismo, investigar si entre los afectados hay algún crédulo al que poder sacar unos dólares. 

Regresaré a mi apartamento temprano para estudiar la información y preparar el terreno. 

Suspiro con resignación. Mi táctica de infiltración no ha servido de nada. En fin.

-Está bien. Nos marchamos...- digo sin acritud –Pero, Polton, viejo zorro, si necesitas cualquier cosa, avísanos- le doy un apretón amistoso en el hombro y le dedico una sonrisa amable a éste y a su mujer. Tras eso me dirijo hacia la puerta, acompañado de mis dos compañeros de aventuras, dispuesto a marcharme a casa. Después de despedirme de mis amigos, me marcho a casa, del mismo modo que llegué. En taxi.

A la mañana siguiente me dirijo a mi laboratorio en la universidad. Me espera un día de análisis y catalogación de un lote de entero de coprolitos y semillas del pleistoceno. Me encanta el olor a caca fosilizada por la mañana…

Saludo a algunos colegas del departamento en el trayecto a mi sótano oscuro y lleno de polvo, al que llamo laboratorio. Salgo a fumar un par de veces al exterior, a los jardines de la universidad. Observo el ir y venir de las jóvenes promesas y vuelvo a mi bunker. A la hora de comer, cierro mi laboratorio y me dirijo con mi ayudante a la cafetería de la universidad a comer algo. Me uno a la charla de unos colegas de profesorado acerca de unas nuevas teorías científicas revolucionarias de un físico alemán. Por la tarde, me dirijo a mi despacho y preparo las clases del día siguiente acerca del fascinante mundo de los vasos campaniformes y reviso mi correo del día. Cuando empieza a anochecer, doy por terminada la jornada. Guardo mis apuntes en mi cartera y cojo mi chaqueta para marcharme a casa, con la intención de terminar la exposición de mañana en el sillón orejero, con un vaso de whisky en la mano y los pies descalzos sobre la mesita.

Decepcionado era la palabra que me definía. No habíamos conseguido sacarle nada más al científico, que nos evitó como todo un profesional. Sólo restaba volver a nuestros alojamientos, pues no parecía haber nada más que hacer allí.

Tenía a medias un estudio sobre la elasticidad de las fibras florales en relación a la curvatura producida por el peso de los animales que en ellos se posen, así que era buen momento para darle un empujón hacia adelante.

Nunca se sabe cuándo podré tener otro momento para hacerlo.

-Si algo pasa, ya sabéis dónde encontrarme - me despedí de mis amigos.

Me levanté temprano, como es mi costumbre. "El día se aprovecha más así", decía mi madre.

Desayuno ligero, y entro de lleno en mi investigación actual, consultando mis notas y las decenas de libros que tomé prestado de consulta de la universidad. Parecía que iba a poder leer por fin alguno, ahora que cierta estabilidad planeaba sobre mi vida. 

Los viajes e investigaciones ateriores fueron apasionantes, pero sin duda aterradores a ratos y extenuantes a tiempo completo.

Cargué mi pipa y me dispuse a un día de relax entre libros, de esos donde más vale que nadie llame a la puerta y que el reloj no marque las horas.

Esto era vida... ojalá durase.

Pasas una noche agitada y plagada de sueños, de los que recuerdas breves fragmentos entre los que de una manera u otra, aparece el cubo de cinco lados y las formas de aspecto bacteriano. En tus sueños revives los episodios históricos que repasaste durante el día. La fantástica historia de la Catedral de Reims, donde los reyes de Francia eran coronados. Un extraño joven observa el portón de entrada y sus magníficos relieves. Le preguntas algo, y él te señala los detalles ocultos en dichos relieves. Su dedo señala unos cubos de piedra. Unos cubos que tienen cinco caras...

Aquella visión convierte el sueño en una extraña pesadilla donde te sientes observado. Miras ansioso a tu alrededor y, cuando quieres darte cuenta, el extraño joven ha desaparecido. Es entonces cuando te despiertas sudoroso y con el corazón saliéndose del pecho.

Un estruendoso timbrazo del teléfono te despierta cuando apenas está asomando el sol. El sonido te empuja fuera de la cama y descuelgas el auricular deseando despachar pronto a tal madrugador y dar cuenta de un buen desayuno. Cuando contestas y escuchas las primeras palabras, comprendes que no va a ser tan sencillo. La enervada voz de Polton Williams te pone en alerta. Al principio no entiendes qué ocurre y le pides futilmente calma. Polton está muy nervioso, pero a pesar de ello, comienza de nuevo intentando hablar más pausadamente.

- ¿No has leído el periódico? Oh, dios mío... Es horrible. Fearn. ¡Ha sido Fearn! Ha asesinado a una mujer. No puede ser él, por favor... ¿Y si...? ¿Y si el experimento del otro día tuvo algo que ver? No. ¡No! Yo no me he convertido en un asesino, y espero que tú tampoco. Jajaja... - Lanza una risa nerviosa. - Por favor, sé que se te da bien husmear aquí y allá, y resolver casos de esta índole. Averigua qué ha ocurrido. Te pagaré por ello, querido amigo.

A continuación, cuelga.

Qué amargo despertar.

El estridente sonido del teléfono sacó a Eric abruptamente de lo que, por otro lado, era una sueño aterradoramente complejo y críptico en el que el protagonista era nada más y nada menos que Sigmund Freud, salvando algún cameo ocasional del pintor cubista Pablo Picasso. Le fascinaba que su mente fuera capaz de concebir semejantes experiencias oníricas. Se prometió a sí mismo tomar nota detallada de su ensoñación antes del desayuno justo al descolgar el aparato.

Era Polton. O mejor dicho, Polton a punto de sufrir un infarto de miocardio.

-¿A qué debo esta llam...? ¿Eh? No, no lo he leído... ¿Qué ha...? Espera, Polton... Espe... ¡Espera, amigo! ¿Fearn? ¿Qué? ¿¡Qué!? ¿"Asesinado"? ¿Qué quieres decir...? Polton, ¿estás medicado? Polt... ¿Polton?-. Se hizo un silencio y el doctor Eric Stradholm se encontró mirándose fijamente a su reflejo en el pulido espejo de su dormitorio. No entendía nada de lo que estaba pasando pero, sarcasmos aparte, parecía que no se trataba de una broma.

-Me ha colgado. Inaudito. Las ocho de la mañana y yo con estos pelos...-, dijo con un ligero matiz crítico comprobando su alborotado cabello negro como la brea aquella mañana. Colgó. 

El alienista puso en marcha lo que él denominaba su ritual de preparación matutina. Se dio una ducha rápida muy fría, se afeitó el rostro y engominó su indómita cabellera, se vistió con su traje de tres piezas gris, tomó un nuevo par de zapatos maldiciendo a los ancestros de Currie mientras se los colocaba y, tras un desayuno ligero, se pertrechó con su sombrero de ala ancha y su abrigo con una misión muy sencilla:

Conseguir un condenado periódico.

Cuando te lanzas a la mañana neoyorkina, las calles ya están llenas de vitalidad. Con tu mirada buscas pillo que vende los periódicos cerca de tu casa. Pronto lo localizas, flanqueado por algunos tipos que comentan las noticias más destacadas entre sí.

- Buenos días, Sr. Stadol. - Dice, mientras te extiende un ejemplar.

Ese condenado crío nunca será capaz de pronunciar bien tu nombre, aunque hoy lerestas importancia y pasas las páginas raudo, en busca de lo que Polton Williams quería que vieras. Allí, en la segunda página, aparece:

Asesinato en la Cena:

AYUDANTE DE LABORATORIO ARRESTADO.

La víctima es Esposa de Prominente Alienista.

La tragedia golpeó el prestigioso barrio de Brent Town la noche pasada, cuando Lucille ("Lucy") Vock, heredera de la fortuna textil Alper, fue asesinada en la cena. La policía arrestó poco después a David Quinton Fearn, de 36 años, que permaneció en la escena del crimen tras golpear a la Sra. Vock con un candelabro de plata. Fearn fue descrito por un testigo como presa de una súbita crisis nerviosa, pasando en unos momentos de la tranquila calma de una sofisticada cena a una furia asesina.

El asesinato tuvo lugar en el hogar del Dr. y la Sra. Vock. El Dr. Otto Vock es un renombrado alienista, administrador del Sanatorio Springhaven  y autor del popular libro Límites de la mente humana. La policía describió a Fearn como cooperativo. Los testigos sugirieron que Fearn se llenó inmediatamente de remordimientos tras el brutal asesinato; se calmó un poco gracias a los esfuerzos de un valerosamente indulgente Dr. Vock. Fearn será procesado más tarde durante el día de hoy. Fuentes familiarizadas con la forma de actuar de la oficina del fiscal del distrito estimaron como especulación prematura que a Fearn se le perdonará el juicio criminal a cambio de su aceptación de un internamiento de por vida en una institución psiquiátrica.