Partida Rol por web

- Está muerto - susurro el Druchii - nunca comprenderé la necesidad de los humanos de hacer acertijos ridículos - así que, si no es para nosotros, te deseo toda la suerte en los caminos - aunque esto no era verdad. Si aquel hombre no dejaba el mensaje, Kalith guiaría a los suyos hasta ellos para darles caza.

¿Muerto? ¿Cómo? Una rápida mirada por encima de hombro a sus dos compañeros por parte de aquel hombre, os indicó que aquello no eran buenas noticias para ellos. Mierda... Esto no es nada bueno, no, desde luego que no. El tipo toma una silla y sentándose en la misma mesa que vosotros manosea el pergamino con nerviosismo mientras sus ojos van de uno a otro rápidamente. Sus dos compañeros permanecen tras él, inquietos ante la presencia de aquellos hombres de gran reputación en toda la región. Los mercenarios del mal camino... Murmuró tras un corto periodo de tiempo. Pese al calor de la posada el correo y sus amigos no se habían quitado el emboce ni el sombrero, y permanecían con todas las ropas puestas, como temiendo que los identificaran o similar.

Con o sin Jurlex el mensaje ha de ser atendido y recibido. Mi señor es un hombre importante, que ha mantenido su posición pese a las terribles transformaciones en el orden establecido que ha generado la tormenta. El os envía este mensaje, sellado y solo para vuestros ojos. Tomadlo y juzgar vosotros mismos. Susurra mientras deja el pergamino en el centro de la mesa con un delicado movimiento, como si el pergamino estuviera cargado de alguna clase de explosivo y fuera algo que había que tratar con sumo cuidado. Me dijo que esperara una respuesta...

- Podrás esperar fuera - señaló el Elfo después de coger el pergamino - esto ya no se lo lleva - una vez asegurado entre sus manos, esperó a que el mensajero, se levantara y se alejara - en breve alguien acudirá para darle una respuesta - se quedo mirandolo por debajo de la capucha fijamente, no para intimidarle, si no para hacerle entender, que hasta que no se fuera no diría una palabra. 

-Permiteme, compañero-

le dijo Volker a Kalith tomando la misiva de las manos de éste. Hammet fue disimuladamente hasta la mesa, se sentó, y fuera de la vista de los demás parroquianos desenrrolló el documento y bajó la mirada hasta la cascada de letras que se revelaron ante él.

-Espero que sea bueno, muchachos, ahí vamos.-

dijo el mago por lo bajo antes de leerlo.

Mí querido Jurlex:

Me dirijo a vos en estos tiempos difíciles con pesar, pero también con gran esperanza de que estas letras lleguen a su destino y consigan convenceros de la urgencia de mi petición. No es desconocido que el tiempo ha pasado desde nuestro último encuentro, pero mis lealtades, a diferencia de las tuyas, no han cambiado. Me gustaría decir que elegiste bien, y que lograste sacarle todo el provecho a esta mal pagada vida. Y espero que estés donde estés, este correo llegue bien a ti, y puedas acudir a mi llamada.

Se bien que tus nuevas lealtades están dirigidas al oro, y es por ello por lo que recurro a ti, mi fiel amigo. Nadie mejor que tú y tus hombres para llevar a cabo la misión que tengo por necesidad pedirte que lleves a cabo para mí. La recompensa será grande si logran con éxito tus futuras tareas, tan grande que te permitirá pasar el resto de tus días con holgura y sin necesidades descubiertas.

No es necesario decirte que nada más puedo contarte sobre él la difícil tarea que se me ha encomendado, y del papel que tú y tus hombres, si aceptáis llevarla a cabo, jugáis en ella. Por ello invito a la temible banda de “Los mercenarios del mal camino” a reunirse conmigo en la mansión, donde seréis informados de todo.

Si al final decides aceptar este encargo y reunirte conmigo como en los buenos tiempos, no dudes que serás recibido como siempre fuiste en mi hogar, pero te ruego que no dañes al muchacho que te hace llegar este mensaje, pues es un joven de gran valor, que sirve bien a nuestra causa.

Dietrich Von Luster.

     Una vez que los correos se han apartado de la misa, Surga mira al elfo oscuro con el ceño fruncido. - Muy bien Kalith... dice dando un par de sonoras palmadas. - Gracias a ti hemos perdido la posibilidad de cobrar el oro de doce entre cuatro. Para creerte de una raza superior eres algo lento a veces... une a esta última frase una amplia sonrisa.

- Estoy de acuerdo con el norteño, aunque... todavía estamos a tiempo de cobrar la recompensa de cuatro entre tres, ¿verdad Surga? - La verdad es que el elfo churruscado tenía unos prontos que más bien parecía incontinencia verbal. Algún día habrá que dejarle sin posibilidad de comer y darle una ramita con hojas cada cierto rato, seguro que se le pasaba la tontería y bajaba de las nubes uniéndose a nosotros como un compañero más y no como el "rey de Tilea"...

Echó una mirada a Hammet, estaba concentrado y Berger intentó interpretar su expresión a ver si leía algo bueno o malo... Con un poco de suerte sería un trabajo fácil y bien remunerado. La banda ya no es lo que era y no podíamos permitirnos otro fracaso como el de la batalla con los Templarios de Sigmar.

-Tranquilos camaradas, parece que hay ofertas de trabajo. Y tratad adecuadamente a esos tipos, nuestro futuro patrón los quiere con vida-

les comenta a los compañeros Volker después d leer la misiva.

El mago se acerca a ellos y confidencialmente les informa del contenido de la carta.

- A ver muchachos, un viejo amigo de Jurlex tiene trabajo para nosotros. Menciona un difícil y muy bien remunerado cometido - sin entrar en detalles- que tendremos que llevar a cabo. Debemos ir a su mansión y allí nos pondrá al corriente de lo que quiere de nosotros. Su nombre es Dietrich Von Luster. Creo que sería acertado quemar la carta, así nadie más sabría donde encontrarnos ni a qué vamos a dedicarnos.-

El jefe de los tres correos ve como los cuatro hombres hablaban entre ellos en susurros, y desde la puerta donde se encontraban, alejados de la mesa a petición de uno de los hombres, esperaban impacientes la resolución de sus asuntos: "Espera una respuesta". Había dicho su señor, así que tras un buen rato de espera, el hombre fue hasta la mesa y les dijo a los mercenarios: Me dijeron que esperase una respuesta. ¿Cuál será? Preguntó mirando el oscuro pergamino enrollado que permanecía en manos de que sujeto de mirada dura como un yunque.

Sin duda la taberna estaba revuelta por la situación, el ambiente se había relajado un poco, a descubrir que tras pasar un rato los recién llegados y aquellos sujetos extraños que rondaban el lugar desde hacía 3 días no se habían enzarzado en una feroz trifulca, pero de todos modos la tensión era clara. Los lugareños eran gente cerrada, que rara vez tenían vistas y que aquella situación no les causaba ninguna alegría.

Magnus se giró y con una pose despreocupada se repantingó un poco en la silla.

- A menos que mis compañeros tengan alguna pega, a mi me parece una buena oferta y, puesto que NO sé exactamente donde está la morada de vuestro señor, creo que sería conveniente que nos escoltaran hasta allí. Yo tengo una montura veloz, pero mis camaradas viajan a pie... - Se quedó esperando una respuesta por parte de los demás integrantes.

     Surga se encoge de hombros y mira con seriedad al correo. - Habéis tenido suerte. Vais a contar con la inestimable ayuda de los Mercenarios de Mal Camino. Espero que vuestro jefe pueda apreciarla como es debido. Añade dando un par de golpes a la bolsa de monedas.

- Yo lo que espero es que pueda pagarla como es debido. Estoy de acuerdo en aceptar el "encargo"-

comenta Volker.

No se preocupen, el precio de su labor podrán acordarlo con mi señor. Comenta con indiferencia el hombre. Pero ahora debemos partir cuanto antes. ¿Tienen monturas que ensillar o algún transporte? Debemos acudir cuanto antes, desconozco el motivo, pero las palabras de mi señor fueron claras. "Cada segundo cuenta". Así que si la respuesta a la proposición es afirmativa, debemos partir cuanto antes. ¿Les parece? Ellos desde luego habían llegado a pleno galope a la zona, y por lo visto sus monturas no iban a obtener un segundo de respiro. ¿Salir ahí fuera? ¿Con la que estaba cayendo? Todo el mundo sabía que eso no era precisamente una buena idea, pues los rayos caían con gran estruendo por doquier.

Magnus intentó buscar una solución al problema del medio de transporte.

- Yo, como ya he dicho, dispongo de un caballo de guerra ligero, así que no tengo problema. Mis camaradas no acostumbran a montar a lomos de un corcel o conducir carretas. Quizá en este pueblo, en alguno cercano o en alguna casa de postas alguien nos ofrezca transporte. ¿Qué me decís? - dijo preguntando a la banda. Seguramente tardarían demasiado a pie, conseguir animales de monta o de tiro era sin duda la mejor opción.

-Dudo que nos lo ofrezcan de buen grado, y andamos escasos de efectivo. Tal vez debamos tomarlos prestado directamente de las caballerizas. No creo que sea muy difícil dejar sin sentido al mozo y adquirir unas cuantas monturas-

propone Volker. Con la megatormenta que había fuera quizá lo mejor sería ir veloces.

     - ¿Estás seguro de eso, Volker? Una cosa es tomar botín de guerra y otra muy distinta robar. ¿Sabes cual es la pena por robar caballos? El nórdico miró con seriedad a su compañero mientras negaba con la cabeza. - No creo que les cueste mucho a los parroquianos sumar uno mas uno y colgarnos el muerto...

!Oh, maldita sea! Dijo el correo mientras se rascaba la cara y se quitaba el sudor del rostro que le caía por debajo del sombrero aun calado. ¿Un caballo e? Nuestras monturas están cansadas, desde luego, pero avanzaremos más rápido sobre ellas a un ritmo relajado que andando. ¿Seriáis capaces de montar compartiendo montura? Nosotros disponemos de 3 fuertes corceles, bien alimentados que aguantarán sin problemas el peso de dos hombres. Dirigió una mirada hacia Magnus mientras pensaba en las posibilidades.

¿Tu montura está descansada? ¿Podrá compartir carga con uno de tus compañeros? Le pregunta al fin. Sería más sensato partir durante la tormenta, pues el camino será menos peligroso... La idea de la vuelta le produce cierta intranquilidad visible claramente para el grupo, pues al igual que él sus otros dos compañeros se remueven incómodos. Antes éramos 4 ¿Saben? Pero el camino fue peligroso...

- Sí, Sterne no tendrá problema. - dijo Magnus - Puedo cargar con alguno de mis compañeros. O, en caso de ir yo solo, puedo llevar los enseres de mi grupo sobre Sterne y cargar yo con lo que no quepa en las alforjas, a fin de que sus tres caballos - dijo refiriendose a las monturas de los correos - vayan más ligeros.

- Realmente me es un poco indiferente, - se paró a pensar un segundo - aunque quizá el hecho de que yo vaya solo y como avanzadilla sea lo más correcto. Estoy acostumbrado a ir yendo y viniendo para explorar el terreno. Ya sabe, para evitar desagradables sorpresas...

Viendo que podíamos compartir monturas, la idea de robar un caballo y arriesgarse a la horca era totalmente absurda. Íbamos a realizar un encargo con el que, con un poco de suerte, podrían comprarse cada uno 3 caballos. Valía más la pena aguantarse un poco e ir cargados hasta la mansión...

Me revuelvo inquieto en la silla. ¿Viajar con esos sacos de carne agarrados? !Por quien me toman! Antes prefiero ir con uno de los míos, aunque la situación no cambie mucho... Así que volviéndome con cuidado hacia Magnus y sin quitarme la capucha le dije en voz baja: Visto lo visto mejor me voy contigo... Esta gente es muy cerrada de miras y no me gustaría que vieran de donde provengo cuando vamos en una montura compartida, se cagaria de miedo, y el caballo también probablemente.

- Vale, correcto entonces. Compartamos vuestras monturas.-

comenta Volker ante las dudas sobre el robo de los caballos.

-Será mejor que partamos ya ¿no?. Quiero saber para qué se requieren nuestros servicios y cuanto cobraremos por ellos.-

Seguro que podemos llegar a un acuerdo con el amigo de Jurlex. Pero me gustaría que hubiera la suficente cantidad de dinero como para dejar esta miserable vida y dedicarme de lleno las oscuras artes mágicas.