Partida Rol por web

El capitán de la guardia entró en vuestra habitación en cuanto el sol salió tal y como os prometió. Iba equipado con un traje de viaje de piezas de cuero con un coleto resistente y con algunas marchas de haber recibido alguna estocada mal dirigida. Espada y daga al cinto y en la bota tenía pinta más que de un oficial de la guardia de prisión, de un bandido asaltador de caminos. Espero que hayan descansado bien, pues debemos partir. Recoger vuestras pertenencias, partimos en 10 minutos. Anunció mientras os hacia un gesto a Otto y a Diego. Vosotros dos, tenéis que recoger vuestros animales, seguro que os servirán en el viaje. ¿Estáis listo?

Realmente se le veía una expresión urgente en su rostro. Por cierto, llebareis el mapa del lugar, asi que tomarlo. Comenta mientras os lo entrega. En esta tarea no me veais como vuestro jefe, pues no es a mi a quien se le ha encargado la misión es a vosotros, yo solo debo procurar que todo vaya bien. ¿De acuerdo? Así que vosotros decidireis el camino a seguir, pues probablemente conocereis mejor los caminos...

Diego agradeció de buena gana la comida que les brindaron...Sabe mejor que las raciones allá en el norte...píensaba mientras comía en silencio,bebió un poco y tras revisar el fuerte olor a pólvora de la petaca y el tintineo metálico pasó al viejo fusil,su espada y el escudo.-Humm..-Gruñó por el esfuerzo al tirar de una tira del peto de cuero,el sonido de monedas al caer al suelo  le confirmó que su bolsa de oro seguía en su sitio,el olor del buen vino al ser descorchado inundó la sala.-Mmm..Vino Tileano..-Tras cerrar de nuevo la botella y devolverla a su sitio sacó de la saca una galleta que se llevó a la boca...Aún están buenas..Poco a poco Diego revisó el resto de sus cosas y tras asegurar la bolsa bajo su jergón se echó a dormir.

Las primeras luces del alba le dieron en la cara y las voces de sus compañeros le despertaron,maldijo para si mismo el no haberse puesto el sombrero para dormir,así con suerte hubiese dormido mas ya que algo le decía que tardaría mucho en volver a probar una cama.-Uhhmm...Mierda..-Bostezando Diego se calzó las botas de caña y comenzó a asegurar las armas en su sitio incluyendo la pequeña rodela a la cintura, con la pereza grabada en el rostro se colocó el chaleco de cuero y los brazales,se ajustó el cinturón y las grebas a las piernas,se calzó el sombrero y se arropó en la capa,colgó el rifle al hombro junto a la saca y siguió al Capitán a recoger a Asche mientras silbaba una marcha militar...Ya voy amigo...

El escudero no se molestó en avisar a los demás, cuando a él le ordenaron levantarse eso hizo, sin esperar a los demás se puso la ropa y vistió el cuero como protección. La malla quedaba reservada para el combate, no era cómodo cabalgar con el metal encima, era un estorbo.

Comprobó el equipo de la mochila y se echó el abrigo por encima, el amanecer siempre era muy frío y la mejor manera de recuperarse de una enfermedad era no padecerla.

Le acompaño capitán, ¿irá usted en montura?

Me acerque al capitán de la guardia y cogí el mapa que nos ofrecía. Le eche una ojeada no es más que un mapa normal y corriente, no parece contener nada de información relevante sobre la misión y luego se extendí el brazo derecho con él para que otro del grupo lo cogiera me temo que yo no dispongo de muchos conocimientos sobre los caminos. Casi la totalidad de mi vida la he pasado o encerrada en un convento o encerrada en una escuela de magia. Así que creo que será mejor que otro elija el curso a seguir.

El animal de Diego estaba atado a un post, un poste de metal, que ya se encontraba en buena medida mellado por las dentelladas de aquel perro de guerra. En cuanto vio salir a su dueño tiró con fuerza de la cadena y comenzó a ladrar. Unos ladridos que partían los tímpanos. !!!!GUAUUU GUAAAA!!!!*

Será mejor que seas tú quien... Comentó el capitán entregándole una llave al soldado. En cuanto se acercó el animal se le echó encima con gran fuerza, y casi lo derriba, solo la cadena que lo mantenía atado impidió que lanzara a tierra a su dueño. En cuanto el animal se calmó, Diego abría la cadena y el pastor alemán le comenzó a lamer las manos y a frotar su cabeza contra sus botas.

El grupo rápidamente se puso en marcha y salieron de la prisión. Otto montaba su corcel y mantenia su larga lanza de caballeria en alto. La montura habia sido cuidad, y probablemente iba a servir para los fines de la prisión. Mala suerte para ellos, el animal era esbelto y con buen porte. Nada más abandonarla, el rastrillo cayó con un fuerte sonido metálico de cadenas tras ellos. La mañana comenzaba a avanzar, y el sol aun no se había alzado sobre los arboles del lugar, pero se adivinaba otro día fresco en pleno verano.

Bien, ustedes dirigen. Dijo el hombre del alcaide mientras extendía una mano hacia el camino.

Diego terminó de colocar el cuero sobre la testuz del perro y tras darle un par de palmadas al animal en el costado como recompensa se levantó y observó el camino mientras se rascaba con la diestra el cuello y mantenía apoyada la siniestra en la espada.-Hmm..Creo que deberiamos de seguir hasta el pueblo mas cercano y allí obtener tal vez un guía de caminos...o pedir indicaciones de que rutas son mas seguras,pero algo es claro..-Diego comenzó a caminar con el perro a su lado.-Quietos no conseguiremos nada¡.-Dijo alzando la voz mientras caminaba.

Vaya, no parecen querer el mapa. Tal vez no se encuentren cómodos ante libros y pergaminos. Siempre olvido que no todos los habitantes del imperio tienen el privilegio de crecer rodeados de libros como yo pienso al ver que ninguno de mis compañeros de grupo hace siquiera un ademan por coger el mapa.

Al escuchar la sugerencia de Diego vuelvo a desplegar el mapa y a buscar el poblado más cercano a la prisión. Según este mapa el poblado más cercano a la prisión es Averheim, podríamos empezar a preguntando por transporte ahí.

¿Poblado? ¿Y este es el sabio del grupo? Que Sigmar nos ampare...

Averheim es una gran ciudad, capital de esta región. Son gente dedicada al ganado -y le dio una cariñosa palmadita a Dagmar- Es posible que encontremos alguna barcaza que lleve carne a Nuln por el Aver. Una vez allí todo será más fácil. ¿Qué opina usted capitán?

Os mira con semblante osco y luego eleva su vista hacia el cielo. Un escupitajo negro como el tizón debido al tabaco que masca salpica una roca a sus pies. Yo no opino, mientras esto tire adelante, me limito a cumplir órdenes. Pero si se me pregunta tan interesadamente... Piensa sobre ello... no es una mala opción.

Me encojo de hombros de forma indiferente ante las palabras de Otto como ya he dicho no conozco los caminos y en el plano solo se diferencia a las ciudades más importantes como Altdorf, Nuln o Middenheim de las demás. No se diferencia a las que son simples pueblos de ciudades más grandes respondo mientras enrollo nuevamente el mapa y lo guardo entre los pliegues de la túnica. ¿Entonces que, partimos hacia Averheim?

Correcto, vais para allí. Pregunta: ¿Como vais? ¿En alguna formación? ¿Por algun lado en concreto?...

Si quereis podeis contestar en el Off del grupo o similar.

Otto cabalgó a lomos de Dagmar, y se alejó unos cincuenta metros del grupo principal. Después de la estrechez de la celda le gustaba observar el mundo y sentir la amplitud de los campos de pasto de Averland. Ganado pastando tranquilamente con los pastores de fuertes piernas paseando por las colinas. Un región ajena a los conflictos del norte, sólo preocupada de no enfadar a los enanos y vigilar el Paso del Fuego Negro.

Una idea, utilizar el caballo para escapar, alejarse del grupo y perder de vista todo el asunto. Mala idea, ser un proscrito no es el destino de un escudero. Sería renunciar a todo lo anterior.

Nada, mejor permanecer un tiempo, quizá este asunto reporte algún beneficio. Aunque con el culto de Ulric nunca se sabe.

El escudero ojea en todas direcciones, buscando granjeros, buhoneros, viajeros o alguien con quien conversar. Él siempre podrá alcanzar al grupo.

Al parecer nadie tenia una idea mejor, así que tocaba partir rumbo a Averheim. El experto en geografía partió primero, tomando la delantera sobre su caballo y manteniendo una distancia sobre el grupo parece que no soy la única a la que no le hace gracia la compañía. Pero solo un loco o un estúpido se interna en solitario en un bosque desconocido. Bueno, al menos podremos usarlo como detector de emboscadas. Si en algún momento le escuchamos gritar o su caballo comienza a relinchar sin control sabremos que algo nos espera delante.

A la hora de avanzar por aquellos senderos hice caso a los consejos que me dio mi antiguo maestro, por lo que me mantuve constantemente en el centro del camino, sin acercarme en ningún momento a los límites de la senda y procurando no alejarme en exceso del resto de los miembros de tan pintoresco grupo.

El tayecto hacia la ciudad transcurrió sin incidentes, poco a poco el sol salió y ocupó su habitual posición, como no… Otto, el caballero misterioso, se había adelantado a explorar el resto del trayecto a recorrer, y al tiempo regresó al galope indicando que estaban cerca de su destino. La caminata había durado más de lo que había previsto, pero por fin estaban ahí. El camino del bosque dio paso a una zona más despejada que era atravesada por un buen sendero al que se unían varios procedentes de otros lugares, como los pequeños ríos alimentan a uno mayor.

Averheim no era ni mucho menos un lugar pequeño, pero aquel mapa… bueno, tenía sus deficiencias. La ciudad estaba ubicada donde antes estuviera el principal campamento de los brigundianos. Esa ciudad, llevaba siendo la mayor ciudad  del territorio comprendido entre el Aver y el Reik desde el nacimiento de Sigmar. Descansaba sobre un risco que domina el Aver, por lo cual es inmune a sus crecidas habituales. En el punto más alto de la ciudad, a un extremo de la carretera que llega desde Pfungzig y Heideck, se alza tras imponentes murallas la fortaleza de los Condes Electores, (o condes erectores, tal y como se decía en ciertas bromas de taberna por su propensión a la castidad…) cuyas torres ofrecen una panorámica de varias millas a la redonda.

Supuestamente fue el propio Siggurd quien inicio la construcción de la fortaleza, después de que Sigmar lo nombrase Conde de su nuevo Imperio. Quería un símbolo tan poderoso y amedrentador que nadie, ni rebelde ni invasor, desafiara su mandato y, a través de él, a Sigmar. Como es natural el castillo ha sido reconstruido y ampliado varias veces por lo que resulta difícil determinar la verdad de todas esas leyendas e historias que se cuentan.

La ciudad es famosa por sus corrales de ganado, cosa que os quedó patente nada más acercaros a sus inmediaciones, donde acaban los mayorales en el caluroso y maloliente verano averlandés. Eso debía ser antes, pues este verano tras “La tormenta” estaba siendo especialmente frio, y parecía que las estaciones hubieran sufrido un colapso y no se aclararan.

La ciudad no presentaba un gran esplendor en aquellos días, parecía apagada, triste, y no se veía, al menos desde la lejanía mientras os acercabais a ella, la alegría que en otros tiempos presentaba. Pleno verano, con un viento fresco que arrastraba montones de hojas en los caminos… Los animales que se veían por el lugar no tenían pinta de estar sanos y bien alimentados, pero podía ser consecuencia de las cosechas perdidas por el cambio del tiempo… solo Sigmar sabría.

El los tiempos que corren el control de Averheim no ha sido un tema limpio. Aunque la familia de Marius Leitdorf es la propietaria y la administradora nominal de las terras y legalidades del lugar, sus constantes disputas internas han permitido que diversas facciones adquieran poder en la ciudad, eran cosas conocidas y difíciles de tapar por la nobleza, y eran tiempos revueltos…

Los ladrones también se habían vuelto más osados últimamente, y la guardia de la ciudad sigue preservando la paz “en nombre del conde” pero carecen de liderazgo y financiación para enfrentarse a las grandes pandillas que han empezado a levantar la cabeza. Sea como fuera ese no era un problema que os afectaba directamente en vuestra misión, ahí podian quedarse los nobles sus disputas politicas y sus maniobras ocultas.

Otto vio las primeras estructuras de la ciudad y detuvo la montura, se ajustó la ropa (hacía frío para ser verano) y buscó con la mirada el Aver, estaría donde abundaban los árboles. A su alrededor se extendían los eternos campos de Averland, libres de masas boscosas en infestados de campesinos y ladrones de ganado por igual. Decidió regresar con el grupo, directamente al capitán.

Deberíamos evitar las zonas populosas de la ciudad. No hay una autoridad fuerte y podríamos tener problemas si no somos lo bastante diplomáticos. Me gustaría acercarme al puerto y ver si puedo conseguir una embarcación que acepte pasaje. ¿Está de acuerdo, capitán?

El capitan no habia hablado nada desde que salieron, es más, nadie habia hablado mucho. Por fin dijo algo: Si le parece correto por mi no se preocupe. Dice el capitán con claro gesto de indiferencia. Si piensa que una embarcación será más rapida y segura, pueden probarlo a ver que sucede. Quizas haya suerte, espero que no exijan muchas coronas... Aunque no se si alguien accederá. Arg. Mira la ciudad con tristeza y añade: Esto ya no es lo que era...

Diego asintió y tras colocarse bien el sombrero para que la luz del sol no le diera en los ojos alzó la vista hasta otto que aún se mantenía sobre el caballo.-Te esperaremos en una posada cercana mientras comemos algo,3 personas en la puerta de una ciudad es algo peculiar.-Diego se arrebujó en su capa de viaje y miró a umbra.-Os parece bien la idea de descansar y comer algo?.-Luego su mirada paseó por el capitán tras lo cual comenzó a caminar hacia la ciudad.