Partida Rol por web

El inquisidor mayor recibió el impacto de aquel certero disparo en el pecho y la fuerza cinética que llevaba la bala le hizo retroceder un paso e inclinarse echando todo el aire de los pulmones. Sus protecciones detuvieron un poco la potencia del disparo pero de todas formas aquella bala logró hacerle daño. Tuvo que clavar una rodilla en tierra y en esa posición, con la cabeza agachada y el sombrero picudo cubriéndole sus facciones dijo a pleno pulmón tras recuperar algo de aire: !En nombre de la sagrada Inquisición! !Acabar con esos herejes! !Acabar con ellos y con el mal que portan consigo! !FUEGO!

Los hombres que se encontraban detrás de la línea que marcaba el árbol caído y las antorchas, alzaron los arcabuces y apuntaron contra el grupo de aventureros que tenían frente a sí. Los seis arcabuces restallaron casi al mismo tiempo, llenándolo todo de un atronador rugido y destellos luminosos, que hizo que todos los pájaros de las cercanías salieran volando. La ráfaga había sido certera y potente, y tan solo uno de los acólitos inquisitoriales había fallado el tiro. Todos los demás proyectiles impactaron en los miembros del grupo y las consecuencias fueron visibles a simple vista. El peor parado fue el cochero, recibió un impacto en plena cabeza que hizo que sus esos se esparcieran por el carruaje hacia atrás y luego cayó entre el carruaje y los caballos.

El inquisidor jefe, que se encontraba con una rodilla clavada en el suelo, tomó un escudo que ahí había y luego desenfundó una larga y centelleante espada, dispuesto a lanzarse a por los enemigos que le habían disparado. !Esta vez no escaparás, ni tu, ni los nuevos sectarios te has conseguido! !Olvida los mil nombres que usas! !Aquí todos sabemos quien eres y cual será tu destino!

Pero, pero, pero, ¡maldito estúpido, ¿no ves como nos superan ampliamente en número y armamento?! ¡Primero intenta convencerlos para que nos dejen pasar y luego si no queda más remedio dispara por el amor de Sigmar! Mi maestro tenía razón, los no usuarios del Aethyr tienen o un puño, una espada o un arcabuz por cerebro pienso mientras comienzo a realizar ejercicios de control de respiración para relajarme y prepararme para realizar conjuros, pues esta visto que un enfrentamiento es inevitable.

¿Qué haces? -la reacción le cogió por sorpresa.

Maldito estaliano suicida, nos arrastrará a todos a la tumba. No sólo a la tumba, sino a la hoguera si resultaban ser un apóstata el noble que viajaba con ellos.

Lo importante era alejarse del lugar y preservar la salud del capitán, el único con suficiente autoridad para esclarecer lo sucedido.

Diego recibió el impacto en el hombro y aguantó el dolor y la sangre que le salpicó el rostro de forma estoica antes de dejar el rifle a un lado y saltar de la diligencia teniendo valioso cuidado de no romper las pociones que colgaban en su cinturón y aún con el rifle colgando del hombro herido se propuso evaluar los daños en sus aliados y combatir pues ahora que el maldito inquisidor había decidido pronunciarse como tal no les iba a perdonar la vida.-Maldita inquisición y su secretismo.-Masculló escupiendo a un lado¨MIERDA MIERDA MIERDA¨Pensaba fugazmente pensando en el tremendo embrolló en el que había metido a sus compañeros y el por supuesto posterior duelo o bronca que desearía Otto por la mancha en su honor debido a su tremenda temeridad.

- ¡Capitán Hiemdrich salga ahora mismo! - grita Eira algo adolorida por el disparo recibido.
- Señores calmense, nosotros no tenemos nada que ver con ninguna secta y ahora mismo se va a aclarar ésto. - dice saltando del lugar en el que estaba, y acercándose a la puerta del carro, que, de no conseguir que . - Sólo viajamos juntos porque a nosotros nos viene bien su carro, y a ellos nuestra compañía si hubiera maleantes.

{{ NUEVO TURNO,1º }}

Eira: Ini 64 (8/12): LISTA
Inquisidor Mayor: Ini 52 (X/X): LISTO
Diego: Ini 52 (6/13): LISTO
Hiemdrich: Ini 50 (14/14): LISTO
Umbra: Ini 48 (03/14): LISTA
Acolitos Inquisitoriales: Ini 44 (X/X): LISTO
Otto: Ini 40 (10/15): LISTO
Von Schaffer: 40 (X/X): LISTO
Guarda Espaldas: 39 (10/12): LISTO

Una vez detrás de la puerta, Eira prepara su arco, y lo carga, esperando que no sea necesario disparar. Casi todo se puede arreglar hablando, y espera que ésta sea una de esas veces.

- Si disparan de nuevo nos defenderemos a como de lugar. Pero ésto no es necesario, de verdad.  Necesitamos llegar a Middenheim lo antes posible.

!Claro que necesitáis llegar a Middenheim, y completar ahí vuestros planes! !No ocultéis a quien servís! !Lo conocemos de sobra! Dijo el inquisidor veterano antes de desenfundar una pistola de chispa y apuntar hacia Otto con ella. !Y sabemos que con sus palabras siempre se lleva consigo a los más incautos! En sus ojos ardía un fuego rojo. Corruptos... !Protegéis a vuestro amo, que se oculta en el carruaje! Accionó el gatillo y de la pistola brotó una llamarada y luego una nube blanca que se dispersó poco a poco !BUM! El proyectil voló contra el animal que montaba Ottoy dio en su carne con un chasquido muy desagradable mientras el animal se encabritaba y relinchaba sin parar.

PARAD¡ MALDITA SEA.-Grita Diego alzando la voz tanto como le es posible tras el disparo,estaba arrepentido de sus actos y al ritmo que tomaba la situación no estaba seguro de como acabaría el asunto.-DISPARÉ YO,OS CONFUNDÍ CON BANDOLEROS.-Dijo mientras caminaba unos pasos hacia el inquisidor y sus hombres, apartando de sí laespada dando a entender su situación de conversar, pero con el escudo de la mano extendido hacia ellos bajando la mano lentamente de forma repetitiva.-Depondré mi arma y pediré perdón, pero ninguno de mis acompañantes es un servidor de lo oscuro.-continuó.-Somos fieles servidores del imperio en una misión imperial que salvará las almas de muchas personas de la corrupción del caos.-Dijo a botepronto sin estar del todo seguro sobre salvar muchas vidas,ya que dependía de aquel hombre el si iban a morir o no.

Tras oír los disparos y los gritos, el capitán Hiemdrich bajó de un salto de la diligencia y desenvainó su sable y una pistola de chispa que guardaba en la parte de atrás del cinturón. Tras elevar el percutor la mantuvo apuntando hacia el cielo a la altura de la cabeza mientras esperaba a ver como se desarrollaban los acontecimientos. No sabía muy bien si se combatiría o si todo sería un malentendido, pero algo tenía claro y se lo hizo saber a Diego. Maldita sea. Has disparado contra la inquisición y has herido a un Inquisidor veterano. ¿Qué demonios esperas que suceda ahora? ¿Que se vayan con una disculpa? Estos no se irán sin nuestras cabezas. Puedes estar bien seguro. Sus palabras saliero silbantes y en voz baja mientras no dejaba de mirar al grupo de agentes de la sagrada inquisición que bloqueaban el camino.

Tampoco creo que nos vendría mal que por una vez hicieras uso de tu rango e intentaras razonar con ellos diciéndoles que marchamos en importante misión. Porque te recuerdo que tu cabeza también va en el pack siseo cabreada ante las estúpidas reacciones de las que estoy siendo testigo primero el estúpido tileano dispara sin pensar y ahora el único con capacidad para evitar la masacre se queda callado. Estoy rodeado de tontos e incompetentes. Tendré que tenerlo en cuenta si salgo viva de esta...

Solo había una manera de evitar que esto acabara con todos nosotros llenos de plomo o condenados a la hoguera. Usted es ahora mismo la única persona capaz de evitar la masacre Von Schaffer digo asomando la cabeza al interior de la caravana. Salga ahí y muéstrese para que ese inquisidor vea que usted no es quien esta buscando. Y sera mejor que lo haga pronto si no quiere acabar en la hoguera por hereje le suelto mientras le cojo por el brazo e intento sacarlo fuera.

El noble Imperial gritaba mientras la maga del grupo lo sacaba de un tirón fuera de la diligencia. !NOOO SOCORROOO! !NO QUIEROOO AYUDAA! Gritó presa de la sorpresa al verse arrastrado fuera. Con todas sus fuerzas intentaba agarrarse a los marcos de la puerta, pero fue en vano, pues el fuerte tirón que Umbra le aplicó por el cuello lo sacó y lo hizo caer al suelo, manchándose de polvo del camino. Los guardaespaldas, que habían estado más centrados en el peligro que se les avecinaba desde fuera no reaccionaron a tiempo y el sujeto estaba fuera antes de que pudieran hacer nada. !LO HABEIS ESTROPEADO TODO MALDITOS! Gritaba mirándoos. !Jurasteis que me protegeríais y os dedicáis a agredirme! Estaba claramente indignado.

Los acólitos inquisitoriales, siguiendo las órdenes de su señor, dejaron caer al suelo los largos arcabuces descargados y desenvainaron con un rápido movimiento centelleantes espadas que a la luz de las antorchas refulgieron con un brillo siniestro. Todos a la vez, como bien entrenados agentes, saltaron el árbol y se lanzaron a la carrera contra el grupo que les esperaba justo delante, tal y como su señor les había indicado. Uno de ellos gritó mientras se lanzaba a la carga: !PURGAR AL IMPURO! y sus compañeros repitieron con un grito feroz: !EL FUEGO LO PURIFICARÁ! El polvo del camino se levantó mientras aquellos hombres se lanzaban corriendo a por los sujetos que tenían en frente.

¡Dagmar!

Otto notó como las piernas del caballo se derrumbaban bajo él, con destreza y mucha suerte logró sacar el pie del estribo y saltar del caballo, dando con la rodilla en tierra, se apoyó en la espada para incorporarse.

¡Estaliano malnacido! ¿Qué has hecho?

La furia consumía al escudero, ese caballo se lo entregó Dirck Von Heiser, el caballero del Mordisco del Hacha, el día que mató a su primer orco. Ahora había muerto por la estupidez de un don nadie; y pronto Otto tendría que luchar por su vida.

El noble imperial reculó en el suelo una vez que Umbra lo hubiera sacado de ahí, y centró su vista en el Inquisidor, que a 20 pasos lo miraba con los ojos muy abiertos. El noble comenzó a arrastrarse y se puso de pie. Luego, sin dejar de mirar al inquisidor que se encontraba tras aquella barrera de marciales guerreros que se echaban sobre el grupo, señaló acusatoriamente a sus guardaespaldas y les dijo con gestos de urgencia. !Vamos vamos, bajar ahora mismo!

El noble imperial por fin logró ponerse en pie y se sacudió las ropas mientras sin dar la espalda al cuadro, caminaba hacia atrás. Abrío los brazos teatralmente mientras se alejaba de todo aquello y con voz firme dijo hacia el inquisidor mayor que había acabado de un pistoletazo con el caballo del bueno de Otto: !SI! Aquí me tienes. Nos volvemos a encontrar. !Pero esta vez no saldrás con vida como en aquel maldito puente! Su voz había cambiado, era totalmente opuesta a la voz débil y un poco acojonada que aquel noble había empleado con los aventureros. Ahora era grave y profunda. !Y esta vez mis hermanos de pacto -dijo señalando a los aventureros que miraban atónitos al noble- se han unido a nuestra hermandad. Nuevos miembros en nuestro culto!. Paró un momento y señaló a todo el grupo. !Ahora somos más fuertes y completaremos nuestra misión!

Aquello era en toda regla una acusación de por vida que incluía a todos los presentes en la pertenencia a un culto del caos. Y lo que era peor, aquel sucio noble lo sabía. Cuando terminó de hablar hacia el inquisidor miró a todos los presentes y dijo en voz baja. Ahora no tenéis otro remedio. Una sonrisa maliciosa apareció en sus labios. Ellos lo saben y no dudarán en quemaros vivos si os echan el guante. NO creáis que les van a valer vagas escusas, si esos cabrones salen vivos de esta -señala a los inquisidores- aunque sea uno solo. Os perseguirán de por vida. ¿Queda claro? Todos los presentes sabían que aquello era verdad al cien por cien. El noble se la había jugado a todos de un plumazo.

Poco a poco el noble imperia había ido alejandose de los presentes, interponiendolos entre el mismo y los inquisidores que se acercaban lanzados a la carga.

Los dos guardaespaldas bajaron de un salto del carruaje con sus escudos y sus espadas y se interpusieron entre todos los presentes y su amo y señor. !Si señor! Gritaron mientras saltaban y corrían hacia sus posiciones. Una vez ahí, colocaron los escudos por delante e hicieron que su amo se colocara tras ellos. Aquellos hombres estaban decididos, y estaba claro que sabían bien de lo que estaba hablando aquel hombrecillo. La única persona que aun no había bajado el carruaje fue la supuesta mujer del noble, que cerró las puertas con fuerza y se refugió en aquel lugar.

{{ NUEVO TURNO, 2º }}

Eira: (8/12): LISTA
Inquisidor Mayor: (X/X): LISTO
Diego: (6/13): LISTO.
Hiemdrich: (6/14): LISTO.
Umbra: (03/14): LISTA.
Acolitos Inquisitoriales: (X/X): LISTO.
Contrabandista: (12/12): LISTO.
Otto: (10/15): LISTO.
Von Schaffer: (X/X): LISTO.
Guarda Espaldas: (10/12): LISTO.

- Y esto es lo que pasa cuando te juntas con las razas inferiores. - Le vienen a la cabeza los comentarios de su familia. 

- Ah, no. De eso nada. Nosotros os protegeríamos de los bandoleros. No de la Inquisición. Es más, si osas moverte, les ahorraremos el trabajo. - dice girándose y apuntando al noble. Después, continúa. - Vamos con el capitán Hiemdrich, él puede asegurar que no tenemos que ver con ninguna secta. De hecho tenemos una misión que nos hará combatir el Caos cerca de Middenheim.

!Ya habéis oído lo que ha dicho esa sabandija! !Están corrompidos! !Por el bien del imperio acabar con ellos! Gritó el inquisidor Konrad Marburg mientras se lanzaba a la carga contra los sujetos que tenía en frente. Pese a su edad, su paso era rápido y veloz, y superó a la línea de sus hombres mientras se colocaba el escudo de nuevo encajando el brazo en las bridas de sujeción. Lo cierto es que pasó entre sus hombres como una centella y se lanzó sobre el Capitán Hiemdrich con una furia sin igual.

Lanzado a la carga llegó hasta la altura del patrón de grupo y le clavó en medio del pecho su espada sin miramientos. El capitán de prisiones intentó evitar el golpe bloqueando la espada de su adversario con la suya propia, pero el movimiento fue malo y precipitado, y la hoja del Inquisidor se clavó en su estomago con una horrible punzada. A esas alturas estaba claro que la inquisición no iba a dejar que aquel sujeto escapara ni mucho menos.