Partida Rol por web

La voz no iba a acompañarla, así que mejor estarse calladita como había propuesto Vladko. Era ovbio que por mucho que fingiese tener una voz profunda, en eso no iba a engañar a nadie. Su compañero podría ponerle voz, si las circunstancias eran favorables, así que optó por tratar de permanecer lo más alejada posible de los recién llegados, y que la voz de Vladko pudiese pasar por ser la suya propia.

Una vez que el asesino hubo localizado la ventana que más le convenía y cuadró el rápido y escueto plan con Matka, tocaba organizarse. Vio cómo su figura se desdibujaba, primero lentamente, luego con más firmeza, hasta adquirir la forma de uno de esos repugnantes siervos de la Abadía. Y en cuanto le dio la señal —  lo que implicaba que esos Guardias asomaban por la parte inferior de las escaleras —  bramó— ¡EH, VOSOTROS! ¡Subid inmediatamente al Despacho 417! ¡Hay unos tipos que hay que llevarse!

Mientras guardas las espaldas a tus compañeros que se introducen en el ala oeste de la tercera planta, oyes unas voces que se acercan peligrosamente desde el piso de abajo. Parece que son decanos que suben para dar un informe a sus compañeros o quizá a hacer el relevo de guardia. 

La cuestión es que Maevis decide volverse invisible, bajar a la segunda planta y crear un ruido que pueda distraerles y dar así tiempo a tus compañeros. Lo haces y todo parece salir bien, pues parece que han picado el cebo. Los decanos se ponen a buscar la fuente del ruido que has generado y todo parece ir bien. Pero entonces en la planta de arriba suena una explosión.

Los dos decanos se olvidan de seguir buscando entre las sombras de la segunda planta y deciden subir a ver que es lo que está sucediendo. Entonces Maevis decide actuar, dejar su invisibilidad y plantarles cara...

De los dos decanos alcanzas al que va más atrasado y le clavas la espada por detrás. No se lo esperaba así que cae herido al suelo sangrando. El otro decano que ya estaba apunto de encarar las escaleras piso arriba para averiguar el origen de la explosión, se da la vuelta y regresa para ayudar a su compañero. 

Mientras se acerca, sacas la ballesta y le disparas dándole en un brazo. Pese a su brazo izquierdo herido el combate con este segundo decano no resulta tan sencillo. Saben luchar casi tan bien como vosotros los balleneros y agradeces que no esté en plenas facultades para combatir. Finalmente y tras sudar mucho por no acabar ensartada por su espada recibes un golpe que te deja tumbada en el suelo. 

- De esta no vas a salir con vida pecadora... dice mientras alza la espada contra ti para matarte, cuando de pronto suena una alarma en las calles aledañas. El decano mira un instante hacia la ventana que da al exterior como acto reflejo y tu aprovechas ese momento de distracción para dispararle de nuevo, esta vez en el pecho. 

El decano cae sobre ti, muerto. Te quitas el cuerpo de encima y oyes como la alarma sigue sonando muy fuerte. Sabes que es la alarma de Dunwall. Crees que la explosión del tercer piso puede haber hecho saltar las alarmas de la cuidad. En poco tiempo llegaran los guardias de la ciudad y rodearán el edificio. 

Tienes que decidir que hacer ahora. No sabes a que es debida la explosión de la planta superior, pero sí que ahí es donde dejaste a tus compañeros. Tienes dos opciones, huir y esperar que los demás hagan lo mismo o subir para comprobar que tus compañeros están bien, a riesgo de verte atrapada en un edificio rodeado de guardias armados.

Comenzáis a oír, al principio de forma amortiguada por la distancia y el eco que retumba por el hueco de la escalera, os pasos de varias personas que ascienden. Matka mira hacia abajo y distingue a tres hombres uniformados de la guardia de Dunwall. El sonido cada vez se hace más claro y con el grito de Vladko no tardan en acercarse a ver que sucede.

Cuando alcanzan la segunda planta miran hacia arriba y pueden ver que por alguna razón Matka está creando una ilusión gracias al don del Forastero. - ¡Brujería! - grita uno de ellos asustado. - No vas a engañarnos con tus poderes oscuros. ¡Apresadla!

Los guardias sacan sus armas y se disponen a apresaros o luchar si no deponéis las vuestras. Curiosamente os encontráis en el mismo lugar donde se había dado el encuentro con los decanos que guardaban las escaleras que llevaban de la segunda a la tercera planta de la Academia, sólo que ahora vosotros sois los que estáis arriba y ello los que suben.

Vladko que se encuentra en el alfeizar de la ventana, se da cuenta de que el plan se ha ido al garete. Mira hacia abajo sopesando si descender y esperar que su compañera haga lo mismo o entrar de nuevo al interior del edificio para plantar cara junto a Matka.

El corazón os va a cien esperando a que esos guardias pasen de largo, pero no tienen la intención de marcharse. Oís como en voz baja uno le dice algo al otro. Parece que le está dando instrucciones de algún tipo cuando muy lentamente veis como el pomo de la puerta empieza a girar. Es en ese momento cuando sabéis que no  podéis hacer nada, os han descubierto.

Justo antes de que la puerta se abra podéis como un hilo de luz amarillenta se cuela por debajo. De repente la puerta se abre y podéis ver como hay un guardia que a una distancia prudencial, sostiene en lo alto y con la mano izquierda, una lámpara de aceite de ballena. La luz os deslumbra en ese momento y os veis obligados a apartar la cara o cubriros con la palma de la mano.

- ¡Quien va ahí! - grita mientras se abre la puerta. Pero al ver que Sara está armada levanta lo que sostiene en la mano derecha que no es otra cosa que una pistola. - ¡Suelta el arma o te pego un tiro, lo juro! - grita de nuevo mientras lanza una mirada rápida a su izquierda. 

La puerta se abre un poco más por la mano de un segundo guardia que se asoma con la espada lista. - ¿Que le has hecho al decano desgraciado? - le pregunta a Sara sin saber que se trata de una mujer. - ¡Quítate esa máscara espantosa y ponte de rodillas!

No lews iba a coger por sorpresa, eso estaba claro, soltar el arma no era opción. Una sonrisa macabr se dibujaba bajo su mascara, si hacía caso a aquella instrucción y comproban la identidad de Elian, el disfraz no le salvaría.

Se le ocurrió "tomar a Elian como rehén", pero no se le daba bien fingir, arrastrar bruscamente a Elian tampoco era opción... Esperando lograr esquivar el tiro, se lanzó con la esperanza de que fallara, esperando bloquear la entrada para que el eegundo no pudiera entrar y atacarle.

Todo o nada, era una hermoa ssención de peligro.

Elian, desde su posición baja apoyado en el escritorio, escucho la voz de un desconocido al otro extremo de la sala y observó el movimiento rápido de la asesina. Sabía de sus cualidades. Esperaba que no fallara.

¿Pero estás de PUTA broma? Vladko empezaba a cansarse de todo aquello. Estaba claro que la Dama Muerte quería acariciarle con sus largos y fríos dedos, porque aquella misión estaba complicándose a cada minuto que pasaba. Y el último plan — sencillo pero práctico, considerando el tiempo que había tenido para elaborarlo — se iba alcantarilla abajo porque uno de esos Guardias no había bebido el suficiente vino y estaba más lúcido de lo normal.

Maldita fuera su suerte.

Podía irse. Por supuesto. Escapar, aprovechar que esos tipos se centraban en Matka para fundirse en las sombras y regresar al calor de su húmedo cuartel general. Pero los Balleneros eran la familia de Vladko. Y Vladko no abandonaba a los suyos.

Salió como un avatar, como un ángel vengador, dispuesto a quitar de encima a esos Guardias apestosos que iban a por su compañera. Lanzó fieros ataques, rápidos y brutales, contra el primero de ellos. No eran sus mejores golpes, pero al menos le dejó sin aliento, poniendo trabas al segundo para ascender las escaleras.

El primero de los guardias, muy nervioso, dispara al ver que Sara no piensa acobardarse. La bala pasa cerca de ella, casi rozándola e impacta contra la ventana que hay tras ella haciéndola estallar en pedazos. El ruido de cristales rotos amortigua el grito del segundo guardia que entra en la sala para atacar sin piedad pero la ballenera no tiene ningún problema en esquivar su tope intento de ensartarla.

Ambos quedan a merced de la sangrienta asesina que les mira tras su horrenda máscara...

- ¡Aquí hay un ballenero! - grita uno de ellos esperando conseguir refuerzos 

Grato error ver que se acercaban a ella, la asesina habría preferido impedir el acceso a la sala a aquel tipo, pero tenerlo frente a ella era su regalo. Al parecer el miedo les había hecho actuar con presura, y eso le beneficiaba.

Cuando blandió el arma de Elian, falló por bastante, atacó con el tamaño de su cimitarra en la cabeza y el filo no acertó, por suerte, ahí estaba su estoque para obrar debidamente.

Y fue solo cuando clavó drásticamente su estoque, que se percató de que la espada de decano no había fallado, al parecer cortó con suficiente suavidad como para no notar el contacto con su presa, reafirmando en su cabeza que su drástica cimitarra era más agradable, a ella le gustaba sentir el deslizar de la hoja por la carne de quienes caerían a sus pies.

¡¡Mierda... mierdamierdamierda, joder!! -pensó. El engaño no había colado, y eso que la idea no era mala. Pero esta vez la suerte no quiso estar de su parte. 

Ver cómo se desmoronaba su treta no era agradable, y más cuando su vida comenzaba a estar de nuevo en serio peligro. Oyó el ruido que Vladko hacía al volver. Benditos fuesen sus disparos, no estaría sola ante el peligro. Ella hubiese hecho lo mismo por alguno de los suyos.

Tenía a mano sus armas, y tanteó con presteza en busca de la ballesta, intentando cogerla antes de que los enemigos se multiplicasen. 

Vladko ataca a la desesperada intentando dejar inconsciente al primero de ellos. Por ahora está conteniéndose para no matarlos pero no sabe hasta cuando podrá hacer ese tipo de concesiones en la situación en la que se encuentran. Pues el guardia ve como esos ataques frenéticos le dejan en una posición vulnerable.

Por suerte para Vladko, el es más rápido en reaccionar y retoma una posición más favorable subiendo un escalón para no quedar expuesto. 

Matka dispara un virote que da de lleno en el abdomen de uno de los guardias. Este que iba a dispararla, se duele y tiene que tomar aire para no perder el conocimiento.

Sara le clavo el estoque en el hombro y luego, aprovechando que el guardia no podía dar marcha atrás le clavó la espada en el estómago. Viendo que el primero de os guardias prepara la pistola, da un paso al lado y deja que el cadáver le haga de escudo humano.

El guardia deja caer la lámpara de aceite de ballena al suelo y rápidamente trata de recargar su arma y volver a efectuar un disparo. Se pone nervioso viendo como su compañero acaba de morir y dispara. La bala impacta contra la espalda de su compañero rematándolo si no lo estaba ya...

Asustado por lo que puede pasar a continuación comienza a correr para escapar hacia la entrada principal para dar la voz de alarma. - ¡Están aquí! - grita desesperadamente mientras corre a la entrada principal.

Pros y contras, la vida le ponía a prueba, estaba en un momento decisivo en el que escoger era importante. Por un lado estaba Elian, cogerle y salir rápido, cosa que no era opción si quería recuperar sus cosas.

Pros y contras, que horrenda expresión para quien le bastaba con asesinar a quien se plantara ante ella. En su caminata pensó; si aquel tipo daba la voz de alarma sería cuestión de tiempo que llegaran refuerzos por doquier y les atraparan, "primeros pasos", síleciarle le daría tiempo para lo que hiciera falta, y le dejaría margen para cargar a su compañero, "segundos pasos", podría ver el fluir de una fuente carmesí, "sonrisa y tercer gesto de persecución" con suerte podríoa matar a unos cuantos decanos más, "4 pasos de seis" saciaría su ansia por un instante y el brillo de sus ojos sería proporcionalmente más hermoso al brillo de los ojos muertos de su víctima "¡ya casi te tengo!", un muerto avivaría las alarmas, Vladko se lo restregaría cada segundo, y podría perder su ruta de escape, "¡mierda, mierda, MIERDA!", dejar inconsciente a ese tipo haría que los refuerzos perdieran el tiempo con él, preguntándose que le había pasado...

Apretando los dientes, furiosa, golpeó con la parte roma, en contra de su decisión inicial, para que los refuerzos que llegaran sin saber que ocurría perdieran el tiempo con aquel hombre. También el protector de su estoque fue utilizado para golpearle, pues frenar a todos era más importante.

-¡Joder!- murmura frustrada. Las cosas no siempre salen bien a la primera, pero ese era uno de los momentos donde hubiese agradecido que sí lo hicieran.

La situación se volvía peliaguda por momentos. Toda la ventaja que tenía se veía dificultada por la mala suerte de protecciones que los decanos llevan, y su estúpida puntería rápida.

Decidió tomarse un segundo más para recargar el arma y centrarse, esperando que el segundo virote diese en el blanco de modo más letal.

Mientras el guardia se tomaba tiempo para recuperarse de su anterior disparo, ella cogió otro de los proyectiles y lo cargó en la ballesta, alzándola despacio y mirando bien a dónde debía dirigirla.

La oscuridad, que habitualmente era su mejor aliada, en esta ocasión le resultó un impedimento. No importa, sigo vivo. Era un mantra que se repetía a menudo, sobre todo cuando escapaba de situaciones especialmente peligrosas o culminaba con éxito una misión. Sigo vivo significaba que La Dama no le había reclamado aún, que todavía quedaba mucho por hacer, por mejorar. Vidas que arrebatar.

Desvió la mirada ligeramente para comprobar que Matka había descerrajado un virotazo en el abdomen de uno de los Guardias, lo que le había dejado algo de tiempo para recargar. Esperó, de corazón, que fuera la decisión correcta.

Él, por su parte, lanzó otro brutal espadazo contra el Guardia, que éste tuvo a bien bloquear con su espada. Me ha tocado el Guardia más hábil de la ciudad.

Golpes y gritos. Estruendo...y calma. ¡Como le gustaría ser partícipe de todo aquello como tantas veces! Los balleneros lo eran por instinto, casi por necesidad. Decididos. Implacables. Letales. Pero debía esperar. Ahora sólo sería un estorbo. Un bulto a cámara lenta en medio de la vorágine. Una sombra de lo que podía ser, de lo que siempre fue.

Siguió escuchando los mas atento que podía pues aun le costaba distinguir la realidad de la perdida de consciencia. Esperaba que los brazos que le ayudaran a volver a incorporarse fueran los de la asesina.

El guardia corre por el pasillo hasta llegar al hall. La alarma sigue sonando en las calles sin detenerse. Es posible que puedan llegar refuerzos de un momento a otro. Pero Sara decide en esta ocasión ir tras eél en vez de llevarse a Elian. Golpea al guardia por la espalda intentando no matarle, pero eso hace que su ataque no sea tan peligroso y sólo consiga que se tropiece un poco.

El guardia casi cae al suelo, se incorpora y saca su espada para defender su vida. Mira de reojo la entrada para intentar escapar hacia la calle pero no quiere volver a darle la espalda a la ballenera que parece no dejarle marchar. Lanza un ataque sabiendo que no va a poder hacer gran cosa contra ella y Sara lo esquiva con un sencillo movimiento. Ese guardia no es rival para ella...

- ¡No quiero morir! No me mates y me marcharé por la puerta. - le propone a Sara con voz temblorosa, viéndose en inferioridad de fuerzas. El guardia parece bastante desesperado por salir con vida de esta...

Elian parece que empieza poco a poco a recobrar el control de su cuerpo y de su mente. Cuando todo deja de estar borroso, ve que está en la secretaría y cerca suyo está el cuerpo del guardia que Sara acaba de matar. Pero al mirar a su alrededor,  puede ver como en la entrada hay una la lámpara de aceite de ballena que alguien ha dejado caer al suelo y empieza a rodar. Sabe que eso es peligroso, pues ese material puede ser muy sensible a cualquier golpe fuerte que reciba, estallando en el acto.

Pese a haber estado entre la consciencia y el desfallecimiento tienes recuerdos a retazos de lo que ha ido sucediendo. Sabes que Sara acaba de correr tras un guardia y que seguramente lo haya ido a matar en vez sacarte de ese maldito lugar. La alarma no deja de sonar y temes que te pillen un de improviso un puñado de guardias en el lamentable estado en el que te encuentras.

También te das cuenta de que estás desarmado, pero el guardia que hay en el suelo ha dejado de caer su espada. También te viene a la mente que todas tus cosas están escondidas tras la barra de la cafetería... junto a un par de decanos inconscientes, uno al que desnudaste y otro no.

El guardia de la pistola le lleva la mano al abdomen, se agacha e intenta usar la balaustrada de piedra como cobertura parcial. No el el mejor lugar para esconderse, pero al menos le ofrece cierta seguridad mientras recarga su pistola al igual que estaba haciendo la tyviana.

Los otros dos guardias intentan confundir a Vladko sin demasiado éxito que parece poder ocuparse de ambos por ahora sin ningún problema. Parece que la situación empieza a ponerse a favor de los balleneros, pero la alarma sigue sonando en las calles de Dunwall y aunque despachen a estos tres guardias quien sabe cuanto tardarán en llegar más y más de ellos.

¡Lo que le faltaba! ¡Que rogara por su vida! ¿Se podía ser más estúpido? Eso avivaba sus ansias de querer matarle, pero ya que aquel tipo le dab pie a conversar... Sara sonrió con malicia recordando a quién reposaba nn la biblioteca.

- pues déjate noquear o hazte el muerto de una vez, ese maldito gordo no me paga tanto como para matar a tanto decano.

Le había propuesto hacerse el muerto mientras por procuraba noquearlo, y tal vez por miedo esquivó la espada, pero estaba segura de haberle dado un golpe como el anterior, débil pero suficiente para que aceptara hacerse el muerto. Ella solo se retiró, necesitaba tiempo para Elian.