Partida Rol por web

Tras varios minutos de caminata por la abarrotada colmena el grupo alcanzó la zona industrial más elevada de la colmena media. Un par de Agentes de la Ley patrullaban por la zona, pero ni por asomo podían cubrir el terreno ellos solos, en cualquier otra colmena similar debería haber al menos una docena de esos agentes, lo que dejaba patente el duro golpe que habían sufrido antes de la llegada de los refuerzos contra las bandas de la subcolmena.

Enseguida los acólitos encontraron lo que buscaban, una gran zona de almacenes con un amplio espacio en el interior para la carga y descarga de naves. En aquél momento había una única nave de gran tamaño, con las señas del munitorum en uno de sus flancos. Varios operarios manipulaban enormes cajas con ayuda de maquinaria, trasladándolas entre almacenes, y sacando otras de la nave para introducirlas en los almacenes.

Soldados, mercenarios ... es lo mismo. Combatientes. Da como respuesta, que parecía más que estaba remugando que otra cosa. Para ser uno ... está algo obtuso hoy y máxime sabiendo que es un veterano. Será que en su unidad eran unos herejes y no unos buenos siervos del Dios Emperador. Habrá que tomar nota para purgarlos al regreso.

Por fín nos pusimos en marcha. Llevaba el regalo del inquisidor colgando a la altura de la cadera, tapado por un trapo viejo, para que no se viera que tipo de arma era. No me hacía mucha gracia ir la enseñando por toda la colmena. Siendo un arma poco común, sería fácil que llamara la atención, más aun si la llevaba alguien que de por si, ya destacara entre la multitud.

-Es extraño, sin duda, pero no creo que la hermana sea la que más destaque.- Digo mirando al guardia imperial.- Somos un grupo extraño hasta para los estándares de un grupo de mercenarios contratados por alguien. Lo más lógico sería que nuestro patrón nos hubiera dado algo que nos identificara como grupo, pero no siendo así el caso...

Posé mi mano sobre el arma que pendía colgada de mi hombro, mientras que con la otra me ajustaba el repleto petate a mi espalda. Me acerqué al arbitres.

-Deberíamos buscar un lugar donde poder dejar nuestros enseres. No deberíamos ir cargando con todo el equipo, solo nos estorbaría.- Digo señalando los voluminosos equipajes que portábamos.- Puedo preparar un rudimentario sistema de seguridad para evitar hurtos y violaciones del perímetro que designemos.

Urtzi no puso ni una sola pega ante la formación propuesta por el curtido arbitres. Es más, hasta agradecía su posición pues sus compañeros seguramente responderían a cualquier peligro de una manera mucho más eficiente de lo que el adepto jamás podría.

El trayecto hasta los muelles mencionados por el Capitán McOwen transcurrió sin ningún tipo de altercado ni inconveniente. Pero a pesar de la aparente tranquilidad, Urtzi no dudó en seguir las directrices de los curtidos guerreros. El ambiente en esa zona de la colmena era todo lo ajetreado que se podía esperar de unos muelles de carga y descarga, salvo por la escasa presencia de las fuerzas de seguridad. Tras llegar, el tecnosacerdote aportó una idea bastante adecuada. -Me parece una idea excelente, Arcturus.- Asintió Urtzi, pues empezaba a notar el peso de sus pertenencias a la espalda. Además, no tenía por qué poner en peligro sus libros y papiros. Siempre podía utilizar su tabla de datos para buscar cualquier información necesaria.

El arbites no estaba muy seguro de cual era la forma correcta de tratar a un miembro del Mechanicus, pues sus contactos con ellos habían sido contados, breves y todos ellos raros. No podía dejar de pensar en aquel llamado Veriax Toreb - Maese Arcturus - comenzó - no conozco sistema de seguridad que sea inviolable, más aún uno preparado en poco tiempo y con pocos medios - miraba las manos metálicas del adepto que chirriaban levemente al moverse - aun cuando sea preparado por las mejores manos. En un estado de excepción como el actual, las medidas de seguridad serán aún menores - Miró a todos los presente y añadió - lamentaría profundamente que el valioso material que nos ha entregado nuestro patrón se perdiera - evitó decir "Inquisición", pues desde que habían salido de la nave de McOwen desconfiaba de todo, quizás hubiera sistemas de seguridad, de video o de escucha en cualquier parte. Por su parte, mantendría la mascarada todo lo posible.

- Maese Arcturus, dado que estamos en los muelles de atraque, quizás sea fácil alquilar un almacén de pequeño tamaño donde pudieramos dejar nuestro equipo e incluso emplear como base avanzada - y como hospital de campaña - pensó, pero evitó hacerlo para no asustar a los no combatientes - allí podreís, además, añadir todas las medidas de seguridad que tengaís a mano. No querría tener que destacar un guardia, pues sería todo un desperdicio.

- Respecto a nuestro plan en el muelle, deberíamos buscar la oficina del práctico del puerto o del Administratum, informarles de que somos un grupo recién llegado al planeta, que nuestras órdenes son reforzar la vigilancia de los envíos de armamento y que desconocemos cual es el muelle y la nave adecuados.

- Podríamos separarnos incluso, como dice maese Arcturus somos un grupo demasiado llamativo. Podríais ir a la oficina los militares (Gianna, Heinrich y Orionus) y llevaros a Urtzi, que conocerá la forma de confirmar la información así como encontrar detalles discordantes en las notas del Administratum - miró al sabio esperando que asintiera - Los demás podríamos buscar un almacén y encontrar otras fuentes de información o bien esperaros aqui, dijo señalando la calle anómina donde se encontraban.

Pese a que el trato dispendido con la gente de la factoría, no estaba habituado a tratar con gente no afin al culto. Sin embargo, me sorprendió que el anciano arbitres pudiera usar palabras tan sedosas.

-Referios a mi como Arcturus, o Arc para abreviar. No me molesta el titulo de Maese, pero mejor ser discretos.- Dije mientras miraba al hombre con detenimiento tratando de ver si se burlaba de mi. Maldito lenguaje humano. El binario es mucho mas simple y hermoso que los balbuceos a los que nos vemos rebajados a usar.- El sistema mas sencillo y eficaz, está en mi bolsa, tratando de salir levitando.- Dije haciendo referencia al servocráneo. Podia modificar la lente para que en caso de intrusión, disparara contra los intrusos que detectaría cons u escaner. Simple, sencillo y eficaz.- Vuestras ideas me parecen acertadas.

Descuida, pensaba utilizar el nombre de pila de todo el mundo. Le doy mas importancia al exito de la mision que a los formalismos- Hablo de forma distraida, estoy mas atenta al arbitres. No tengo ningun problema en que sea el que da las ordenes, sobre todo si incluye que es el quien ira en primera fila. No es como si creyese qeu iba a darlas yo, o siquiera tuviese ganas de ello.

Aun asi siempre he tenido una preocupacion casi patologica por el grado de competencia de los oficiales a los que sigo, y de momento yo a este no le conozco de nada.

Estoy ligeramente decepcionada, tenia ganas de enfrentarme a esas bandas. Pero bueno, la inquisicion me ha dado un lanzagranadas por lo que creen que lo necesitare, la inquisicion no suele equivocarse.

¿Y como vamos a hacer lo del almacen? Necesitaremos papeles o algo que certifique que efectivamente tenemos que estar ahi. Desconozco como funcionan aqui las cosas, pero si en la guardia hay algo que abunde casi tanto como las bajas es precisamente el papeleo. Puede que el suertudo o su ayudante puedan ayudarnos con eso.

Cuando Hieronymus termino de explicar la formación en la que nos moveríamos le dijo "Me parece bien esta formación aunque este de acuerdo contigo no pienses que tu edad o experiencia te da derecho a tener más rango que los demás por eso que no te asombre que tome mis propias decisiones en el transcurso de esta misión".

Se pusieron en formación cubriendo a los soldados no combatientes hasta llegar al muelle viendo una nave que estaba siendo descargada y cargada con mercancías.

De nuevo Hieronymus propuso dividir el escuadrón en un grupo con dos veteranos defendiendo al Adepto por eso Orionus se acerco a Hieronymus y le aconsejo "estos grupos están desequilibrados ¿por qué no cambias a uno de nosotros tres combatientes por el psíquico o el tecnosacerdote? para compensar mejor las habilidades militares". Orionus se lo plantea con buenas palabras persuadiendo lo".

Marchando junto al grupo, me percaté que el hecho de andar en formación tenía un significado poco agradable "aunque estemos en territorio amigo, en cualquier momento los pandilleros podrían asaltar la colmena medía, así, sin previo aviso..." Y con estos pensamientos seguí a los demás.

Cuando Orionus le replicó a Hieronimus por el tema de "mando" estuve de acuerdo con él, pero no lo expuse en público, de todas formas estaba un tanto verde en trabajos de campo y me gustaba la idea de que otra persona tomase la iniciativa.

No pude evitar el oír la conversación sobre los grupos -Si al final nos separamos, a mi también me parece mejor repartir a los diestros en armas, aunque espero que no iniciemos ningún altercado. Por cierto, es mejor que a partir de ahora nos refiramos entre nosotros por nuestros nombes y no clases o rangos.

Heinrich mira a Orionus. No se le pueden ver los ojos a traves de su oscuro visor, pero Hieronymus , que conoce a su compañero desde hace mas tiempo, sabe que no le mira con buenos ojos.

La experiencia siempre es un grado y la veterania en un grupo operativo siempre marca la jerarquia. El ejercito o la inquisicion no son una democracia.

Pero claro, esa es la percepcion de Heinrich.

-De acuerdo Hieronymus, es una buena opcion. Los soldados nos haremos pasar por soldados. No sera dificil. Orionus, no te preocupes por el desequilibrio ...Aqui el viejo y la hermana seguro que son lo bastante duchos en las armas como para equilibrar la balanza.

- ¿Viejo? - preguntómirando a Heinrich el arbites, levantando una ceja entre sorprendido y enfadado - no me gusta como suena, soldado - dijo Hirenymus que se sabía viejo desde hacía mucho tiempo. Además, había entendido el gesto de su amigo y compañero y le dirigió una mirada menos ceñuda que de costumbre, lo que para otro humano hubiera sido casi un sonrisa.

No obstante el gesto se ensombreció cuando se volvió para mirar a Orionus y el ceño perenne volvió a su lugar - Me gusta como piensas "soldado" - la última palabra traslució un leve retintín, pues Orionus no se había presentado como soldado aunque puede que lo fuera, o quizás Hieronymus se refería al papel que habría de interpretar en breve. - Me parece bien que os lleveís a maese Arcturus, quizás podrías presentarlo como un soldado a cargo de la protección del muelle - dijo - no, puede que no sea creíble ¿verdad? - aqui quedó claro que su tono era irónico, aunque no de burla. Continuó - quizás podrías decir que se ocupa de reparaciones de campo del equipo - miró al tecnoadepto por si tenía algo que decir, pero éste parecía esperar a que el arbites terminara - pero probablemente tampoco ¿cierto? -

Miró a Orionus a los ojos fijamente unos segundos antes de continuar - No - concluyó - los soldados se harán pasar por soldados - esperó un instante, como retando a que Orionus alguien se opusiera - No os preocupeís por nuestra seguridad, estoy seguro de que la hermana Isolda será más que capaz de protegernos - señaló con la mano el bólter que la sororitas empuñaba, una de las armas más terribles que alguien podía empuñar.

Dicho esto, se volvió al psíquico y le dijo, tras haber terminado con Orionus - señor Taikel, haced como os plazca. Id con ellos si no os sentís seguro

- Nos reuniremos aqui en 30 minutos, contactaremos por los comunicadores si es preciso. Dos clicks¹ cada 10 minutos si todo va bien, un informe² cada 30 minutos si postponemos la reunión - los miró a todos uno a uno, tanto buscando que todos hubieran entendido e identificando a aquellos que llevaban un comunicador.

- ¿Dudas? - preguntó con voz grave. No esperaba que hubiera más objeciones, pero con aquel variopinto grupo era difícil saberlo - Pues andando³.

El veterano arbitres parecía tener muy claro el plan de acción una vez llegados a los muelles.  Por lo que respetaba a Urtzi, no sería él quien cuestionase la organización de los grupos. Después de todo, su tarea estaba bien clara sobre todo teniendo que cotejar datos e informes del Administratum para detectar cualquier posible anomalía.

El adepto no prestó demasiado atención a la pequeña discusión por el liderazgo del grupo, pues le pareció importante repasar y recuperar los distintos procesos burocráticos requeridos para el inventario de mercancía entrante así como los permisos de aterrizaje para las naves de transporte. Existían muchas maneras de pasar por alto un control, pero pocas eran totalmente indetectables sin alguien que pasase por alto el error de manera deliberada. Para cuando terminó con su introspección para prepararse mentalmente, Hieronymus ya estaba marcando las pautas a seguir. -De acuerdo.- Asintió Urtzi apreciando la admirable organización del arbitres. -Cuando gusten, podemos partir.- Dijo mirando hacia los que formarían grupo con él para encontrar el almacén donde reciben los cargamentos del mundo forja.

Una vez decidido el curso de acción el grupo se dividió, mientras parte del grupo se alejaba dirección a las oficinas principales de la zona, Arbites, Tecnosacerdote, Psíquico y Sororitas permanecieron en la zona.

A pesar del ajetreo los muelles casi parecían silenciosos en comparación con el ajetreo de la colmena, el zumbido mecánico de algunos aparatos de carga y las voces lejanas de los operarios áún llenaban el lugar, pero se podía sentir una ligera presión en la nuca, como de quien se siente observado, que amenazaba con terminar con la tranquilidad del ambiente. Al fin y al cabo los acólitos ya sabían que su presencia, incluso disimulada como mercenarios, llamaría en cierto grado la atención. Todo dependía de si aquello eran simples imaginaciones suyas o su subconsciente intentaba avisarles de algo mediante un exceso de prudencia.

Una vez decidido el curso de acción el grupo se dividió, mientras parte del grupo permanecía junto a los almacenes ambos Guardia Imperiales, Asesino y Adepto respectivamente se dirigieron a las oficinas principales de los muelles.

No era difícil descubrir donde se encontraban, era el único edificio visible que destacaba de los demás. De dimensiones más reducidas, pero sin el aire seco y mustio de los almacenes alrededor, con el símbolo del administratum junto a él y otro signo más pequeño como marca personal del planeta. Aquella zona era mucho más silenciosa que los muelles, e infinitamente más que la colmena. Apenas pequeños grupos de personas, o individuos solitarios entraban y salían del edificio a un ritmo irregular y en completo silencio.

Quienes habían acudido alguna vez a un edifício similar sabía que allí, por muy pequeño o poco importante que fuera el complejo, se sentía un ambiente reservado, casi religioso. Apenas se escuchaban ruidos, y cuando alguien perturbaba ese ambiente se dejaba sentir una presión acusatoria sobre la conciencia del responsable, fuera a causa provocada o accidental.

Como un centinela, Isolda, mantenía su arma empuñada a la cintura. Como tropa de asalto, estaba adiestrada en el tiro instintivo, cosa que se le daba medianamente, pero lo que le gustaba eran los tiros apuntados.

Un disparo, un muerto.

Amaba el lema de los fancotiradores, sus técnicas y sus tácticas, pero sobre todo sus resultados. Además, con este "bicho" era mejor ahorrar munición, así que su arma corta siempre estaba a mano, y de su cinto siempre colgaba su temible un temible mangual y una vieja y fiable pistola laser, ahora acompañadas por un cañón portatil. Un revolver monstruoso.

Sus ojos entrecerrados, permanecían atentos a cualquier movimiento sospechoso y miraba en derredor para no perder opción por ningún sector o zona.

Una vez dentro de la oficina de Administratum, la atmósfera del lugar parecía totalmente ajena al ajetreo imperante en el muelle. Siempre habían sutiles diferencias entre las delegaciones de distintos mundos, pero la tranquilidad reinante era la marca indiscutible. A pesar del silencio, Urtzi era consciente que la cantidad de trabajo que allí se realizaba pues la cantidad de informes y registros que debían manejar en una ciudad de estas características no era para nada desdeñable. Lo cual hacía más impresionante la silenciosa dedicación de cada uno de los allí presentes.

Con todo el grupo allí y tratando de no romper el ambiente, el adepto se dirige a sus tres compañeros con un todo de voz casi inaudible. -Si me lo permitís, tomaré la palabra aquí dentro para averiguar la ubicación del muelle en cuestión.- Lo miró a cada uno con un rostro tranquilo y enseguida trató de localizar visualmente a un adepto disponible al cual acudir.

-Adelante Urtzi, todos tuyos.

Anima Heinrich a su compañero en voz baja para no revelar su teatrillo.

Orionus viendo que sus compañeros respetaban la jerarquía por la veterania. Ninguno de los que había nombrado les importaba la crítica constructiva en la organización de grupos contesto "Viendo que se mira poco la balanza de conocimientos académicos y potencia de fuego en los grupos no quiero saber nada de los obstáculos que nos encontremos a menos que sean información concerniente a la misión, nos vamos a las oficinas de los mulles" "suerte y hasta la vista". Orionus se despidió de sus compañeros.