Partida Rol por web

Los investigadores no tardan en llegar en coche hasta la dirección de la Casa Corbitt. Es todavía por la manaña, pero la tormenta lo cubre todo con cierta penumbra, mientras descarga finas gotas de lluvia acompañadas de amenazadores truenos intermitentes.

Pronto cruzan una verja medio caída y se adentran en el jardín. Las malas hierbas han credido allí a voluntad. Se aprecia un camino empedrado que da acceso a la puerta principal, pero antes se divide también hacia un lateral, posiblemente hasta una puerta secundaria.

Es una casa de ladrillo de dos plantas, con la fachada mirando hacia la calle. Se observan varias ventanas, pero las densas cortinas no parecen dejar ver nada del interior.

Han hecho un rápido vistazo a la casa nada más bajar del coche. El lugar no sólo necesitaba un buen equipo de limpieza, sino un amplio equipo de jardineros para adecentar el terreno y hacerlo habitable.

Sacó una linterna* de bolsillo, pequeña y funcional para poder proporcionar algo de luz si hiciera falta aunque todavía no la encendía, abriendo la verja y acercándose a la fachada.

Vamos todos juntos, así nos aseguraremos de que no nos dejamos ningún detalle.- Si él tenía la llave que les tendió, fue directo a abrir la puerta de entrada con intención no sólo de resguardarse de la futura lluvia, sino de terminar rápido el trabajo.

Ya desde antes de entrar, Paloma había observado cada detalle que aparecía en su vista, pero, al entrar, dejó de mirar alrededor para concentrarse en otra cosa. Abre su bolso de mano, que en verdad es bastante grande y extrae de él un péndulo, esto es, un artilugio compuesto de una cadena y una piedra de cuarzo tallada en forma de obelisco que apuntaba al suelo. Paloma busca el hombro de Marie para posar su mano en él. Sabéis que cuando se concentra mucho en esto ella puede tropezar por no estar atenta al suelo, así que suele buscar que alguno de vosotros la guíe un poco. Mantiene el péndulo colgando de la punta de sus dedos, muy quieto y lo observa esperando cualquier reacción.

En cuanto cruzó la verja un escalofrío recorrió el cuerpo de Marie seguramente producido por el viento o quizás por la mansión...
Contuvo la respiración inconscientemente mientras pasaba sus ojos por la fachada. Con pasos temerarios y cada vez más lentos, recorrió las losas de piedra que le aproximaban a la puerta — Si — Fue lo único que logró articular ante las palabras de Hank. Trato de emular a sus compañeros y rebuscó entre sus pertenencias hasta que sacó una pluma, no le serviría de nada pero le daba una falsa sensación de seguridad — Que estupida soy, solo es una casa. Un montón de ladrillos y madera, nada más— Se detuvo ante el primer escalón. Cinco peldaños le separaban de la entrada. Una pequeña distancia que parecía inmensa en aquel momento. La angustia fue en aumento por algún motivo que ella desconocía. Miró a ambos lados y se reconfortó al ver que no estaba sola. Cerró los ojos y adelantó el pie derecho hasta posadlo en el primer peldaño. No ocurrió nada, solo el silencio. Tras un Segundo continuo el ascenso hacia la cada, hacia las respuestas

Tobías sacó el mapa de la casa que había apuntado en la comisaría.

- Primera planta, segunda planta  y sótano - comentó - Creo que es el mejor orden.

Siguió a sus compañeros hacia la casa y se mantuvo cerca de Hank. Asintió a sus palabras. Lo mejor era que no se separaran. Echó mano de su pistola, nunca se sabía.

Hank saca las llaves y comienza a probarlas en la puerta principal. Hay tres cerraduras, las cuales abre una a una, con chasquitos, crujidos y teniendo que hacer un poco de esfuerzo en la más baja, quizá debido al óxido acumulado. 

La puerta se abre finalmente con un chirriante sonido que da la bienvenida a una profunda oscuridad.

El anticuario, que encabeza la marcha, ilumina el pasillo con su linterna. Le siguen el resto. Marie con su pluma en la mano, Tobías con la pistola y Paloma sosteniendo su péndulo que zigzaguea al compás del movimiento de sus pasos.

Observan una serie de puertas a la izquierda del pasillo, tres para ser exactos. Hay otras tres a la derecha, una de ellas doble. Además, en el fondo, se ve entre la penumbra una escalera que sube al piso superior.

-Quizas deberíamos empezar por la derecha, cada una de las habitaciones y luego dar la vuelta y volver por la izquierda antes de subir a la siguiente planta.-sugiere Paloma mientras, una vez pasada la tensión inicial, comenzaba a observar a su alrededor gracias a la linterna de Hank- pero será mejor ir juntos. Hay grandes males aquí, puedo sentirlo.

Me gusta ese orden.- Terminó de abrir la puerta mientras respondía a Tobías, adentrándose a la casa el primero para iluminar el interior.

Paseó la linterna por todos los lados, no precisamente porque tuviera algún temblor en las manos sino porque quería ver cada recoveco de la casa para no saltarse nada, aunque sobre todo enfocó a las puertas laterales. Se debatía por cual empezar hasta que Paloma fue quien rompió el silencio.

Yo iría derecha, izquierda, derecha, izquierda…- Fue movimiento la linterna para señalar las puertas que mencionaba, haciendo así un único sentido sin necesidad de retroceder.- Igualmente tenemos que ver todo así que es indiferente. Empecemos entonces por aquí.- Puso la mano en el pomo para abrir la primera puerta a la derecha.

- Me parece bien - dijo Tobías sacando la linterna - Empecemos por la derecha - dijo.

Cruzó el umbral respirando profundamente. Saboreando el olor de la casa. El polvo y algo de humedad. Se notaba que había estado cerrada durante algún tiempo — ¿Puedo dejar la puerta abierta? — Comentó sin soltar definitivamente el pomo de la puerta de entrada — Así tendremos más luz — Esa última aclaración podría suponer que Marie no tuviese tanto miedo. Realmente era intriga porque nada de lo que se había comentado podría ser real ¿o si?
Recordó que aún conservaba su cámara de fotos para poder inmortalizar cualquier pista que encontrasen. Caminaba con cautela y tras unos pasos no pudo evitar tocar una de las paredes. La rugosidad del papel pintado, arañado en algunas zonas le hacía pensar en las atrocidades del pasado de esa mansión... O quizás los juegos de unos niños — Os sigo — Comentó sin dar una clara respuesta. Marie parecía ensimismada con la mansión, el temor comenzaba a dar paso a la curiosidad. Quería llegar hasta el final, conocer que había sucedido y porque. Ya se imaginaba en las firmas de libros de la novela que publicaría

-Si...es mejor. Dejar abierta.- responde lacónicamente, centrada en ver por dónde pisa y en mirar al péndulo. Se acerca hasta la primera puerta y espera a que alguno de sus compañeros la abra, ya que llevan luz.

Los investigadores se disponen a explorar las habitaciones de la derecha, comenzando por la puerta más cercana.

Esta sala contiene todo tipo de muebles y objetos corrientes, como una radio, un sofá, sillas anticuadas y estanterías llenas de baratijas. Es evidente notar la inusual cantidad de cruces, imágenes de vígenes y demás parafernalia católica que hay presente en la habitación, repartidas por toda ella. A pesar de esta circunstancia, y tras el pertinente registro, los investigadores no parecen hallar nada más que les llame la atención aquí.

Hay un acceso lateral a la siguiente estancia.

Este es el comedor, amueblado con una larga mesa de caoba, un aparador empotrado y seis sillas. Salvo la obvia capa de polvo, no encuentran nada inusual.

En la pared del fondo hay dos cortinas que dan paso hasta la siguiente habitación. No tardan en certificar que también se puede acceder a la misma por la segunda puerta que había en en el pasillo.

Se trata de una cocina normal y corriente, con una fresquera, una estufa, horno de leña y una despensa poco surtida. Hay sopa, carne enlatada, arroz, algo de pasta y un par de botellas de vino casero. Los productos que no se han echado a perder han sido devorados por las ratas, a juzgar por el rastro que han dejado.

Por último, la tercera puerta de este lado del corredor muestra unas escaleras que bajan hacia el sótano.

Entonces, justo cuando los investigadores están en este extremo final del pasillo, el péndulo de Paloma comienza a agitarse. Después de varios movimientos súbitos, el objeto se estira en dirección a las escaleras que suben al piso superior.

La parapsicóloga mira de inmediato en esa dirección, y el resto de sus compañeros hacen los propio instintivamente. Tras un tramo de escalones hay un pequeño rellano, y allí, en una oscuridad que apenas deja llegar la luz de las linternas, observan una especie de silueta humana, pero al mismo tiempo antinatural.

Parece la figura de un hombre, aunque extrañamente sólo conserva la parte superior del cuerpo, careciendo de piernas. O quizá sólo sea efecto de la oscuridad. En cualquier caso, da la impresion de sostenerse en el aire. Sus ojos grandes y brillantes, que destacan como dos faros en su negro rostro, se clavan firmes sobre los investigadores durante unos segundos.

Antes de que estos puedan reaccionar, la siuleta se gira hacia la izquierda y sube por el siguiente tramo de escaleras hasta el piso superior.

Se notaba que la casa había sido abandonada de manera precipitada, dándose cuenta en la cocina. Todavía quedaba comida para varios días, incluso vino casero que tuvo ganas de probar una copa aunque tuvo que contenerse, no fiándose demasiado de la “receta” que un suicida y una loca pudieran haber hecho. Además, todo estaba cubierto de cruces, ¿cuán devotos serían? Se acercó para tocar un crucifijo, sobre todo fijándose si había algún tipo de inscripción escrita cuando Paloma llamó su atención.

Sí, también lo había visto, una figura que intuía sería humana en el piso de arriba, incitándoles a subir a la segunda planta o abandonar por terror.

Quién sea, baje de una vez.- Espetó en voz alta esperando que aquél “gracioso”, tal y como lo había nombrado en su cabeza, obedeciera y bajara. Pensó que se trataba de algún ocupa que había aprovechado que la casa estaría deshabitada para alojarse, aunque debía reconocer que la oscuridad que lo rodeaba, las leyendas que circulaban sobre la casa y el ambiente áspero que se respiraba empezaban a incomodar al anticuario.

Paloma alza la vista hacia donde el péndulo señala, con los ojos muy abiertos y las pupilas dilatadas. Da igual lo que Hank diga, ese ser no es de este mundo, si lo fuera, el péndulo no reaccionaría. Además algo dentro de ella se lo dice.

El ser desaparece tras ser descubierto, tal vez nos está invitando a seguirle o tal vez nos teme. En cualquier caso, Paloma mantiene la compostura pero se prepara para las reacciones de sus compañeros, temiendo que alguno de ellos entre en un pánico imposible de contener.

-Calma, amigos, mantened la mente en el mundo tangible.-Les dice tratando de adelantarse a su posible derrumbe.

La periodista señaló uno de los crucifijos mientras sonreía — Es gracioso ¿Verdad? Tanta devoción en... Esto. Y parece que realmente pertenecían a una secta. Curioso, muy curioso — Lo que dijo había sido más una reflexión personal pero cierto era que esa paradoja le resultaba entretenida.
Frunció el ceño al ver los acontecimientos — Habrá un imán cerca porque eso... — Se quedó totalmente muda llevándose una mano a la boca y apuntando a la figura con su pluma como si de un arma se tratase. La sorpresa del péndulo ya había quedado atrás. La figura captó toda su atención — No... No puede ser... — Se froto los ojos mientras miraba a ambos lados — Yo he visto... — Necesitaba escuchar más palabras de alguien, confirmar lo que ya sabía por lo que sus compañeros habían dicho y su cabeza se negaba a certificar — Hay una explicación racional para todo esto, tienes que ser algún efecto óptico. No puede ser —

La extraña figura no responde a la orden de Hank, desapareciendo hacia el piso superior. El péndulo que sujeta Paloma vuelve a caer por su propio peso.

Los investigadores quizá decidan justificar o no lo que han visto, pero ninguno ha podido evitar una tremenda perturbación que les ha puesto los pelos de punta. Esos ojos parecían escrutar su mismísima alma. Marie y Tobías tardan unos segundos más en reaccionar, notando cómo su cuerpo tiembla y unas gotas de sudor frío recorren su espalda.

Afortunadamente se recomponen, y ahora deben decidir, junto a Hank y Paloma, cuál será su próximo movimiento. ¿Seguirán explorando las habitaciones del otro lado del pasillo, como tenían previsto?, ¿o quizá decidan ir al piso superior, o al inferior?, ¿o mandarán todo al diablo y se marcharán de esta casa infernal?

Hank seguía mirando las escaleras con desconfianza. A pesar de intentar ser un hombre medianamente racional, había una extraña perturbación en el aire que incluso él notaba y no podía explicar, incomodando más al anticuario. Su corazón se aceleraba levemente, era el mismo miedo de cuando leías un relato de terror y temías pasar la página para no descubrir que aquella puerta que el protagonista estaba cruzando contenía el mayor de ellos errores, sintiéndose él mismo ese personaje dentro de una historia.

Se giró hacia sus compañeros y no hizo falta preguntar, el sudor frío de alguno de ellos y sus pupilas dilatadas le decía suficiente.

Nos queda la parte izquierda.- No iba a reconocer en voz alta que necesitaba un poco de tiempo antes de inmiscuirse en el segundo piso, usando la excusa de revisar todas y cada una de las habitaciones de esa planta. Igualmente, “sólo por precaución” se decía entre dientes, sacó el revolver que llevaba para casos de emergencia y lo sostuvo con la mano libre, enfocando de vez en cuando las escaleras para no tener más sorpresas.

¿Qué demonios era eso?

¿Dónde se habían metido?

- Esto.. - consiguió decir a duras penas tras lo que habían visto. - ¿Le faltaban las piernas? Creo que lo mejor en este sitio es demoler y volver a construir.. porque madre mia - dijo y se santiguó. No era especialmente creyente pero estaba totalmente convencido de que necesitarán toda la ayuda posible. Aunque después de santiguarse agitó la mano.

Tobías imitó a Hank y sacó la pistola mientras alumbraba con la otra mano.

- Sí, revisemos la izquierda y subamos..

Paloma manosea un poco el péndulo, como si tratara de cargar su energía o algo así...o tal vez sólo estuviera nerviosa. En cualquier caso, deja de hacerlo y asiente con la cabeza.

-​​​​​-Si muy bien... izquierda ahora...les adelanto que sus pistolas no les servirán.- dice, enigmática- recuerden "el diablo será derrotado..." - no termina la frase y espera que ninguno lo haga aunque lo recuerden. Nunca se sabía del todo la clase de poder que podían tener algunas palabras o frases- estén atentos y mantengan los pies en el suelo.

Dicho esto vuelve a tomar el péndulo de la manera de antes y deja que vaya bailando al ritmo de sus pasos.

Los investigadores mantienen el plan establecido, de manera que continuan examinando el resto de habitaciones de la planta baja.

La primera de ellas parece ser un trastero. Está llena de cajas y trastos, como un depósito de agua oxidado y una vieja bicicleta. En el extremo derecho de la sala hay un aparador con las puertas desvencijadas. Tras un registro, no encuentran nada de interés aquí.

La segunda estancia da la impresión de cumplir la misma función que la anterior. Contiene muebles viejos, varios de ellos destrozados, posiblemente para usarlos como leña en una estufa o chimenea. Los investigadores no encuentran nada más.

La última habitación es un vestíbulo correspondiente a la entrada lateral de la casa. La puerta está asegurada por dentro con tres candados y dos cerraduras. Hay abrigos colgados, chanclos, sombreros y paraguas. También hay algunos sacos de carbón para la estufa. Inspeccionando la ropa no hay nada en los bolsillos, y el resto de la habitación tampoco ofrece ninguna pista reveladora.