Partida Rol por web

Escena 1. Hora de Zarpar.

Llegado el momento de embarcar en el St. Louise, que así se llama el yate, quedáis en el embarcadero de Santa Cruz, que es donde se encuentra el yate que ha alquilado Oliver. Está bastante lejos de vuestras casas, pero el precio que ha tenido que pagar es bastante más barato que en cualquier otro sitio. Además, Oliver se ha estado informando y ha llegado a la conclusión de que es un buen sitio para zarpar, pues la bahía de Monterrey ofrece muchas opciones con las que amenizar el viaje.

Antes de zarpar os alecciona con un montón de información sacada de wikipedia que sinceramente no necesitáis saber, pero que no obstante, Oliver, insiste en compartir.

La bahía de Monterrey es una bahía del océano Pacífico, en la costa de California, al sur de San Francisco, entre Santa Cruz y Monterrey. La bahía, casi semicircular, está rodeada por un segmento de la Ruta Estatal 1 en la cual conecta a Santa Cruz en el extremo norte y hacia Monterrey en el extremo sur.

La bahía de Monterey es hogar de muchas especies de mamíferos marinos, incluyendo a nutrias marinas, focas del puerto y delfines mulares; al igual que la ruta migratoria de ballenas grises y las ballenas jorobadas y un sitio para la cría de elefantes marinos. Muchas especies de peces, tiburones, moluscos como el abulón y calamar, aves, tortugas marinas también viven en la bahía. Varias variedades de algas crecen en la bahía, convirtiéndose en algunos tan altos como los árboles, formando lo que se conoce como un bosque de algas.

El cañón de Monterrey, uno de los mayores cañones submarinos en el mundo, comienza frente a las costas de Moss Landing, exactamente en el centro de la bahía de Monterrey. 

Y por todo ello y porque Oliver es un apasionado el mar y el buceo, está convencido de que no ay lugar mejor para pasar las vacaciones que el que ha escogido tan minuciosamente con el único requisito del bajo precio del alquiler del yate.

Al llegar al mulle, aparcáis vuestros coches en un aparcamiento privado donde el dueño de la empresa de alquiler de yates, un tal Geremy, os ha dicho que podéis dejar vuestros vehículos sin recargo alguno. Al salir del aparcamiento, los seis os reunís frente a la sede de la empresa Funny Yatch Rent. El edificio se encuentra en primera línea de mar. Se trata de un edificio moderno de madera pintada de blanco y con un enorme cartel bastante moderno con el nombre de la empresa. 

Nada más acceder al interior del mismo, observáis que la recepción no es demasiado grande, pero el mobiliario es bastante moderno y está todo limpio y con un suave olor a lavanda. Una barra de color blanco se encuentra frente a vosotros, y a vuestras espaldas y contra la pared varios butacones de cuero sintético también de color blanco y una mesita en medio de cristal con revistas náuticas sobre la misma. Las paredes están decoradas con fotografías de diferentes yates, un cuatro en relieve de nudos marineros y una enorme foto de un sonriente hombre con barba y gafas, que hace un gesto de aprobación con ambos pulgares hacia arriba y un yate en un embarcadero de fondo.

Enseguida sale un hombre de la trastienda y sonríe al ver a los seis jóvenes que le están esperando.

- ¡Muy buenos días! - Dice con una amplia sonrisa en la cara. - Usted debe de ser Oliver... - Pregunta mirando a Hugo. Cuando éste dice que no y señala hacia el joven de color, parece como si aquel hombre quedará algo sorprendido. - No mencionó en la reserva que... - Tragó saliva y se comió sus propias palabras. - Soy Geremy, el dueño del negocio. Señor Roberts, aquí tiene el contrato. Debe firmarlo aquí y aquí... 

Tras una rato de firmas y papelo, el grupo sale del negocio camino del embarcadero y es entonces cuando Geremy les presenta el yate en el que van a pasar una semana entera los seis juntos. 

- Éste es el Saint Louise. - Dice señalando una moderna embarcación. - Está dotada de la última tecnología náutica... y también de varias comodidades extra. Tiene veintisiete metros y medio de eslora y ofrece una comodidad extra conford en su interior, con un gran volumen, y buen equipamiento además de unos deliciosos espacioes en cubierta. Un enorme arco de cojines para tomar el sol, una piscina de hidromasaje, un asiento de piloto para tres huéspedes y mucho más.  Con un casco de acero, el desplazamiento tiene una velocidad de crucero de 12 nudos, y alcanza una velocidad máxima de 14 nudos. Esta belleza tiene capacidad para siete huéspedes en tres cabinas. - [/B]Sonrió. - Más que suficiente para ustedes. - Sacó unas llaves de su bolsillo, las agarró por el llavero y dejó que se mecieran unos segundos antes de entregárselas a Oliver. - Todo suyo...

YATE ST. LOUISE

Cargando las cajas con ruedines que llevan las provisiones que conseguí a un precio más que beneficioso en el supermercado en el que he trabajado este año -bueno, uno de mis trabajos-, voy siguiendo al grupo de un lado a otro. Mentalmente, solo me preocupa el recuento de lo que he traído... pizzas, bebida... vale, todo lo necesario para sobrevivir.

Cuando llegamos al embarcadero y veo esa preciosidad, no pudo menos que soltar un

-Mola, tíos

... por lo demás, ni pajolera idea de como se lleva eso; espero que Oliver tenga algo de idea... porque yo, pienso estar pedal gran parte de la travesía. Lástima no haber conseguido un poco de María para acompañar las fiestas...

A la espalda, llevo mi equipaje personal; nada destacable: una bolsa de lona con ropa, y poco más... no creo que haga nada. De todos modos, sigo con la molesta sensación de que me dejo algo importante por traer... Bfff.... demasiado empanado estoy, que he tenido que madrugar para llegar al sitio este tan alejado de casa. Y menos mal que íbamos en sentido contrario al tráfico más espeso de entrada a la ciudad, que si no, seguiríamos atascados...

Veo como hipnotizado las llaves del yate... son las llaves de entrada al mundo de la felicidad.... Sonrío... Y pienso... 3 camarotes, somos 3 chicos y 3 chicas... ¿como repartiremos las camas?... Sonrío

Llegó tarde directamente al embarcadero donde la dejó un amigo que la trajo en moto. Con la mochila a la espalda, un pareo de franjas azules un poco debajo de las rodillas sin nada debajo, y un pañuelo tapando sus senos pequeños, dejando al aire el vientre liso y el persing acerado decorando el ombligo. Una gorra negra y gafas de sol.

La sonrisa de dientes inmaculados puesta desde la noche anterior.

-¡Hola, gente! –señaló con un pulgar a la mochila y guiñó un ojo- Traigo material del bueno –Se refería a la maría que había conseguido del motero con ruegos, besos, promesas, unos cuantos dólares y un polvo mágico en la playa. Los abrazó a todos, uno por uno, y una por una, estampando un besazo en cada mejilla. Abrió mucho los ojos al contemplar el Sant Louise- ¡Qué pasada!  ¡Va a ser la hostia, lo vamos a pasar de puta madre! Venga, a qué esperáis, moved el culo, tíos.

Hugo se había quedado con el pequeño detalle de John mirando las llaves. Justo cuando iba a intervenir para soltarle alguna gracia de las suyas, todo fue eclipsado por la entrada en escena de Stacey.

- ¡Hey Stacey! ¡Así da gusto empezar las mañanas! - la saludó informalmente tras el saludo, no pudiendo evitar fijarse en su cuerpo, olvidándose ya para siempre de mirada embobada de John.

- ¡A sus órdenes, ya tenemos a la segunda al mando! - contestó riendo, mientras volvía a cargar la nevera y se bajaba sus gafas de sol, dispuesto a entrar a aquel impresionante barco.

Oliver fue el último en subir al barco. Venia de firmar los últimos papeles con Geremy. Después de asegurarle, y jurarle, que no iban a montar ninguna fiesta privada en el barco. ¿Qué pensaba ese tipo que hacían en sus barcos alquilados? Jornadas de rezos, seminarios sobre medusas marinas…

Guardo toda la documentación dentro de una bolsa estanca que, como le recomendaron en el curso de patrón, debía de ir guardada y asegurada en el barco. ¡Menuda mierda de papeleo!

Venga, una cerveza para una calentando motores. ¡Que alguien ponga la música! No, ey, no, no. De repente Oliver se calló. Esperar un poco hasta que salgamos del puerto. Nada de música ni alcohol hasta que salgamos del puerto.

Había conseguido convencer a su hermano Sean para que la llevara donde había quedado con sus amigos ya que no le apetecía tener que dejar el coche en un aparcamiento durante toda una semana. Se despidió de él después de que la ayudara a bajar su maleta y la pesada mochila, y esperó hasta que lo vio marchar.

—¡Yuju! Al fin libre —casi gritó mientras comenzaba a caminar en dirección al edificio donde esperaban sus amigos a los cuales saludó con la mano—. ¿Qué tal gente?

Hubiera empezado a decir cantidad de chorradas nerviosa por los días de marcha que tenía por delante, pero aguantó pacientemente hasta que Oliver tuvo las llaves del yate en sus manos. Si empezaban a desmadrar antes de salir seguro que el tío de los barcos rescindía el contrato, y eso sería una auténtica tragedia.

Hacía calor, como casi siempre, así que Lucie vestía un cortísimo pantalón de color caqui y una camiseta blanca de tirantes que dejaba ver la parte superior del bikini negro que ya se había puesto pues tenía pensado tomar el sol nada más subiera al yate, eso sí, acompañada de una cerveza bien fresca. Además, cuando oyó que disponían de una piscina de hidromasaje pensó que sería mejor cambiar de planes y que en lugar de pasar unas horas al sol sería mejor en el agua. Eso sí, la cerveza no la soltaría.

—Ey, ¿alguien me ayuda con esto? —Preguntó señalando la mochila cargada de botellas que le estaba pesando demasiado. Ne quería caerse mientras subía a bordo.

Hacía unos días que había roto con Jason, así que, tuve que pedir un taxi para ir hasta el embarcadero, aproveché a hacer unas cuantas fotos en el interior para luego subirlas a instagram y felicitar el día a mis seguidores.

Joder, soy la última en llegar - ¡¡¡Ehhhh, esperadme, ya llego, ya llego!!! - Menos mal que el taxi me dejó cerca, así no tengo que tirar del trolley - Ya estoy aquí, ¿a qué no sabéis lo que llevo en la maleta? uhhhh, sorpresa, sorpresa - Había metido tantas cosas dentro que ya no sé si las botellas estaban abajo o las había envuelto con el neopreno para forrar, lo cierto es que pesaba una tonelada, menos mal que tenía ruedas y era cuesta abajo.

Me estaba acercando y ya los estaba viendo preparando las bebidas, estos chicos no esperaban - ¡Vaya pedazo de yate, madre mía qué fiestón vamos a montar! Diosss, me encanta - ahora mismo otra foto y la subo, hala. 

- Chicos, qué guapos que estáis - un beso a todos, la verdad es que siempre me gusta provocar un poco, así que, sobo un poco ahí donde el pliego del pantalón - ya, ya, falta hielo, noto mucho calor ahí jajjajaa - ahora las chicas - pero qué guapas que estáis, pero mira que vestiditos más monos, joder Lucie tía, ¿me has copiado? sí, sí, me has copiado - para otra no subo fotos, esta tía me ha copiado el modelo, flipo. - Stacey tía, he pillado maría a tope, lo que nos vamos a reír y tengo más cosas, vas a flipar.

Ya sabéis que vengo un poco depre por lo de Jason, así que, nada de cortarse... quiero fiesta, tengo que olvidar el tiempo perdido cuanto antes - ahora mismo hago un selfie y lo subo para dar envidia, con todos delante y el barco detrás, hala. - A ver, Oliver y Graham me ayudáis a subir la maleta, cuidado que lleva cosas sensibles, se pueden romper.

Oliver se puso a los mandos de la embarcación. Se fijó en el cuadro de mando, comprobó el nivel de gasolina y que todo estuviera a punto. Lo cierto era que aquello tenía más botones que las naves que había aprendido a manejar durante el cursillo. Eso le causó cierta impresión, no sabía si sería capaz de manejar aquel torpedo.

Sólo había una forma de comprobarlo. Encendió el motor y puso el yate en funcionamiento. Aquello se empezó a mover y una sonrisa apareció en el rostro del capitán de la nave, porqué era el jodido capitán de aquella nave, eso nadie se lo podía negar.

El Saint Louise comenzó a moverse y poco a poco se fue alejando del dique. La costa se iba quedando atrás y ellos a bordo de aquel yate de ensueño, iniciaban lo que serían unas fantásticas vacaciones, que consistirían en una fiesta continúa abordo de aquel lujoso barco y con escalas en los mejores puertos de ocio nocturno de toda la región. Iba a ser una semana impresionante que difícilmente olvidarían.

Por fin dejaron la costa atrás. El mar estaba en calma, muy plano. El yate navegaba a doce nudos, lo recomendable. El sol reinaba en lo alto del firmamento provocando que todos ellos sudaran. Por eso empezaron a quitarse prendas hasta que los chicos quedaron en bañador y las chicas en bikini. Suerte que tenían bebidas refrescantes para contrarrestar el calor y hielo. ¡No podía faltar el hielo!

El hielo ni la música, pues ya sonaba en toda la bahía de Santa Cruz. Si, se iban a hacer notar...

wooww dale, Oliver, dale a toda caña!!! -Ya estábamos cabalgando las olas, qué sensación más diver, no recordaba la última vez que monté en barco, así que, había que disfrutar el momento. Vi a los demás que ya estaban tomando algo, así que, me serví un ron-cola para endulzar la garganta, sabía muy bien, volví a tomar esta vez un trago mayor, mmmm está bueno. 

- A ver si ponéis algo de música bailable, hay que moverse - Miré a ver dónde estaba Stacey, igual ya me estaba revolviendo la maleta a la caza de los petas. Graham no paraba de mirarle el culo a Lucie, se ve que venía con muchas ganas, así que, me acerqué a Hugo - ¿y qué planes tiene el chico formal? - Siempre me había sorprendido verlo en las fiestas, no pegaba ni con cola, pero hablando y tal se relajaba un poco. - ¿Te gusta el bikini que llevo? es todo de caramelo, se puede comer, venga, prueba... no seas tímido.

La verdad es que los días anteriores habían sido complicados, los problemas personales y las dudas sobre como plantear su futuro agobiaban casi diariamente al hijo de los Petersen. Por eso, una vez que puso un pie en el barco, se olvidó de todo. Aquello iba a ser casi una terapia. Dejar a un lado el mundo y solo disfrutar, desinhibirse y no pensar en el que dirán ni en qué pasará, ya habría tiempo a la vuelta.

Tras contemplar con los demás como se iba alejando la costa, entre chistes y bromas, se apresuró a quedarse en bañador y guardar todas sus cosas con una innecesaria pulcritud, bien ordenadas.

Lo primero que hizo Stacey al subir a bordo fue dirigirse a proa. Allí, en la posición del loto, dio gracias a los Espíritus de la Naturaleza por el buen final de curso y el regalo que les ofrecían a ella y a sus colegas, el inicio de las vacaciones en forma de un maravilloso crucero por la costa. Luego ofreció un corto cántico en honor del hermano Sol y la hermana Mar, a quienes consideraba entes vivos.

Se embebió de la energía del Universo durante un par de minutos.

Después se apoderó de la litera superior de un camarote, dejó su mochila y su guitarra, se lio un peta * y emergió a cubierta en topless, untada de crema y con la toalla al hombro. Algún alma bondadosa le puso un ron-cola en la mano, agradeció con un tierno beso en la mejilla. Echó un vistazo a su alrededor y decidió que quien más noticias jugosas ofrecía en un principio debía ser Lian, así que se acercó a ella y a Hugo moviéndose al ritmo de la musiqueta. Abrazó a la chica.

-¿Cómo lo llevas? Ese idiota de Jason no tiene puta idea de la joya que ha dejado escapar. –dio una calada al porro y se lo pasó a Hugo- Que rule, cariño, quiero verte sonreír durante toooodaaaa la travesía –Sin perder la amplia sonrisa se paseó alrededor de Lian- Menudo modelito, tía, ¡me encanta! ¡Eres la hostia! ¿Puedo yo también coger un caramelito? –Sin esperar respuesta se inclinó y con la boca arrancó suavemente una perlita azucarada justo donde debía estar uno de los pezoncitos de Lian- Qué bueno. Te vas a quedar muy pronto desnuda, encanto –añadió, divertida, y soltó una pícara carcajada.

Zarpamos... atrás quedan los malos rollos, y el hastío del jodido año académico... ahora solo pienso en tres cosas... pasarlo de puta madre, olvidar,... y la otra... joder, se me ha olvidado  ¡hostias! esto funciona!

-Yuuuuh!!!

... grito cerveza en mano mientras salimos de la bocana del puerto; ahora ya somos libres... bueno, hasta que vengan los Guardacostas y se les ocurra registrarnos... así que... bah, que va, estas cosas no pasan; somos gente de buen rollo.. -Marchaaa!!

El musicote a tope me pone a 100; y la primera cerve me da la vida; al poco, empieza el pase de modelos... Dios... estas chicas, ya de por si están buenorras, pero ganan bastante con poca ropa... o menos, porque, cojones, Stacey ya ha empezado apostando fuerte, con las tetas al aire.... ¡libertad para las oprimidas!!!

Me voy para la proa, y adelanto al grupillo, que está... joer,... devorando el bikini de Lian?? ... al final bajaremos a tierra vistiendo pizzas... Me siento justo a proa, con las piernas colgando por delante de la parte más delantera del yate, dejando que el agua me salpique y el sol me vaya tostando... uf... si esto no es libertad, no se qué se le puede acercar más.

Me tumbo, y quedo con la espalda sobre la proa, viendo el cielo azul por ahí encima... joder, sí que funciona esto... olvido las penas, los curros, los suspensos y las broncas y malos rollos... oigo la música y las risas de la peña, y siento vibrar el motor que impulsa el barco... aún estoy sobrio, es lo único que falla, pero... el día es largo...

Sus amigos habían empezado con fuerza pero ella prefería tomárselo con más calma. Por delante tenían muchos días de diversión, borrachera y lo que surgiera así que mejor ir tomándoselo poco a poco. Después de dejar abierta su maleta encima de una de las literas bajas, sin preocuparse demasiado en sacar la ropa y mucho menos en ordenarla, se quitó la poca ropa que llevaba para quedar sólo con el bikini que ya llevaba puesto y sus chanclas. Cogió tabaco y mechero y subió a cubierta para unirse a la fiesta.

Con una cerveza en la mano y un cigarro en la otra se acercó junto a la piscina de hidromasaje y se quedó en el borde, aprovechando los rayos del sol y sintiendo la brisa marina en la cara. Aquello era la felicidad absoluta. La música sonaba y Lucie observó a sus amigos, todas tan distintos y a la vez con un único propósito en mente, hacer de aquella semana la mejor de sus vidas.

—Estoy de acuerdo con Stacey, Jason es un gilipollas que se arrepentirá de haber dejado escapar a un bombón relleno de nata como tú —se unió a la conversación intentando animar a Lian, aunque en el fondo sabía que su amgia pronto encontraría recambio para su último novia.

A Lucie no le gustaban las tías como a sus amigas, pero eso no impedía para que les dedicara todos los piropos que se le ocurrían, aunque la verdad a ella no se le daba bien halagar en demasía a la gente.

Le dio un trago largo a la cerveza y una calada al cigarro y, mientras dejaba escabar lentamente el humo de su boca, observó con una sonrisa a Stacey, con su descaro acostumbrado, aprovechando la tentación que había lanzado Lian sobre su bikini.

—Ten cuidado Stacey, mucho dulce empalaga y no es bueno para los dientes —soltó con divertida malicia mientras se reía viendo las ganas de Stacey de comer de un solo bocado todo el bikini de Lian. En cambio el tímido de Hugo sólo había cogido un trocito con su delicadeza habitual. Lucie meneó la cabeza sin dejar de sonreír, pensando en que tendrían toda una semana por delante para espabilar al chaval—. Eh John, únete a nosotros venga. ¿Oliver querrá una cerveza o será mejor esperar a que fondeemos en algún sitio?

Que rule ese cigarro Hugo, a ver trae - sí que tiraba, acabo de pegar una calada y me ha despejado no, lo siguiente - voy  a llevárselo al capitán, así se despeja - Estaba arriba aislado, ese lugar de responsabilidad - Capitán Sparrow, ¿cómo te sientes al timón? te veo muy bien, a ver toma fuma un poco, ah y cortesía de la casa, cómeme un caramelo... - Pues va a tener razón Stacey, en cualquier momento me puedo quedar desnuda, voy a tener que remediarlo, me tendré que poner otro, no pasa nada, he traído unos cuantos. Vuelvo a bajar y voy a por otro bañador (la braguita, lo de arriba todavía da mucho juego), y ya de paso organizo un poco la maleta en el cuarto - Stacey compartimos camarote - mmmm ésto promete. 

Saco la bebida que traje y la meto en la nevera (tequila, ron y cervezas), y cotilleo el yate, a ver cómo son las habitaciones y lo que hay - Bua, menuda pasada de yate, tiene de todo. - Y lo mejor la compañía, vuelvo con Lucie, John, Stacey y Hugo. - A ver, dejarme hueco, ¿John, no te apetece comerme nada? venga, prueba, no seas tímido. - Había de todos los sabores: fresa, lima, limón, piña, naranja, cola... - Tomad el cigarro, está muy cargado ojo jajjajaaa

Sonrío... leches... la gente empieza fuerte!... y apenas hemos salido a mar abierto!!

-Que no me entere yo que pasáis sed! .. si gastamos algo, en tierra reponemos provisiones, pero por beber, que no falte.

Haciendo caso de lo que ha dicho Lucie, me acerco a por las birras, y le lanzo una a Oliver, que la pilla al vuelo; está fresquita y... hasta que paremos por ahí, hay que mantenerse hidratado...

-Tío, si necesitas relevo al timón, me cuentas como va y te hago un relevo! ... aunque no tendré ni puta idea de nada más que girar...

Me voy para el grupo; ya he tenido el momento de estar a solas que necesitaba, para quitarme movidas de la cabeza, y con otra cerve recién abierta en la mano, de repente me encuentro con un peta en los labios...; una calada, y lo hago rular

-Si damos con un sitio guapo, apetecería pararse para darse el primer chapuzón, no creéis?

Lian se largó a dar un volteo mientras ella degustaba dos de los caramelos y le miraba la "espalda". Para girarse al poco hacia Lucie, sonriéndole malévola- Se me podrían caer todos los dientes comiéndome tu caramelito, Lucie -su risa infantil vibró en cubierta- Deberías probar el lado oscuro, lo que pase en el crucero, se queda en el crucero.

Respeta la heterosexualidad de su amiga, la inclinación sexual de todo el mundo, pero disfrutaba con estas bromas. A lo mejor un día picaba o sentía curiosidad. Lucie tenía un cuerpo tan de infarto como el de Lian, y Stacy se comería su caramelo y hasta su culo si se le presentaba la ocasión.

Se movió sensual con la canción. Bebió de su vaso, cazó el piti de manos de John, le dio una profunda calada y se lo pasó otra vez a Hugo- Venga, dale, es pura Naturaleza, pura poesía, tío -se ríe.

Se acerca a John, bailando a su alrededor- Me parece de puta madre. Desnudos. Que nada se interponga entre el mar y nuestros cuerpos -se termina de un trago su ron-cola- ¿Hugo, me preparas otro? Eres un cielo. Te quiero.

—La perseverancia es una gran cualidad que suele conducir al triunfo querida Stacey —dijo con tono insinuante mientras le guiñaba un ojo a su amiga. Ese tipo de bromas entre todos ellos estaban a la orden del día.

Dio un último trago a la cerveza que ya se había calentado algo y, levantándose, se quedó de pie terminando también su cigarro. Vio como Hugo se dirigía a preparar unas bebidas y decidió que ya era hora de cambiar de palo. Buscó un cenicero donde dejar la colilla y se acercó al chico más tímido de todos.

—Venga que te ayudo a preparar las bebidas porque creo que a todos les va a apetecer uno de estos —comenzó a coger hielo, vasos, alcohol y refrescos junto a Hugo—, y joder tío, tú tendrías que tomarte dos para animarte. Estamos de vacaciones. Viva el desenfreno —mientras preparaba las bebidas comenzó a bailar al son de la música, pegándole un empujón con su cadera a Hugo para animarlo a que se dejara llevar por el ambiente festivo.