Partida Rol por web

- Si, eso sería una muy buena idea. - Le respondió al bárbaro. - No hay que perder ni un solo segundo. - Dijo mirando a todos los presentes. - ¿Quién viene con nosotros? - Dwama sabía que la misión era peligrosa y que a la hora de la verdad había alguno que se echaba atrás. Esperaba que ese no fuera el caso, pues necesitaban todas ayuda posible.

Por increíble que parezca la historia, estoy dispuesto a descubrir si es cierta o no; aunque puede que sea el exceso de cerveza el que me predispone a emprender esta aventura.

—Freyan y yo iremos con vosotros —les confirmo a Grob y a la enana—. Os hará falta el olfato de mi loba para seguir el rastro a esos seres hasta su escondite. Y la ayuda de la mestiza tampoco nos vendría nada mal si está dispuesta a ofrecérnosla. Por lo visto también se han llevado a los caballos y nos favorecería su experiencia con esos animales. ¿Qué nos dices, semielfa?

Miro a los compañeros que parecen más reticentes a sumarse a nuestra incursión nocturna.

—No te preocupes, manos-suaves, tú puedes quedarte cuidando del mercader si te asusta la acción. ¿Y tú, Lassar, te vendrás con nosotros para tener una buena anécdota que contar a las fulanas o te quedarás con el paladín a disfrutar de la cerveza local? Decidid deprisa porque a ese chico no le queda mucho tiempo.

-"Bueno, supongo que ir con ustedes me reportará algún beneficio económico, asique sí. ¡Pueden contar con mi pericia! Después de todo, algo novedoso tendré que contar a esas magníficas y complacientes mujeres de taberna, jajajaja. Pero claro, amigo Targax, tú de mujeres no entiendes mucho... supongo que en lo profundo del bosque uno se tiene que buscar la vida como sea..." Mi mirada va de él a su lobo y de su lobo a él.

-"Jajajajajaja." Una risa sincera y estrambótica sale de mi garganta.

-"¿Y bien, cuándo partimos?" Digo al grupo.

—Ni entiendo de mujeres ni de vestirme como tales —le reconozco al oportunista Lasar con una sonrisa igualmente sincera—. Tal vez durante el camino tú puedas aprender de mí algo sobre el bosque y a cambio compartas con todos nosotros el relato de cuándo y por qué traumático suceso decidiste empezar a travestirte. Mi relación con Freyan sin duda es muy íntima, pero sospecho que no tanto como la tuya con los hombres que te mantuvieron de niño...

Un tipo como yo, que siempre viaja con todas sus escasas pertenencias, no tiene mucho que recoger de modo que estoy preparado para partir de inmediato si mis compañeros lo están.

Grob estaba impaciente. Es lo que tiene el haber pertenecido a una horda: las cosas se hacen rápido en una horda.

Se nos suben los caracoleeees, decía.

- Vamos a dejarnos de debates vacíos y vamos a ir a por todas. - Dijo la enana con determinación. - Partamos cuanto antes. ¿Bien?

La enana se puso en pie, recogió su equipo rápidamente y se colocó su hacha a la espalda. Estaba lista para salir de nuevo a campo abierto y empezar a buscar de nuevo en el punto donde lo habían dejado la noche anterior. Ahora tenían una certeza. La certeza de que un testigo les había indicado la senda a seguir.

La pareja de ancianos posaderos se despiden de vosotros deseándoos buena suerte y también lo hace sir Héctor, no del todo convencido de la veracidad del relato y receloso de que la taberna pueda ser asaltada sin protección en vuestra ausencia. De este modo, los cinco os ponéis en camino con la esperanza de llegar a tiempo a salvar a Lucius de sus secuestradores.

Siguiendo las indicaciones de su padre, seguís el camino hacia el este y después, al llegar hasta el riachuelo donde encontrasteis la lanza, lo cruzáis y proseguís recto, adentrándoos en el bosque que hay más allá.

En la noche cerrada y sin lunas, no contaríais con más guía que la que os ofrecen los agudos ojos de Dwama si no fuera porque Lasar no tarda en encender una antorcha con la que alumbrar vuestros pasos. Gracias a ello, podéis avanzar por entre la espesura sin grandes tropiezos hasta llegar a una sección donde el camino vuelve a reaparecer en la linde del bosque.

Bajo la titilante luz de la antorcha descubrís el polvoriento sendero salpicado de oscuras y viscosas manchas de sangre relativamente recientes. Hay inequívocas señales de lucha donde presumiblemente se defendieron los mercaderes y un rastro de ramas rotas y tierra removida en dirección a la cercana colina que se halla al norte.

Grob tener plan, anunció. Grob va delante haciendo ruido y tocando los cojones. Mientras, gente más liviana va por aquí o por allá, cerca, pero no mucho, pero mucho silencio. Luego esperar a que aparecer enemigo emboscado y darle lo suyo mientras Grob sale corriendo... ¿Cómo se decía eso? Un tipo se lo dijo, le aconsejó cómo presentar el tema y Grob se lo había aprendido de memoria. Ah, si. Grob hace "mo-vi-mien-to tác-ti-co re-tró-gra-do".

Si alguien hacer también mucho ruido, poder venir con Grob. Más divertido.

Posiblemente si esperásemos al amanecer, hasta un ciego podría seguir a los secuestradores hasta su refugio por las huellas que han dejado pero parece que no tenemos tanto tiempo.

No es que el plan de Grob me parezca descabellado, pero creo que podemos encontrar maneras alternativas de descubrir la madriguera de esos pequeños monstruitos negros sin tener que pregonar a los cuatro vientos nuestra presencia.

—Freyan, rastrea —ordeno a mi loba, para que olfatee el lugar y trate de seguir los vestigios de miedo y sangre que Lucius ha dejado tras de sí.

A la bien entrenada loba de Targax no le costó ningún esfuerzo quedarse con el característico aroma de las criaturas a las que debía rastrear y comenzar a golpear a su amo con el hocico para que se apresurase a seguirla.

Tenéis la sensación de que, incluso aunque la antorcha se os apagara en algún momento, Freyan sería capaz de guiaros infaliblemente por el olfato si accedéis a ir tras ella.

Después de decidir que partíamos hacia el punto donde nos dijo Marcius, Héctor decide quedarse para asegurar la posada y cuidar del herido. Tampax se refiere a mí como travestido, pero creo que no sabe qué es eso. Nunca ha salido del bosque y la zoofilia que practica le está abotargando el cerebro. ¡Hasta se viste con pieles de sus amantes!

De camino al lugar, la noche se va volviendo más cerrada. Vamos avanzando hasta el riachuelo y lo cruzamos, adentrándonos en el bosque. Enciendo una antorcha para poder seguir avanzando sin peligro. Más adelante encontramos un sendero y en él el rastro de la trifulca, los signos de violencia se ven por todas partes. Parece que el rastro de estos seres se dirigen hacia el norte, hacia una colina.

Targax manda a su obediente loba a seguir el rastro. Esta empieza a olfatear y sale en dirección norte.

-"Grob, será mejor ir con cuidado. No sabemos lo que nos podemos encontrar. El sigilo y la sorpresa serán nuestras mejores armas de momento. ¿Queréis que apague la antorcha o supondrá un problema ir a oscuras? La luz puede delatar nuestra posición. Targax, supongo que tu loba nos avisará si nota problemas, ¿no?"

—Buena chica —felicito a mi loba antes de responder a la peregrina sugerencia de Lasar—. Si fuera posible, me gustaría poder seguir viendo por dónde vamos. Puede que Freyan consiga seguir el rastro de los secuestradores pero sería estupendo que nosotros pudiéramos seguirla a ella, ¿no os parece? Vamos, la alternativa es golpearnos con alguna rama baja o caer en alguna zanja y rompernos un tobillo cuando no algo peor.

- No tengo problema alguno en que apagues la antorcha. Mi visión es buena en la oscuridad. - Dijo la enana. - Pero no condición natural no es la misma que en vosotros los humanos. No quiero que os tropecéis y os rompamos un tobillo... - Aclaró. - Será mejor mantener una fuente de luz. Al menos de momento.

Y dicho aquello se apresuró a seguir los pasos de la loba. Sus piernas eran cortas y tendría que ir a la carrera, si pretendía seguir el paso del resto del grupo.

Continuáis avanzando guiados ahora por la loba de Targax. Ciertamente la antorcha que lleva Lasar os convierte en un blanco fácilmente visible pero sin ella os resultaría imposible avanzar a ninguno de vosotros, exceptuando a Dwama, quien sí puede ver perfectamente en la más absoluta oscuridad.

La enana aguanta bien el ritmo a pesar de sus cortas piernas, lo suficiente incluso como para adelantar en ocasiones a Targax con su incómoda y calurosa armadura de pieles. Los otros tres llevan la delantera, pero no pueden alejarse demasiado puesto que Freyan procura mantenerse siempre cerca de su amo para indicarle el camino.

Elhäine viaja a pie, consciente de que en la oscuridad su caballo puede tropezar y sería una desgracia que ambos cayeran. El animal se encuentra visiblemente intimidado por la presencia de la loba pero ésta no le hace el menor caso mientras olfatea el paraje tras la pista de Lucius.

Lleváis un trecho caminando colina arriba cuando una extraña música de violín comienza a sonar directamente encima de vuestras cabezas. Miráis hacia arriba tratando de identificar el origen de la música entre el denso dosel de hojas y podéis sentir cómo vuestros pies comienzan a moverse involuntariamente al ritmo del violín.

Avanzábamos lentamente pero seguros hacia nuestro destino. La loba era una excelente rastreadora y nos llevaba por donde había menos arbustos. Casi al llegar a la cima de la colina comenzámos a escuchar una melodía de violín que nos incitaba a bailar.

-"¿Pero qué diablos?"

La música es muy pegadiza y se me mete en la cabeza...

No somos un grupo ni particularmente sigiloso ni discreto. Caminamos por el bosque haciendo tintinear nuestras armas y armaduras acompañados del nervioso piafar del caballo de Elhäine y de la única luz en varias millas a la redonda.

Me inquieta no solo que seamos un blanco fácil para una emboscada de esos pequeños monstruos de piel oscura, sino que otros habitantes del bosque puedan sentirse amenazados con nuestra invasión de sus dominios. Enfadar a un oso o a un jabalí por accidente sería una fatalidad que pondría fin a las esperanzas de nuestro grupo.

Con los nervios a flor de piel y estos pensamientos inquietantes en la cabeza, casi se me para el corazón cuando de pronto escucho el desacostumbrado chirrido de un instrumento de cuerda justo encima de donde estamos pasando. Y sin embargo la composición es tan alegre e irresistible...

De pronto la enana empezó a escuchar un extraño sonido para encontrarse en medio de un bosque. Era un sonido melodioso y muy animado, una melodía tocada al violín. Era una cancioncilla pegadiza y que invitaba al baile, la risa y al cante.

Las piernas de la enana empezaron a moverse. Dwama empezó a chasquear los dedos y una sonrisa iluminó su rostro. Aquel ritmo invitaba a bailar, de eso no había duda alguna. Aunque la enana sabía que no debía, que no era buena idea... Simplemente empezó a danzar.

- ¡Tralara tralara tralalara, tralara tralara tralará! Empezó a canturrear alegremente.

Gracias a la bella loba que les guiaba, el peculiar grupo de aventureros avanzaba rápidamente a través del bosque siguiendo el rastro de aquellas extrañas criaturas. De pronto una alegre música comenzó a sonar por encima de sus cabezas y tanto la mestiza como varios de sus compañeros comenzaron a bailar y cantar sin control al son de la melodia. Sin duda alguna alguien estaba utilizando algún tipo de magia para hechizar a los aventureros y lo estaba consiguiendo...

Grob no va a ser sigiloso. Grob ser muy macho y no ocultarse como nenaza (y estaba claro que no tenía la más mínima habilidad, sobre todo con su armadura haciendo ting por la vida).

Luego fue por ahí entre los árboles tranquilamente, como el que más, pero sin hacer el tonto más de lo necesario.

Hasta que escuchó la música aquella y se quedó ojiplático al ver cómo la gente se ponía a bailar y cantar. Eso si que no se lo esperaba. ¿Estarían locos? Oliéndose algo malo, Grob se quedó muy quieto aprovechando que los otros no paraban de llamar la atención. Si esto era un sortilegio, quien lo hacía acabaría por salir a capturar a su presa, y entonces igual Grob podía hacerle tragar el puñetero violín... Porque lo que es verle, ahorita mismo no tenía ni idea de dónde estaba.

Al escudriñar en las alturas puedes distinguir a dos criaturas no mayores que gatos encaramados a una rama situada encima de vuestras cabezas. Sus torsos, brazos y rostros son humanoides, con la piel de color azul claro y el pelo verde; sus alas, antenas y patas marrones en cambio os recuerdan a las de un grillo.

Uno de los dos está tocando un violín diminuto y el otro no deja de señalaros con un dedo mientras ambos ríen a carcajadas viendo a vuestro grupo bailar al son de su música.

Los conoces bien a pesar de que no hablar su idioma. Son una pareja de grilios y está claro que os han hechizado de algún modo solo para divertirse a vuestra costa; os sentís algo abochornados por ello. A fin de cuentas, vosotros sois mucho más grandes y temibles y, sin embargo, no parece que os tengan ningún respeto.

Todo apunta a que tendréis que seguir bailando hasta que ellos decidan que dejéis de hacerlo o encontréis otro modo de hacerles parar.