Partida Rol por web

No comprendía uno solo de los signos que estaban inscritos en aquel pergamino. Lo bueno o al menos así parecía, era que se trataba de un idioma y que por lo tanto, alguien debía de conocerlo. Quizás alguien pudiera ayudarle a descifrar aquellos signos y de no encontrar a nadie, él mismo con tiempo, quizás lo lograse. 

- Descansaré, meditaré, llenaré el estómago, rezaré a mis dioses y visitaré ese lugar sagrado, Threltheax. - Confirmó sus intenciones al chamán.

Por fin tenía un objetivo que realmente le llenaba. No sabía exactamente a qué se estaba enfrentando, como tampoco sabía nada de las profecías de los hombres lagarto, pero desde luego, lo que si tenía claro era de que estaba a las puertas de enfrentarse a su propio destino. 

19 Corij 433 AC

Te tomas tu tiempo para recobrar fuerzas y rezarle a Gilean para que te sea propicio. E incluso le dedicas un rato a inscribir una breve oración en uno de tus pergaminos antes de ponerte en camino hacia la imponente construcción de piedra medio cubierta por la vegetación.

A pesar de que te lleva un buen rato a rodear por completo el edificio de planta cuadrada, todas las entradas que localizas a nivel del suelo han quedado inaccesibles y sepultadas por los escombros; aunque sí localizas una en los niveles superiores de la construcción.

Así pues, inicias un valeroso ascenso, trepando por los grandes peldaños con la ayuda de las lianas y otras plantas que se han enseñoreado del lugar hasta que finalmente logras llegar hasta la cima.

Allí descubres que el acceso que habías localizado desde el suelo en realidad está clausurado por una enorme reja de hierro bastante oxidada pero cuyos gruesos barrotes resultan inamovibles. Aún así, no te das por vencido y recorres su perímetro buscanso una entrada auxiliar. Tus esfuerzos se ven recompensados cuando localizas en el lado opuesto de la construcción un angosto acceso situado en uno de sus vértices.

Para entonces, el sol ha comenzado a descender y proyecta largas sombras. Al asomarte al interior del zigurat, descubres que la oscuridad es total.

- ¡Oh Gilean, ilumina mi bastón! - Alzó la voz elevando su plegaria. Entonces, el bastón del clérigo empezó a emitir luz que lucharía contra las tinieblas y le revelaría el camino. 

Sin más y lleno de fe, Kylian se adentró en el zigurat dispuesto a encontrarse con su propio destino. Lo que le deparaba allí dentro era todo un misterio para él, pero estaba dispuesto a descubrirlo y no sentía miedo, pues aunque estaba solo en el plano material, se sentía acompañado todo el tiempo.

Tan pronto como das los primeros pasos en el interior del estrecho pasillo, sientes cómo el suelo cede bajo tus pies. Por suerte, no se trata de un foso pero sí has accionado algún tipo de mecanismo oculto y una reja de hierro desciende del techo a toda velocidad, rozando tu espalda y atrapándote en el interior del zigurat.

Das media vuelta para forcejar con el pesado rastrillo pero, a pesar de tu notable fuerza, resulta inamovible. Entonces el ruido de algo arrastrándose a tu izquierda te obliga a mirar en esa dirección.

Durante unos tensos segundos no ves nada, pues el origen del sonido se encuentra más allá de la luz de tu conjuro. Pero tras esos momentos de incertidumbre, ves aparecer una figura semejante a un bakali pero que evidentemente no puede estar vivo a juzgar por su avanzado estado de descomposición. Aun así, se mueve cojeando en tu dirección, apoyándose en su oxidada lanza y arañando las paredes de roca con sus garras.

Aunque nunca has tenido que enfrentarte a nada así hasta la fecha, has leído lo suficiente sobre el tema para saber más allá de toda duda que se trata de algún tipo de muerto viviente.

- Vaya... - Murmuró al rendirse tras tratar de volver a levantar el rastrillo. 

Estaba atrapado. No iba a quedarle más remedio que buscar una salida alternativa, aunque a eso había ido hasta allí. No ha buscar una salida, pero sí a explorar el interior del zigurat. Al parecer había una prueba que debía superar. 

Al ver a aquel muerto viviente se sobresaltó. Suerte que era lento de reflejos y a Kylian le dio tiempo a reaccionar. Pensó en expulsarlo utilizando su símbolo sagrado, pero prefirió pasar desaparecido, al menos de momento. 

El sacerdote de Gilean extrajo uno de sus pergaminos. Uno que contenía una oración para pedir a su dios patrón, para que le ocultara de la vista de ese tipo de criaturas retornadas de la muerte. Una vez con el pergamino entre manos, leyó su contenido. 

- ¡Oh Gilean, escóndeme de la no vida! ¡Haz que pueda caminar entre los no-muertos sin que éstos me detecten! - Y dicho aquello avanzó hacia aquella criatura confiando en que nada le hiciera. 

Mientras la criatura avanza penosamente en tu dirección, tú mantines la calma y registras tu estuche lleno de rollos de pergamino hasta encontrar el que buscas. Has elaborado un cuidadoso sistema de marcas y cintas de colores para reconocerlos sin tener que desenrollar uno por uno y leer su contenido.

La criatura se encuentra ya a muy pocos pasos de ti cuando recitas tu oración y en seguida te das cuenta de que ha surtido efecto. El escamoso muerto viviente se detiene y comienza a mirar a su alrededor con la mirada perdida.

Conteniendo la respiración, avanzas hacia él tan sigilosamente como puedes, que no es mucho por culpa de tu tintineante carga. El pasillo es estrecho, apenas metro y medio y se encuentra prácticamente ocupado en su totalidad por el errático hombre-lagarto, pero tú te pegas a la pared, contienes el aliento y pasas por su lado (prácticamente rozándole) sin que se revuelva contra ti.

Aliviado, sigues avanzando unos pocos metros más por el pasillo y descubres que éste se bifurca hacia tu izquierda. No ves nada preocupante en esa dirección pero sí escuchas unos sonidos rasposos procedentes de algún lugar cercano.

Gilean le había ocultado de la vista de aquella criatura desgraciada y se lo agradecía. No quería enfrentarse a la no muerte. No si no era necesario y no antes de saber a qué se enfrentaba realmente.

El sacerdote se detuvo a escuchar por la procedencia de ese sonido de raspado. Era un sonido demasiado tenue y no supo localizar la dirección exacta de dónde provenía. No le quedaba otra que seguir avanzando y no iba a dejar ninguna zona atrás sin revisar. Con suma cautela avanzó por el pasillo que quedaba a su izquierda.

Al escuchar los ruidos procedentes del pasillo lateral lo sigues durante unos pocos metros y, al doblar una esquina, te topas frente a frente con un segundo muerto viviente.

Afortunadamente tu oportuno sortilegio evita que seas descubierto por el difunto hombre-lagarto a pesar de encontrarte a muy pocos centímetros de él.

A Kylian le dio un vuelco el corazón cuando se topó de frente con otra de esas criaturas muertas. Sin duda se encontraba en un interior de una tumba, aunque no una tumba al uso, pues allí los cadáveres se movían. 

El sacerdote dio marcha atrás tratando de no ser detectado. Regresaría por donde había venido esperando no encontrarse embotellado entre los dos no-muertos. Una vez allí cogería el pasillo sur y lanzaría una piedra o cualquier otra cosa para ver si los dos muertos se juntaban. 

Retrocedes alejándote de la pareja de muertos vivientes y buscas algo que arrojar que atraiga su atención. Coges la piedra suelta más grande que consigues encontrar y la arrojas en mitad del pasillo. El que se encuentra al otro lado mira en tu dirección pero, al no verte, continúa su errátigo vagabundeo.

Entonces sacas de tu mochila tu olla de hierro y la haces rodar ruidosamente pasillo adelante. Con satisfacción, compruebas que la pareja de no-muertos se acerca al utensilio de cocina, examinándolo con sus brillantes ojos sin vida.

Kylian sonrió feliz por su astucia. Había logrado despistar a esos dos reptilianos esqueléticos putrefactos y logró seguir avanzando hacia... Hacia dónde fuera que Gilean le estuviera guiando. 

Sin más, giró a la izquierda atento a ver con qué podía encontrarse ahora. Pese a que estaba logrando despiertar a esas criaturas, podía convertirse en un arma de doble filo, pues si acababa rodeado de no-muertos, era posible que no pudiera escapar y aquellos pasillos eran realmente estrechos. 

Avanzas por el serpenteante camino que acabas de descubrir pero no pasa mucho tiempo antes de toparte con un tercer no-muerto que vaga tan desorientado como sus predecesores. Él tampoco parece verte a pesar de tenerte delante y, de proponértelo, es probable que consigas esquivarle y seguir tu camino sin tener que medir tus fuerzas con las suyas.

Kylian tragó saliva. No quería tener que pelear con la muerte, no al menos con ese tipo de no-muerte. Por ello vacío el pecho y casi sin respirar, trató por todos los medios de pasar junto a aquella criatura desalmada sin que ésta se percatara de su presencia. 

El escamoso muerto viviente no tiene pinta de que quiera irse muy lejos. No avanza hacia ti pero tampoco dobla la esquina para volver por donde ha venido así que, tras esperar un tiempo prudencial, decidez aventurarte a pasar a su lado. No hay mucho hueco por donde hacerlo pero consigues sortearlo arrastrándote por las paredes y esquivando sus torpes movimientos.

Cuando ya casi has conseguido dejarla atrás, un repentino movimiento de su lanza barre accidentalmente tus pies y te hace tropezar y caer de rodillas. El estrépito de tu cuerpo al caer te sobresalta tanto a ti como al no-muerto, que mira en tu dirección sin verte. No cabe duda de que Gilean está contigo porque de otro modo no se explica que la criatura no te descubra pasando tan cerca y de un modo tan ruidoso como el tuyo.

Gateas para alejarte rápidamente del difunto hombre-lagarto y no te levantas hasta haberlo perdido de vista. El pasillo describe una "C" y después continúa recto unos quince metros antes de terminar en un pequeño distribuidor del que parten nuevos caminos y donde te aguarda un nuevo muerto viviente.

Kylian, cansado de aquel laberinto de pasillos y muertos vivientes, decidió pasar a la acción. Regresó tras sus pasos hasta donde el lagarto esquelético no pudiera oírle y entonces se miró las manos enguantadas. 

- Tii'Mhut... - Pronunció. Era hora de probar aquellos guantes. Entonces miró al techo, pues no podía ver el cielo, aunque en su mente allí estaban más dependencias de Gilean. - ¡Oh Gilean, bendíceme con tu favor! 

Entonces regresó, se puso al lado del esqueleto y esperó unos segundos mirando la cara sin vida de aquella criatura. Acto seguido lanzó dos bastonazos contra la criatura.

Invocas el poder de tus guantes encantados y sientes cómo la magia se extiende por tu bastón antes de implorar el favor de Gilean en la batalla.

A continuación, te plantas frente al muerto viviente y descargas sobre él una lluvia de golpes. Para tu sorpresa, la criatura no parece acusarlos en absoluto. Su cuerpo todavía conserva buena parte de su carne y de sus escamas protectoras pero seguramente carezca de órganos internos que dañar y de la capacidad de sentir dolor, lo cual dificulta tu labor de doblegarle.

Los ojos de la criatura han sido reemplazados por dos negras piedras de ónice que brillan con el reflejo de la luz sobrenatural que emana de tu bastón. Por imposible que resulte, tienes la extraña sensación de que te ha visto y así parece a juzgar por el modo en que empieza a blandir su lanza corta.

- Mierda... - Murmuró Kylian mientras dejaba caer su bastón. 

A aquellas criaturas no muertas no se las podía matar a palazos. Eso acababa de quedar demostrado. Por ello desenfundó su daga y trató de asestarle un buen tajo a su adversario. Su ataque fue de nuevo muy burdo y sin efecto. Estaba en un buen aprieto. 

Acostumbrado al largo alcance de tu bastón, la cuchillada de tu daga apenas araña superficialmente las escamas en el pecho de la criatura sin causale daño alguno.

El muerto viviente responde a tus ataques blandiendo su lanza contra ti. Su golpe es certero y consigue alcanzarte junto a la cadera, por debajo de la protección que te ofrece tu coraza. No es una herida grave, pero basta para hacerte comprender que tu adversario puede causarte problemas si no te libras rápidamente de él.

Kylian no cesó en su empeño por acabar con aquella criatura. De eso dependía ahora su vida. Por ello, agarrando con ambas manos la daga de su difunto amigo Valev, lanzó un nuevo ataque contra él no-muerto y esta vez sí logró acertar un buen corte. 

Hundes profundamente la daga de Valev en el vientre de tu enemigo y tiras hacia un lado, desparramando sus tripas ennegrecidas por el suelo. La criatura no lanza ni siquiera un gemido y contraataca con su lanza.

Por suerte, esta vez estás preparado y esquivas su ataque, preparado para saltar nuevamente sobre él y asestarle el golpe de gracia.