Partida Rol por web

Ver a caer al primer caraojete le dio fuerzas a Toril que estaba a empezando a teme que aquellas bestias le dejaran a todo como al pobre Adrik.

—¿qué te dice tu psicocosa, quieres leer algún pensamiento más?

Y dicho esto se fue derecho a por el ojo que quedaba blandiendo sus hachas. Pero en ese instante le lanzaba un rayo directamente a Kroggar, ya no llegaría a tiempo de evitarlo y solo el clérigo podría salvarse esquivándolo, pero tenían que derribarlo antes de que hiciera más daño.

Borzos fingió que se caía hacia atrás y, casualmente, su lanzó un codazo contra el monstruo pero falló. Su bastón, sin emnargo, se abatió contra él con mayor precisión y el enano juró que lo iba a alcanzar.

Kroggar recibió de lleno el rayo disparado por el nótico, pero no sintió efecto alguno. El enano, exultante y rabioso a la vez, lanzó dos nuevos golpes contra el monstruo.

—¡Tu poderr no es nada parra el pueblo de Morradin!

Kroggar furioso aguantó el efecto de la necrosis como si el mismísimo Bargenta hubiera hecho acto de presencia en aquella batalla. En ese instante se inició una ráfaga de golpes por parte de los tres enanos contra el ser perfectamente coordinados.

Primero avanzó Toril batiendo sus hachas como si de un tornado de cuchillas se tratara, dejando en su último golpe espacio a Borzos, quien quebró la cabeza del ser haciendo que esta se agachara a base de fuerza bruta. Aprovechando la situación Kroggar arremetió con su martillo haciendo que sus palabras cayeran con la misma fuerza con la que golpeó al ser en la mandíbula en un movimiento con forma de gancho.

El potente golpe hizo que se levantara del suelo, lanzándole hacia detrás y quedando con la cabeza volteada y fuera de combate.

Fue en ese instante cuando vieron ante sus ojos la potencia de su trabajo en equipo, y se dieron cuenta de que pocas cosas habría que se les resistiera a partir de ahora. Habían dejado de ser novatos, de ser simples soldados rasos.

De pronto la tenue luz que envolvía la estatua de Adrik se hizo más fuerte, hasta que finalmente la coraza de piedra que le tenía paralizado se desquebrajó, dejando al enano libre. Con una fuerte inspiración el clérigo calló de rodillas debido al esfuerzo mientras tosía y alzó la vista mirándoos, sin decir palabra mientras se intentaba reponer. Pese a no decir nada, en sus ojos podíais leer palabras de agradecimiento.

Un sonido de roca desquebrajada continuó la escena, os girasteis, y visteis como las puertas se abrían solas de par en par. Era una sala oscura, apenas alcanzabais a ver nada pese a vuestra condición enana, pero intuíais que era de un tamaño considerable.

Restos ensangrentados de aquellos engendros salpicaban la escena y sus ropas, Toril se adelantó para echar una mano al clérigo que parecía aturdido y debilitado.

—¿Nos acompañarás más allá de estas puertas Adrik? ¿Quizás deberías volver y recobrar fuerzas mientras nosotros nos encargamos a partir de aquí?

No estaba claro lo que le esperaba más allá, pero el clérigo anciano no parecía la mejor compañía ante grandes peligros, pero solo el sabía si aún había algo en lo que pudiera ayudarnos.

—Estamos todos bien, así que cuando estéis preparados parece que algo nos espera en las profundidades.

Toril se dispuso a abrir camino con sus sentidos de explorador para guiar a sus compañeros.

Borzos, cuyo alinto ya apestaba se acercó a Adrik y se apoyó en su hombro.

-Has sido clave en el combate, Adrik, amigo! Me has dejado "de piedra" JAJAJAJA!

Vió entonces que Toril reemprendía el camino y el bárbaro lo siguió.

Kroggar apartó a Toril y a Borzos para darle un fuerte abrazo a Adrik.

—¡Grracias al Padrrenano que estás bien compañerro! Ahorra prrosigamos,  ¡tú también merreces la glorria!

Adrik sonrió a sus hermanos aliviado de haber salido de aquella prisión. Había estado cerca de morir, pero el grupo había sido lo suficientemente fuerte y rápido como para sacar al enano de aquél estado. Se levantó con la ayuda de Kroggar, y avanzó cauto junto al resto del grupo, intentando vislumbrar lo que les esperaba en aquella sala.

En aquél instante, el anciano pudo ver que se encontraba con buena escolta, y eso beneficiaría al grupo, pues hablarían bien de ellos entre los eruditos del templo.

Los cuatro hijos de la montaña avanzaron cautos hasta internarse en la nueva sala, en la más absoluta y profunda oscuridad y silencio. En un lugar, donde puede que ningún enano haya pisado antes, y quizá, donde ningún ser consciente haya pisado en cientos de años. La oscuridad os rodeaba así como un profundo silencio, durante unos instantes no supisteis bien cómo gestionar aquella situación.

¿Avanzar sería la mejor opción? Pensó Borzos durante un momento. Quizá un conjuro de luz pueda darnos algo de visión aquí, puede que esa magia maligna nos esté provocando una ceguera, pensó Kroggar tan cauto pero decidido como siempre. La mejor opción es encender unas cuantas antorchas, se dijo Toril para sus adentros.

En ese momento algo ocurrió… un rugido, un restallar que venía de la profundidad del lugar algo se movía. De pronto la misma luz azulada de las antorchas del pasillo anterior se pudo ver en el centro de la sala fulgurante y resplandeciente, mucho más fuerte que en el pasadizo. De la fuente de luz empezaron a verse multitud de letras, runas como las que observasteis hacía apenas unos instantes. Iban iluminándose como si de una mecha se tratara, serpenteando por el suelo y ascendiendo de manera sinuosa por las paredes, donde iban encendiendo antorchas a su paso, con un fuego de color azulado que no parecía de este mundo.

Y entonces lo visteis, un tesoro como jamás lo habíais visto. Allí había más de 200.000 piezas de oro, sin contar con gemas, joyas, amuletos e incluso armas cuya procedencia era muy probable que datara de cientos de años atrás. Allí estaba, la ciudad bajo la ciudad bajo la montaña, el secreto de Khâzad Felek con todos los misterios que este entrañaba.

Kroggar alzó su hacha instando a sus hermanos de armas a detenerse.

—¡Quietos!—ordenó—Nadie pone un tesorro a la vista si no tiene como objetivo cazarr a un ladrrón. Un botín demasiado grrande porr una defensa que cualquierr batallón podrría haberr superrado.

Era cierto que un sólo hombre nunca hubiera superado esas puertas. Y un grupo como el suyo habría tenido dificultades para superarlo. Pero diez enanos hechos y derechos no hubieran tenido ningún problema en llegar hasta ahí. Ese tesoro era demasiado valioso para lo que habían superado.

El sacerdote de Bargenta sacudió la cabeza.

—Barrgenta, Señorr de las Hachas—llamó el enano a su deidad tomando el medallón de su abuelo—. Rrevelame los secrretos de los arrcano, muestrra la obrra de lo divino.

La acción prudente de Kroggar permitió revelar lo que se intuía. No había criaturas por la zona, y aparentemente no había trampas, pero sí que había una pared disimulada, que no destacaba con respecto al resto de la estancia que parecía sellada.

A su alrededor se arremolinaba la urdimbre, la magia en el lugar. Había alguna clase de protección en las entrañas de aquél lugar. Pero por lo pronto, no parecía haber peligros cercanos en la zona.

Adrik miró a Kroggar mientras este revelaba los secretos del lugar y seguidamente al grupo. Carraspeó fuerte recomponiéndose de los instantes anteriores y agarrando a su bastón pronunció lentamente unas palabras.

- Tal vez sea momento de regresar e informar al resto.

Toril se encontraba profundamente confundido, y agradeció como nunca llevar a dos clérigos a su lado. Si el mismo conociese las oraciones las estaría recitando sin parar para calmar sus nervios.

—Ese extraño martillo nos ha traído hasta aquí, ahora me pregunto, si esos Kobolds estarían buscando este tesoro. Si así fuese solo podría ser comandados por una inteligencia superior, alguien que hubiera conseguido el martillo de algún modo y tuviera conocimientos que nosotros aún ignoramos. Si es así no se detendrá ante nada, y cuando encuentre el paradero toda la ciudad estará en peligro.

—El clérigo tiene razón, debemos dar cuanta de esto a nuestros superiores, ponerles en aviso, y quizás investigar algo más sobre este tesoro.

Borzos se encogió de hombros y no pudo evitar decir lo que, sin duda, todos estaban pensando.

-Erm... y ¿No vamos a intentar abrir la puerta nosotros mismos? ¿Y si cuando volvemos alguien más la ha encontrado y desbloqueado?

Toril se descubrió a sí mismo mesándose la barba pensativo. No recordaba haber hecho nunca algo así. Miró a Adrik interrogante.

—¿Sería eso posible?, ¿quizás el mismo martillo, igual que abrió el acceso a este submundo podría abrir esta …puerta?

No le gustaba nada la idea de pensar en barreras mágicas.

Kroggar estaba de acuerdo con sus compañeros.

—Ahorra que hemos llegado hasta aquí, no podemos darr marrcha atrrás. Ni dejarr sin vigilancia este fantástico tesorro.

Todavía no se podía creer que no hubiera ninguna trampa. Que hubiera esa ingente cantidad de riquezas ahí abajo, sólo con la vigilancia de esas criaturas de un ojo...

Toril se aproximó con cuidado a la pared disimulada. Nada sabía de la urdimbre mágica que la protegía, así que hizo lo poco que podía hacer, poner sus ojos a la búsqueda de alguna marca, alguna cerradura o inscripción, cualquier cosa que les indicase que hacer a continuación. No parecía  una tarea fácil, aquel no había sido un trabajo cualquiera.

—¿Quién pudo contruir algo así, y acumular tal tesoro?

Adrik miró al grupo mientras debatían sobre qué pasos seguir. Se meso la barba durante unos instantes mientras miraba al suelo pensativo seguidamente miró donde el hechizo de Kroggar indicaba mientras evaluaba la situación.

- Es posible que el martillo abra el pasadizo si, pero si lo quitamos tal vez la puerta se cierre de nuevo. Quizás necesitemos refuerzos y cercar la zona durante el periodo que necesitemos investigar esto hasta pensar bien cómo avanzar. – dijo para posteriomente miraros a los ojos uno a uno - Por otro lado vosotros necesitáis más libertad de movimiento… habéis demostrado con creces vuestra valía, y me habéis salvado la vida, no tiene sentido que sigáis formando parte del barracón formativo.

Tras concluir sus palabras se quedó mirando a Toril que estaba inspeccionando el lugar con cautela, intentando averiguar algo más de aquellas ruinas.

- La propuesta de regresar no es si no otra que hablar con vuestros superiores e interceder para que seáis vosotros lo que lideréis la exploración de este sector. ¿Os veis preparados?

Adrik estaba dejando en ese instante las cosas claras, pretendía interceder delante de Barbabronce y de los comandantes del barracón rubí con el objetivo de ascenderos de rango.

Aquellas runas eran extrañas, sinuosas y erráticas. Mientras las leías intentando percibir algo que te diera alguna clase de pista sentías una sensación extraña, como si por momentos hubiera sílabas o pedazos de palabras que llegaras a entender, pero que posteriormente se veían trastocadas y modificadas hasta tal punto de parecer palabras totalmente distintas.

No tenías ni idea sobre magia arcana, pero tu experiencia de explorador te decía que aquél lugar y los pasadizos circundantes iban a estar plagados de trampas.

-Librarse de Barbabronce? Demonios! Eso es mejor que cualquier tesoro escondido! Por supuesto que nos vemos preparados! Me siento honrado por tus palabras, amigo Adrik! Siempre podrás contar con mi bastón!

El pendenciero enano se relajó al instante y puso una mano en el hombro de Toril.

-Has escuchado eso, amigo? Me muero por ver la cara de Barbabronce!