Partida Rol por web

Toril había entrado medio escondido detrás del decidido Borzos, aquel lugar le intimidaba, le hacía sentirse estúpido entre tanto conocimiento, y eso no le gustaba. Había pensado no abrir la boca, pero le venció la curiosidad. Le preocupaba lo que estuvieran tramando esas alimañas en las montañas.

—Señor, lo encontramos en una cueva si, donde atacamos al brujo. Ahora que lo dice sí que hizo algo así, los kobolds que le acompañaban aparecieron de una grieta mágica en la pared de la roca, pero no vimos como lo hizo, todo fue muy rápido. El brujo también estaba haciendo estas pociones, y llego a usar una de ellas antes de caer, y le trasformo en una especie de monstruosidad. — Sacó las pociones y se las puso delante de las narices al clérigo.

Menos mal que estaban en la biblioteca y no en el templo, si no hubiera tenido que darle un severo correctivo a Borzos.

—Parrece que sabe qué es este objeto—dijo Kroggar—. ¿Me equivoco?

El clérigo arqueó una ceja mirando a Toril, mientras escuchaba el relato que contaba sobre el brujo y lo que encontraron en aquella cueva. Seguidamente miró a Kroggar durante unos segundos y volvió su vista al martillo.

- Sí … sé de lo que se trata. - dijo mientras pasaba la mano por encima – Es una llave. Khâzad-Felek es una ciudad que no fue enteramente construida por los hijos de Moradin, y aún a día de hoy seguimos encontrando pasadizos. Si os parece bien iremos al gremio de los artesanos, os contaré el resto por el camino. -finalizó haciendo una pausa y mirando a los tres enanos esperando sus respuestas.

El viejo enano consiguió llamar la atención de Kroggar.

—Vayamos sin demorra.

Desde luego, desde luego!Os acompañamos! -dijo Borzos esforzándose por comportarse como dios manda.

—Sin demorra— añadió Toril haciendo una simpática burla a Kroggar con la esperanza de que no se pusiera serio como un templo.

No fue serio como un templo como se puso Kroggar, sino que su rostro se puso de un encendido color rojo con su calvorota brillando. Parecía un volcán a punto de explotar y si no lo hizo fue porque estaban en un lugar de orden como era una biblioteca.

—Si lo vuelves a rrepetirr, te parrtirré esa cabeza de mediano que tienes—le dijo a su compañero haciendo un terribilísimo ejercicio de autocontrol.

-Sí, Toril, no está bien reirse de las taras de un hermano -dijo, aparentemente serio. 

El clérigo de una edad media avanzada, y con una apariencia más anciana para todo aquél que no formara parte del pueblo enano asintió al ver la reacción del grupo. Tomó el martillo, lo guardó en su túnica, y comenzó a caminar mientras el resto le seguía.

- Si Ivor os ha mandado aquí es porque algo sospechaba… -gruñía recordando lo que Borzos había dicho – y si ya habéis tenido contacto con esto, sólo le ha quedado dos opciones, o involucraros o arrancaros la cabeza para que no habléis. Ese chico siempre hmff... ha tenido problemas. - decía mientras comenzaba a bajar por las escaleras del templo.

- Khâzad-Felek fue construida en apenas unos 250 años. Pocos enanos quedan de aquella época. Esto fue posible porque los primeros colonizadores, los cuales venían de Sundabar fallaron en su misión original de encontrar un nuevo asentamiento en estas tierras. Así que aprovecharon un asentamiento de gigante de las rocas para asentar la ciudadela. De ahí el nombre Khâzad-Felek, o como se diría en común, la casa tallada, porque es lo que hacían estos gigantes.

El clérigo giró a la derecha, luego a la izquierda y bajasteis al nivel inferior, dirigiéndoos a la plaza central del gremio de los artesanos. Una vez allí hizo un gesto a uno de los soldados que estaban por los alrededores, y todo se empezó a movilizar para dejar vacía la plaza.

El enano de edad avanzada comenzó a pasearse por la plaza mientras observaba las estatuas que honraban a los mejores artesanos de la ciudadela. Finalmente se paró en una. Pudisteis observar que se trataba de un herrero con un yunque, el cual estaba golpeando una pieza de metal, pero en su diestra, donde debería haber un martillo, no había nada.

- Estas estatuas fueron retalladas en su día … - dijo colocando el martillo en su mano – y a algunas les falta algunas piezas… - en ese instante de pronto pudisteis ver el mismo efecto que se producía cuando aquél brujo utilizaba el martillo. A los pies del yunque de aquél herrero, la tierra comenzaba a abrirse, dejando ver un pasadizo subterráneo a los pies de la figura que custodiaba dicha entrada. El enano os miró. - Mi nombre es Adrik por cierto, aún no nos hemos presentado. Si tenemos que morir con honor, lo menos es que conozcáis mi nombre – dijo bromeando, y haciendo una referencia clara a que el trabajo encomendado consistiría en explorar aquél nuevo lugar.

¿Morir con honor?, pues si les iba a salir cara la información…

Durante todo el camino, y mientras escuchaba al clérigo, Toril había apretado los dientes aguantándose la risa para no calentar más al enojado Kroggar, no lo había dicho con mala intención, y estaba seguro de que Borzos hacía lo mismo para no reírse a carcajadas.

Pero el golpe de efecto del clérigo con el martillo y la brecha en el suelo le sacó de sus distracciones, ¿qué diantres era aquello? Instintivamente dio un salto hacia tras cuando la brecha se abrió, no entendía muy bien lo que veían bajo sus pies y como el martillo podía hacer aquello.

—Pero… ¿qué se supone qué es lo que estamos viendo ahí abajo?, y… ¿qué es eso que dice que Ivor sospechaba ¿de qué va todo esto?

Borzos miró la botella medio vacía y pensó:

Tanto he bebido? 

Pero, no, aquello era real. Un acceso secreto, un misterio... Borzos sonreía de oreja a oreja.

-Yo soy Borzos, Adrik. Díme, qué nos espera ahí abajo?

Era el día de suerte de Borzos, La intervención de Adrik con su discurso evitó que el orondo clérigo de Bargenta se abalanzara sobre él. En esos momentos la furia que fluía por sus venas era tan potente como la de su compañero, pero Kroggar al final era un hombre respetuoso y eso fue lo que evitó la tirfulca.

En silencio y con la cabeza todavía encendida el enano siguió a su compañero de barba grisácea hasta llegar a las estatuas. En otras circunstancias Kroggar se habría sorprendido como sus compañeros, pero en esos momentos no estaba el horno para forjar.

—Andando idiotas—fue la única respuesta del enano mientras se metía en el túnel.

En los años venideros los bardos enanos de Khazad Felek cantarían sobre la gran epopeya que acababa de ocurrir en esos momentos. El día en el que el sacerdote de Bargenta se enfrentó a su mayor desafío. Contenerse después de haber sido insultado por su forma de hablar. Sin saberlo, ese día Kroggar se convirtió en el patrón enano del autocontrol.

Adrik miró cómo Kroggar descendía sin pregunta alguna. El clérigo asintió ante la disposición del representante de Bargenta y seguidamente se dirigió a Borzos y Toril que observaban la situación con varias preguntas del todo razonables debido a lo disruptivo del asunto.

- Como he mencionado con anterioridad hermano... – dirigiéndose a Toril – todo esto va de antiguas ruinas más viejas que la propia ciudad de Khâzad-Felek un asunto que tenemos del todo capado a novatos, soldados recién entrados y demás miembros de las fuerzas del orden de la ciudadela. Estoy seguro de que Ivor, como decía con anterioridad sospechaba que el artefacto que le presentasteis, el martillo con ciertas capacidades podría ser un artefacto extraño que tuviera relación con todo este asunto. Y por alguna razón, habrá llegado a la conclusión de que simplemente daros órdenes, y deciros que olvidarais todo lo que habéis visto no os habría bastado y habría dado más problemas de lo que solucionara. - tras las explicaciones preliminares hizo una larga pausa mirando a los dos soldados.

- No puedo deciros con certeza lo que hay ahí abajo. La última vez que bajé encontramos un par de basiliscos que casi acaban con la vida de dos de los nuestros. Bajaremos, limpiaremos lo que veamos, y nos aseguraremos de que esta entrada no da pie a que nada emerja reptando de ella por el bien de la ciudad y de su futuro en estas montañas. - miró finalmente a Borzos bastante serio y solemne. Estaba dandoos a conocer sobre una guerra secreta que estaba siendo llevada en Khâzad-Felek, a espaldas de muchos soldados, y a las espaldas de los ciudadanos de a pie.

Borzs se frotó las manos con energía y dijo:

-Parece un trabajo perfecto para mí, Adrik!Un basilisco, ¿Eh? Suena como un tipo realmente duro! Pero no me asusta! Si cuento con estos dos a mi espalda no tengo miedo de nada!

Kroggar no añadió más. Un combate a muerte era lo que necesitaba. Sólo tendría que imaginarse que el enemigo tenía las caras de Borzos y Toril y todo se pasaría.

Parece que las misiones de limpia establos iban a terminar aquí y ahora. Por fin tenían delante un verdadero desafío para demostrar su valía. Habían hecho un buen trabajo con los Kobold y ayudando a sus compañeros en la torre. Ahora estaban entre los que sabían cosas que no todos sabían.

—Pues si estamos preparados, no tenemos más que hablar. Aunque quizás deberíamos descansar...

Borzos se encogió de hombros.

-Sin duda vale la pena entrar en plenas facultades. Dadnos una noche de descanso para que Kroggar recupere los dones de Bargenta y entraremos.

Al día siguiente, al alba, todos se econtraban de nuevo allí y el bárbaro dió el primer paso hacia la grieta.

Tras un largo descanso precio a lo que podría avecinarse, con las fuerzas respuestas, el grupo decidió aventurarse a lo desconocido. La situación empezaba a ponerse seria, las misiones de recaderos, guardias que limpian los caminos y mozo de cuadras habían acabado en este mismo instante.