Partida Rol por web

Gracias a la cuerda mágica de Mongui conseguisteis bajar todos sin demasiado problema por aquella pequeña grieta que se iba ensanchando. La caída era realmente grande y no se veía el fondo aunque cuando hubisteis descendido varios metros visteis la entrada de otra cueva a media altura. Con un ligero balanceo podríais ser capaces de llegar hasta ahí sin problema alguno.

En esta nueva caverna había un gran pasillo natural que viraba hacia el este.

En vuestra estancia había dos estatuas de piedra de un detalle increíble. Parecían orcos guerreros. La primera estatua que visteis era un orco desaliñado con una armadura medio rota, portaba un gran mazó que parecía alzar en el aire como si estuviera a punto de cargar a la batalla. La segunda estatua era un orco algo mas delgado que vestía una túnica, su rostro reflejaba miedo y parecía estar esculpida de manera que daba la impresión que estaba huyendo atemorizado de algo que había mas adelante.

La grieta daba cierto giñe, el no era un atleta, todo no se puede ser en esta vida, como le decía su abuelita. Y si llega a caerse, se habría matado con total seguridad. Y aquello se veía que seguía y seguía, vete ha saber hasta donde. Así que cuando apareció una galería, no había que dejar pasar la oportunidad. A ver que había allí, de momento goblinitas no veía, pero si dos orcos a los que les habían jodido a base de bien. En voz muy baja dijo a sus compañeros:-Mejor, antes de seguir bajando, miramos a ver que ahí por aquí. Pero tener cuidado de no hacer demasiado ruido, que esto no tiene nada de buena pinta.-

Y avanza con mucho cuidado para ver que es lo que hay más adelante, y con cierto respeto, que había oído algún cuento de bichos que te dejaban paralizado con solo mirarlos a los ojos. Y eso también le daba bastante cague.

Mongui se puso como loca al ver las estatuas, que en un principio había confundido con orcos de verdad. La kobold se acercó corriendo a saludarlos hasta que, al chocarse con ellos vio que eran más duros de lo acostumbrado. Con curiosidad comenzó a trepar por el que llevaba el escudo, olisqueando sin parar, tratando de comprender porque aquella cosa que parecía un orco, no se movía.

Era realmente fascinante lo bien hechas que estaban esas estatuas.

Incluso parecían dos de los componentes del último grupo que fue enviado a buscar la corona, pero era demasiada coincidencia que un escultor profesional les hubiera hecho una estatua antes de marcharse y luego hubiera viajado hasta las profundidades de esa cueva para exponerlas. Ese tipo de cosas tan rebuscadas eran mas propias de los elfos jaja.

Babo avanzó un poco para ver el resto del pasillo. La galería de arte seguía.

Había unas escaleras talladas en la piedra que ascendían a una caverna mas amplia. Esa nueva caverna parecía tener dos niveles de altura pues se podía ver una especie de parte superior a unos 15 pies de altura. El escultor que colocó la estatuas no tendría demasiada idea pues había una justo en medio de las escaleras, se trataba esta vez de un goblin arquero que parecía estar apuntando hacia arriba de la repisa. Justo hasta donde alcanzaba a ver la vista, encima del segundo nivel había una cuarta estatua, un alto y fornido osgo -no como Panza- que alzaba dos grandes hachas como en posición de ataque.

Aquello tenía muy mala pinta, pero decidió continuar avanzando. A ver qué podía estar haciendo aquello. Nada bueno eso lo tenía claro. Izo un gesto al resto para que no hiciesen ruido.

Babo avanzó sigilosamente.

Una brisa que salía de aquella grieta hacía ondear el precioso pelo del goblin mientras se aventuraba a lo desconocido. Con ese pelo nada parecía demasiado peligroso, esos andares y era melena era de alguien que se iba a comer el mundo.

Llegaste hasta uno de los recodos del pasillo para ver asombrado a una extraña criatura, parecía un lagarto gigante, con la piel azulada y con 7 patas. A todas luces jurarías que estaba durmiendo la siesta. A lo alto de aquella elevación había, junto a una de esas estatuas, un imponente trono hecho de huesos de lo que parecía un dragón o quizá un wyvern. En el había postrado el esqueleto muerto del tamaño de un fuerte orco, portando una bonita armadura hecha de escamas rojas y una bonita corona enjoyada. También tenía unos precisos guantes en sus manos esqueléticas.

....

¿¿Podía ser.. La Corona de Dragón de Durge Aplastagusanos??

....

- ¡Mongui! Ten cuidado a ver si te caes - le dijo mientras veía que se subía a una de las estatuas. Se quedó mirando la otra estatua - Guau... esto está demasiado bien hecho, es súper realista - decía mientras iba dando vueltas lentamente alrededor de la estatua que estaba mirando.

Luego siguió a Babo, bajó lentamente la escalera. Había otra estatua - ¿Otra? - aquello ya le parecía muy raro. Las estatuas eran demasiado realistas. Juntó las palmas de sus manos - Oh Bane, tú que eres todopoderoso, mándanos una señal si hay algún peligro. Te lo ruego, oh gran señor - dicho su oración, estuvo pendiente si había algún tipo de señal.

Lodo estaba impresionado y, conectando con su espada, su nueva amiga y compañera, le susurró:

- Sé que has estado aquí antes, y que tienes una cuenta pendiente. ¿Qué debemos hacer, querida espada? 

Mongui seguía feliz examinando la estatua. Ciertamente estaba bien hecha. Hasta habían representado una fina cicatriz bajo el ojo de uno de ellos. Y además uno de ellos parecía llevar al cinto una cabeza con un pelo como el de Babo. Mongui quiso enseñárselo y fue corriendo detrás del pícaro.

Babo estaba observando a aquel monstruo, que pensaba podía ser el responsable de convertir a la gente en estatuas. Cosa muy seria, y que no parecía tener vuelta atrás, así que a poder ser, mejor evitarlo. Y se preguntaba que podía ser aquella bestia con espíritu de artista escultor. Pero no recordaba mucho de los cuentos de su abuelita, hacia tanto tiempo que los había escuchado. Lo mejor sería volver con el resto y avisarles de lo que había encontrado.

Retrocedió, encontrándose a Mongui que ya venía hacia el. Y con ella de la manita, volvieron hasta donde estaban el resto del grupo. En voz baja, allí a la entrada de esta galería les dijo:

-Tengo dos noticias una buena y una mala. La buena es que ya hemos encontrado la corona que estábamos buscando, está ahí delante en un trono, la tiene el esqueleto del que debió de ser un orco muy grande. Así que la buena es cojonuda. Pero hay una mala noticia. Para llegar a la corona habría que subir por un camino, en el que hay una extraña criatura, como un enorme lagarto con 7 pies y muy mala pinta. Parece que esta dormido, pero no me fio. Y creo que esta es la criatura que convierte a la gente en estatuas.-Les deja unos instantes para que digieran la información, y se hagan una idea de como están las cosas y prosigue.

-Si esta dormido, podría tratar de llegar hasta la corona sin hacer ruido, y venir con ella. El problema es que si hago ruido o sino estaría dormido, acabaría conmigo. Y la verdad es que eso no me haría mucha gracia. ¿Qué hacemos?-

Mongui empezó a hacer muchos gestos, con las manos y a barruntar en su propio idioma, lanzando pequeños rugidos. Viendo que no la entendían, como de costumbre, usó su magia para levantar unas piedrecitas que había a cerca de ella, intentando explicar que no necesitaban acercarse tanto.

Mongui grruk tyy orkk!!!

Las estatuas eran de una calidad tan exquisita que Panza, que no había visto muchas estatuas en su vida estaba seguro de que no eran obra de un escultor, sino que era orcos y osgos que habían sido transformados en piedra por algún hechizo. Pero a la vez no entendió del todo el peligro que ello significaba sino que lo tomó como una experiencia turística más en este tour culinario que estaba viviendo. 

Se acercó a las estatuas que tenía cerca y las examinó más de cerca, y trató de imitar sus posiciones, mirando a sus compañeros con la complicidad de quién hace una broma. 

En un momento hasta llegó a posar para que Ninguno con sus dotes artísticas pueda retratarlo al lado del orco petrificado. Para eso ensayó antes una o dos podes. 

Cuando Babo volvió de su incursión y contó la situación Panza propuso. Será que podemos intercambiar la corona que buscamos por la que fabricó la amiguita Kobold? Digo, tal vez acepte el trueque y nos permita ir en paz. Podemos hacerlo sin hacer mucho ruido para no asustar a la bestia.

A Babo la idea de Mongui le pareció genial. Ella con su magia, podría intentar traer la corona sin tener que acercarnos.-Pero que lista que eres Mongui, lista y guapa. Menuda idea más acojonante que has tenido. Mira podemos hacer esto si te parece bien. Yo con mucho cuidado, te cojo y te llevo hasta la esquina desde donde se ve la corona, con cuidado de que no nos vea el bicho malo y sin hacer ruidos ni gorgoritos. Y una vez allí, tu con tu magnífica magia, coges la corona desde lejos y nos la llevamos.-

Era un buen plan, ¿Qué podía salir mal? Tal vez todo, pero eso no era un problema para Babo, ahora tenían un plan. La preciosa Mongui era de lejos la más lista del grupo, y la mas bonita, aunque el tampoco estaba nada mal, y menudo pelo que tenía, iba a ser toda una sensación en el clan.

Al oír aquellos piropos, Mongui puso cara de niña buena y movió contenta la cola, como si no hubiese roto un plato en su vida. Y lo cierto es que no recordaba haberlos roto. Contenta de que a Babo le gustase su plan, avanzó hacia aquel sitio. Babo había dicho que había que ser silencioso, y Mongui prácticamente desapareció sin hacer ruido alguno.  Babo también le había dicho que había un lagarto gigante, pero... ¡¡No que era tan bonito!!¡Y azull! Los ojos empezaron a chispear, luchando contra el impulso de ir a tocarlo

- Creo que incluso podemos cambiar una corona por otra - dijo susurrando a sus compañeros. Con pena, se quitó la corona de líder que Mongui le había hecho y se la dio - Ha sido una gran corona, cambiémosla una por la otra.

Le dio la corona a la kobold y se colocó algo asomado para ayudar en caso de que fuera necesario.

Lodo, sigiloso como tal, se acercó poco a poco detrás de Mongui.. Y cual sombras fueron acercándose pero, por lo que sea, algún desaprensivo había dejado una piel de plátano en el suelo, y el sigiloso Lodo la pisó y cayó al suelo cuán largo era.

En el fondo se oyó un gruñido de recién despertado de la siesta. 

Como Babo es chiquitín, no tiene que ir más allá de la esquina, así que prepara su arco, por si aquella criatura pudiese estar despierta. Y es entonces, cundo Lodo sale para llegar a un sitio adecuado desde el que alzar a Mongui, cuando este la caga y hace bastante ruido. Babo no sabe donde meterse, y en voz muy bajita les dice a Mongui y a Lodo:-Cuidado y atrás rápido, que esto parece que no ha salido como queríamos.-

Lodo resbaló con una piel de plátano, de los plátanos típicos que crecen en el fondo de esas cuevas. Con tan mala pata que al tropezar se quiso aguantar con una estatua que cedió ante su peso -porque no tenía base alguna, no era apto para visitas ese museo- y cayó al suelo estallando en mil pedazos.

_{Mongui apenada, recogiendo uno de los trozos de la estatua rota.}

El tremendo ruido despertó a aquel reptil que estaba dormiteando que gruñó primero del susto y luego lanzó un chirrido amenazador, que fue respondido por otro igual. De detrás del trono otra bestia parecida pero esta con 8 patas apareció.

Panza se preparó para salir a la defensa de sus compañeros por si algo salía mal, y vaya que salió mal. Quien había dejado esa cáscara de banana en el suelo? Cuando todo el mundo sabe que de la banana, la cáscara es la parte más rica. 

Ante el ruido que hizo Lodo, las bestias empezaron a reaccionar, y el pago, cómo buena bestia lo hizo también. Corrió a toda velocidad para ponerse entre el enemigo y sus compañeros.