Partida Rol por web

Babo seguía disfrutando de aquel inesperado concierto, algo en el interior de su loca cabecita, muy en el interior, le decía que aquello no era del todo normal. Pero Babo pocas veces se replanteaba las cosas, las oportunidades había que aprovecharlas. Si que pensó, en avisar a sus amigos para que viniesen a bailar, pero aquella música infernal, le tenía como poseído, no podía ni pensar en salir de allí.

Lodo, en el fragor de la batalla, quedó hipnotizado durante unos segundos, aunque le dio tiempo a golpear a una de las arañas.

Volvió a renacer cuando otra de las arañas, o tal vez la misma, le golpeó y le hizo daño. Y Lodo entró en Rabia: hasta ahora todo había ido más o menos bien, pero Lodo ya se había cansado.

Era momento de entrar en acción y acabar con aquellas amenazas, así que se lanza con su hacha en un loco frenesí.

Panza solo había logrado llegar hasta el asqueroso cuarto de baño, cuando el reptante se puso detrás de él y le tocó el hombro. Sobresaltado Panza se volvió y entendió definitivamente que este combate iba a ser mano a mano. 
Escudo y espada larga en mano, golpeó con su espada el escudo un par de veces de forma intimidatoria, gruñendo al mismo tiempo. Y ante la primera posibilidad, se lanzó a espadazos. 

Parece que Bane sonreía esta vez a los aventureros. La plegaría de Drang parecía surgir efecto pues los enemigos fallaban sus ataques, temerosos por el Dios Maligno y propiciaba un buen ataque de parte del bárbaro orco. Mongui también fallaba su ataque pero eso era otra historia.

Una de las arañas mordió a Lodo en el tobillo provocandole una picadura que tenía bastante mala pinta.

El reptador impactaba con sus fuertes tentáculos contra el escudo de Panza y este notaba como cientos de pequeñas púas se quedaban pegadas por unos instantes en la madera.

Babo seguía hipnotizado con aquella música y aquel espectáculo de los esqueletos. No podía hacer nada contra aquella masa deforme que se acercaba lentamente hacia él.

Mongui se miró las manos. ¿Cómo era posible que ya no funcionase? Confusa, las agitó con la esperanza de que se recarga tan y volvió a apuntar hacia las arañas que hacían daño a Lodo. La pequeña flecha de fuego salió esta vez con más fuerza, convertida en una bola flamígera. Algo chisporroteaba en el interior de Mongui, pero todavía no terminaba de salir...

Allí había algo que no terminaba de encajar, el concierto estaba tope guapo, pero que hacían allí aquellos esqueletos, dando un concierto para el. Al principio pensó que estarían ensayando, pero no lo terminaba de ver claro. Allí había algo mas, y de repente se dio cuenta de que aquella música le estaba encantando, mágicamente encantando. Y en un instante de lucidez, vio que algo horrible se acercaba con intenciones siniestras. Aquella cosa se lo quería comer, y eso no era lo que Babo necesitaba. Así, que sin pensárselo dos veces, echo a correr en dirección a sus amigos, por aquel lado había muchos problemas. Y donde estarían sus amigos.-Aparta bicho, la madre que lo pario.-

Y retrocede hasta donde dejó al resto, apartándose tan rápido como puede de ese monstruo encantador de mentes.

Lleno de confianza tras un primer round favorable, Panza siguió presionando al reparador con su ataque. Aunque está vez su espada no fue tan certera. 

Era él solo contra el enemigo, y la derrota no era una opción. O tal vez sí... Pero aguantaría de pie hasta el último golpe.

Drang sonrió. Sabía que Bane nunca lo abandonaría. Mientras seguía con sus cánticos, creó unas ilusiones al lado de las arañas con forma de fuego, para intentar asustarlas.

Lodo sigue enfurecido y, una vez que ensartó con su hacha a una de las arañas, se lanzó inmisericorde contra otra de las arañas.

- Hoy para cenar, cocido de arañas, queridos amigos - gritó mientras daba hachazos a una probre araña que sólo estaba durmiendo la siesta sin meterse con nadie.

Parecía que las tornas se iban girando poco a poco.

Estaba claro para Drang, y cualquier adorador de Bane que se preciara, gracias a sus plegarias que parecían una noche de San Juan, su dios estaba canalizando su poder a través de él y repartido entre sus ayudantes: Mongui hizo explotar a una araña, Lodo partió a otra por la mitad, Babo apareció como por arte de magia y Panza... bueno Panza nadie sabía donde estaba, lo suponían muerto seguramente.

El trácnico seguía hipnotizado por el cambio de color de la piel de Mongui.

El Reptador soltó un potente latigazo con uno de sus tentáculos que consiguió apartar el escudo de Panza, un segundo tentáculo se clavó en la piel del osgo inyectándole un veneno, por suerte Panza consiguió apartar aquellas pequeñas agujas a tiempo para que no lo llenasen de aquella sustancia verdosa. Aún así estaba bastante herido.

Lodo no escuchaba absolutamente nada, sólo quería matar aquellas terribles arañas, y atacó a la última que vio con vida. Tenia aviesas intenciones de terminar, por fin, con aquella pelea que no parecía acabar nunca.

Mongui avanzó felizmente hacia el grupo mata arañas. Su Gran Bola Llameante había achicharrado ella solita a una araña fea y seguro seguro que ahora podría ella solita contra el ettercap que estaba embobado mirándola. Con una gran confianza en sí misma, Mongui alzó las manos, sosteniendo el bastón las junto y lanzó el característico gruñido que iba unido a su saeta ardiente... solo para que no apareciese nada. Aquello frustro a la kobold, que por un momento se había visto como maestra de la llama y volvió a agitar las manos. La anterior vez aquello había funcionado para hacer salir la potente saeta de fuego. También había notado un cosquilleo raro. Como el que notaba ahora. La kobold agitó más y más rápido las manos, sintiendo como se acumulaba el poder, pero había algo raro...

—¿Mongui tre greeeur?

El asunto de aguantar hasta el último golpe le duró poco a Panza, al sentir la picadura de aquel bicho se dio cuenta de que no podría derrotarlo solo. 

Levantó su escudo para mantener su defensa y se concentró en recobrar sus energías. Pisando firme y tensando sus músculos logro recobrar un poco el aliento.  Y una vez se sintió un poco más fuerte hecho a correr con todas sus fuerzas hacia el norte de la cueva. 

... y tan raro.

Las manos de Mongui empezaron a ponerse de un color rojo como si se tratara de un hierro incandescente o un charco de lava. La pequeña kóbold no notaba calor alguno, pero cualquiera que se acercase a ella podría notar como sus manos irradiaban un calor sobrenatural.

Babo vio que aun quedaba un enemigo en pie y sin pensárselo dos veces, saco su arco y le disparo. AL menos esta vez la flecha fue hacia donde quería, el no era un inútil, o si. Y les dijo al resto:-Cuidado que por ahí viene una cosa muy extraña, grande y muy mala pinta. Mongui, bonita no vayas por ahí.-

Vio que Babo llegaba - ¿Pero dónde te habías metido? Aquí ha habido mucha fiesta... menos mal que Bane estaba con nosotros... que sino no la contamos... - dijo. Escuchó que algo más venía - Bueno, podremos con eso también - añadió. En comparación con las comitivas anteriores, ésta estaba yendo bastante bien y estaban saliendo relativamente ilesos, por lo que estaba convencido de que todos tenían una gran fe en su dios.

Drang juntando sus manos, seguía guiando aquellas luces, escuchándose su voz, el fuego apagándose y encendiéndose y añadió unos fuegos artificiales.

-No se Drang, era una cosa mu grande y mu fea. Además era mágica, me tenía totalmente engañao, pa heberme matao.-Y un escalofrío recorrió su cuerpo, al pensar en lo cerquita que había estado de servirle de comida a aquella cosa. Que en estos momentos, estaría viniendo hacia ellos. Y luego miro a su alrededor, y algo faltaba.-Uno, dos, tres y cuatro. Hemos perdido a alguien, antes yo juraría que éramos más. ¿Se habrán comido a alguien?-

El combate seguía encarnizado. 

Lodo conseguía acabar con la última de las arañas pero el Trácnico salió de su ensoñación, debido a un fuerte flechazo de Babo, y mordió a Lodo en uno de sus brazos, inyectándole veneno y dejándolo medio aturdido.

Mongui y Drang seguían con su empresa de efectos especiales que ambientaba perfectamente la escena que discurría en esa cueva.

Panza llegó a toda pastilla corriendo por el pasillo, perseguido por un gusano reptador enorme.

—¿uh?

Al ver aquel reptante criatura, Mongui inclinó la cabeza. No sabía que era, pero tenía una gran curiosidad. Pasito a pasito se acercó a verlo más de cerca e, ignorando los gritos, el sentido común y el combate que se cocía en la otra sala estiró la manita para tocarlo. De hecho, se había olvidado de que estaban en combate. Solo quería acercarse y ver aquel extraño ser. Y tocarlo. Necesitaba tocarlo. La kobold aún no se había dado cuenta de que tenía las manos al rojo vivo, así que dio un respingo al ver como el bicho empezaba a arder y, de nuevo accidentalmente, se le escapó una saeta de fuego contra él ¡que contrariedad!

Panza se alegró de er a sus compañeros con vida, al parecer ellos tambien se habían encontrado una batalla que pelear. Pero a diferencia de Panza, ellos no habían huído de su batalla. 

- Enemigo detrás mío! - solo llegó a gritar antes de darse vuelta y ponerse una vez más en guardia. El pobre Lodo parecía bastante cansado de la batalla que estaba teniendo, y Panza temió que haber traído a este bicho resultara mal.

Encarando una vez más al reptante levantó su espada y su escudo y volvió a la carga asestando un desesperado ataque que impactó de lleno a un monstruo sorprendido de que su presa, la cual un segundo antes estaba huyendo, ahora atacara con fiereza. 

La espada se hundió tan profunda que Panza tuvo que apoyar su pie en la viscosidad del cuerpo del bicho aquel para hacer fuerza y recuperar su espada.