Partida Rol por web

Al ver a aquel basilisco tan simpático, Mongui quiso acercarse, pero de la emoción, se le escapó un poquito de fuego que dio al pobrecito animalillo, quemándole mucho. 

—Chriiii ruuuuk— se disculpó tratando de explicar que había sido accidental, aunque en sus explicaciones, otra llamita se le volvío a escapar—Chriiii ruuuuk—

Para arreglar las cosas, fue corriendo donde Drang, para que este curase al basilisco, sin dejar de explicarse ante el basilisco

Babo disparó contra el que tenía de frente y dio un paso hacía atrás, para poner la pared de por medio al que había visto primero.-Mecago en todo, que situación.-

Escuchó a Lodo caer y llevó su mano a su frente, negando lentamente con la cabeza - Madre mía, qué oportuno... - dijo en un susurro para sí - Oh Gran Bane, bendice el arma que voy a tocar para que así demuestres que eres poderoso y que hay que seguir tus caminos - dijo. Antes de que Panza pasara por su lado, tocó rápidamente su arma, así quedó bendecida.

La espada le habló: Lodo, ataca al basilisco y te haré famoso. Tu y yo somos Uno y Trino.

Y Lodo se lanzó, cual fino espadachín que era, contra el Basilisco más cercano.

- La espada y yo te vamos a matar: vamos, bonita, muestra lo que sabes hacer.

El basilisco grande de 7 patas se enfrentó a Lodo que llegó corriendo a atacarlo. El reptil le miraba fijamente a los ojos pero Lodo parecía distraído y no se vio afectado. El otro reptil, un poco mas pequeño apareció por encima del saliente y se abalanzó sobre Panza que este si que cruzó la mirada con él y empezó a convertirse en piedra.

Si Babo pensaba que las cosas estaban mal, resulto que se había quedado muy corto, estaban peor que mal. A Panza lo estaban convirtiendo en estatua a toda leche. Tenía que tratar de ayudarle, así que dejo el arco y con su daga atacó por la espalda al Basilisco que estaba con Panza. Y le metió una buena puñalada al monstruo.

-Vamos chicos o les damos caña o estamos jodidos. Y a mi me gustaría cocinar estos lagartos, que seguro que están bien ricos.-

Todo ello mientras movía esplendorosamente su magnífica melena dorada, dejando un aroma a rosas y florecillas salvajes. 

Mongui se asustó al ver a Panza ponerse gris ¿Le sentaría mal la comida de Babo? Entonces ocurrió uno de esos pequeños milagros y Mongui se dio cuenta de que era magia y se estaba convirtiendo en piedra. Nerviosa, comenzó a lanzar saetas de fuego todo lo rápido que pudo.

El pago había recibido un ataque más de los tantos que recibió en este viaje, pero esta vez el asunto era diferente, esta vez Panza sintió el peligro. 

En el afán de defenderse.con sus hachas que hasta ahora no le habían fallado, se dio cuenta de que estaba lento, y que sus movimientos no eran tan ágiles cómo podían serlo. Se dio cuenta de que le estaba ocurriendo lo mismo que a los estatuados. 

Cómo pudo intento defenderse, pero en el estado en que estaba era muy difícil.

Observó que Panza estaba cambiando de color - ¿Se está convirtiendo en piedra? ¡PANZA, NO PIERDAS LA FE EN BANE! - gritó. Se acercó un poco, colocándose detrás de la estatua para protegerse.

Se asomó un poco y le pareció ver que Panza recuperaba un poco su color y lo vio atacar - ¡Bane siempre está con nosotros! - dicho esto, comenzó a mover sus manos en círculo y comenzó a orar. Apareció un arma que se colocó justo detrás del bicho y, como si fuera una danza, comenzó a pegarle al basilisco. 

A Lodo le hablaba su espada:

- ¿Has visto cómo lo he derrotado? Pero tienes que poner algo de tu parte, si lo que quieres es alcanzar el Nirvana: fluye como el agua, Lodo. 

Y Lodo no fluyó, sino que entró en rabia, tanto por el Basilisco como por la parlanchina espada. 

El grupo estaba dañando a los reptiles y estos acusaban las heridas con chirridos espantosos. Aún así se defendían con fuertes mordidas que además del daño perforante de sus dientes afilados, dejaban una marca de veneno al salir que escocía como si fuera limón en la herida.

Todos notabais mientras luchabais como vuestro pulso se ralentizaba, como amenazando a convertiros en piedra.

Mongui seguía lanzando pequeñas saetas de fuego. Sentía que algo se iba cargando en su interior, algo que podría estallar en cualquier momento pero de momento no pasaba nada, así que no había problema. La pequeña kobold lanzaba chirridos inquietantes, sin entender muy bien que problema había. Entonces se fijó de nuevo en el trono. ¿Esa era la corona? Que bonita... Mongui corrió hacia ella

Panza seguía obstinado en su rol en la batalla, no iba a dejar de pelear hasta caer. Mientras sus amigos estén en peligro él trataría de resisitir. 

Babo pensó un instante en ir a ayudar a Lodo, pero lo descartó rápidamente. Primero acababan con aquel, y luego ya se podrían centrar todos en el otro. Aprovechando que estaba a la espalda de aquel bicho, le lanzó dos rápidos ataques, tratando de acabar con el, antes de que alguno quedase petrificado. Y le apuñaló con ganas, tratando de acabar cuanto antes con aquel lagartijo.

-Toma bicho de los cojones, vete con tus estatuas a otro sitio. ¡Venga chicos, que esto no va del todo mal!-

Y ya estaba pensando, en como ir rápidamente hasta el que estaba con Lodo, esperaba que su amigo no quedase petrificado antes de que pudiesen ayudarle, aunque parecía que la avispada Mongui ya le estaba ayudando con su magia. 

Drang volvió a mover sus manos y aquel arma, que parecía que iba portada por un espíritu, volvió a atacar.

Luego empuñó su espada y se acercó, poniéndose al lado de Babo y dándole un espadazo a aquel bicho - ¡Esto por el todopoderoso Bane!

Y Lodo, en continua conversación con la espada, siguió atacando al basilisco.

- Querida espada, unámonos hasta el infinito ... y más allá - gritó Lodo mientras el asustado Basilisco temía por su vida.

La paliza skin al basilisco hembra (supisteis que era hembra por la sombra de ojos) fue tremenda y la matasteis en cuestión de segundos. Lodo seguía solo contra del basilisco macho que le estaba dejando las piernas hechas un cristo con los mordiscos. El bárbaro aguantaba gracias a su rabia descontrolada pues sino ya estaría muerto hace rato.

—Uhhhhhhhhh

Mongui miró ahora hacia Lodo y su basilisco antes de que su vista se posase en la preciosa corona. No sabía porque estaban allí dentro, pero si sabía que aquella corona era muy bonita y quería verla de cerca. La kobold lanzó un pequeño y algo desganado proyectil llameante que impactó contra el basilisco. Tenía que haberle dolido... y quizás Mongui debería haber lanzado otro más, pero estaba demasiado extasiada por aquella corona. Casi sin darse cuenta, estiró la mano para atraerla, poquito a poco flotando hacia ella.

Una vez que había caído el primero de los lagartos, era el momento de ayudar a Lodo con el segundo. Así que para no perder tiempo, saco su arco y le disparo. Acertando de lleno en la criatura.-Venga que esto casi lo tenemos. Ayudemos a Lodo antes de que se lo coma.-

La situación parecía que estaba controlada, con un poco de suerte acababan con el otro monstruo y no moría ninguno de ellos. Hasta parecía que les estaban saliendo las cosas bien. 

Era el momento decisivo. Solo un lagarto separaba al grupo de su objetivo final. Si le quedaban unas pocas energías Panza las utilizaría todas en este último momento.