Partida Rol por web

Tras unos 30 segundos en los que nadie pareció salir de su escondite, la doctora se levantó al descubierto de improvisto con mucha agilidad, como si lo hiciera todo el rato cada día, lo de agacharse y levantarse. Aquella mujer tenía una increíble energía y determinación en cada una de sus acciones.

—¡Ya se han ido, salgan todos! ¡Vamos al Módulo 505! —ordenó en voz alta tal cual, no lo estaba proponiendo, lo estaba ordenando directamente.

Aquella mujer hablaba ahora como si allí no hubiera pasado nada, no le importó en absoluto que hubieran apresado a su subordinado, como quizás tampoco le hubiera importado que hubieran apresado a alguno más de los que allí ahora se encontraban. Quizás en el pensamiento de alguno era una duda saber si hubiera tenido la misma reacción de haber muerto alguno de ellos allí.

La joven Pichon se levanto poco a poco, y viendo qué volvían a estar solos, volvió sus pasos hacía la puerta de la sala de comunicaciones.

La majadera de la Doctora como se llame, hablo en voz alta. Demasiada alta para su gusto.

Baje la voz imbecil. Conseguirá que nos atrapen a todos. Por lo que a mí respecta, fuera de su laboratorio secreto, es usted una civil. Así que por mí puede irse al bledo.

Cierto era que no pensaba hacer lo que decía. Era consciente de que la actitud de aquella mujer la crispaba en exceso, y que la estaba pagando con ella, pues era ahora mismo su válvula de escape.

Pero también tenia claro que tras comprobar cuántos efectivos de la base estaban bajo control, los asaltantes dedicarían todo su tiempo a entrar en el dichoso laboratorio, si es que no lo estaban haciendo ya.

Cuanto antes avisara a la superficie de lo que allí pasaba mejor.
Volvió a coger la rueda de la esclusa de la puerta. Esta vez, no miro atrás, no espero a que los demás vinieran.

Sí tenia que hacer la guerra por su cuenta lo haría.

Sergei salió, durante unos instante pensó incluso en intentar atacar; pero no podría con más de uno. Puede que incluso ni con uno de ellos si estaban bien entrenados, como además parecían. Miró a la doctora y obviando sus palabras de prisa se dirigió directamente a Mike.

- Si lo de ese laboratorio es tan importante seguramente esos tipos estarán intentando entrar. Habrá que trazar un plan para movernos por la base - El acento ruso hacía que sus erres sonaras con más fuerza de la normal, incluso agresivas; pero quien lo conocía sabía que era una especie de trozo de pan en el cuerpo de un tipo demasiado grande.

- En la sala de descompresión [7] hay un traje que puedo usar para salir al exterior - Quizá podamos usarlo para intentar destruir la sala. Puedo usarlo también para sellar zonas. Si encontramos una forma de comunicarnos quizá unos puedan vigilar a esos tipos y yo sellarlos en la habitación donde estén. - 

No iba a lanzarse a una misión suicida en cualquier caso sin el beneplácito del tipo de seguridad. Y al menos quería que supiera que es lo que podía hacer él.

Mike salió en silencio de su escondite, escuchaba las propuestas de sus compañeros supervivientes mientras meditaba si tendría que haber ayudado o no al compañero alemán. La voz poderosa de la Doctora Elizabeth Mellows pedía... no, exigía avanzar hacía el modulo 505. Además la francesa ya había decidido entrar en la sala de comunicaciones, y el oso ruso quería coger un traje de vacío. Pues bien, otra opción más.

- En el almacén secundario hay armas, podemos cogerlas para estar mejor equipados. Yo sé donde están, y tengo acceso a ellas.

Sergei asintió a las palabras de Murphy. 

- Muy bien, quizá sea buena idea investigar un poco antes de decidir que hacer. Te sigo.

Parece que estaba dispuesto a ir tras Mike para hacerse con las armas y tratar de ver que hacían y por donde se movía esa gente...

—¡Mema! ¡No hay nada que hacer gabacha, nadie vendrá por usted! ¡Estamos solos aquí abajo! —respondió a Emmanuelle ni corta ni perezosa y dejó de prestarla atención dándola totalmente la espalda airada.

Observó como el ruso se dirigió a hablar con el americano y entonces corrió a aproximarse a los dos como una gacela a enterarse de la conversación, allí mirando totalmente parada en vertical y pestañeando mucho como una verdadera cotilla.

Escuchó al ruso sin intervenir y luego escuchó la respuesta del americano, entonces en ese momento intervino pero no de la manera que todos esperaban. En un ágil y rápido movimiento usando las dos manos para ello le robó el arma al americano.

—¡Perfecto usaré su pistola! Ahora a por sus armas, les sigo. ¡Vamos, no pierdan el tiempo! —informó rápido como ella sola.

Era un almacen típico sin más historias, los tres entraron dentro. Por allí dentro en algún lugar estaría la taquilla.
 

—¡Les espero aquí cubriendo la puerta no tarden! —repartió las tareas con suma facilidad, mientras se colocaba detrás de una columna de cajas junto a la entrada apuntando con el arma a esa misma entrada.

La pila de cajas le llegaba justo a su altura como para apoyar estirando los dos brazos de pie sin agacharse sobre la superficie superior de la última caja.

—¡No....noo...no..me mate por favor! —exclamó aquel hombre temblando y muy asustado.

ÉXITO ASTUCIA

Habías observado 2 soldados tipo swat armados con dos armas largas y solo uno de ellos había apuntado todo el rato a Ludwig, pero dejó de hacerlo al rendirse para cogerle de un brazo y tirar de él volviendo sobre sus pasos a la [2] Sección Central. Mientras, el otro soldado estuvo apuntando a todos lados para después cubrir la retirada por detrás al atravesar los tres la puerta de nuevo.

Aquello indicaba dos cosas:

1- Que aquellos tipos parecían interesados en los científicos.
2- (Si hubieras sacado éxito con aumento en la tirada) :D

Mike se movió entre las cajas con agilidad, ya había estado antes aquí. La taquilla estaba situada junto a una pared, y no parecía ser gran cosa. Pero cuando abrió la portezuela se vio una cámara de seguridad blindada, marco un código numérico y saco 4 subfusiles con munición. 

En voz baja le dijo al ruso, en voz baja.
- ¿No te da mal rollo la doctora Mellows? Me parece que esta hiperactiva, me preocupa que no pueda estar en buenas condiciones para darnos ordenes - le dice mientras le ofrece uno de los subfusiles y munición. Y a otro le quita el cargador y la bala de la recamara. Este se lo daré a ella, a cambio de mi pistola, no me fío de ella.

La técnico entro la habitación y cerro lentamente, aunque el grupo de asalto no estuviera ya merodeando, no podía perder esa buena costumbre.

Una vez sola camino decidida hacia los controles de…

Pero qué demonios.

Se llevo la mano al pecho al ver a un tipo con bata. Parecía el que hacia los reconocimientos médicos cuando habían llegado a su rotación.

Joder, casi me mata del susto. No voy a dispararle, estese quieto y tranquilo.
Se tomo dos segundos para mirarlo, y luego descarto que fuera una amenaza.

Muy bien, esto es lo que vamos a hacer, doctor. Venga hasta la puerta, y ponga la oreja a ver si escucha un grupo de personas acercarse. Yo voy a mandar un mensaje a la superficie para indicar que estamos aquí, y que estamos bajo ataque.

Espero a que el hombre le hiera caso, ya tendría que haberla reconocido. Luego dio unas cuantas zancadas, la habitación no era especialmente grande, y a pesar del tamaño de los aparatos, los operadores no necesitaban mucho para poder trabajar.

Rápidamente se puso a los mandos de la consola de comunicaciones, puso un ojo en el doctor para asegurarse que seguía en la puerta, y empezó a trabajar.

—¡Gracias a Durga! ¡Es usted la de comunicaciones! ¡Estoy salvado! —dijo en singular al tiempo que se estaba arrodillando y poniendo sus manos detrás de la cabeza en jarras cerradas en ele invertidas inclinando su cuerpo vertical un poco hacia atrás, mientras las lágrimas asomaban por sus mejillas.

—¿Sabe por qué estoy aquí escondido? Esa gente cortó las comunicaciones arriba, no entrarían aquí para nada —dijo tras las segundas palabras de la mujer al tiempo que se levantaba, aquel hombre estaba con miedo y nervioso, un poco fuera de sus cabales olvidando por momentos su miedo.

—¡Si de acuerdo! La Doctora Mellows en la [2] Sección Central me ordenó tras los disparos que fuera con ella al Módulo 505 y yo no la hice caso, lo siento... la ignoré y corrí hasta aquí sin mirar atrás. ¡No quiero morir... soy un cobarde! —dijo mientras se acercó a la puerta y puso la oreja.

—Creo...oigo pasos lejos... no vienen aquí....ufff. ¿Tar...Tardará mucho? —dijo nervioso con la mano en la boca mordiéndose las uñas.

Pichon sabía como todos allí que hace 48 horas se había perdido la comunicación con el exterior y eso no es especialmente extraordinario ya que suele pasar cuando hay tormentas fuertes en la superficie.

Aunque el relevo de personal no estaba previsto hasta dentro de cuatro días donde ella se iría con los demás salvo los jefes (habiendo permanecido allí solo dos semanas), todos daban por hecho que el ascensor sería personal de apoyo para reparar el sistema de comunicaciones exterior de los abismos, por eso les acompañaba en la recepción Alphonse Misner de Mantenimiento como el ruso de antes ya que podían manejar exoesqueletos de forma exterior, pero los disparos resonando provocaron el caos...

Pichon vio que no había nada roto allí pues los soldados no habían entrado a la sala, ni parecía a simple vista de Pichon que hubiera habido algún sabotaje. ¿Pero y si el sabotaje era más lógico en la parte del software qué físico en el hardware? Eso parecía estar comprobando Pichon en esos momentos, por lo que iba a tardar algo. Su intención no parecía entonces mandar solo un mensaje de emergencia sino comprobar todo allí sin decirlo al médico, pues formaba parte de su trabajo.

¿Se fiaba Pichon del médico? ¿Le estaría ocultando algo? Lo que había dicho Yamir de la Doctora Mellows le parecía que encajaba perfectamente con lo que ella parecía haber comprobado de aquella Jefa de Biología y toda la situación de los disparos podría encajar con la opinión del Médico sobre las comunicaciones arriba junto con la báliza.

- No me gusta nada - Sentenció el ruso. - Esa mujer no deberría tener un arma - Negó con la cabeza aceptando el subfusil y mirándolo. Sabía como cargarlo y se lo colocó en el hombro. Luego miró de nuevo a su compañero.

- Tengo que advertirte que no soy nada bueno con las armas, si hay que disparar será mejor que lo hagas tu -

Bajó el subfusil y señaló a la doctora. 

- Si quieres le puedo quitar yo el arma por la fuerza- Susurró. - Luego tu le ofreces la tuya descargada y seguimos - 

Esperó a que Mike afirmara que estaba de acuerdo con su idea y se puso a ello en caso afirmativo.

—¡Perfecto, ya volvieron! —dijo sin cambiar de posición sin mirarles ya que los había visto de reojo, pues seguía apuntando a la puerta de una manera que vista desde fuera resultaba un poco cómica con esa vestimenta clásica, el tipo físico delgado y la energía que mostraba en su hiperactividad provocando dos sensaciones de desconfianza y gracia al mismo tiempo. Aquello se parecía a la película "Desayuno con diamantes".

Entonces todo sucedió en dos tiempos calculados, primero Sergei le quitó la pistola rápido con las dos manos (como de la misma manera que ella había hecho antes) y Mike en el segundo tiempo (como si estuvieran cronometrados) inmediatamente muy tranquilo le ofreció un subfusil estirando el brazo mientras la miraba fijo a los ojos analizando que podía captar en ella.

—¡Ah gracias! Así también si alguien se acerca le golpearé como un bate —dijo agradecida sin sonreír a los dos sin mirarlos a la cara porque estaba mirando la longitud de aquel fusil. Lo que sucedió fue que tras ver como Sergei le robó el arma se había desestabilizado de su posición incorporándose recta como siguiendo el recorrido del arma con sus ojos, entonces alternó su mirada pasando a un 1% a los ojos de Mike y de inmediato su vista se centró al 99% en el arma que estaba en primer plano recibiendo aquello como si se estuvieran pasando un bebé entre los dos.

Estaba claro que aquella mujer era rarita, es lo que tenía ser una eminencia mundial en biología abandonada a su trabajo que tanto la habían alejando de las normas típicas sociales. Para ella siempre fue primero el trabajo, segundo el trabajo y tercero el trabajo.

Vamos a por la francesa, y nos largamos de aquí. ¿Se encuentra usted bien doctora Mellows? - le pregunta Mike directamente. Que además se paro delante de ella, bloqueandole el paso, y mirandole directamente a la cara. Doctora, ¿Sabe usted utilizar este arma? - le digo mientras la agarro. No quiero que ocurra un desagradable incidente.
Y a continuación le muestro donde esta el seguro, y como se quita y pone el mismo.

Tras esta breve explicación, hablada en voz baja, nos dirigimos todos a recoger a nuestra compañera.

Allí pasaban cosas...