Partida Rol por web

Ni con todo el empeño ni ganas del mundo lograba Anika acertarle a uno de esos rátidos, sus flechas pasádoles de largo sin impactarles. Torció los labios con desagrado y trató de pensar en qué podría hacer para mejorar sus opciones.

El combate comenzaba a desarrollarse a su alrededor. Anawelle evadió su mente, la transportó lejos de aquellos túneles sombríos y húmedos. Se concentró en su infancia, en el olor de los viejos libros de la biblioteca, la tinta y las plumas rasgando los pergaminos en un silencio total de calma y concentración.

Calma. Eso era lo que necesitaba. Era un hechizo difícil para su nivel pero lo había conseguido más de una vez. En su mundo los vientos de la magia soplaban cambiantes en una danza discordante pero armoniosa. Escuchó su rítmico ir y venir, acompasó su mente a su armonía y dejó que el Aethyr canalizara su esencia a través de ella...lo había conseguido.

Dimitri, percibió los movimientos de las alimañas y procedió a esperar un ataque de las mismas -Vengan malditas bastardas- grito, alentándolas a probar el frío metal de su hacha de dos manos.

Debido al gran ímpetu que llevaba en mi carrera, el hachazo se desvió bastante de su destino, que no era otro que la peluda cabeza de la rata más próxima. Esta emitió un ligero sonido gutural que entendí que era como una risilla. Esto encendió una llama dentro de mí, no podía soportar que un escuálido skaven se riera de mí, un matador... En el siguiente asalto se enteraría cómo se las gastaban los enanos furiosos.

-"¡Maldita rata!"

la carga de los skaven es igual de eficiente que la del kislevita y el enano, casi nada, aunque solo consiguen entretener a un par cada uno, el resto se reparten entre las chicas del grupo, aunque no consiguen gran cosa, simplemte aciertan por el hecho de su superioridad numerica, a excepción del enano que consigue evitar ambos golpes, aunque el kislevita no consigue bloquear el ataque rastrero de una de las ratas.

- ¡Iiiiiiiiii! -chilló espantada Anika al no poder evitar el ataque del rátido de ninguna manera y sufrir una terrible herida en su pierna derecha que sangraba copiosamente.

Aterrada al estar superada en número por monstruos la moza soltó el arco desenvainó su daga y lanzó tajos amplios contra los rostros de las ratas, a sabiendas de no poder darles pero menteniéndolas a raya.

- ¡Socorro! -gritó, dándose por muerta y lanzando miradas a su pierna lacerada mientras se le escapaban lágrimas de miedo- ¡A mí mis amigos! ¡Shallya, madre mía, sálvame!

En el momento en que falló el tiro, Viveka se quedó observando como se acercaban a Anawelle y no se percató del skaven que venía hacia ella, el cual le dio un golpe con sus garras del que a penas pudo reaccionar emitiendo un sonido seco...

Estaba ensimismada. Los vientos de la magia la rodeaban y se canalizaban a través de ella. Un dolor agudo le penetró a través del brazo derecho. Abrió los ojos y vió a uno de esos skavens cómo la había herido.
La furia en los ojos de Anawelle fue inmediata pero decidió no cambiar de estrategia. Si conseguía lanzar el hechizo, los fuegos fatuos pasarían por multitud de antorchas que se acercaban en su ayuda. Los skavens huirían.

Y si no lo hacían, eran los que andaban buscando.

La hechicera pronunció la lengua arcana en el mismo ritual  que se venía haciendo durante siglos. El agudo dolor trastocó su pensamientos, impidiendo concentrarse adecuadamente y los vientos se disiparon. Nada ocurrió. 

Dimitri, sintió el cortar del cuchillo... fue un corte profundo, pero esto no dio paso a terror, todo lo contrario, resoluto con un tajo contra la alimaña, mas fue un total fracaso, por lo que se dispuso a ponerse en posición defensiva, para evitar un próximo ataque.

De manera instintiva, sus músculos se tensaron y sus cejas ce arquearon -Vengan malditas- gritó en su idioma.

la batalla continua mientras los skaven intentan matar a sus adverasarios aprovechando su clara superioridad numerica, pero igualmente, no cosiguen mucho, el kislevita se las ingenia para tirar uno al suelo y parar el golpe de otro con su gran hacha, mientras el enano le mete un golpe a uno de los skaven, dejándolo medio muerto, pero el otro aprovecha para darle un tajo, mientas que detras de los guerreros, Viveka y Anika esquivan sin problemas todos los ataques de los skaven, aunque la hechicera no tienen la misma suerte.

Dimitri trata de esquivar otro de los ataque, mas no lo logra y el frío hierro muerde su carne, reacciona y realiza otro tajo esperando lograr acabar con la vida de esta alimaña, para luego abalanzarse contra la que estaba en el suelo.

Anika por fin logró desenvainar su espada y ahora, con un arma en cada mano, se sentía un poco mejor preparada para lidiar con la situación. Por doquier había sangre de sus compañeros de manera que, tras errar su tajo contra una de las ratas que tenía delante, se pasó el pulgar por la nariz y lanzó una mirada a Viveka.

Las cosas pintaban mal, Viveka observó como el grupo recibía daño con la mala suerte de que a penas habían golpeado al enemigo. Alejó su pierna lastimada inclinándose un poco hacia atrás, tomó una flecha y apuntó al skaven que le había lastimado, tensó la cuerda y disparó. Viveka le había devuelto el favor, pues la flecha atravesó por completo la pierna derecha de aquel desdichado animal, salpicando sangre al mismo tiempo que este chillaba de dolor. Viveka realizó una pequeña sonrisa en señal de confianza en sí misma.

El combate se estaba complicando más de la cuenta. Estaba un poco oxidado después de un tiempo sin luchar. Esperaba que según se fueran calentando mis músculos, irían rodando cabezas skavens. Mi compañero también parece que estaba un poco oxidado. Una de la veces que miré hacia atrás de refilón vi que las chicas estaban en serio peligro. En cuanto me quitara a un par de estas alimañas iría en su ayuda.

la batalla continua, tanto el kislevita como el enano consiguen matar cada uno, y con el chillido, las ratas se quedan un momento quietas, lo cual aprovecha la contrabandista para disparar y matar de lleno a una de ellas, aunque un poco acojonadas por el hecho de que les están igualando, pero el skaven que se esta enfrentando a la hechicera, concigue darle un potente tajo en el hombro, por lo cual deja a la pobre chica medio muerta, así como un tajo deja al kislevita en el suelo,  así como los skaven que se  enfrentan a la ladrona consiguen aprovechar su superioridad numerica.

- ¡Jajá! ¿Y ahora qué? ¿Ehhh? -le ladró a la rata que venía con el golpe con mayor ímpetu al parar su golpe entre su daga y espada, el rostro de Anika radiaba de ilusión por haber detenido aquel ataque pero su alegría sólo duró un instante... Pues la otra rata se coló por debajo de su guardia y asestó un tajo contra su pierna izquierda que hizo que se rompiese de dolor- ¡Diosesaaaargh! ¡Me olvidé de tiii!

Su rodilla dio contra el suelo y su espada lanzó una estocada que las ratas esquivaron, con los dientes apretados la joven marienburguesa se preparó para la nueva acometida de aquellos monstruos.