Partida Rol por web

- Procura no tocar nada que no toque su familiar. Este lugar es peligroso y ciertamente ese hedor es por algo. Un placer y me alegro de haber ayudado. Qué el Vigilante asegure tu viaje a casa.- se despide de la mujer con cierta afabilidad. Le preocupaba que aún estuviera desorientada pero como ya habían dicho había trabajo por delante.

Una vez ya a solas, se gira a sus compañeros.

- En la sala solo estaba ella y un par de bolsas que desaparecieron en el momento que cruce un par de frases con ella. Pero nada más, si alguno quiere revisarlo adelante pero ataros la cuerda que esas nieblas probablemente sigan teniendo el mismo efecto.- explicó por un instante.- Si no votaría por comprobar la escalera sin lógica.

Mientras sus compañeros se decidían si iban a abrir una de las puertas o no Garmeiana se sostuvo con una mano de una pared y cerró los ojos para ver por los del diablillo. Quería saber si la emplumada se iba o si se quedaba a esperarlos.

Mientras esperaba a ver qué pasaba se puso a meditar en lo hecho. Quizá podría haberla convencido de abrir la puerta de adamantina antes de hacerla irse, pero ya era tarde, los problemas de actuar impulsivamente.

- Un momento – Sofía paró a la emplumada que ya se disponía a marcharse - ¿Qué hará en el mundo exterior? ¿Cuáles son sus planes? Y ¿de qué se alimenta? – le preguntó Sofía dispuesta a seguir su interrogatorio si no quedaba satisfecha con las respuestas de la mujer. No era una santa, pero tampoco quería liberar en el mundo un problema del que tuvieran que encargarse después y le extrañaba sobremanera que Allen no hubiera sido más suspicaz con una criatura del feywild que bien podría ser una sirena o una harpía devora hombres.

Se paró y se giró.

— Aún no lo he pensado, buscaré un nuevo sitio donde hacer mi "nido", uno que esté libre y no moleste a otros como yo pues somos criaturas solitarias. Me alimento de lo que pueda encontrar, como todos ¿no? No os preocupéis por mí, estaré bien.

Siguió andando por el pasillo y habló sin volverse a girar.

— Si nos volvemos a encontrar me gustaría poderos recompensar y atender como es debido. Adiós!

Una vez que la criatura se alejó Garmeiana comentó
—Ya veremos si es verdad que se va y si se alimenta del diablillo.— iba siguiendo el recorrido mirando por ojos del diablillo.

A través de los ojos del diablillo pudiste ver como desandaban los pasos hasta la entrada. Malirelia parecía bastante ágil para saltar los distintos fosos y demás obstáculos. Parecía mirar con curiosidad todo lo que se iba encontrando aunque no osó tomar otro camino que no fuera el marcado.

Una vez a fuera le lanzó un beso en el aire al diablillo, o quizá a ti directamente. Con un chasquido se transformó en una versión "humana" de la criatura que habíais visto y con una gran túnica cubriendo su cuerpo. Miró varias veces alrededor y tomó una dirección para marcharse andando.

- Pues vaya con Mariloli, la mujer gallina. O incluso mujer polla, porque las pollas son más grandes que las gallinas. Al menos las pollas de agua, si mal no recuerdo... En fin, espero volver a encontrarla y que me pague por ayudarla. Aunque sea en huevos. Por su tamaño estoy seguro de que podrá ponerlos así de grandes por lo menos. - Dijo el bárbaro, gesticulando con ambas manos y formando una especie de óvalo.

- Bueno, y ahora qué. Sigo teniendo a Allen atado en corto. ¿Te quito el arnés o vamos a intentar algo más? - Preguntó Kha Freh a su compañero mientras tarareaba una canción.

—Bueno, listo, se fue— dijo Garmeiana abriendo los ojos y llamando al diablillo para que volviera.

—¿Alguien más quiere visitar el nido de esa harpía, o vamos hacia la escalera a abrir esa puerta de una vez?

Cruzasteis la puerta secreta dentro de la puerta trampa y subisteis por la trampilla que daba al pasillo. Avanzasteis por él con todas las precauciones que habíais tenido hasta ahora.

A vuestra derecha había una puerta de madera robusta. Delante vuestro teníais unas escaleras que no conducían a ninguna parte, parecían inacabadas pues daban a una pared de piedra sin terminar. Revisasteis bien esa zona pero no había trampas, ni trampillas escondidas ni piedras que se movieran de manera sospechosa.

- Venga, despejad el pasillo, que solo hace falta que me arriesgue yo revisando el sitio. Cuando haya que abrir las puertas ya aviso a Kah Freh que tiene mejor mano que yo para eso – con un leve tono humorístico al final de la frase.

Cuando todos se hubieron alejado por lo que pudiera pasar inicio el procedimiento estándar de invocar caballo (al menos le haría compañía), invocar un disco flotante (por si tenía que saltar a algún sitio), detectar magia, mandar a Teresse a olisquear venenos y revisar el sitio a fondo de nuevo, que nunca se perdía nada, por último a revisar la puerta. De hecho, le dio unos golpecitos a la pared que había al final de la escalera. Se jugaría la coleta a que esa pared se debía poder atravesar de alguna manera. Por si acaso también revisó el techo y el suelo, aunque sólo fuera por procedimiento estándar.

El pasillo no tenía nada y la escaleras no llevaban a ningún lugar. Tras un buen rato investigando no sacasteis ninguna conclusión, no parecía que siguiera el camino por ahí. Lo habría hecho a propósito para frustrar a los aventureros? Se os escapaba algo? O era simplemente descuido o falta de tiempo? Quizá un error en los planos? Era difícil de saber.

La puerta era robusta de madera no parecía cerrada.

- Kah Freh, ¿te apetece probar a picar en la pared donde acaba la escalera o en el techo sobre ella? ¿O prefieres probar a abrir la puerta de madera? No parece que tenga trampas ni nada mágico.* - le dijo al compañero verde volviéndose hacia fuera del pasillo una vez completado su tarea.

El bárbaro se crujió los nudillos en ambas manos y se escupió después para acabar frotándolas.

- Descuida, Sofía. Esto es un trabajo para Kha Freh. ¿Pruebo primero con el martillo de Allen? - Preguntó mientras se disponía a tratar de picar en la pared del final de las escaleras.

- Yo creo que para la roca es mejor el pico - dijo ofreciéndole el pico que llevaba en la mochila - pero como vosotros veais. 

- Qué escoja el semiorco, pero antes creo que sería buena idea comprobar la puerta, más que nada por tener un sitio "seguro" en caso de que caiga algo peligroso del techo.- comentó el clérigo mientras extendía su martillo.

El semiorco empezó a picar en la roca. Estuvo un buen rato y avanzó un poco, era pura roca sólida. Empezó a estar cansado y decidió parar.

- ¡Vaya mierda! ¡Aquí no hay nada! ¡Ese maldito Jeremías nos ha tomado el pelo otra vez! - Dijo el bárbaro resignado, que dejó de picar la pared.

- Toma tu pico, Sofia. Ahora toca ver que hay tras la puerta número tres. - Añadió señalando a la puerta que tenían al lado, aunque no era la número tres, de eso estaba seguro.

Sofia tomó el pico con un encogimiento de hombros y lo guardó de nuevo, regresando después al final del pasillo por lo que pudiera pasar.

El clérigo niega con la cabeza cuando le ignoran y simplemente agradece que no cayera nada del hueco que estaba abriendo el semiorco.

- Sofía, estás segura de que no hay trampas, ¿no?- una vez la pícara se lo confirmase el anciano abriría la puerta.

- Lo he revisado dos veces y no he encontrado nada