Partida Rol por web

Sonreí de forma un poco tímida. Era evidente que no la había molestado, pero su forma de reir hizo que me sonrojase de nuevo levemente.

Recibí encantado su nuevo beso, parecía que ambos teníamos ganas de más. Pero claro, quizá no era el lugar más adecuado. Mejor cambiar de tema.

- Exacto, góndolas, ya llegamos. Han de estar por aquí cerca – Llegamos a la zona de los canales y por fin localizamos el lugar en el que se compraban los tickets. Allí me encargué de comprar un par.

Mientras esperábamos nuestro turno – Como comentábamos, la revista para la que trabajo es de Interiorismo y Decoración. Pero me gusta todo en general. Retratos, Naturaleza, Deportes... - Me levanté de hombros – Y si claro, si quieres te puedo enseñar alguno de mis trabajos.

Seguís caminando de la mano hasta llegar a los canales de Venice, la de Los Angeles y no la italiana. Aquello era mejor que nada, al menos el barquero es amable y poco hablador y no hay mucha gente.

-Mmmm... Así que haces fotos a casas de otra gente...- sonríe.- Casas de revista... La mía debe ser de esas, sobre todo porque la amueblé con una revista delante y parece siempre impoluta de lo poco que la piso.

Me reí – No dudo que tengas unas casa de revista... Igual hasta he estado – Le guiñé un ojo. Luego le sostuve la mano en alto ayudándola a subir a la góndola.

Esto no era como Europa, pero no dejaba de tener su encanto, al menos la embarcación estaba bien arregladita y con un poco de imaginación resultaba romántico. Me senté al lado de ella, sintiendo su cuerpo a mi lado.

- Bueno, tendrás que pensar que vamos a hacer luego, ya se acerta tu turno... - Pasé una mano por su espalda y mi mano comenzó a acariciar su pelo, mis dedos los envonvian suavemente creándole rizos

-No creo que hayas estado en mi casa- dice segura.-Si un hombre tan guapo hubiera pasado por mi casa a hacer fotos, me acordaría sin duda...- se lleva una mano a la boca con lo que ha dicho.- No pretendía decirlo así, lo siento. No te incomodé, ¿verdad?

Sube a la góndola con tu ayuda. Te sientas a su lado y ella vuelve a mirar de reojo algo nerviosa, quizás temiendo que haya metido un poco la pata. Está sentada con toda la espalda en tensión, hasta que el remero de la góndola emprende el viaje y hace que la embarcación se mueva hacia los lados levemente. Ella se pega a ti, ligeramente asustada.

-Perdón- se recompone con una sonrisa nerviosa.- Ya pensaré algo para después... Quizás un buen sitio para comer.

Me reí y me sonrojé. Pese al rubor no es que algo así me molestara – No Rose, no me incomodó, un halago siempre es bien recibido y más cuando lo dice una atractiva mujer – Le guiñé un ojo. Ya puestos a poner las cartas sobre la mesa...

Ya subidos... - Como desees, será un placer dejarme guiar, aunque... te noto un poco tensa. ¿Es por el comentario de antes o por la góndola? En cualquier caso no te preocupes, se nadar y no dejaría que te pasara nada – Para ayudar a que se relajara llevé mis manos a sus hombros y comencé a masajearlos, con suavidad pero con un poco de firmeza. En un momento dado deposité un beso en su cuello – Hueles muy bien...

Sonríe complacida tras tu piropo de vuelta.-Uno por otro, me parece bien...- bromea.

Subís a la embarcación y ella se sobresalta ante el movimiento de lado a lado que provoca el gondolero.-No... No me ha molestado tu comentario- se sorprende cuando comienzas a masajearla, pero acaba apartando su pelo, dejándose hacer. De inmediato la tensión de su espalda desaparece y ella suspira.-Tienes unas manos maravillosas...-susurra en parte extasiada por tu pequeño masaje.

La góndola sale del muelle y comienza su paseo.-Gracias- ríe por tu nuevo cumplido.-Oh, mira hay chocolate... Y vino...

Me reí – Bien, pues ya estamos ambos piropeados – Bromeé y proseguí con mi masaje un poco más y me agradó notar que se iba relajando – Gracias, tu también tienes muchas cosas maravillosas – El ambiente a parte de agradable era divertido, sentía que había feeling entre ambos.

- Anda pues si – Dije viendo las cosas que habían puesto a nuestra disposición. Cesé el masaje y agarré la botella para abrirla - ¿Quieres? - Le pregunté cortés antes de servirle en su copa

-Muchas cosas maravillosas... Aún no me conoces tanto, creo...- inclina su cuello hacia delante, mientras prosigues con el masaje.-Mmmm... Pero te aseguro que yo no puedo hacer eso con mis manos. Es como si hubiera nacido con dos manos zurdas, siendo diestra- bromea.

Te señala el chocolate y el vino.

-Por favor...- coge la copa y la prepara para que le sirvas.

Mientras el gondolero comienza a cantar, para amenizaros el viaje.

Me reí por lo primero que comentó – Bueno, dame tiempo e iré conociendo cada vez más cosas... - Suspiré – Exageras seguro, no creo que seas tan torpe... - Y luego tuve una ocurrncia – Por el momento aún no has conseguido que nos vayamos todos al agua ja, ja, ja... Es broma

Ya por fin le serví el vino y también llené mi copa. Mientras el gondolero comenzó a cantar – Vaya, esto no me lo esperaba... - Choqué suavemente mi copa con la suya – Brindo por un buen día, en buenísima compañía y alejados de toda preocupación. ¿Y tú por qué brindas? - Le lancé una mirada sujerente

Sonríe de forma irónica ante lo de darte tiempo.

-Está bien...- acaba "rindiéndose".-El tiempo que quieras... Así verás que sí soy torpe, lo mío siempre fueron las letras y los números- se ríe con tu ocurrencia y te da un leve empujón.-Qué mal... Dame tú a mí tiempo y acabaremos mojados de arriba a abajo y el gondolero tirándonos un salvavidas.

Rose gira la cabeza, mirando al gondolero cantar y sonríe.- Ni tú, ni yo...- brinda contigo y escucha atenta tu brindis.-Brindo por la compañía, también, por supuesto... Y por la mejor cita que haya podido tener en meses- te guiña un ojo ante la mirada sugerente.- Y por que esto no vuelque y acabemos en el agua- bromea.

Me agradó mucho comprobar que tenía buen sentido del humor. Si, me parecía la chica perfecta. O al menos, toda una suerte poder disfrutar de su compañía.

Me reí – Bueno, si nos mojamos tocará quitarse la ropa... - Le dije de forma pícara y esperando que mi comentario no le pareciese demasiado atrevido.

Bebí de mi copa y me quedé mirándola - ¿Sabes? Me gusta besarte – Me acerqué de nuevo a sus labios para probar un beso con sabor a vino, jugué con su lengua mientras mis brazos estrechaban su cuerpo. Me encontraba sensacionalmente bien – Ummm esto es un no parar, siempre me quedo con ganas de más – Pero me separé para darle así un respiro... y tal vez también darle a ella ganas de más.

Ríe por tu comentario.

-Creo que prefiero no mojarme, suele haber otras razones menos frías para quitarse la ropa- se lanza ella a decir y te guiña un ojo. Luego vuelve a reírse, quitando peso al asunto. No quiere incomodarte, como ya comprobaste cuando te piropeó por tu apariencia.

Da un sorbo a su copa y no le da tiempo de tragar todo el vino cuando le besas. Tu lengua se encuentra con parte del licor, que ella empuja con su lengua para dártelo a beber. Mientras que con una mano sujeta la copa, la otra la sitúa tras tu cuello. Te acaricia y trata de impedir que te apartes de ese beso. Pega su cuerpo al tuyo en el abrazo que le das y intensifica el beso, devorándote con sus labios. 

Cuando te apartas de ella, la respiración de ambos se ha agitado por la emoción. Sus mejillas están sonrosadas, pero no parece avergonzada, sino fruto del calor repentino.-Entonces no te quedes con las ganas...- deja la copa en la mesa, siguiendo su mano de reojo para no tirarla. Rodea tu cuello con sus brazos y te acerca de nuevo a sus labios. Los roza antes de besarte con más pasión. Ahora es su lengua la que busca jugar con la tuya.

Me reí cuando continuó con mi broma dulcemente envenenada. Y luego llegó aquel beso tan tremendo, si los primeros me gustaron este quedó fuera de todo registro. Me gustó en especial que me retuviese para prolongar ese beso especial con sabor a vino.

Cuando dejó su copa sobre aquella pequeña mesita de la embarcación hice lo mismo que ella, anticipando lo que pusiese ocurrir. - Ummm- Solté a modo de gemido al recibirla de nuevo con fuerzas renovadas. Mi lengua salió al encuentro con la suya y mientras la frotaba la rodee varias veces.

Cuando ya por fin pude hablar – Uff, como esto siga así vamos a tener que buscar un sitio calentito, los motivos para quitarse la ropa creo que ya los tengo...

Me acerqué a su oido para decirle - Te metería mano ahora mismo, pero... tenemos compañía... - me refería al "gondolero". En definitiva, y sin hacerlo a propósito, no podía negar que sólo con esos besos, se había despertado mi excitación, cosa que podía incomodarme un poco.

Tras el segundo beso, ella queda frotando tu nariz con la suya, de forma afectuosa. Sonríe y entrecierra los ojos divertida con tu comentario.-Lo que hiciéramos ahora quedaba de mi cuenta, ¿no?- deposita otro beso suave sobre tus labios.-Quizás elija algo donde puedas quitarte la ropa- su tono es divertido y burlón, pero sus ojos arden de deseo. La intensidad de su mirada es mayor a esa corta distancia, como si pudiera derretir hielo con ella.

Le susurras al oído, le haces saber las ganas crecientes que tienes de ella. Rose muerde el lóbulo de tu oreja como respuesta, siendo lo que más cerca tiene en esa posición.-No sabes lo que yo te haría si no tuviéramos compañía... ¿Cuánto dura esto?- pregunta impaciente, refiriéndose al viaje en góndola. Miras alrededor tratando de ubicarte, para darte cuenta que acabáis de salir. 

- Eh... si, algo así dijimos – Respondí a su primera cuestión. Me encontrada en un estado entre ensoñación y excitación. No recordaba haberme sentido nunca tan bien.

Me reí – Pues la decisión el tuya, a mi me ha entrado hambre, y no de comida precisamente... - Le dije en la misma línea de excitación.

Ella mordió mi oreja lo que me provocó cosquillas y que me riese. Luego tomé su pregunta como que ella tenía las mismas ganas que yo de pasarlo bien, de otra forma distinta, por lo que me dirigí al gondolero – Disculpe caballero ¿Podría acercarnos ya al embarcadero? Nos olvidamos de una cuestión importante – Añadí lo último para que no lo tomara como que no nos estaba gustando el viaje y además le dejé una suculenta propina en la mesita donde estaba el vino.

El gondolero os mira extrañado, luego mira los escasos metros que os separa de la orilla, por último se fija en la propina. Si iba a cobrar igual, lo mismo le daba. Comienza a hacer maniobras para darl a vuelta y volver hacia el muelle. Maniobras que son algo complicadas y le toman su tiempo. Rose no parece tener paciencia y su mano se toma la libertad de ir a tu muslo y acariciar la cara interna.

No parece una mujer que quiera dar un espectáculo, por lo que trata de controlar sus impulsos de ir a más, pero la notas temblando de emoción y excitación a tu lado. Tras una espera eterna, el gondolero os deja de nuevo en el puerto.

Esta mujer me hacía sentir bien y además... excitado. Su traviesa mano tenía una buena parte de culpa. Me acerqué a su oido para susurrarle – Esa mano me gusta, pero voy a dar el cante cuando salgamos de aquí si no la retiras... - Le dije al borde de la risa.

Finalmente la "operación gondolero" surtió efecto y conseguimos llegar al embarcadero. Me alegré de estar ya en tierra firme. Le pasé la mano por la cintura y le comenté – Bueno... ¿Has pensado en algún sitio al que ir o improvisamos? - No sabía si prefería ir a su casa, la mía o algún buen hotel, dejé que eligiese ella.

Rose ríe, apartando la mano. Hace una retirada y busca agarrar tu mano para controlarse.

-Perdona... No pude evitarlo...- da otro beso breve sobre tus labios y para sus caricias el resto del trayecto de vuelta. El gondolero tarda más en volver con la maniobra que el tiempo que llevabais subidos en la embarcación.

Bajas y la ayudas a bajar, no parece agradarle pisar algo tan inestable y ponerse de pie. Aferra tu mano y sube al muelle contigo. La ves respirar tranquila cuando la acercas hacia ti por la cintura. -Podemos ir a mi hotel... Si no te importa, claro... Aunque hay que coger un taxi.

Ya fuera sobre tierra firme le dije sonriente – Nada que perdonar – Y es que era mayor lo agradable de sus atenciones que la molestia producida.

Me gustaba tenerla así por la cintura y sentir su calor. Su cuerpo pegado al mío... - Ah ¿Te alojas en un hotel? Por mi perfecto... Nada, pues se coge un taxi, será por taxis... - Me reí – Sólo espero que no esté muy lejos – Le guiñé un ojo. Aunque esperaría lo que hiciese falta, por una mujer así merecía la pena.

-Sí... No vivo en Los Angeles, por desgracia... Porque es una ciudad preciosa, me encanta venir de visita y sabiendo que vives aquí, me gustará aun más volver a la próxima- camina contigo tomándola de la cintura hacia la calle a buscar un taxi. Para uno con soltura, demostrando que está más que acostumbrada a ello. -Sí que está un poco lejos el hotel...- sonríe intentando consolarte y sube al taxi, tirando de ti hacia dentro.

Rose da la dirección de su hotel y pasa el viaje haciéndote carantoñas, robando besos fugaces y controlando sus caricias que parecen querer ir a más. En cuestión de un cuarto de hora por el tráfico, el taxi os deja ante su hotel.