Partida Rol por web

Estrellita ya estaba lo suficientemente lejos de esos guardias para volver a montarse en sus fieles corceles sin que la echasen la bronca. Se montó y se dirigió en la misma dirección que Luciérnaga y Cascabel. Estaban un poco lejos a si que tendría que volar rápido para cogerlas.

-Esperadme que voooyyyyy!!! - les gritó desde lejos alcanzándolas a toda velocidad.

—No, no, no. No diremos a nadie dónde fue Rodlfonxon su amiga.

Los renos se mostraban muy poco colaboradores.

Luciérnaga tenía una sospecha, salió hacia el lago, y llegó hasta el mismo río que anteriormente Chispita no había logrado cruzar por lo correntoso.

Buscando un posible punto de cruce, vio un poste con un cable que cruzaba hacia el otro lado.

- en estos momentos me alegro de tener bien equilibrio... - miró al ejército de moscas y eso podría ser una solución bastante buena - estrellita pueden tus compis ayudar a cruzar a Cascabel? Y si viene también a Chispita. por tal de no agotar a las moscas puesto que luego deberían regresar, Luciérnaga se subió al cable dispuesta a mostrar sus mejores habilidades, pues a la hora de llevar a cabo una hazaña como aquella cuanto menos pensara y más rápido mejor.

Tomó una ramita más congelada que el tiempo y se dispuso a avanzar con su equilibrio, y pronto descubrió que aquel tramo era más peligroso de lo que esperaba, una ventada helada empujó el cable con fuerza dejándole pornun momento casi horizontal y agachada, fue buena idea ponerse abrigo y guantes, esperaba que sus compañeros no tuvieran problema alguno para cruzar.

- ¡Escuchadme! - Llamó la atención de los renos, aunque no logró captarla demasiado. - Debéis decirnos dónde fue Rodolfo. Es necesario encontrarle. ¡Una cuestión de vida o muerte! - Añadió tratando de dar un golpe de efecto. 

No había sido el mejor de sus discursos, eso estaba claro. Aquellos renos saboteadores se iban a cargar la Navidad. Algo que a Cascabel en el fondo no le importaba demasiado. Siempre se había identificado más con aquel tipo verde que trataba cada año de robar la Navidad. ¿Dónde estaría ese año? ¿Se habría disfrazado de rena para embaucar a Rodolfo y que de esa manera no pudiera guiar al resto de renos en el trineo? Sin duda era bastante factible...

- Está bien... - Dijo al fin aceptando la oferta de montar sobre unas ¿moscas? para cruzar el río e ir hasta el lago en busca del reno desertor. - ¡Encontremos a ese traidor!

Al ver que Luciérnaga salía corriendo hacia el lago, Estrellita la siguió... y desde las alturas vio como cruzaba por un hilo casi invisible de lado a lado.

- EEEE!!!! ¿Porqué no lo cruzas andando? Parece que está congelado. - dijo mientras sobrevolaba la zona.

Al ver que empezaba a tener problemas se acercó con su séquito de moscas para ayudar a Luciérnaga.

- Vamos!! coge un par y móntate, será más seguro que eso a lo que estás jugando. - animó a la elfita que estaba tambaleándose con el aire.

Mientras las moscas de rescate acudían en ayuda de Luciérnaga, Estrellita dio una pequeña vuelta de reconocimiento por las inmediaciones del lago, distinguiendo muchas zonas donde poder ocultarse... pero... ¿en cual de ellas podrían estar?

Con o sin moscas, terminó allí delante de aquel rio que ya era un viejo conocido y se quedó pensativo. Es que cruzar aquello era muy difícil y una cosa se le pasó por la mente... ¿Cómo lo haría el reno?

—Luziernaga... ¿Ezta' zegura? —preguntó dubitativo—. ¡No te arriezgue! ¡Estrellita con la mozca pueden! 

De todos modos, la pequeña duende fue a ello y su corazón le dió miedo. ¿Podría sortear ese obstáculo sola?

Luciérnaga demostró buenas dotes de equilibrista para montarse en ese cable. Aunque quizá debería haber leído de qué se trataba antes de treparse. A medio camino una descarga eléctrica la golpeó muy duro, y si no fuera por Estrellita habría caído al agua helada. Cascabel cruzó haciendo equilibrio sobre unas moscas y Chispita se quedó al otro lado dando consejos.

Todo estaba muy oscuro, salvo por una lucecita roja alumbrando unos arbustos.

—¿Ya se ha ido Goblop? ¿Campanilla está bien?— preguntó el reno de nariz luminosa asomando su cabeza entre las ramas.

Con una sonrisa bobalicona empezó a contar - una estrellita, dos estrellitas, tres estrellitas...- hasta ocho estrellas contó dando vueltas en su cabeza durante un rato hasta que vio una luz roja - luz bonita... - parecía un poco ida hasta que zarandeó su cabeza de lado a lado para espantar estrellitas y pudo volver a la normalidad... ¿Desde cuándo caían rayos en el polo? Sin duda Luciérnaga quedó un poco dubitativa de lo que había ocurrido, pero al ver la luz roja se logró centrar - un faro para náufragos, y yo casi náufrago ¿Me darán chocolate caliente allí?

Aunque cuando vió que era Rodolfo supo que no habría chocolate caliente y se decepcionó un poquito - perfectamente - dijo guiando a las moscas salvavidas sobre el reno, esta vez viajaría más segura - ese chico de allí - decía señalado a Chispita al otro lado del torrente - la salvó.

- ¿Goblop? No sé dónde está, pero desde luego no está aquí. - Dijo Cascabel muy seguro de sus palabras. - De lo contrario seguro que estaríamos escuchando su estridente voz. - Fuera lo que fuera estridente. 

Cierto era que Cascabel no se había involucrado demasiado en las labores que les habían mandado hasta el momento y que tampoco había hecho demasiado por recordarle al gordo quien era y que tenía que hacer esa noche, pero en ese momento, un sentimiento de responsabilidad le poseyó. 

- Rodolfo, creo que Papá Noel te necesitan para guiar al resto de renos en el reparto anual de regalos a los niños del primer mundo. - Le dijo tratando de ser convincente. - Sé que trabajar es un engorro. Te lo diga por experiencia, pues hoy es mi primer día de trabajo y ya lo estoy odiando, pero... Piensa en los niños...

—¿Papá Noel ya ha vuelto?— dijo contento por la noticia que le dio Cascabel.—Vamos con él. Llevenme al otro lado del río.

- ¿Y si nos llevas tú? - Preguntó entonces Cascabel. - Creo que no voy a poder contigo... - Dijo valorando si sus potentes músculos eran suficientes como para levantar en pese a aquel enorme animal y cruzas con el a cuestas el río. - Porque... Tú vuelas, ¿no? - Sonrió esperanzado ante la idea de subir a su lomo y probar lo que era volar a los mandos de un reno reparto.

Chispita había estado todo el tiempo del otro lado del río y dio indicaciones desde la distancia, así que al ver como habían encontrado el reno faltante, sonrió lleno de alegría. Finalmente completarían su trabajo, eso era lo bueno. 

—¡Apureeeeen! ¡Papá Noe' tiene que trabaja'!

Les gritaba desde la distancia. 

Estrellita se quedó sorprendida al ver el chispazo que saltó antes de que las moscas llevasen a buen recaudo a Estrellita y se acercó al cable... "electricidad" se quedó pensando "cosas eléctricas" seguía embobada.

Levantó la mirada, y vio como Rodolfo salía con Estrellita hacia el otro lado del lago, y cuando cruzó junto a ella pudo distinguir claramente su roja nariz.

- ¡Vamos chicas! - gritó a las moscas - ¡Seguidlo tiene una nariz roja! ¡Y tiene que ser mía!

Ordenó a las moscas cual capitán pirata en su bergantín para que persiguieran al reno cual pesquero indefenso.

Estrellita adoptó una posición de velocidad sobre sus moscas que salieron volando detrás del reno.

—Te digo un secreto—le dijo Rodolfo a Cascabel mientras Estrellita y Luciérnaga llegaban a lomos de mosca—los renos no vuelan. ¿Dónde has visto tú un reno volando? ¿Qué? ¿Me vas a decir que en cada Navidad volamos? Pues claro, pero eso es una magia de ustedes, y a mí se me ha agotado la reserva de polvo de duende. Así que si ninguno de ustedes trae magia para volar, habrá que buscar otro modo de cruzar. ¿Esas moscas podrían levantar a alguien tan grande como yo? No lo creo.

- ¿Polvo de duende? - Se preguntó a si mismo extrañado. 

Acto o seguido frunció el ceño y empezó a buscar ese polvo. Metió las manos en sus bolsillos, debajo de su gorro, dentro de sus orejas... Si el reno decía que el secreto de volar estaba en el polvo que ellos mismos fabricaban, ya fuera de una u otra forma, él tenía que tener polvo volador en algún sitio.

- chispita - decía en voz alta - prueba a llamar a campanilla, te debe una ¿No? A ver si aparece... Y si no, deberemos dar un rodeo en busca de un puente... O rodear el lago entero.

—Ta' bien, voyyyyy a buzcarla. ¡Ya vuelvo! 

Y rápidamente salió corriendo de allí para buscar a Campanita, necesitaba su ayuda aunque claro le resultó muy sospechoso que el reno estuviera ahí y no fuera capaz de volver. ¿Cómo había cruzado? Sin más, negó con la cabeza y siguió el camino de regreso, obviamente quería encontrar a la chica de sus sueños. ¡Necesitaba su ayuda!

Campanilla estaba en la azotea, echada sobre una hoja mullida mirando el cielo y quitando el polvo sobrante de sus alas, que lo iba dejando en unos frasquitos a su lado.

—Hola Chispita, me tenías preocupada que no venías. Creía que te habías olvidado de mí. Ven siéntate.¿Ves esa constelación que está justo encima nuestro? Es el cucharón de chocolate. Y la de la punta del mango es la estrella polar.

—¿Por el otro lado del lago? Está la montaña. ¿Me habéis visto cara de cabra?—A pesar de las protestas el reno empezó a avanzar hacia donde le señalaba Luciérnaga. Si no hallaban otra solución debería arriesgarse a pasar por allí.