Partida Rol por web

Al disiparse la nube de polvo no veo a nadie. Sé por sus técnicas que son bastante hábiles ocultándose y prefieren atacar desde las sombras. Así que avanzo lentamente hacia su anterior posición, tratando de poner todos mis sentidos en detectarles. Ignoro los disparos en el exterior. Seguramente sea el tercer compañero, y mientras no solicite ayuda, puedo dar por hecho que todo va bien. Ir corriendo sería actuar de forma caótica... y eso va contra mi entrenamiento.

De repente, las luces del complejo comienzan a titilar, apagándose y encendiéndose rápida e intermitentemente, como si sufrieran un micro corte de corriente. Los sistemas de comunicaciones de Blindado y ProyectoX empiezan a activarse sólos, recibiendo emisiones confusas. Igor ve cómo los sintéticos que se están enfrentando a él se detienen de improviso, adoptando una postura firme y con la mirada perdida, como simples maniquíes. Blindado y Vicky ven caer de la estructura uno de esos sintéticos, completamente inerte, hasta aterrizar ante ellos de bruces. A su espalda, los drones de vigilancia que monitorizan la prueba sufren el mismo efecto, deteniendo sus rotores y cayendo en picado hasta darse con el suelo.

Entre la monitorización de los sistemas de comunicaciones, aparece un mensaje encriptado en vuestros monitores internos.

- Comunicación no segura. Os están engañando. Fuerza de Control no es lo que parece. Manteneos alerta y cubrid vuestras espaldas. Sois prescindibles para ellos. Volveré a contactar con vosotros.

Tas esto, la comunicación se corta.

De repente Igor comenzó a sentir la intermitencia de las luces y lo que era peor, algo en sus propios sistemas que tampoco funcionaba correctamente.

Pero que mier...

Lo que le faltaba en mitad de un combate donde parecía que tenía todas las de perder. Afortunadamente los sintéticos parecían más perjudicados todavía ya que se habían quedado totalmente paralizados.

¡Guauuu! ¡Pues si que funcionan bien las contramedidas electrónicas! Casi me cargo hasta la luz.

No se lo pensó dos veces antes de rematar a los dos sintéticos con su pistola, no sabía exactamente si el efecto que había provocado era permanente y no pensaba averiguarlo. Cuando ambos cayeron al suelo con sendos agujeros en su estructura se tranquilizó, aunque parecía que no le iban a dejar en paz por mucho tiempo. Una comunicación encriptada apareció en su monitor.

-¿Que se supone que es toda esta mierda? Murmuró mirando a todos los lados.

Allí dentro no había nadie más y ni siquiera los drones parecían activos. ¿Acaso era parte de la prueba? Ahora tenía la sensación de que no había sido él el responsable de todo lo que había sucedido, que algo estaba pasando. Como fuera iba a continuar con su supuesta misión que era encontrar una maldita bandera, seguiría subiendo a la torre donde Vicky y el otro tipo debían estar distrayendo a los sintéticos con su ataque frontal.

Menuda distracción. Pensó mientras pasaba por encima de los dos que se había cargado.

Se dispuso a subir hacia la parte alta de la torre con mucho cuidado, no las tenía todas consigo, y mientras lo hacía intentó probar comunicarse con los otros, o con quien fuera que estaba hablando con ellos.

-¿Alguien me oye? ¿Se puede saber de que va todo esto? Voy a subir, esto ya está despejado.

Miré los restos del sintético que acababa de caer a nuestro lado. Eso, sumado a las luces, ya era bastante raro. Pero aquel mensaje extraño... replegué la visera del casco para poder mirar a Vicky con mis propios ojos por un momento. Negué con la cabeza, todo esto era extraño.

- ¿Has oído eso?

No me refería precisamente a los gritos de nuestro tercer compañero, pero tampoco tenía claro quién más podría estar escuchándonos. Aunque por un momento, recordé los drones de vigilancia inertes.

- Lo del mensaje sobre Fuerza de Control...

Volví a cerrar la visera, y me puse en guardia. No sabía cuál era la siguiente sorpresa, incluso dudé de si aquello era una jugarreta del propio entrenamiento. Había visto cosas peores en las fuerzas de élite, trucos para intentar comprobar la fortaleza metal de los reclutas. Pero aquello era tan... diferente.

El traje volvía a estar operativo, por suerte, pues mi instinto me decía que algo iba a ocurrir pronto. Los drones parecían fuera de control, lo que parecía indicar algún tipo de sabotaje.

- No he oido nada - respondí.- Habrás recibido alguna comunicación externa...

Ecuché la voz de Igor, ese tarugo iba a subir solo a la torre. Sonaba a trampa... mucho. Por desgracia, no esperaba que Igor fuese a hacerme caso si le decía que se estuviera quieto, de modo que lo mejor iba a ser intentar cubrirle. Perder un aliado, por idiota que fuese, no era una buena idea.

- Cubramos a Igor... no creo que nos vaya a ser tan sencillo coger esa bandera - dije frunciendo el ceño.

Aún estáis tratando de reponeros de lo acontecido, cuando una buena cantidad de luces en el techo de la instalación os cueva lo suficiente como para tener que agachar la mirada o cubrirla con la mano. Comienza a retumbar una molesta sirena, al tiempo que la puerta por la que habéis accedido al terreno de pruebas se abre y por ella entran varios vehículos militares. El primero de ellos, un jeep, seguido de algunos camiones de transporte.

En cuanto los vehículos han recorrido la mitad del trayecto, comienza a solaparse con la sirena una voz que truena por megafonía.

Prueba finalizada. Repito, prueba finalizada. Se cancela toda actividad no supervisada en las instalaciones de pruebas hasta nuevo aviso. Sujetos de prueba, retírense.

Igor frenó su subida a la torre cuando las luces comenzaron a cegarle y se escuchó aquella estridente sirena.

¿Que pasa ahora?

No podía dejar de pensar en el mensaje que había recibido, estaba seguro que tenía algo que ver con todo aquello, eso y que con los sintéticos fuera de control y sin las cámaras sobre ellos a los de arriba no debía hacerles mucha gracia lo que estaba pasando. Desde su posición vio como se abría una puerta y comenzaban a entrar varios vehículos del ejército.

Alguien ha cabreado a los de arriba.

No pudo evitar que en su cara se dibujara una media sonrisa. Le daba cierto placer pensar que les habían fastidiado sus "jueguitos de guerra", de todas formas no estaba allí voluntario así que le daba igual si la prueba había salido bien o no.

Espero que los sintéticos esos sean bien caros, pueden apuntar dos a mi cuenta. Solchaga seguro que me dará doble postre hoy.

Junto a la sirena comenzó a esucharse una voz que solo podía estar destinada para ellos, no había nadie más allí que él supiera. Con parsimonia comenzó a bajar hasta la base de la torre, parecía que la diversión se había acabado.

"Actividad no supervisada", si lo llego a saber disparo a los drones y así hubiéramos terminado antes, al fin y al cabo nadie dijo que no podíamos hacerlo... Sujetos de prueba... eso es lo que somos, sí.

Lo que había vivido junto a las palabras de la megafonía se juntaron en su cabeza con la comunicación que había recibido unos momentos antes, no es que le hubieran dicho nada que no supiera pero hasta ese entonces aquella era su única salida, o más bien la única opción que le habían dejado. Quizás esa comunicación le abría una nueva posibilidad y eso le interesaba.

Me pregunto si el tanque y Vicky también están aquí obligados... No. No lo parecen, seguro que son voluntarios, se les ve con muchas ganas de colaborar y quedar bien con los mandos. Bueno, supongo que me devolverán a mi barracón y me puedo olvidar de ellos. Sobre todo de ella.

El repentino reencuetro con Vicky no le había sentado nada bien. Ella le recordaba todo lo malo que le había pasado en los últimos años y por su culpa habían pasado muchas cosas, todas nefastas. Lo único bueno de que la prueba hubiese terminado era que la perdería de vista, pero saber que todo le había ido bien y que incluso estaba colaborando en un proyecto secreto del gobierno como premio a "sus méritos" le revolvía las entrañas.
Llegó al suelo y pasó por delante de Blindado y de Vicky sin detenerse, en dirección a la salida, tan solo le dedicó unas palabras al primero.

-Bueno, supongo que ganamos.

Parecía que a pesar de los disparos estaba de una pieza, así que no había de que preocuparse. Estuvo a punto de comentarles algo sobre aquel mensaje, quizás ellos también lo habían recibido, la voz hablaba en plural, pero consideró que era mejor no hacerlo. Si era una puerta hacia su libertad, y cualquier cosa parecía mejor que aquello, no se lo diría a nadie y menos a aquellos dos lameculos del ejército. Por su parte ese mensaje no le había llegado, sería su secreto.

Todo parecía haber acabado.

- Bien. Aunque esto es extraño... ¿han terminado las maniobras sin un resultado claro? Y no creo que hayamos cometido un error lo bastante grave...

Lo cierto es que la situación me daba muy mala espina. Quizá influenciado por la transmisión que había recibido. Me centré en mi entrenamiento.

Valorar los hechos, nada de conjeturas.

Pero no había nada malo en estar preparados.

- No deberíamos separarnos. No bajéis la guardia.

Puede que la voz mintiese, que fuese un intento de ponernos en contra del mando. Pero también podía decir la verdad.

El repentino aborto de la misión me sorprendió. Haciendo memoria no conseguía encontrar una razón que tuviera que ver con nuestra actuación, de modo que asumí que, o bien ya habían tenido suficiente o había ocurrido algo externo que había obligado a dar por finalizada la prueba.

- Creo que no tiene que ver con nosotros - respondí casi en un murmullo, sin dejar de atender a los vehículos que habían entrado en el hangar.- Aún así, deberíamos retirarnos.

Tenía curiosidad por saber quién se bajaba de los coches, así que seguí pendiente de la escena mientras caminaba lentamente hacia la salida.

-El resultado es que se les estropearon los juguetes y ya no se pueden divertir mientras ven como nos disparan. Además con todos los cacharros fuera de combate nada nos impedía coger la bandera y terminar.

Igor miró a su compañero de equipo que parecía todavía tenso, como si no hubiera terminado el experimento. Ni él ni Vicky habían hecho referencia a la comunicación así que pensó que no la habrían recibido. Solo por llevar la contraria a Vicky dejó de caminar hacia la salida y se sentó en el suelo a esperar.

-Prefiero que vengan a recogerme, no me apetece caminar.

Todo era extraño, pero estaba convencido de que alguien había intervenido allí y les había fastidiado el experimento a los militares, alguien que también les había advertido para que tuvieran cuidado. En su caso no hacía falta, pero no tenía ni idea de como habían terminado los otros allí. Con Vicky se hacía una idea, en cualquier caso no le apetecía preguntarle nada así que volvió a dirigirse a Blindado.

-¿Y tu que hiciste para terminar aquí?

La reacción de Igor me resulta un tanto extraña. ¿Quién demonios le ha destinado allí? Es curioso, que precisamente esa sea la misma pregunta que él realiza. Aunque no deja de cogerme por sorpresa. ¿De verdad eso es lo más importante ahora? Quizá yo sea el único al tanto de lo que puede estar pasando. Pero no quiero parecer un paranoico. Me esfuerzo en respirar hondo y relajar la postura, aunque sin dejar de estar atento. Trago saliva un par de veces para controlar la voz e intentar responder con una mezcla de sorna e indiferencia.

- Supongo que hacer bien mi trabajo. Nada distinto al resto, ¿no?

Sigo con atención el convoy que se acerca a nosotros. Los camiones me preocupan. No creo que vengan para llevarnos de paseo, por mucho que diga mi compañero cibernético. Victoria parece tan perdida como yo, aunque bastante más tranquila. ¿Será todo parte de una misma trampa? ¿Y qué sentido tendría alguna clase de trampa ahora mismo? ¿Meses de entrenamiento para ahora hacer alguna clase de puesta en escena? Es todo demasiado extraño.

Lo que suponía, estos dos deben estar aquí voluntarios.

Seguramente es otro policía como Vicky, o quizás un militar, parece que el único pringado aquí soy yo. En cualquier caso sigo sin saber muy bien que pinto en este circo que han montado, aunque me hace gracia que haya terminado de esta manera, seguramente al resto no mucha. Rasco el suelo de cemento con la punta de mi bota mientras se acerca el convoy.

-¡Oh si! ¡Muy bien! No puedo evitar mirar a Vicky cuando lo digo, desde luego a ella parece que le fue bastante bien en el suyo, me pregunto si mi caso la catapultó a donde está ahora o lo hizo igual de bien durante todos estos años. Escupo al suelo con rabia. Estupendo... ¿Tu también eres poli?

Relajados por la finalización de la prueba, comenzáis a conversar de forma informal. Mientras lo hacéis, no os pasa desapercibido el modo en que los vehículos que recorren el campo de pruebas pasan de vosotros, como si fuerais algo secundario. Tan sólo el último de ellos, un camión de transporte algo menor que los otros, frena unos cuantos metros por delante de vosotros. De él descienden un par de soldados con más pinta de técnicos que de combatientes. Ignorándoos por completo, comienzan a buscar piezas de uno de los sintéticos abatidos.

En uno de esos instantes de recogida, uno de ellos se fija al fin en vosotros, mirándoos de soslayo. Se acerca al vehículo y parece hablar por la emisora, sin que oigáis la conversación. Poco después, vuelve a oírse esa voz por megafonía.

Repito: sujetos de prueba, retírense.

- ¡Ja! - no pude reprimir una carcajada sarcástica al escuchar al tarugo de Igor.- No todos somos convictos como tú - respondí sin mirarle siquiera.

La escena de los vehículos continuaba y cada vez se hacía más patente que no querían que estuviéramos allí para lo que fuera que iban a hacer. Tras el nuevo aviso ya no quedó ninguna duda.

- Vámonos... Ya - dije, y mi voz sonó más irritada y autoritaria de lo que me hubiera gustado.

Después del último aviso me dirigí hacia la salida, no quería que tuvieran que avisarnos una vez más.

Alguien parecía estar nervioso porque siguíeramos allí dentro de su "campo de juegos", pero ciertamente no tenía la oportunidad de hablar con mucha gente ultimamente, claro que si la otra contertulia resultaba ser Vicky habría que redefinir su concepto de suerte. Le dediqué una breve mirada tan dura y fría que si pudiera golpearla no tendría que caminar hasta la puerta.

Sí, convicto. Gracias a ti, para que puedas ahora estar jugando a los superhéroes con los militares.

-Al menos tengo la conciencia limpia. ¿La tienes tu? Lo dije con rabia contenida, teniendo en cuenta que Vicky me había jodido la vida lo estaba llevando mejor que lo que había esperado. Durante todos aquellos años había rememorado todo lo que había pasado. En la cárcel te encuentras con muchas cosas, pero lo que sobra es tiempo para pensar y yo había barajado muchas teorías sobre lo sucedido, a veces las mezclaba y hacía otras totalmente nuevas pero seguía sin saber que había sucedido. Algún día lo averiguaré. Lo que tenía claro es que Vicky lo había tratado como una mierda y tuviera o no algo que ver ella con lo que había pasado no lo iba a perdonar. Le había dado la espalda cuando más lo necesitaba o en el peor de los casos le había colgado un mochuelo. Mejor nos vamos sí, aquí el aire está muy rancio.

Dejó que Vicky se adelantara y esperó a que Blindado se dirigiese a la salida para seguirlos, con él no tenía ningún problema aunque no le gustaban los polis.

Me encogí de hombros bajo la armadura.

- Bueno, la verdad es que mis modales dejan bastante que desear. Demasiado tiempo entrenando a solas. - Forcé una sonrisa, y luego me di cuenta de que seguía llevando el casco. - Subteniente Óscar Baroja, de la Unidad Especial de Intervención. - Dudé un par de segundos, seguramente no habrían oído hablar mucho de ella. Al menos el rubio no. - De la Guardia Civil, vamos.

Les tendí la mano a uno y otro mientras caminábamos hacia la salida. Aunque la sensación de estrechar la mano de la armadura no debía de ser muy cercana.

Al final me estaba obligando a mí mismo a relajarme y a aceptar que aquello eran todo paranoias. Ya tendría tiempo de preocuparme de más problemas cuando de verdad existiesen.

No sin ciertas dosis de tensión, los tres sujetos de prueba os encamináis fuera de la zona asignada, regresando hacia la entrada por la que habéis accedido al campo. Esto os lleva un buen rato, pues es un trecho amplio a recorrer a pie, pero la decepción por no haber podido completar el recorrido hasta obtener esa dichosa bandera pesa en vuestro ánimo.

Bueno, eso y las sospechas de que está pasando algo extraño...

Al alcanzar la puerta, descubrís a un buen número de hombres trajeados descendiendo por una escalera metálica hasta vuestra posición a los pies del hangar. Algunos rostros os son conocidos, incluso algunos vagamente familiares, y a otros seguro que no los habéis visto jamás. Van conversando sobre asuntos privados con discreción, aunque no dudáis que esos asuntos tengan directa implicación en la prueba, y cuando os ven llegar se giran a recibiros.

Un hombre trajeado, con rostro anguloso y nariz aguileña enmarcado por una fina perilla y pelo negro engominado, toma la iniciativa adelantándose al resto. Igor le conoce bien, es un hombre acaparador de muchos desprecios, un tipo peligroso. Y la principal razón de su actual estado.

¡Bienvenidos, caballeros! ¡Y señorita, naturalmente! -Saluda, ofreciendo su mano- Para los que no me conozcan, soy el comandante Solchaga, responsable del proyecto Fuerza de Control. Es un placer conocerles a todos al fin. -Tras los apretones de manos, Solchaga os invita a Acercaros al resto de personalidades, tras las cuales Vicky puede ver al doctor Sebastián, visiblemente nervioso- Permitan que les presente a las distintas personalidades que han a udido a presenciar su prueba. Este de aquí es el general Ballesta, colaborador del ejercito español en este proyecto de seguridad... -Oscar ya conocía al general, incluso ha compartido unas palabras con él antes de que todo esto comenzase- Augusto Cajal, comisionado de la Casa Real... -Un hombre quizás demasiado serio, que oculta sus ojos tras unas grandes gafas- Eduardo Garcia, delegado del gobierno... -Un hombre completamente calvo pero de vivaracha mirada- Cristóbal Bartomeu, secretario general de EHL... -¿Qué pinta aquí el candidato de un partido político anti metahumanos?- Y por último, y no por ello menos importante, el señor Leonardo Dominguez, empresario.

Tras las presentaciones comienzan los apretones de manos, cuando Solchaga os presenta también a vosotros y esos peces gordos comienzan a acercarse. Algo os dice que estáis nadando en una hermosa piscina de tiburones...