Partida Rol por web

Un picoleto... tenía que habérmelo imaginado.

-Esto... Igualmente. Soy Igor. Miro la máno metálica que el hombre me tiende y finalmente decido estrecharla, por así decirlo, al menos hago el gesto de coger su mano y un ligero movimiento hacia arriba y hacia abajo. Será mejor que sigamos, parece que no quieren que estemos aquí. Supongo que también eres de Fuerza de Control ¿Verdad? ¿Estás aquí en el cuartel de Lepanto o vienes de otro sitio? Ya que estoy intentaré saciar parte de mi curiosidad y averiguar si soy el único que vive aquí o ellos están en otros pabellones, bueno Vicky prefiero no saberlo, la verdad, pero este tipo parece simpático.

Sigo caminando el trecho que nos separa de la salida mientras pienso en todo lo que pasó dentro, desde luego algo no salió como estaba planeado, aquella comunicación, el repentino apagado de las luches, los sintéticos y los drones... Ni siquiera nos habían dejado capturar la bandera.
Me siento algo extraño con todo esto, a pesar de toda la adaptación a mis nuevas "piezas" y capacidades y de los duros entrenamientos de los últimos meses no pertenezco a este mundo, no soy ni un poli ni un militar, ni siquiera soy un tipo violento. Miro en que han convertido mi cuerpo.

Una puta arma es lo que soy, una muy cara seguramente.

Que se hayan gastado mucho dinero y tiempo en mi no me hace sentirme más feliz, ni siquiera que me ofrecieran esta "gran oportunidad", lo de ofrecer era un decir por supuesto.

Supongo que es mejor esto que la cárcel. Miro a Vicky como camina unos metros por delante. O quizás no, había mejores compañías allí.

Entre los hombres que salen a nuestro encuentro no me es difícil distinguir al Comandante Solchaga, casi mi único contacto con el mundo durante este tiempo.

Sí, definitivamente en la cárcel había mejor gente.

Nunca me había gustado el ambiente militar y el Comandante Solchaga encarnaba a la perfeccion todo ese mundo, a pesar de todo nuestra convivencia había sido cordial, como la de dos tipos casi obligados a entenderse sin remedio. Él ordenaba y yo intentaba hacer todo lo que me decía, al fin y al cabo no tenía más que hacer allí encerrado. Lo saludé forzando una sonrisa, como al resto de ilustres individuos que allí parecían haberse reunido.

-Cuanto tiempo Comandante. ¿Hoy es día de visita? Digo con cierta ironía mientras estrecho su mano, hago lo mismo con el resto de individuos y me retiro unos pasos.

Me siento observado y creo que todos estos tipos han venido a comprobar si el dinero que invirtieron en mí, y supongo que en los otros, ha merecido la pena. Aunque después de lo que me han hecho no hay vuelta atrás, me han convertido en un monstruo para siempre, si no les gusto creo que no hay devoluciones.

Saludo a todo el mundo educadamente, pero prefiero guardarme mis opiniones para mí. La presencia de EHL y el tal Leonardo Domínguez me dan una extraña sensación, aunque cuando lo piensas, encaja. Supongo que las fuerzas del orden necesitan un medio para ponerse al nivel de los metahumanos. Y ahí estamos nosotros. Siendo la nueva frontera en la lucha contra la delincuencia.

Pero algo me decía que no todo estaba bien. Que lo que hacíamos tenía un lado oscuro. Un lado que no era por el bien civil.

Saludé a todos como correspondía a su rango, era algo que no iba a olvidar por muchas horas que pasase probando aquel traje. Todo un elenco de personalidades estaba pendiente de nuestros movimientos, lo que me hizo pensar en dos cosas: que las pruebas iban a terminar y los prototipos estaban listos para entrar en acción, y que probablemente seríamos los escogidos para un uso real e inmediato de aquella tecnología.

"Me parece que se avecina una misión - pensé.- y una de las gordas..."

Mientras me fijaba en todos y cada uno de los presentes me mantuve en silencio, lista para escuchar las órdenes que tuvieran para nosotros.

Cristobal Bartomeu, ese nombre te suena. Es el secretario general y candidato a la presidencia del gobierno de un partido político llamado España humana y Libre, con ideología radical de derechas, y abiertamente contraria a la presencia de los metahumanos entre la sociedad española. No es un partido mayoritario, y no es probable que obtenga una representación suficiente, ya no para gobernar, sino para convertirse en partido "bisagra".

En los últimos años, desde su formación, lo que sí ha logrado es movilizar a una pequeña parte de la ciudadanía, ejerciendo presión en las calles mediante manifestaciones, actos públicos, incluso siendo responsables de actos vandálicos. También han llevado al Parlamento un buen número de propuestas que han sido rechazadas de forma unánime, pero que han ido ganando adeptos entre la ciudadanía, atraída por el populismo de las mismas ante los actos que algunos metahumanos perpetran sin que las fuerzas de la ley, salvo otros metahumanos, logre poner orden.

Por su parte, Leonardo Dominguez destaca en medio de este grupo de corte político-militar. Es un empresario, un filántropo, alguien con mucho dinero que posee todo un holding empresarial, un gran poder en la sombra con una basta red de influencias. Las malas lenguas dicen que tiene un pasado criminal, pero nadie ha podido sacarlo a la luz, y su expediente policial está limpio según dicen. También se dedica a temas sociales, participando en actos sociales de recaudamiento de fondos, e incluso habiendo fundado su propia fundación social para la reinserción de metahumanos. De hecho, Bartomeu y él tuvieron sus más y sus menos hace unos años, cuando EHL promovió movilizaciones en contra de que la Fundación Lince Dorado tuviera su sede en la capital. ¿Cómo pueden estar juntos aquí?

Del resto no sabes gran cosa. El delegado del gobierno, un representante de la Casa Real... Políticos y gente de las altas esferas.

Cristobal Bartomeu, ese nombre te suena. Es el secretario general y candidato a la presidencia del gobierno de un partido político llamado España humana y Libre, con ideología radical de derechas, y abiertamente contraria a la presencia de los metahumanos entre la sociedad española. No es un partido mayoritario, y no es probable que obtenga una representación suficiente, ya no para gobernar, sino para convertirse en partido "bisagra".

En los últimos años, desde su formación, lo que sí ha logrado es movilizar a una pequeña parte de la ciudadanía, ejerciendo presión en las calles mediante manifestaciones, actos públicos, incluso siendo responsables de actos vandálicos. También han llevado al Parlamento un buen número de propuestas que han sido rechazadas de forma unánime, pero que han ido ganando adeptos entre la ciudadanía, atraída por el populismo de las mismas ante los actos que algunos metahumanos perpetran sin que las fuerzas de la ley, salvo otros metahumanos, logre poner orden.

Por su parte, Leonardo Dominguez destaca en medio de este grupo de corte político-militar. Es un empresario, un filántropo, alguien con mucho dinero que posee todo un holding empresarial, un gran poder en la sombra con una basta red de influencias. Las malas lenguas dicen que tiene un pasado criminal, pero nadie ha podido sacarlo a la luz, y su expediente policial está limpio según dicen. También se dedica a temas sociales, participando en actos sociales de recaudamiento de fondos, e incluso habiendo fundado su propia fundación social para la reinserción de metahumanos. De hecho, Bartomeu y él tuvieron sus más y sus menos hace unos años, cuando EHL promovió movilizaciones en contra de que la Fundación Lince Dorado tuviera su sede en la capital. ¿Cómo pueden estar juntos aquí?

Del resto no sabes gran cosa. El delegado del gobierno, un representante de la Casa Real... Políticos y gente de las altas esferas.

Cuando le das la mano a Leonardo Dominguez, te das cuenta de que algo queda adherido a tu guante. Una especie de tarjeta SIM, sobre una fina carcasa imantada, que se pega al metal de tu guante y va contigo. El empresario te guiña un ojo, antes de seguir saludando a los demás.

Efectivamente, caballeros, y señorita -Responde el comandante ante la apreciación de Igor- Hoy ha sido día de visita. Estas personalidades no han querido perderse su prueba final y, a pesar de que no haya podido concluirse por... problemas técnicos... -¿Problemas técnicos? Parece que ha sido algo más que eso...- ...han quedado gratamente impresionados con los resultados observados. Parece que están ustedes listos para afrontar su primera misión de campo, en cuanto llegue el momento. Ahora descansen, conózcanse un poco más como el equipo que van a formar, y estén listos para cuando se precise sus servicios.

¿Equipo? ¿Con estos? Eso sólo estaba abocado al fracaso. Miro la mano que me acaba de estrechar y cruzo los brazos de la enorme armadura... una posición nada cómoda... pero útil.

- Gracias señor. Es un honor y un privilegio.

Aquello era lo que debía contestar. Y ahora, nos habían dado permiso para retirarnos, así que hice una pequeña inclinación con la cabeza a modo de saludo y me dispuse a retirarme para quitarme el traje y darme una ducha... e investigar qué era aquella curiosa adquisición.

Entre todos los nombres hay dos que llaman mi atención por encima del resto, no conozco a ninguno personalmente pero si que oí hablar de ellos.

Cristobal Bartomeu, ese facha de mierda que no soporta los metahumanos. Supongo que se cansaron de odiar a los moros o a los negros y tenían que tomarla con otros...

Se me escapa una media sonrisa. ¿Que seré yo para él? No tengo poderes como otros, pero está claro que no me puedo deshacer de lo que me han metido en el cuerpo y he dejado de ser un humano normal. Supongo que no le guste mucho, pero a mi tampoco me gusta y aquí estamos los dos, así es la vida.

En la cárcel oí hablar de este tal Leonardo Dominguez. Un tío con mucho dinero, demasiado para tener las manos limpias con tanto negocio, o al menos eso decían, pero nunca encontraron nada, quizás ni buscaran, el tío tiene muchas influencias.

Es extraño verlos a los dos juntos allí, Leonardo Dominguez es famoso, entre otras cosas por su fundación para ayudar a los metahumanos, Lince Dorado, y me consta que Cristobal y él tuvieron sus más y sus menos en el pasado con ese tema.

Y ahora están aquí los dos juntos. Bueno, yo también estoy aquí junto a Vicky, claro que a mi no me queda otra, quizás a ellos tampoco.

El comandante toma la palabra, le gusta llevar las conversaciones y parece que el grupo está bastante controlado bajo su tutela. Desde luego no hace falta ser muy listo para saber quienes estaban detrás de las cámaras de los drones.

Problemas técnicos... ¡Y una mierda! Alguien os fastidió vuestra pequeña fiesta, pero justo a tiempo, esos dos sintéticos no tenían muchas ganas de hacer amistad conmigo.

Supongo que me quedará la duda si hubiera sido capaz de reventarlos, pero no es que me importe, yo sigo vivo y ellos... Y ellos tienen unos hermosos agujeros de regalo, espero que les guste, aunque eso si que hubiera estado bien que pudieran haberlo visto.
Y llega el momento tan esperado... parece que oficialmente formo parte del ejército o lo que narices sea esto, Solchaga ya habla de "la primera misión de campo" y supongo que no se refiere a ninguna excursión por un prado lleno de margaritas. ¡Y lo mejor de todo! ¡Seremos un equipo! ¿Eso significa que ya no voy a vivir solo en el pabellón? Ni siquiera se de donde han salido los otros, o quizás yo sea el único que tiene que quedarse aquí "en el hotel" como me gusta llamarlo.
La lástima es que mi nuevo amigo y compañero Óscar ya ha expresado todo lo que yo siento, supongo que tendré que intentar ser algo más imaginativo con el Comandante y sus amigos.

-Un equipo de Champions, Comandante. Tenemos al entrenador capullo, al central rompepiernas, a la marimacho y bueno... siempre tiene que haber uno guapo que haga de estrella, supongo que me toca a mi. Me aguanto la risa. Ya somos como viejos amigos, sí. Encantado de conocerles señores. Por alguna razón mis palabras no me suenan muy convincentes, pero acaban de intentar matarme y no tengo muchas ganas de disimular la alegría que siento con eso y con mi reencuentro con Vicky, tampoco con las noticias de más cosas así en el futuro, parece que mi libertad me va a salir muy cara. Me doy media vuelta y sigo en pos de Óscar. Espero que las duchas no sean comunes y mixtas, soy algo tímido. Ni siquiera intento que mi comentario no llegue a oídos de todos los presentes y por supuesto lo hago en tono de broma. Tras años en la cárcel uno se acostumbra a compartir la ducha con todo tipo de gente.

Pero con Vicky... ¡Manda cojones! Años soñando en salir y ducharme con una tía y tiene que ser con ella...

Y finalmente se confirmaban mis sospechas, las pruebas terminaban y pasábamos a la acción. Lo que no terminaba de convercerme (dejando de lado a uno de los integrantes de nuestro "equipo") era aquella asociación de política y economía representada por Bartomeu y Domínguez. Aunque aquello daba pistas sobre lo que ibamos a tener que hacer, probablemente alguna actuación en contra de colectivos mutantes para cosechar unos cuantos votos.

"El trabajo es trabajo, al fin y al cabo" - pensé.

Allí no cabía ideología alguna que no fuera la que dictaba el Cuerpo, que no era otra cosa que una manifestación de las necesitdades del Estado. Habría deseado protestar sobre los antecendentes de uno de los miembros del grupo pero decidí no hacerlo y recurrí a toda la disciplina que nos habían inculcado en la academia.

Sin embargo, había algo que si me inquietaba, y era que necesitaríamos un líder en el grupo. Tenía claro quién no podía ser ese líder y, a la vez, me sentía más que capacitada para desempeñar ese papel. Pero sabía que si yo lideraba el grupo el tarugo de Igor sería como un maldito grano en el culo, por lo que no estaba nada convencida.

"Será mejor conocer al otro, espero que no sea otro convicto..." - pensé.

- A sus órdenes, mi Comandante - respondí... ¿Qué otra cosa podía decir?.

Un soldado no tarda en situarse frente a vosotros, poniéndose firme y saludando convenientemente. Se presenta como el cabo encargado de guiaros hasta vuestros barracones y os pide que le sigáis. Recorréis tras él un largo camino por distintos corredores de las instalaciones, cruzándoos con diferentes grupos de soldados y civiles vestidos con uniformes médicos, científicos y de operarios. Todos ellos dedican al menos un instante a detenerse y veros pasar, con gran atención y expresiones de asombro, sorpresa, orgullo e incluso unos pocos de desprecio.

Finalmente, el cabo os deja ante la puerta de unas dependencias, invitándoos a entrar. Al hacerlo, descubrís una amplia sala de descanso, con varios sofás, una televisión colgada de la pared, una mesa con un ordenador de sobremesa, y una pequeña cocina con todo lo necesario para picar algo. Varias puertas dan acceso a tres habitaciones individuales y un cuarto de baño, todo ello no excesivamente lujoso, más bien austero, pero muchísimo mejor que las condiciones que habéis estado disfrutando hasta el momento.

El cabo os indica que debéis esperar instrucciones en esas dependencias, y sale cerrando la puerta tras de sí.

Sigo sin acostumbrarme a este ambiente militar y tengo que hacer esfuerzos para mantener un cierto orden o al menos cierta compostura cuando uno de ellos me saluda, a duras penas distingo las graduaciones, por fortuna con el saludo marcial siempre suelen acompañar el rango. No se si un cabo es un soldado muy importante, pero de todas formas tampoco me importa mucho, solo se trata de seguirlo hasta donde nos quiera llevar, al menos eso no me supone ningún problema.
Supongo que tras lo de antes los tres formamos parte de lo que Solchaga llamó Fuerza de Control y me he convertido en algo parecido a un militar, la verdad es que desde que llegué aquí las explicaciones fueron bastante pocas, solo promesas de una vida mejor que la que llevaba en prisión.

Espero que alguien nos explique bien que hacemos aquí a parte de disparar a robots, a los militares les gusta demasiado el misterio.

No se si el cabo está regresando por el mismo camino, demasiados pasillos y puertas para recordar todo, pero lo que me queda claro es que en este sitio hay un montón de gente trabajando y no solo militares. Está claro que no pasamos desapercibidos para nadie y todos parecen contemplarnos con curiosidad, no puedo evitar intentar reconocer algún rostro entre los médicos y los científicos.

¿Cuantos habrán colaborado para convertirme en esto?

Quizás nosotros tres tan solo seamos una pequeña parte de todo lo que se planifica aquí dentro, a pesar de toda la tecnología y operaciones que llevo encima no me considero algo demasiado importante, acaban de intentar freirme a tiros hace unos minutos solo, quizás si yo hubiera acabado con un agujero en el cuerpo sería uno de esos sintéticos el que me sustituiría en estos momentos.
El cabo se detiene ante una puerta, parece que llegamos a nuestro destino, y con tan solo abrirla me doy cuenta que ese lugar es bastante distinto al que me habían tenido hasta entonces.

Vaya... parece que acabo de ascender.

En otras circunstancias dejaría pasar a cualquier mujer antes de entrar en una habitación, eso es lo que haría un caballero, pero no es necesario ser caballeroso cuando no hay señoritas presentes así que entro y contemplo todo.

-¡Fiiiiiiiiuuuuuuu! Un silbido de admiración sale de mis labios.

Sofás, televisión, ordenador, cocina (con comida ya preparada además), creo que este sitio me gusta mucho más que el anterior, no puedo evitar sonreir satisfecho, es la primera vez desde que me sacaron de la cárcel que siento que mi vida ha podido mejorar algo.
Me muevo por la sala para mirarlo todo más de cerca y sobre todo por la curiosidad de saber que hay detrás de los cuatro huecos que veo. Un baño y tres habitaciones, no son de un hotel de cinco estrellas pero desde luego no me voy a quejar.

-Ok, aquí estaremos cabo. Respondo ante la advertencia de esperar instrucciones allí dentro, además parece que, si las matemáticas no me fallan, todos los inquilinos hemos llegado. Creo que estamos todos.

Aquella fue una sentencia terrible, pues significaba que, al menos de momento, tendría que seguir viendo a Vicky, incluso viviendo con ella. ¿Eso iba a ser así para siempre? ¿Era solo algo temporal? ¿Me dejarían jubilarme o tendría que seguir con aquellos dos hasta que me muriese? Con pruebas como las de hoy al menos sabía que moriría pronto, un impacto como el que se había llevado Óscar a mi me habría partido en dos seguramente. Menuda mierda, sabía que Solchaga era un cabrón, pero esto era un golpe bajo, si no de él, de alguien.

-Óscar, ¿Alguna preferencia con las habitaciones? Yo si tenía una, la más alejada a la de Vicky, solo esperaba que no se metiera en la del medio, aunque la habitación más cercana al baño tenía todas las papeletas para ser escogida por ella. Y solo hay un baño... ¿Quien se duchará antes? Los baños y Vicky me traían demasiados recuerdos desagradables y hacerme a la idea de que tendría que convivir con ella a la fuerza hace que necesite sacar algo de la rabia que llevo dentro. Espero que nadie haya dejado ninguna sorpresa en la cisterna. Esta vez miro fijamente a Vicky, a pesar de todo lo que pasó no me siento avergonzado, pero sigo necesitando justicia a pesar de que nunca recuperaré todo lo que perdí en estos años.

Entro en la habitación agachándome un poco. Todavía tengo que quitarme esta armadura. Aunque antes tengo otras cosas que hacer. Observo despacio el sitio. Parece que nos van a cuidar bastante. Con lo que cuestan los cacharros que llevamos puestos, intuyo que este "lujo" son sólo unas migajas del presupuesto. Miro las tres habitaciones. Al menos sabemos que somos todo el equipo. Y por lo poco que he podido ver durante la demostración, no vamos a necesitar mucho más.

Me encojo de hombros ante la pregunta de Igor. Aunque con la armadura puesta el movimiento queda mucho menos suave y escucho el sonido mecánico de los servos al subir y bajar los hombros. Ahora con el silencio tras el combate, todo me parece mucho más ruidoso.

- Me vale cualquiera. - Habría que ser ciego para no haberse dado cuenta de la tensión entre estos dos. Así que decido echar una mano al buen ambiente. - La del medio si os parece bien. Supongo que podemos dejar la más cercana al baño a la señorita... o señora.

Tampoco tenía muy claro cómo dirigirme a ella. En cualquier caso, me dirigí a la mesa de la cocina, donde apoyé los guantes para tener más comodidad, e intenté meter en los sistemas de comunicación la tarjeta SIM que me habían entregado.

- ¿Es que siempre tienes que estar haciendo el idiota? - le dije al tarugo de Igor, que no había cambiado un ápice.

Tras un suspiro que pretendía contener el odio que me generaba aquella persona, traté de centrarme en la situación... ¿A quién le importaba una habitación u otra? La cosa no empezaba nada bien...

"Vamos, Vicky, olvídate de ese gilipollas, dedicate a tu trabajo que es para lo que has venido - pensaba, tratando de autoconvencerme.- Además, con lo idiota que es seguro que la caga y le vuelven a meter en la cárcel, de dónde no debió salir nunca"

Aquel mantra me devolvió un poco la confianza en mi misma y apartó, al menos por un rato, mis profundas ganas de matar al imbécil de Igor. Y cuando pensaba que todo iba bien, entró en escena el tercero en discordia...

- Señorita - dije secamente.- Victoria Vega de la Policía Nacional... y si a los señores no les importa - dije con incontrolable sarcasmo.- me retiraré a mis aposentos...

Y acto seguido les di la espalda y entré en la habitación que estaba más cerca del baño, cerrando la puerta de un portazo y dando a entender que no quería que me molestaran.

No puedo evitar sentir cierta satisfacción al escuchar a Óscar decir que ocupará la habitación del medio y además asignar a Vicky la otra, así tampoco cabría la posibilidad de ninguna estúpida discusión, aunque no pensaba decir nada y simplemente esperar a que ella escogiera una para adjudicarse la que quedara.

-Bien pues yo me quedo con esta entonces. Digo señalando la habitación que queda e intentando reprimir la risa cuando Óscar termina de hablar. ¿Señora o señorita? ¡Menuda gracia! A decir verdad no me había planteado hasta entonces que Vicky hubiera rehecho su vida y se hubiera casado, no es que me importara, pero sentía curiosidad.

Me limito a sonreír sarcásticamente a Vicky mientras llevo un par de dedos a la frente y le hago una especie de saludo de despedida, hay cosas que nunca cambian y el humor de Vicky es una de ellas.

Señorita... No me extraña, si va deteniendo a sus novios cuando se cansa de ellos... Con un: No eres tu, soy yo, me hubiera conformado.

Y mientras la princesa se retira a sus aposentos me acerco a la cocina y comienzo a picar de las cosas que hay preparadas por allí mientras Óscar intentaba hacer algo tras quitarse los guantes.

-No te preocupes, es siempre así, seguro que contigo no tiene ningún problema, es solo que no creo que ninguno esperara encontrarse con el otro y mucho menos aquí. Me siento en una de las sillas de la cocina mientras me como un troz de pan con queso y miro a Óscar, parece que voy a tener que convivir con este tipo durante un tiempo, puede que mucho, así que prefiero dejar las cosas claras desde el principio. No hace falta que te diga que la señorita Victoria Vega policía nacional y yo nos conocemos. Fuimos pareja, hace años, bastante tiempo, lo suficiente para pensar en vivir juntos y dar "el gran paso". Marco unas comillas imaginarias en el aire. Se que a Óscar seguramente le importará un carajo mi vida, pero como tarde o temprano se acabará enterando, prefiero ser yo quien le de mi versión de la historia, después como buen guardia civil creerá a la señorita Victoria Vega policía nacional. No te voy a aburrir con detalles, así que un día, antes de salir a trabajar me reventaron la puerta de casa nuestra amiga la señorita Victoria Vega Policía Nacional -tenía que admitir que añadirle el nombre y los dos apellidos nuevos me resultaba gracioso- y unos cuantos amigos suyos, me tiraron al suelo, me esposaron y sin que me diera tiempo a reaccionar de lo alucinado que estaba, alguien "sacó" -el gesto de las comillas en el aire era muy socorrido para el sarcasmo- una bolsa de droga de mi cisterna. Dejo que Óscar procese toda la historia durante unos segundos antes de concluir, prometí que no me enrollaría y no pienso hacerlo. Después de eso me pasé el resto del tiempo en la cárcel hasta que decidieron soltarme a cambio de experimentar conmigo un rato. Le enseño a Óscar los implantes que llevo por el cuerpo. ¿Tú también llevas? Y... bueno, ahora se supone que tengo que hacer equipo contigo y con la señorita Victoria Vega Policía Nacional, para salvar España y todas esas cosas de militares, esa parte no la tengo muy clara, pero es mejor que estar en la trena. Miro fijamente a la puerta cerrada de Vicky. O casi...

Sigo comiendo tranquilamente, como si tan solo hubiera hablado del partido del domingo o si nada de lo que hubiera dicho tuviera importancia. En realidad ya casi no la tiene, a los únicos a los que les habría importado ya no están, pero sigo decidido a seguir hasta el final.

-Espero que no te moleste formar equipo con un ex convicto, ya has visto que a nuestra compañera sí, te aseguro que cuando se me conoce no soy tan mal tipo. Bueno, aclarado todo el asunto, o al menos por mi parte, será mejor centrarse en el presente y dejar el pasado, hay cosas que no se pueden cambiar y que arrastraremos toda la vida. ¿Vas a tardar mucho con eso? Te lo digo porque si fuera tu aprovecharía a ducharme antes de que la princesa salga de sus aposentos y conquiste el baño, entonces olvídate.

La reacción de Victoria me parece exagerada. Pero no me molesto en cuestionarla. Estará en "esos días". O habrá algo más que no logro comprender. Y la respuesta a mis dudas no tarda en llegar. Escucho toda la historia de labios de Igor, en silencio, mientras sigo peleando con los sistemas de comunicación.

- No me corresponde a mí cuestionar el por qué estás aquí. El mando te considera apto para formar parte del equipo. En combate has cumplido con tu parte. - Vuelvo a encogerme de hombros debajo de la armadura. - Por mí todo correcto. Lo único que espero - y en este momento alzo un poco más la voz, por si Victoria no me estaba escuchando - es que vuestra historia personal no afecte a la misión. Me importa poco cómo lo hagáis, pero necesito saber que cuento con dos compañeros más. Y creo que cuando haya fuego real de por medio, todos merecemos eso.

Quizá la charla haya sonado demasiado seria. Pero creo que hace falta dejar las cosas claras. No siempre serán droides de entrenamiento. Y si no hay cohesión, vamos a acabar muy mal. Vuelvo a mi tarea con la SIM.

- Por cierto, ¿tú sabes algo de ordenadores?