Partida Rol por web

- Me imporrta una birrra agrria lo que ella considerre su derrecho.

Espetó realmente fastidiado, alzó el escudo para ajustarlo y aferró con sus sólidos dedos el mástil de su hacha, desenvainandola del cinto con el ceño fruncido.

- Si querreis pasar por encima de mi cadaver, hacedlo, perro morrirré sabiendo que he luchado por la justicia de nuestrra comunidad y no guiado por preceptos malignos.

Que la maga se pusiera de parte de Payne sólo le hizo levantar aún más sospechas.

- Las jovencitas están sufrriendo quien sabe que males en la soledad de este cubil nauseabundo - escupió con asco - y solo pensais en hacer pagarr a todos los inconscientes que se crruzan en nuestrro camino.

Payne tiene una deuda con nosotrros mayor que la que paga guiándonos. Perro no es suficientemente honorrable parra reconocerlo. - criticó ante su alzamiento a favor de tomar el mando tan pronto en aquel templo.

- rápida la irra que os mueve, como vuestro diestro brrazo y vuestras decisiones - explicó más sereno de lo que podría haber parecido en un principio - y os lleva a abrazar el mal que combatis.

¡Os entiendo! - les dijo a todos - quien lucha contra demonios debe cuidar de no convertirrse en uno.

No dejeis que esta bruma infecta de muerte, sangre y dolor os afecte. - Les hablaba como si entendiese que el demonio de la señora del látigo estuviese tratando de manipularlos.

- O vuestra justicia en aparriencia purra sólo alimentarrá el estómago sin fondo de ese demonio.

No le demos más sacrrificios por hoy. - se defendió, no quería luchar contra ellos - dejemos hablar a la muchacha. - se refirrió a la semidrow. - Y concedamosle un trrato justo hasta que pueda irse de este mundo en paz.

Habiendo librrado a este templo del demonio que os atormenta.

Asintió en una posición defensiva. no atacaría, pero protegerría a los indefensos a toda costa, por terribles que fueran sus crímenes.

¡Tendrrán un juicio justo! Se emperraba el enano. mientras sea posible...

Ánder aguantó la mirada de Payne sin dudar. Y se puso del lado del enano. 

-Vuelves a llamarla "Falsa Loviatarita" pero sólo tenemos tu palabra... ¡Comprobémoslo! Dale un símbolo sagrado a la semidrow y veamos si puede pronunciar un conjuro. Si es una "Falsa" si es una "mentirosa", si se ha aliado con diablos, no podrá utilizarlo para nada. Pero si vuestra diosa está todavía con ella tu palabras están vacías. Payne. 

-¿O tienes miedo a tener que tragarte tus palabras? Yo puedo tener que tragarme las mías y te permitiré efectuar tu justicia y tu castigo siempre que me demuestres que es correcto.

—No he dicho lo que "ella" considere su derecho—suspiró Kayle al cielo—. He dicho que en primer lugar contra quien atentaron fue contra este templo y por lo tanto tienen el mismo derecho que Nesmé a hacer algo.

La maga sacudió la cabeza ante la rotundidad de Payne.

—No, no, no—empezó a decir—. Nada de pasar por encima del cadáver del enano...

El comentario sobre el esclavista la hizo callarse y dudar. ¿Realmente podía hacer eso? ¿Podía encontrarlo?... Pero entonces enano en cuestión habló, y el intento de diálogo se hizo pedazos.

—¡¿P-Pero y tú qué sabrás lo que es sufrir males en la soledad encerrado entre barrotes sin ni si quiera poder ver el cielo, ni correr, ni volar?!—gruñó dándose repentinamente. Céfiro se tapó los pequeños ojillos con sus manitas brumosas y suspiró negando con la cabeza como el jugador de naipes que está haciendo un castillo, coloca mal uno, y se resigna a contemplar con impotencia que no puede hacer nada por evitar que se le caiga todo —. ¿Acabo de decir que sacarlas de ahí es precisamente lo que más importa y me echan en cara que quien "sólo piensa en hacer pagar" soy yo? Primero querías dejar a Payne ahí fuera que se ofrecía a ayudarnos y ahora defendemos a capa y espada a dos monstruos que se alían con demonios y esclavistas, ¡no hay quien lo entienda!

La brisa que siempre rodeaba a la genasí silbó un poco convertida en un viento racheado.

—¿Y qué cuernos es eso dela ira que nos mueve? ¡Qué sabrás tú de cómo soy!—añadió la entre jadeos—. ¡Si eres el primero que juzga a la gente por su apariencia o por lo que es! ¿T-Te gustaría a ti que te llamase "borracho enlatado" o algo así? ¿No? ¡Pues yo también tengo nombre!

Kayle torció el gesto, como si se sintiera realmente mal después de haber dicho eso. Pero entonces apretó los dientes y se llevó una mano al cinturón.

—Vale. Se acabó—zanjó sacó una daga que llevaba y miró a Miz'ri con el ceño fruncido—. Si sangre es lo que hace falta para acabar con esto, sangre habrá.

Y cogió y se cortó la palma de su propia mano.

—¡Kayle!—gritó el pequeño elemental alarmado, agitando los bracitos—. ¡Por todos los cirros! ¿Te has vuelto loca?

Tenía cierto sentido; una de las cosas más importantes para un lanzador de conjuros, eran sus manos.

La maga ahogó un quejido y apretó el puño ensangrentado encima de la cajita que sostenía Tabin, con lo que primero un pequeño chorro y luego varias gotas de sangre gotearon por los agujeros. Tal y como había dicho Miz'ri, ésta se abrió y dentro estaba el silbato de marras.

—Fin del problema. Podéis seguir discutiendo—gruñó cogiéndolo—. Pero yo me voy a sacar de ahí a esas niñas.

Guardó la daga, dio dos zancadas para irse pero se detuvo, se dio la vuelta y señaló.

—Al que le importe lo más mínimo, le vuelvo a repetir: Hay dos opciones, las dos son horribles. Que piense en las consecuencias de cada una y cuál de las dos es el mal menor—dijo—. Y el que no, que siga discutiendo, hablando de justicia y regodeándose en su moralidad superior. ¡Pero como les pase algo por culpa de esto vais a ser VOSOTROS los que le expliquéis a sus madres que les pasó algo a sus niñas porque os dio por defender a quienes las habían secuestrado! ¡A ver qué os dicen!

Céfiro fue a decir algo pero Kayle pareció literalmente leerle el pensamiento porque lo cogió de la capucha y lo echó a un lado (aunque obviamente se quedó flotando)

—¡Lo mismo va por ti!

—Pero Kayle... —gimió el Familiar convirtiéndose en un pequeño nubarroncillo gris, eco de su plomizo humor. Se volvió hacia Glimgmar y agitó los bracitos arriba y abajo—. ¡Aaahh! ¡Maldita sea, ser enano! ¿Por qué has tenido que mencionarlo de esa manera?

Lo cierto es que trataba de manifestar su frustración pero como era tan pequeño era hasta casi gracioso verlo hacer eso. No obstante, salió enseguida disparado detrás de Kayle. Como si tuviera miedo de quedarse sólo, sin la protección que le confería estar junto a la maga.

Perdonad el spam... no lo haré más veces pero es que "llevando a dos" en esta situación no he tenido otra forma Nu me peguéis.

Y perdonar que mi pj se mosquee así, pero es que la están pinchando por dónde pica...

PD: Técnicamente Kayle se está yendo hacia la puerta. Tampoco quiero tomarme muchas licencias sin el permiso del DM y largarme sin más (aunque la risa es que la que tenía los Símbolos Sagrados soy yo)

Payne pareció dejar el enano por imposible, pero puso los ojos en blanco ante lo que proponía el paladín.

—¡Eres un ignorante, Ánder! Que pueda lanzar conjuros con un símbolo en la mano no es indicativo de nada. Otra deidad podría estar interfiriendo y concediéndole sus poderes. Especialmente porque estamos hablando de un demonio deberíamos...

Sus palabras fueron interrumpidas cuando el enorme símbolo de Loviatar del suelo se cubrió con un fulgor rojizo, al principio tenue, pero que fue cobrando intensidad. Un escalofrío os recorrió la columna vertebral mientras las motas de luz se agrupaban formando una enorme figura acorazada. Se os erizó el velo de los brazos, y empezasteis a sentir una comezón por toda la piel que pronto creció hasta convertirse en un dolor semejante al que sentiríais si os echaran aceite hirviendo en la carne desnuda... aunque vuestra carne permanecía intacta.

Vuestros gritos formaron un coro de bienvenida a una mujer que parecía de otro mundo. Se movió en derredor con la coordinación y agilidad de una bailarina, pese a que debía medir más de dos metros y medio. Lucía una armadura negra y erizada de púas, jalonada por una serie de runas que emitían un resplandor rojizo. La armadura sugería los abultados músculos de su sólido cuerpo, pero la única parte al descubierto era el rostro. Era una rostro cubierto por intricados tatuajes rúnicos, contraído en un gesto cruel. En la mano empuñaba un látigo de nueve colas erizadas de púas.

—Creo que yo soy la más indicada para arrojar luz sobre este asunto —dijo con una voz que resultaba tan desagradable a los oídos como el rallar del acero contra la piedra—. Pero antes permitidme felicitaros, mortales. Ha sido muy divertido observaros llegar hasta aquí.

Podéis tirar un dado de 20 si queréis. Si sacáis un 20 natural, podéis resistir lo suficiente como para no gritar y retorceros cuando aparece Loviatar.

Enhorabuena, Puck. ¿Querías confirmación divina? Aquí la tienes xD.

Me encaré con Payne. Hablando a la vez que ella en una discusión acalorada. -¿Acaso podría lanzar conjuros usando el símbolo sagrado del Loviatar en un templo de Lov...?- No compartía la misma idea de Payne de la manera de lanzar conjuros procedentes de los dioses...

Y entonces claro... el dolor.

El dolor que embargó mi cuerpo cuando aquel "ser" apareció. Y acabé en el suelo babeando y chillando como una babosa, con su aura entrando por todos mis sentidos y haciendo que me sobrecargara hasta casi vomitar todo lo que había tomado.

Lady Loviatar. Ahora si que estamos jodidos.-Alcancé a pensar entre espasmos.

Kayle sólo pudo dar dos pasos, al tercero se le doblaron las rodillas mientras soltaba un alarido tan penetrante que casi parecía que alguien acabase de atravesarla con una lanza invisible que además estuviese al rojo vivo.

La genasí se cayó al suelo de bruces retorciéndose como si estuviera ensartada en dicha lanza y tratara de soltarse. Al escuchar los gritos de sus compañeros, se tapó los oídos y apretó los dientes con muchísima fuerza. Tenía la sensación de que hasta el aire le faltase.

Una parte de su cabeza atinó a decirle que había alguien nuevo en la habitación y que ese alguien en cuestión era Loviatar en persona. Kayle podía tenerle respeto (al margen de pertenecer al panteón de la luz o de las tinieblas, era una diosa) pero no le tenía miedo... porque simplemente o los mataba a todos o no lo hacía. Punto. Y no había nada que ninguno de ellos pudiera hacer para evitar ni una cosa ni la otra ¿Qué sentido tenía entonces asustarse?

Sin embargo, cuando el tormento cesó, la maga permaneció tirada de costado, temblando entre jadeos y cogiéndose la cabeza con la expresión desencajada, como si acabase de ver un fantasma o algo así. Tenía los ojos clavados en el suelo.

"... Otra vez no... otra vez no... otra vez no... ¡Otra vez no!".

Céfiro a penas se atrevía a asomar los ojitos escondido entre el cuello de la capa y la ondulante melena blanca de su compañera.

Tabin se retorcía de dolor, Miz'ri se agarraba los costados como si fuese a explotar desde dentro y las Arrodilladas boqueaban sin oxígeno. Payne trató de levantarse trabajosamente.

—¡Mi Señora! Es un honor... —dijo en un tono de voz tembloroso y apenas audible.

Loviatar la interrumpió levantando una mano en un ademán imperativo. Payne cerró la boca como por ensalmo.

—Sí, mortal —dijo dirigiéndose a Ánder—. ¿Por qué iba a dejar yo que lanzaran conjuros en mi nombre?

Soltó una risita desagradable.

—Oooh... subestimas el poder del aburrimiento de los dioses. La eternidad es verdaderamente tediosa, ¿qué son un par de días en una existencia que se mide en milenios? —se acercó a Miz'ri contoneando las caderas y le cogió la cara entre sus guanteletes erizados para que la mirara a los ojos—. Ha sido realmente delicioso observar el sufrimiento de esta mortal. Dividida entre traicionar a su diosa y matar a su amante...

Esbozó una sonrisa cruel y la semidrow cerró los ojos y empezó a chillar y a retorcerse, aunque no había daño aparente.

—Obviamente eligió mal. Me falló y pagará por ello —abrió la presa de hierro de su guantelete y Miz'ri cayó al suelo como un muñeco de trapo. Empezó a llorar, pero Loviatar la ignoró y se fue hacia Payne —. No se puede servir a un Dios cuando se tienen tantas cosas dentro. Una copa llena de agua no puede aceptar el más exquisito de los néctares. Pero tú mortal... tú eres distinta a ella, distinta a todas ¿verdad? Tu copa está vacía, lista para ser colmada de bendiciones.

El dedo acorazado de Loviatar acarició la mejilla de Payne.

—O casi —suspiró—. Dentro de las limitaciones mortales estás destinada para la grandeza. ¿Qué cosas no podrías hacer si enterraras ese último pequeño resquicio que te queda, me pregunto?

—Estoy honrada de serviros.

—Por supuesto que lo estás. Las ejecutarás a las dos y tomarás el mando. Y veremos qué te depara el destino —giró sobre sus talones—. Y en cuanto a vosotros... habéis servido muy bien a mis intereses y a mi divertimento. Creo que el hecho de que incluso ahora penséis que no ha sido así lo hace aún más divertido. Sé recompensar a los que me sirven bien, aunque por supuesto, vosotros almas bondadosas no querréis los dones que os entregue. ¿Me equivoco?

 Su pierna se pinzó y sus brazos se entumecieron rígidos como los de un muerto. ¡¡¡Maldición!!! Pero no podía gritar más allá que al proferir un sonido de dolor y sorpresa: - ¡AAAHH!

 Más era una queja que la aceptación del dolor contra el que combatía. Pero pronto la realidad se hizo evidente. No tenía tiempo parra perderlo en brrujas bailarrinas, se sentía ahogarse. Sus dedos crispados crujían al intentar moverse y se los llevaba a la garganta como si se ahogase. Tosía perro no lo lograba. Ahora entendía de primerra mano lo que había sentido Horrenik, "el ruiseñor" al caer por error al río de lava que cruzaba los amplios vestíbulos de la mina. Las historrias contaban que no pudo hacer nada salvo hundirse...erra gracioso después de tantas generraciones, perro ahorra...ahorra entendía el verdaderro sufrimiento de un enano rodeado de lava consumiendo su esbelto y peludo cuerpo.

 Glimgmar se retorció lentamente, como si supiese que si se agitaba demasiado se le partiría el espinazo o se le caería un brazo. Ante el dolor los enanos se volvían roca, perro aquel no erra un dolor propio del combate o el esfuerzo, erra malvado, vil, dolor en estado purro.

 Cuando cedió, no lo hizo la sensación de estar chorreando lava, de descomponerse. glimgmar se miraba la armadura, más preocupado por ella y por su escudo en el suelo que por su propio cuerpo crepitante de sudor y calor magmático. Le extraño no tener quemaduras y sintió alivio después de aquella crueldad al ver su barba intacta y sin humear.

 Se giró, sin levantarse, se arrodilló y extendió la mano parra tomar el escudo, la otra buscarría el hacha mientras decía en voz alta.

 - ¿¡¡QUÉ CLASE DE BRRUJERRÍA ES ESTA!!? - que en la lengua común significaba algo así como, "Disculpad, ¿perro podríais explicarme que es lo que está ocurriendo, por favor?"

 Alzó la mirrada sin temer a aquella patilarga, más patilarga de lo que erra Ánder, y tragó saliba. Luego refunfuñó, siempre consciente del dolor que se extendía residual por todo su cuerpo. No quería volver a sentir algo así, perro...por otra parte, alguien con esa capacidad no puede ser bueno, y glimgmar tenía que tomar cartas en el asunto.

 - ¿Dones? - se atrevió - brrrrrfffff...

 No se trataba de mofa.

 - ¡Un enano jamás rechaza la ayuda cuando hay inocentes en peligrro! - y optó por no decir aquello de "¡incluso la ayuda de brrrrrrrujas como Payne o brrujas como Kayle!" porque no erra muy inteligente, perro si lo suficiente como parra marravillarse con aquel poder.

 Glimgmar no se corromperría, en ese mismo instante rezaba a Morradin parra que le diese fuerzas, parra luchar si aquel ser pretendía hacerle daño a las muchachas o hacerlo a través de Payne. ¡El no lo permitirría!

 Perro no había que ser tonto...la ayuda de los poderrosos siempre debía de ser bienvenida, aunque luego se usasen sus "dones" parra fines más purros de los que jamás serrían aquellos.

 Perro un enano tampoco se echa atrás aunque tenga que avanzar solo ante el abrigo de su propio escudo.

 dedujo entonces que se trataba de Loviatar y no empalideció, al contrarrio, la sangre flujó a sus mejillas. Hasta entonces la creía una brrrrrruja, perro ahorra...ahorra entendía...

 Apretó la fauces, como si se preparrase parra atacar, aunque no lo harría a pesar de haber recibido el primer golpe.

 Ahorra...ya no tenía potestad parra llevarlas a Nesmé...¿o si?

 Lo sopesarría mientras observaba.

 - ¡Además! - dijo expontaneamente - ¡no puede matarla! - no erra una defensa a la Señora del látigo, era una evidencia, Payne no tenía poder parra hacerlo, igual que ánder había sido incapaz. - ¡Tiene un demonio dentro! ¡brrrujerrría!

 sintió la lengua demasiado suelta, tanto que finalmente...

 - ¿¡Es esto justicia!? - aunque más parrecía una súplica después de tanto dolor.

Tabin intentó mantenerse entera a la llegada de Loviatar. Por un necio instante, creyó que su fe en Sune podría protegerla. Su hubris tuvo un duro castigo. Los ojos con los que había pretendido enfrentar a la diosa del dolor ardieron como si hubiese mirado al sol demasiado tiempo. Su cráneo empezó a rechinar de tal modo que Tabin creyó que alguien estaba afilándose las uñas en él. Las cicatrices parecieron reabrirse e infestarse de gusanos, y el sufrimiento hizo que cayese hacia delante y chillase enloquecida, mordiéndose la lengua hasta sangrar sin ni siquiera darse cuenta.

Tirada de costado en la fría piedra y sollozando, observó cómo la diosa recompensaba la lealtad de Payne y se encaraba a ellos para proponerles algo. Tabin se apoyó en el codo y buscó a Ulfe a su lado. Le apretó la mano. Luego volvió a mirar a la diosa y escupió un hilo de saliva sanguinolento.

-¿Qué puedes darnos tú más que dolor y sufrimiento? -La semielfa estaba aterrada ante el mismo hecho de poder hablarle así a un dios, sobre todo a una diosa maligna y cruel, pero el odio pudo sobre la prudencia-. ¡No necesito ni quiero nada tuyo!

A duras penas, Ánder se irguió, una vez la diosa les permitió dejar de retorcerse en el suelo.

-Lady Loviatar, debo rechazar su ofrecimiento. No seríamos mejores que esas dos almas perdidas si abandonáramos nuestro amor por nuestro Dios por otro. Si aceptáramos otras "bendiciones" o poderes. 

Roazranne está fuera de mi alcance porque no puede escucharme pero quizá la semidrow...

-Solo ruego que en éstos últimos momentos, las dos almas que Payne va a mandar al otro lado, puedan arrepentirse del sufrimiento que han causado, y algún otro dios escuche su ruego, para que así no acaben en el muro de los sin-dios o torturadas en el infierno.

-Si nos disculpáis, Lady Loviatar, debemos abandonar vuestra augusta presencia.-Ánder envainó su espadón.- Para nada servía ahí.-Debemos seguir con nuestros asuntos de mortales. Para vos pueden ser solo un divertimento, pero para muchos de nosotros son lo más importante de nuestras vidas.

-Payne puede perfectamente cumplir vuestras órdenes y reconsagrar vuestro templo aquí. Con las aprendizas.

El destino de las dos mujeres estaba sellado, así que Ánder trató de ver si alguno de sus compañeros necesitaba ayuda para levantarse y les hizo gestos para abandonar la sala.

Antes de que cualquiera de ellos enfade a Loviatar y acabe muerto.

Kayle logró reunir la suficiente fuerza en los brazos como para enderezarse sobre ellos aunque le temblaban visiblemente y seguía a medias tirada en el suelo. Levantó también la cabeza para mirar la escena. Estaba jadeando y no tenía ni idea de por qué.

—Sí puede... —masculló con voz rasposa (debido al grito de antes) en respuesta a las palabras del enano—. Si usa la daga de plata, puede matarla.

Se humedeció los labios y carraspeó tratando de aclararse la voz. Suspiró hondo y de nuevo dejó caer la cabeza como si le pesara cuatro kilos de más. Aunque no era un gesto de dolor ni nada por el estilo, era algo que había hecho precisamente para que no se le viera el rostro.

La voz de Glimgmar le había roto el corazón. Ella misma había puesto su voz a esas mismas palabras mucho tiempo atrás... y los sollozos de Miz'ri no ayudaban a olvidarlo.

"Maldita sea... ".

Se quedó sentada de lado sobre el suelo, obligándose así a no usar las manos para taparse los oídos otra vez (so pena de caerse) La necesidad de hacerlo le atenazaba la garganta como la mano huesuda y fría de un antiguo fantasma...

Mientras sus compañeros contestaban, logró reunir de nuevo la fortaleza para controlar los temblores, calmar los resuellos y tratar de ignorar los gimoteos de la semidrow que se le clavaban en el alma como dolorosos anzuelos. Alzó de nuevo la cabeza y miró tanto a Ánder como a Tabin con una expresión indescifrable. No parecía tentada a decantarse a imitar ni la actitud desafiante de la sunita ni la actitud del paladín que, tras tanto reproche moral, ahora se le antojaba exageradamente obsequiosa.

Así que, para dar su respuesta, al final optó por la simpleza de la objetividad en su justa medida. Como hacía siempre. Desprecio, grandilocuencia, adulación, temor o cualquier otra cosa le pareció sencillamente innecesaria para ello.

—No, acertáis—corroboró mientras intentaba incorporarse con un gruñido, aunque sólo se quedó agazapada sobre una rodilla—. Como... bien habéis señalado, Doncella del Dolor, almas bondadosas como nosotros difícilmente podremos reconocer como "dones" aquello que nos entreguéis.

Aunque no comulgaba para nada con el dogma de una diosa maligna, no tenía razón para no respetar al menos su condición de divinidad así que su tono lo reflejaba. ¿A caso iba a importarle lo más mínimo a Loviatar que una mortal la insultara o se le mostrase rebelde? Kayle consideraba la posibilidad de hacerlo casi tan absurda como la de asustarse o echar a correr.